Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Besos entre sueños por Hacchiko

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hi, sweeties:)♥

 

Desde tiempo antes tenía planeado escribir algo con uno de los protagonistas teniendo un trastorno, éste en especial me llamó mucho la atención y dada la ocasión, quise aprovecharlo. (Además de que no se me ocurría nada, ho, ho).

 

De verdad espero que les guste mucho, mucho, mucho, lo hice con cariño igual que las demás historias. Besos y abrazos psicológicos,

 

Att. Hacchi ;)♥!

 

• Disponible en Wattpad como: "Besos entre sueños".

• ¡Sígueme en Wattpad, soy @Haccchiko!

Notas del capitulo:

Historia del día 12 de Agosto para el 2min’s month.


Proyecto “Warm love in August” de Twomin Planet.


Sigan apoyando a "Married to the Music" mientras dejan su amor en comentarios (?)

Besos entre sueños


—Hacchiko♥—


 


 


 


Min Ho frotó sus brazos con ambas manos añadiendo un poco de fuerza. Tae Min le había pedido que lo viera en el parque bajo el árbol de cerezo, ahora seco por la temporada invernal. Quería hablar con él de algo importante que al parecer, no podía compartir por internet. Suspiró, temblando de frío mientras buscaba algún motivo por el que su vecino y mejor amigo insistiera tanto en ese lugar. Había llegado quince minutos antes, pues quería prevenir cualquier inconveniente que su… eh, “estado” pudiera causar. Finalmente, luego de esperar, vio a lo lejos la silueta del pelinegro.


 


 


—Heey, te dije que en una hora, desesperado. —regañó acercándose.


 


 


—Dijiste que era importante. —se excusó encogiéndose de hombros. El recién llegado sonrió de medio lado.


 


 


—Sí, pero siempre exageras mucho. —declaró notando el vaho que salía de sus labios con cada palabra. Min Ho sonrió observándolo. Aquella chamarra era gruesa y de color roja con azul. Su bufanda tejida era azul marina con zonas azul celeste, combinadas con su gorro del mismo estilo. Aún con veintitrés años y unos meses de terminar la universidad, era lindo.


 


 


—¿Por qué no vamos mejor a un bar y bebemos licor caliente? Me estoy congelando. —Tae Min dio tres pasos hacia él.


 


 


—Porque perdería sentido lo que quiero decirte.


 


 


—¿Y qué es eso que tanto quieres decirme?


 


 


Tae Min levantó sus labios sin atreverse a soltarlo aún. Su rostro ascendió para ver al cielo y captar los primeros copos de nieve en el día. Min Ho sabía que había algo en su amigo, había estado extraño desde hacía un tiempo, sin embargo, no podía comprender qué ocurría con él. ¿Qué tanto pensaba? Drogas, prostitutas, trampa en un examen, una multa, un asesinato, un robo… tantas cosas pasaban por la mente de Min Ho, tantas posibilidades pero ninguna coincidía con el perfil de su vecino. Descartó las novias y embarazos desde el inicio. Tae Min se había declarado gay desde los dieciséis, aunque nunca le conoció ningún novio, lo cual, a pesar de ser bastante infantil, le alegraba de forma silenciosa.


 


 


—Me gustas.


 


 


Min Ho frunció su ceño sin entender, después de varios segundos cerró los ojos, bajó la mirada y soltó una risa. Cuando lo miró de nuevo, notó confusión en su rostro, mas no se dejó afectar.


 


 


—Sí, claro. —respondió con sarcasmo, provocando que Tae Min arrugara sus cejas entre molesto y avergonzado.


 


 


—No es broma, de verdad me gustas.


 


 


—¿Puedes decir algo que tenga sentido, por favor? —dijo con brusquedad, apuntando una cosa más por comprender en su lista de pendientes.


 


 


—Ya sé que no tiene sentido, por algo te lo estoy diciendo.


 


 


Choi rodó sus ojos. Muchas veces imaginó este momento, pero no así. Jamás creyó que algún día se cumpliría, además, desde varios años atrás se había prometido no entorpecer la vida de Lee Tae Min, y eso incluía a sus sentimientos.


