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Entre el pensar y el sentir. por Sora Jigoku

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Notas del fanfic:

¡Hi desu~~! Espero que sea de su agrado puesto que ha surgido de la nada y me ha encantado pensar en hacer algo de estos dos, son tan dinámicos que prácticamente la historia se está escribiendo por sí misma.

Capítulo basado [y ligeramente modificado] en el primer capítulo de la primera temporada “Estudio en rosa”.

Ahora unas pequeñas aclaraciones:

1.- Amo completamente los libros hechos por Sir Arthur Conan Doyle, mi madre solía leérmelos antes de dormir, por lo tanto algunas cosas las tomaré de los libros pero en su mayoría [Un 97%] será basado en la serie.

2.- Está de más decir, que nada de lo que abarca el mundo de Sherlock Holmes no me pertenece. Simplemente los estoy usando sin ningún fin, mucho menos lucrativo. Entretenimiento puro de fan para fans.

Dejando todo este tecnicismo claro, ¡Capítulo uno!

Capítulo 01: La enzima y el receptor.

“Una enzima es algo fascinante que todos tenemos en el cuerpo, es un catalizador de procesos metabólicos  que trabajan día a día…”

“Un infierno”

Así era como John Watson podía describir todo lo que había vivido en la guerra, tantas muertes y tanto dolor no podían, no debían ser posibles en la tierra y es por eso  que todas las noches pasaba lo mismo… El recuerdo se volvía una constante pesadilla que lo obligaba a volver al mundo real.

Pero, ¿Qué diferencia podía haber? Para nuestro doctor el mundo no tenía ni un minimo valor, todos los días eran simples rutinas que como en un ciclo se repetían una y otra vez.

Pero de alguna manera tenía que comenzar a vivir de nueva cuenta, debía encontrar algo que lo hiciese querer vivir de nuevo.

Tomo su ordenador del cajón, desde el momento en el que había vuelto de la guerra se había vuelto su único modo de “comunicación” con el mundo, después de su terapeuta claro.

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

– ¿Cómo va su blog? – Pregunto su terapeuta, tratando se hacer sentir mejor a John

– Bien – Respondió carraspeando un poco la garganta – Va muy bien

– ¿No has escrito nada? – Inquirió ante ese carraspeo nervioso

– ¿Acaba de anotar que tengo problemas de confianza? – Preguntó John alzando una ceja y en un modo notoriamente molesto.

– Y tú acabas de leer lo que escribí, ¿Ahora entiendes a lo que me refiero? – Acomodo su posición en la silla – John, eres un soldado, tardarás en acostumbrarte a la vida de civil y escribir en un blog de verdad podría ayudarte a superar lo que te paso.

– Nada malo paso – Y ahí estaba, la contundente negación que siempre le perseguía.

Las enzimas están en todas partes sin embargo una enzima por sí misma no puede causar ninguna reacción en particular”

Después de aquella “vigorizante” plática con su terapeuta John caminaba como de rutina por aquel parque que estaba cerca del lugar donde vivía, pensando en nada y todo a la vez

John… ¡John Watson! – Dijo una voz que le hizo detener su paso – Stanford… Mike… Mike Stanford – Repitió una vez que alcanzó al eludido, tratando de que le reconociera – Estuvimos juntos en…

Sí, lo siento – Extendió su mano y tomó la de su antiguo compañero.

Escuché que estabas fuera y te dispararon, ¿qué paso? – Con auténtica curiosidad.

Me dispararon – Sin quererlo realmente bajo la cabeza

Aunque esa pequeña confesión había sido un motivo suficiente para hacer que la conversación se cortara de golpe, por lo que ambos pensaron que lo mejor era ir por un café y hablar de otro asunto

Y… ¿Qué ha sido de ti? ¿Sigues en el mismo trabajo?

– Si, pero ahora soy maestro. Enseño a jóvenes como lo éramos nosotros y si me dejas aclarar… Los odio – Ese oportuno comentario había logrado que ambos rieran un poco, puesto que tenían muchos viejos recuerdos de esa época de la universidad – Así que ahora estás en la ciudad recuperándote – Insistió, tratando de seguir con el tema que originalmente quería le picaba la curiosidad

No estaría en Londres con una pensión militar – Respondió oscamente, puesto que no quería abordar ese tema con nadie, nadie. Pero como si fuera una ironía era lo que todo el mundo le preguntaba en cuanto le veía

Vaya, no eres el viejo John – Notando eso

Ya no soy ese John Watson – Aún molesto de aquel tema

Deberías conseguirte un compañero

– ¡Mike! ¿Quién me querría de compañero? – Alzó una ceja tratando de sonar serio, pero en lugar de eso unas pequeñas risas salieron del otro – ¿Qué?

– Eres la segunda persona que me dice eso hoy

– ¿Quién fue la primera?

