Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Maknae por Lady Akari

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No me matéis ^^

Maknae


 


Saqué las llaves de mi bolsillo e intenté abrir la puerta, notando como mi pulso temblaba. Sentía mis ojos arder y como las lágrimas me dificultaban la tarea. Cuando al fin conseguí meterla en aquel dichoso agujero, la giré y abrí acto seguido la entrada al único lugar en el que podía ser yo mismo. Hoy los chicos tampoco estaban, seguramente sus apretadas agendas eran las culpables de su ausencia, pero yo…era el maknae. Yo tenía que estar pronto en casa, tenía un irritante horario de entrada y de salida, tenía que fingir estar siempre feliz, tenía que mostrarme respetuoso ante todo el mundo; siempre agradeciendo aunque me desagradara por completo, siempre con una sonrisa, siempre adorable, siempre detrás de mis mayores, siempre el débil, el inútil, el bonito, el niño pequeño, tenía que ser alguien que no era, tenía que degradar mi masculinidad…tan solo por ser el menor, tan solo por mi apariencia…y al fin y al cabo, culpa mía. Yo había elegido esto, este era mi sueño. Yo luché durante años por llegar aquí, solo para convertirme en una simple marioneta. No lo soportaba.


Me dirigí al baño después de soltar mis cosas en mitad del pasillo. Sí, era evidente que me dirían algo, pero ya no me importaba, esta noche, ya no me importaba nada. Avancé unos pasos y me posicioné frente al espejo. Ahí estaba otra vez, ese estúpido rostro infantil. Odiaba mis rasgos, odiaba mi constitución, me odiaba…


No había parado de llorar desde que salí del estudio, posiblemente me habían fotografiado con este deplorable estado. Había que alarmarse, ¿verdad? Había incumplido una norma, me había mostrado como un ser humando ante la sociedad. Que irónico. Seguro que mañana me reprenderán por eso, pero como ya dije antes, me daba igual. Estaba sencillamente…cansado de todo.


Me dolía ser quien era, me avergonzaba de mí mismo y eso, me entristecía aún más. Tener que verte todos los días sabiendo que no estás a gusto contigo mismo, enferma. Llevé mi mano hasta mi frente y comencé a descender enterrando mis uñas en mi delicada piel, objeto de burla. Un chico con la piel delicada. Las marcas rojas marcaban el recorrido que había hecho y las lágrimas se encargaban de humedecerlo, ardía. Cerré los ojos por un momento intentando contener mi odio. Suspiré y salí de allí, pero antes de entrar a mi habitación, una cosa llamó mi atención. El cuadro del salón, aquel en el que aparecía una foto de nosotros. Se nos veía feliz, se me veía feliz…


Éramos un grupo, bueno, eso parecía, pero la verdad es que yo era el único que no estaba bien. Pero que más daba…a nadie le importaba. Nadie tenía tiempo para mí, para hablar conmigo, para preguntarme ni si quiera como estaba…no se dieron cuenta de que por culpa de mi estúpido sueño, yo crecí muy rápido, pero aún necesitaba sentirme querido…necesitaba saber que le importaba a alguien. No quería la relación ‘’hyung-maknae’’, quería simplemente un ‘’Hola, Taemin, ¿cómo estás?’’ Pero estaba condicionado por mi ridícula etiqueta.


Entré en la habitación que ahora compartía con Minho. El hyung con el que mejor me llevaba, el que mejor me entendía, del que estaba enamorado, estúpidamente enamorado desde hace mucho tiempo. Desde la primera vez que lo vi, cuando me sonrió y me dijo ‘’yo cuidaré de ti, pequeño’’. Esas palabras me gustaron tanto como fueron la causa de mi sufrimiento también. Jamás me vería de otra forma, era su bebé. Era inocente, desprotegido. Y la verdad es que el amor que sentía por él, era tan impuro como la mayor de las herejías. Pero ese sentimiento, me mataba por dentro, me consumía terriblemente y sin saberlo, me iba quitando las energías.


Me acerqué hasta la pequeña mesa que había entre las dos camas y abrí el último cajón, ya lo tenía todo hecho. Saqué el pequeño papel que había escrito días atrás y lo escondí debajo de su almohada. Quizá fuese tan despistado que no lo llegase a leer nunca, pero esas letras eran mi sufrimiento redactado, por fin me atreví a aceptar que yo había llegado al límite y que no tenía nada más que hacer, así que quise plasmarlo ahí, y él, partidario de mi más plena confianza, tenía que saberlo directamente, aunque después no le llegase a interesar, pero por lo menos demostrarle que siempre tuvo mi confianza.