 


 


—Basta, no entiendo. ¿Por qué…? —sobó el deforme puente de su nariz con sus dedos índice y pulgar antes de apartarlos y mirarlo—. ¿Por qué querrías estar conmigo? ¿Olvidas acaso que estoy defectuoso?


 


 


—No digas eso. —reprendió malhumorado, con las mejillas rosas por el frío, o quizá por la pena.


 


 


—Eso es lo que soy. No puedes negarlo, ni esconderlo, ni curarlo.


 


 


—Tu condición es perfectamente normal, ¿por qué te esfuerzas tanto en denigrarte?


 


 


—No me estoy denigrando, Tae Min. Soy un defectuoso. —renegó dándole la espalda. El manotazo que azotó su nuca le hizo brincar del susto antes de voltear—. ¡Yah! ¡Soy tu mayor!


 


 


—Eso no me importa, ¡no vuelvas a decir que eres defectuoso o te patearé hasta que mi pierna se canse! —gritó enojado—. Me gustas y no te hagas el menso, sé que te gusto, así que hazte responsable.


 


 


—¿Responsable? ¡Ni que estuvieras embarazado!


 


 


—¡No seas bobo! —chilló enrojeciendo.


 


 


—No me gustas.


 


 


—¡Claro que sí! —exclamó caminando dos pasos más, quedando a diez centímetros de su cara—. ¿Qué acaso no recuerdas el beso del otro día?


 


 


Oh, cielos… tenía qué mencionarlo. Min Ho evadió su cara lleno de vergüenza. Claro que recordaba ese beso. Había sido la semana pasada. Había ido a la casa de los Lee para ayudarle a estudiar para su examen de inglés, ya que Min Ho lo dominaba casi por completo. Actualmente, trabajaba traduciendo novelas y ganaba bastante bien desde su hogar, dulce hogar. Sin embargo, cuando el resumen se volvió demasiado aburrido, Tae Min cerró el libro y lo besó.


 


 


Tal vez esa sería la única oportunidad de Min Ho para besar a Lee “Príncipe Hada con Cara de Porcelana” Tae Min, por lo que su primera reacción fue responder el gesto lo menos torpe posible. Choi Min Ho jamás había tenido pareja antes, así que no había tenido práctica en sus veinticinco años de vida. Ahí descubrió que Tae Min sí. No obstante, pasados varios segundos abriendo y cerrando sus labios al compás de los contrarios, recordó su plan de “mantenerse escondido para no estropear su vida” y se separó de él, huyendo cobardemente a su casa, la cual estaba cruzando la calle. No habían vuelto a hablar de eso, así que ahora… bueno, estaba cohibido sobre el tema y prefería evitarlo.


 


 


—N-no. —mintió tartamudeando.


 


 


—¡Mientes con todos los dientes! —acusó en un grito apuntándolo con su dedo índice. Min Ho, al verse atrapado, dio media vuelta y corrió a los columpios—. ¡Vuelve aquí, cobarde! —exigió antes de perseguirlo.


 


 


No tardaron en llegar a las resbaladillas, ahora abandonadas por el frío que hacía. Los niños preferían jugar con sus computadoras y celulares a salir a correr, gritar, jugar y cansarse. Tal y como Min Ho estaba haciendo mientras subía las congeladas escaleras de metal antes de deslizarse por la caída roja curva. Tae Min, enojado por ser abandonado en plena declaración, trepó a gran velocidad sin permitirse perder de vista al otro, en lugar de esperarlo del otro lado. Min Ho, en cuanto tocó tierra, fue al pasamanos, escaló y se subió del lado superior de los tubos.


 


 


—¡Te dije que no lo recuerdo y no me importa! —gritó con esperanza de que lo dejara en paz.


 


 


—¡Sí te importa! —afirmó Tae Min en un gruñido subiendo.