–––––––––––––––––––––––––––––––––––––

“Un receptor es aquel que hace a las reacciones trabajar en el organismo, procesa la información y hace funcionar a los metabolismos”

Sherlock Holmes estaba revisando uno de los cadáveres que se encontraban en la morgue… Si, han leído bien, un cadáver. De alguna manera a Holmes le gustaban más los cadáveres que las personas.

¿Qué tan fresco? – Preguntó a una de las únicas personas que bien podía decir no le molestaban

Recién entrado, 67 causas de muerte naturales – Respondió mientras se acercaba un poco al hombre que le hacía compañía en la morgue – Trabajaba aquí, lo conocí… Era amable

– Bien, entonces… Iniciaremos con el jineteo del cuerpo – Dicho esto sonrió… Pero esa sonrisa no llego a sus ojos, puesto que sus sonrisas no solían ser auténticas: no había felicidad en ellas

Y así fue como Sherlock comenzó el jineteo, el cual constaba en golpear continuamente aquel cuerpo sin piedad alguna. De nueva cuenta han leído de una manera correcta, sin piedad alguna.

La vida de Holmes no había sido nunca fácil, feliz o bonita y haciendo eso podía sacar un poco de todo aquello de su cuerpo.

Mal día, ¿cierto? – Preguntó Molly con una sonrisa nerviosa en los labios – Escucha yo… Me preguntaba… Tal vez cuando termines…

– ¿Traes labial? No usabas labial – Comentó mientras escribía algo en la libreta, notando esa novedad en la chica

Yo… - Había olvidado que estaba con Sherlock-todo lo observo-Holmes – Lo refresqué esta mañana

– Lo siento, decías – Y volvió a escribir en su libreta

Me preguntaba si querías tomar un café – Ahí iba, de nueva a hacer un intento

Bueno… Dos de azúcar por favor, estaré arriba – Y ahí estaba de nuevo su elegante huida

Claro… - Y de nueva cuenta, había terminado en un rotundo fracaso. No podía evitar preguntarse si lo hacía apropósito o de verdad la rechazaba conscientemente

Sherlock estaba haciendo una muestra y analizaba las muestras con las que trabajaba, hasta que de pronto la puerta se abrió y ahí estaba un conocido, Mike… Pero, ¿Quién era la persona que estaba a su lado? Nunca lo había visto, se tomó la libertad de mirarlo de reojo por unos minutos para saber más de él.

–  Ah, un poco diferente a mis días – Comentó notado el equipo que estaba en ese lugar y sobre todo, notando a aquel hombre de aspecto serio y elegante que estaba entre el.

No tienes idea – Respondió Mike

Mike, ¿me prestas tu teléfono? No hay señal en el mío – Algo le hizo hablar, claro que su teléfono tenía señal pero… Su curiosidad estaba comenzando a despertarse como un elegante tigre blanco que abre sus ojos azules de manera recelosa observando el panorama detenidamente.

¿Y la línea local qué? – Preguntó pasando por alto aquello

Prefiero enviar un mensaje – Sin embargo sus ojos en ningún momento hicieron contacto con los dos hombres que estaban ahí

Lo siento, está en mi abrigo

– No… Ten, usa el mío – Se apresuró a decir Watson mientras sacaba su teléfono del bolsillo de su pantalón, sin apartar ni un momento la vista del misterioso hombre… Cuando dijo esas palabras el otro alzo la vista y sus ojos se encontraron por primera vez nunca había visto a nadie como él

“Una en enzima y un receptor  por sí mismos son completamente inútiles –por decirlo menos-“

Ah, gracias – Lo reconoció de manera inmediata… Lo miraba con curiosidad, por lo que su propia curiosidad se incrementó un poco más, se puso en pie y camino hacía el hombre que amablemente le había ofrecido ayuda sin que él lo pidiera… Algo nuevo, cabe agregar

Es un viejo amigo, John Watson

– ¿Afganistán o Irán? – Preguntó una vez que tuvo el teléfono en sus manos.

–  …  – Se giró a ver a su amigo con ojos interrogantes… ¿Le había contado a ese delicado hombre su estado? – ¿Qué cosa?

– ¿Dónde fue? ¿Afganistán o Irán? – Esta vez, se giró a mirarlo, directamente a los ojos… Como era muy peculiar costumbre

–  …  – Volvió a mirar al hombre de los lentes de manera interrogante… Pero este simplemente le respondió con una sonrisa traviesa, ¿Qué demonios estaba pasando ahí? – Eh, Afganistán – Ahora estaba un poco nervioso, ese tema era delicado – Oye, ¿Cómo lo…?

– ¡Ah! Molly – Le interrumpió cuando la chica entró en el lugar – Café, gracias – Volvió a dejar el teléfono en manos del doctor y tomo delicadamente el café – ¿Qué paso con el labial?