Con solo tocarla, su olor se adentraba en mi ser. Su fragancia me hacía querer permanecer allí por el resto de mis días y no saber nada más, solo que él se quedara conmigo y me dijera lo mucho que me amaba al igual que yo. Pero eso ya lo había tachado de imposible, así que no importaba. No quería pensar en ello y menos ahora. Me dirigí a la cocina y miré la hora, las once. No faltaba mucho para que llegaran. Inspeccioné con mi vista los muebles de la cocina, intentando hacer memoria de dónde las había metido, hasta que por fin, mi cerebro en un último intento recobró el sentido. Lo abrí y saqué el bote de pastillas que se encontraba más al fondo que nunca, escondidas… 


Lo abrí aún con la duda en mis actos y saqué unas cuantas. Tomé un vaso de agua y me las tragué. No tardarían en hacer efecto, así que regresé de nuevo al cuarto y cerré la puerta por si llegaban. Con mucho pesar me senté en el suelo apoyando mi espalda en el borde de la cama. Observé todo con detenimiento por última vez, cada forma, cada objeto, sus colores, nuestra foto sobre la mesa…provocando que mis lágrimas cayeran con más intensidad. Cerré los ojos y estiré el brazo por debajo de la cama logrando alcanzar lo que sería mi última acción de la noche. Su color metálico brillaba en la mínima luz que había en la habitación. Me remangué el suéter y pronto mis ojos visualizaron la vena. Acerqué aquel objeto que me acompañaría en mis últimos minutos y con algo de precisión lo deslicé por mi antebrazo, sintiendo al instante como el líquido rojizo brotaba de esa herida. Cerré los ojos jadeando por el profundo dolor que había sentido al hacer aquello, pero mi corazón dolía más. No se podía comparar a lo afligido que me encontraba, no quería seguir, no quería volver a lo mismo, solo quería sentirme bien y solo de esta manera conseguiría esa paz que tanto había buscado desde que comenzó todo esto, ¿Quién diría que ahora quería escapar de mi sueño? Todo había sido llevado al extremo, todo había empeorado y yo, ya no podía seguir, yo me bajaba del barco.


Otro intento más y la sangre manchaba mis pantalones y con ellos, el suelo que comenzaba a tornarse de ese intenso color. Sentía mi cuerpo cada vez más liviano, como si todo el peso estuviera desapareciendo. Justo en ese momento, millones de recuerdos se agolparon en mi mente.


‘’Eres lo más hermoso que he visto jamás’’


‘’ ¿Y tú eres un hombre?’’


‘’Tu baile es espectacular’’


‘’ Tú nunca llegarás a nada’’


‘’Gracias por enseñarme’’


‘’ No sabes cantar’’


‘’Nuestro maknae es el mejor’’


‘’Tienes que vestirte de mujer’’


‘’No te preocupes, yo te apoyaré siempre’’


 


Millones de ellos…mi vida se reproducía a cada segundo que marcaba el reloj y yo ya no podía enfocar lo suficiente como para distinguir una cosa de otra. No podía distinguir si las gotas que caían eran mi llanto o mi final. Tan solo había deseado ser feliz, lo fui, pero efímeramente. Mis ojos se cerraron por inercia y ya no sentía mi cuerpo. Era una sensación extraña, pero reconfortante.


A lo lejos oí la puerta abrirse y supuse que la luz había sido encendida:


-        ¡Taemin! –su grito pude oírlo también.- ¡¡Taemin!!


Su mano acariciaba temblorosa mi mejilla, sus ojos asustados y su expresión horrorizada. Mucho jaleo se escuchó tras aquello, creo que me vieron todos:


-        Tae, pequeño… -su voz interrumpida por el llanto no lo dejaba hablar claramente.- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué…me dejaste de esta manera? ¡¿Por qué?! –sostenía mi mano mientras se deshacía en lágrimas.- ¿Qué haré sin ti ahora? Te he perdido, te has ido…para siempre.


Después de aquello, mi alma abandonó mi cuerpo por fin.


 


‘’Querido Minho:


Primero que nada, ¿cómo estás? ¿Te fue bien hoy? Yo como sabes, regresé a casa antes que ustedes, así que…aproveché para decirte algo muy importante. Quiero que sepas que te estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí. Quiero que sepas que siempre fui feliz a tu lado, siempre me sacaste una sonrisa y siempre estuviste ahí conmigo. Minho…realmente no sé cómo decirte esto…eres la persona que siempre ocupó mi corazón más allá de la amistad. Me enamoré de ti y te amé desde el primer momento. Espero que no me odies por esto que te acabo de decir, lo bueno es que ya no estaré para escuchar tu respuesta y si lo estás leyendo, creo que lo entiendes. Perdóname Minho, perdóname por esto, pero no pude más, me cansé y nadie me ayudó. También tuve miedo de enfrentarme a tu reacción, nuestra amistad era mi más preciado tesoro y quería conservarlo hasta el final. Si alguna vez me hubiesen preguntado si me arrepentía de ser famoso, creo que hubiera afirmado esa cuestión, pero tú eras uno de los motivos más bonitos que tuve para resistir…hasta ahora. Quiero desearte toda la suerte del mundo y quiero que cumplas todas tus metas, esas que un día que no podíamos dormir me contaste. Cumple tus promesas, por favor, haz lo que yo no pude hacer, pero que la única que mantuve y me prometí a mí mismo hacer, fue amarte y llevarte en mi corazón siempre. Siempre lo haré, siempre te querré allá  donde vayas y allá dónde te ecuestres, porque siempre fuiste todo para mí. Nunca pongas en duda lo que una vez sentí por ti, no cometas el error de arrepentirte… tan solo te pido que seas feliz, porque esa siempre fue mi energía. Te amo Minho, mucho.


Taemin’’


 


-        Yo también te amo…Taemin. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).