 


 


El mayor, al ver al otro cerca, se lanzó desde arriba y corrió de nuevo por la nieve, no obstante, no duró mucho antes de que sus ojos se cerraran, su cuerpo se relajara y cayera rendido al suelo. El pelinegro menor, al alcanzarlo, se sentó sobre sus piernas recuperando el aire. Una vez calmado, giró a su amigo para dejarlo boca arriba y estudió su rostro inconsciente. Exhaló, vio a su alrededor, asegurándose de que el parque estuviera solo y se inclinó para dejarle un beso rápido en los labios. Algo acosador que le gustaba hacer de vez en cuando. Usualmente sus lapsos duraban unos segundos o minutos, solo era cosa de esperar. Si bien, aún se preocupaba por asegurarse de que el suelo fuera seguro, a Lee Tae Min ya no le asustaba verlo caer. Estaba acostumbrado. Quince años conviviendo con él lo habían preparado para estar atento a accidentes.


 


 


Porque Choi Min Ho era uno de los extraños casos con narcolepsia, un trastorno que se caracteriza por una excesiva somnolencia diurna que suele derivar en ataques de sueño, repentino e intenso que el paciente es incapaz de controlar y que condicionan toda su vida.


 


 


Cuando el pelinegro abrió sus somnolientos ojos, meditó por unos segundos y se sentó de forma abrupta, observando a su entorno. ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo? El miedo que siempre llegaba al inicio de sus despertares se multiplicó, sin embargo, al sentir una mano sobre su brazo, volteó a su izquierda, identificando a Tae Min y relajándolo al instante. Porque cuando Tae Min estaba cerca, todo estaba bien. Bueno, quizá ahora no. Los últimos minutos antes de su desmayo desfilaron a velocidad luz, regresando el pánico a su cuerpo, no obstante, su amigo colocó ambas manos en su tórax, tranquilizándolo.


 


 


—Solo quiero hablar, ¿sí?


 


 


El alto consideró huir de nuevo. Tae Min, adivinando su plan, envolvió su brazo entre los suyos, reteniéndolo. En silencio, asintió.


 


 


—Me gustas desde hace tiempo, pero si no te sientes cómodo con esto, puedes rechazarme, lo olvidaré todo y volveremos a ser amigos como antes. Todo será igual que antes.


 


 


—Pero no quiero olvidarlo. —admitió sin intenciones de interrumpirlo, confundiendo a su amigo—. Tú también me gustas, Minnie, es solo que… —exhaló, sintiendo un temblor en su columna vertebral. Conectó su mirada con la del otro, atreviéndose a ser honesto y aceptar sus temores—. No quiero ser un estorbo en tu vida. Ambos sabemos las preocupaciones que esto conlleva. ¿Y si un día te cansas? ¿Y si quieres salir y no puedes porque temes dejarme solo? Esta enfermedad no me dejará nunca, Tae Min. —concluyó con dolor al decir en voz alta su mayor preocupación.


 


 


—Min Ho, no seas tonto. Podemos seguir adelante tal y como hemos hecho hasta ahora. —debatió con los ojos brillantes—. Estaremos bien. —el contrario bajó su vista hacia sus manos, comparando el tamaño entre las suyas y las delgadas, pálidas y pequeñas de Tae. A decir verdad, no estaba seguro. Ahora que había confesado, se sentía un poco más… ligero, sin embargo, aún quedaba algo de duda en él.


 


 


—¿Estás seguro de que te gusto y no es…? —dejó la frase en el aire sin querer mencionar la palabra exiliada. Tae Min tardó un poco en captar su intención.


 


 


—¿Lástima? —Min Ho, cohibido asintió, evadiendo su mirada. El más joven, al instante, tomó su mandíbula con fuerza y lo obligó a enfrentar sus ojos—. Por supuesto que no, Choi. —regañó—.


 


 


—¿Cómo estás tan seguro? —insistió sin comprender aún.


 


 


—Porque más que gustarme, yo te quiero, Min Ho. —confesó con su alborotado latido tronando en sus oídos—. Sé lo que piensas, pero yo no creo eso. Tu narcolepsia es como decir que eres alto. No es bueno ni malo, solo es un aspecto de ti, es algo que te hace ser tú, y eres tú quien me gusta. —confesó sintiendo que su respiración se dificultaba por los nervios.