– No me sentí bien      

– ¿En serio? Creí que habías mejorado… Tu boca es muy pequeña – Respondió alejándose, volviendo al trabajo, ahora sabía lo que necesitaba del hombre desconocido y muy en contra de lo que pensaba en lugar de calmar su curiosidad solo se había incrementado… Aquel tigre blanco se ponía en pie, despertando como hacía tanto tiempo no lo hacía

Gracias… – Respondió desanimada

“Los receptores son muy curiosos y muy diferentes de las enzimas… Principalmente porque las enzimas pueden trabajar de una buena manera con más de un receptor… Pero los receptores solo aceptan una enzima”

¿Tu qué opinas sobre el violín? – ¿Cuándo había sido la última vez que había hecho una pregunta así? Directa y personal… No lo recordaba, pero ahora quería escuchar su opinión, ahora estaba interesado.

¿Qué cosa?

– Yo toco el violín cuando pienso… A veces no hablo en varios días… ¿Eso te molesta? Los compañeros potenciales deben saber lo peor de cada uno – Y ahí estaba de nuevo su sonrisa acostumbrada, aquella que no demostraba felicidad… Pero tenía algo diferente, mostraba interés

–  …  – De acuerdo, eso era el colmo – ¿Tú le platicaste sobre mí? – Preguntó, mejor dicho, recrimino a Mike

Ni una palabra – Respondió al momento

Entonces, ¿Quién comento algo sobre “compañeros”? – Ahora lo miró a él, aquel hombre del cual desconocía hasta el nombre.

Yo lo hice, le dije a Mike esta mañana que debo ser un hombre difícil para ser un compañero de cuarto – Comenzó a poner el abrigo sobre sus hombros mientras hablaba – Y aquí está después del almuerzo con un viejo amigo que veo que recién llega a casa del servicio militar en Afganistán– Y dicho esto comenzó a hacer el nudo a su bufanda – No fue difícil saberlo

– ¿Cómo supo lo de Afganistán?

– Ya vi un pequeño lugar en el centro de Londres – Tomó su teléfono propio y siguió con su camino – Juntos si podríamos pagarlo… Nos veremos mañana a las 7 en la noche – Le miro a los ojos de nueva cuenta, dándole a entender que no estaba jugando al respecto – Y lo siento pero deje a nuestro querido cadáver en la morgue – Eso había sido fácil… Ni una sola replica, como siempre

¿Y así será?

– ¿Así será qué? – Retrocedió y lo miro con atención.

¿Recién nos conocimos e iremos a ver un espacio? – Completamente incrédulo de aquello

¿Problema? – Una sonrisa traviesa se atravesó en sus labios, ¿Esa era su única queja?

– …  – No fue consiente del momento, pero aquella sonrisa también lo hizo sonreír de la misma manera – Usted y yo no nos conocemos, no sé dónde nos veremos… ¡Ni siquiera sé su nombre!

– Sé que eres médico del ejército y fuiste devuelto inválido desde Afganistán. Sé que tienes un hermano que está preocupado por ti pero no le pides ayuda porque ya no lo apruebas, posiblemente por ser alcohólico probablemente por el abandono de su esposa y también sé que tu terapeuta cree que tu cojera es psicosomática y es correcto según yo – Notó como la duda paseaba por aquellos ojos con mera satisfacción, de nueva cuenta había demostrado que sus talentos de observación eran contundentes – Suficiente para continuar, ¿no crees? – Y ahora que sabía no habría más reclamos continúo su camino para ver al “querido cadáver”

Por su parte Watson se quedó en su lugar, completamente inmovible… Sin poder creer lo que acaba de escuchar, puesto que había acertado en casi todo… ¿Cómo? Lo siguió viendo, hasta que el otro le respondió  la mirada y se detuvo

El nombre es Sherlock Holmes y la dirección es 221B de Baker Street– Y un acto completamente ajeno a él mismo, giño el ojo a John para entonces dirigirle un gesto de despedida a Mike

Sí – Entonces Mike miró a Watson – Siempre es así

Estaba jugando, ¿verdad? ¡No había manera de que existiera alguien como ese hombre! ¡Ese Sherlock Holmes…!

Tal vez John Watson no lo sabía, pero ese pequeño encuentro… Marcaría su vida de manera permanente, puesto que el hombre que acaba de conocer se encargaría de cambiarla y para ser justos… El también cambiaría su vida para siempre.

Habían encontrado ese “algo” que los hiciese querer vivir.

“La enzima necesita al receptor para reaccionar, pero receptor no podría hacer nada sin la enzima. En resumen: Ambos se necesitan para crear algo maravilloso”

By: SkyHell

Notas finales:

Ahora, verán para mí el amor entre Watson y Holmes es tan tangible y palpable como sus libros físicos, aunque es un amor un tanto… ¿Diferente? Sí, eso. No creo que ellos sepan que aquello que se produce cuando se ven es amor y tal vez nunca –nunca-lleguen a decirlo con palabras porque se lo dicen a diario con acciones.

De ante mano, muchas gracias por la oportunidad que le han brindado a esta mini-historia al tomarse el tiempo de leer.

Mi caja de comentarios está abierta para cualquier cosa, nunca dejaré ningún comentario sin respuesta, eso lo puedo prometer.

¡Nos leemos!

¡Ciaossu!


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