 


 


Tenía razón. ¿Cuál era el problema? Así habían estado viviendo por años, ¿y apenas se estaba quejando? Sacudió su cabeza, dándose cuenta de que era mucho más tonto de lo que creía. ¿Lástima? Si Tae Min era el único que se atrevía a darle patadas, a tratarlo como un ser humano sin dificultades ni trastornos. Tae Min era el único en el mundo que lo veía como su igual. Min Ho notó la desilusión en las pupilas de su vecino a pesar de que se apresuró para pasar desapercibido.


 


 


—Estaré bien. —repitió—. Podemos seguir siendo amigos, si quieres. —sugirió sin poder ocultar la tristeza en su voz.


 


 


—¿Seguro? —se quiso asegurar el alto, estudiando fijamente sus pupilas—. Porque no creo poder estar un minuto más sin besarte. —el otro, incrédulo, rió mirándolo con cierto reproche.


 


 


—Te escapaste hace unos minutos cuando dije la palabra, ¿qué tiene de diferente ahora? —cuestionó burlón, a lo que el alto, con una sonrisa llena de confianza, contestó.


 


 


—Que ahora quiero intentarlo sin importar lo difícil que sea. —afirmó aproximando su rostro al contrario mientras cerraba sus ojos, no obstante, Tae Min, antes de que sus párpados se tocaran, le dio un fuerte manotazo con la palma abierta, tirándolo al piso y vio a su alrededor sin importarle el quejido del alto, pues la sociedad coreana era demasiado cruel con quienes no se ajustaban a la igualdad “perfeccionista”. Cuando se aseguró de que no había nadie cerca, sonrió y miró a su amigo.


 


 


—Ahora sí, continúa.


 


 


—¡Aigoo! —exclamó con enojo—. ¿Qué diablos pasa contigo, loco? —el menor ignoró sus berrinches y unió sus labios con suavidad, sin moverlos ni hacer nada más avanzado, disfrutó de la sensación suspirando enamorado. Al separarse, sonrió—. Eso… —murmuró el mayor—. Estuvo bien. —admitió sin saber cómo calificarlo, ganándose risas de su acompañante—. ¿Has besado antes? —él asintió.


 


 


—Un par de veces con un amigo, y contigo cada que te quedas dormido. —confesó, riéndose ante el asombro del pelinegro mayor.


 


 


—¿Q-qué? —preguntó en un tartamudeo—. ¿Y-y qué más me haces?


 


 


—Solo besos, no me atrevo a hacer nada más. —admitió con travesura en sus palabras—. Al parecer, no lo hago mal.


 


 


—Aish… presumido.


 


 


—No te preocupes, mejoraré. —prometió.


 


 


—Ah, ¿sí? Pues fíjate que yo… —intentó responder, sus palabras se fueron apagando, sus ojos se pusieron en blanco antes de cerrarse, y que su cuerpo colapsara hacia enfrente contra el hombro del menor, quien, acostumbrado a sus constantes caídas, lo atrapó y rodeó con sus brazos.


 


 


Llevaba quince años salvándolo de peligros inconscientes, estaba listo para protegerlo de cualquier cosa que fuera contra ellos. Feliz por el resultado de su confesión, se separó un poco del alto y le dejó otro beso, tal y como solía hacer aprovechando esos inconvenientes desmayos sorpresa, esos valiosos segundos dormido. Bueno, tendría muchas más oportunidades en el futuro.


 


 


 


 


 


Fin.


 

Notas finales:

VERY FAST QUESTION TIME!


• ¡Parte favorita! (*Puedes mencionar más de una).


• ¿Crees que haya faltado algo en este fanfic?


• ¿Sabías de este trastorno?


 


Muchas gracias a todos por leer, espero que les haya gustado ;)♥!  Sigan apoyando a "Married to the Music" de SHINee mientras dejan su amor en comentarios (?) Besos y abrazos psicológicos,


 


Att. Hacchi ;)♥!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).