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Fríamente calculado por Thirteen Wilder

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Notas del fanfic:

El titulo es un tributo a la frase de Chespirito "Todos mis movimientos estan friamente calculados"

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Volvi del mas allá con una pequeña historia.

Pensaba que muchas historias del santuario suelen tener como punto de vista a Milo, asi que este es mi intento por hacer a Camus.

Creo que se nota mi amor por la pareja jajajajjaa, los adoro.

Y para que veas, este fic enterito va para ti Miss ( >3°)/~~<3

Frío, dolor en articulaciones, poco a poco se hacían presentes muchas sensaciones en aquella oscuridad que mantuvo hasta abrir los ojos. ¿Dónde estaba? Miró a los lados, era un lugar poco conocido para un caballero dorado como él. Las cortinas rojas le dieron por fin una pista sobre su paradero, eran los aposentos de la diosa Athena.

¡Pero si él había muerto en el muro de los lamentos! Se repitió a sí mismo, tratando de ponerse de pie de manera torpe, sus piernas temblaban como si de un ciervo aprendiendo a caminar se trataran. El lugar estaba helado, una fuerte energía estaba rodeándolo, manteniéndolo frio. Con una increíble fuerza logró caminar y atravesar la pesada cortina roja. Abrió los ojos con sorpresa al ver a la joven diosa arrodillada, con sus manos unidas en una posición de perpetua oración. El cosmo de ella le hacía levantar un poco su cabello. La mujer abrió sus ojos y lo recibió con una cálida sonrisa.

-Bienvenido de vuelta- su dulce voz le acaricio los oídos- Camus, caballero de Acuario-

-Mi señora…-inclinó su cabeza- Le serviré como jamás lo pude hacer

-Todo ha quedado en el pasado- le dedicó una mirada llena de misericordia- Me ha tomado un poco de tiempo, pero ya han pagado por sus faltas. Reúnete con tus compañeros en la sala del patriarca-

-Entendido…-le hizo una leve reverencia y salió con un paso lento, la diosa volvió a su estado de oración, seguramente faltaba Afrodita.

Así que hemos vuelto a la vida. Athena ha sido realmente una diosa tan diferente al a que creí “pensó mientras caminaba, se topó con las escaleras y bajó con mucho más cuidado, cuando se dignó a levantar la mirada, venciendo por fin a la intensa luz del sol, se pudo percatar que el Santuario había sido reconstruido, y que una que otra máquina, seguramente traída por la diosa, estaba levantando escombros ayudada por muchos voluntarios. “Esto había quedado destruido después de…la muerte de la diosa..”

El estar sumido en sus pensamientos y ver como habían cambiado las cosas en el lugar lo hicieron llegar con menos padecer a los aposentos donde sus compañeros estarían esperándose unos a los otros.

Compañeros…” se detuvo en silencio al ver esa puerta tan enorme. ¿Qué se supone que iba a decir? No era Aldebarán para saludar a todos con una estruendosa risa, tampoco era Mu para sonreírles con ternura, mucho menos Aioria para pensar en que todos lo recibirían como un amigo.

“¡Un amigo!” retiró sus manos de la puerta “Me recordaran como un traidor…eso no es importante para mí pero…un amigo”

Cerró sus ojos y levantó su cosmo para anunciar su llegada, como era costumbre en el lugar. Pudo percibir los cosmos de sus compañeros, pero especialmente uno que ardía con fuerza, uno agresivo y amistoso al mismo tiempo, uno que conocía perfectamente bien en toda la extensión de la palabra, era el cosmo del caballero de Escorpión.

Cuando por fin se dignó a entrar pudo verlos a todos, tenían el mismo rostro lleno de dudas y preocupaciones, otros estaban confusos, unos otros llenos de alegría en los ojos por tener una segunda oportunidad en su vida. En su caso especial, él no sabía que sentir al respecto de todo ello.

-Bienvenido, Camus- el ariano mayor le sonrió, este ya usaba sus vestimentas de patriarca, al ser el primero en despertar tuvo el tiempo suficiente para prepararse y recibir a todos.-Nuestra diosa vendrá cuando el último de la orden este aquí con nosotros.

-Se lo agradezco- dijo con queda voz.

Miró a sus compañeros, no hacía falta saber quién era él que estaba perforándolo con la mirada, seguramente lo odiaba por haber sido un traidor, o quizá por no haberle confesado con tiempo las verdaderas intenciones tras la “traición” contra Athena y su alianza con Hades. Se detuvo cerca de un pilar que tenía una planta adornándolo a su alrededor, se sentía un poco más seguro.

El silencio reinaba en la habitación, sorpresivamente los viejos amigos tampoco hablaron durante ese tiempo, todos necesitaban respuestas. ¿Porque la diosa los había revivido? ¿Qué no era más justo dejar que otros caballeros se ganasen la armadura dorada tras el enorme trabajo ya hecho? ¿Para qué tenemos que vivir algo que al final se terminará de la misma manera? Ese silencio se acabó al sentir el cosmo de Afrodita, acompañado del ahora titánico poder de la diosa.

-No sé ni para que nos quieren aquí- Death Mask rompió el silencio mucho antes que la puerta se abriera.

-No seas mal agradecido- el patriarca lo reprendió de inmediato.

Por fin la puerta se abrió, el caballero de piscis iba casi del brazo de la diosa cuando la intención era la contraria. Todos los siguieron hasta la cámara principal.

-Camus…-el escorpión por fin se decidió a hablarle- ¿Tienes idea de lo que pasa aquí?-

-No- dijo tajantemente, no fue su intención, pero lo había sacado de su burbuja de pensamiento donde estaba a salvo.

-¿Estas molesto por lo que paso?- señaló el cuello propio- No esperes que me disculpe, me lo debías…

-Entonces deja de hablarme, si tan molesto estas- lo miró con esa mirada fría a la que solía regalarle a sus alumnos cada que un regaño iba a venir.

Antes de que abriera la boca para seguir con su lección sobre como tenía que aprender a controlar sus emociones más seguido, el aroma de la comida los atacó a cada uno. La diosa había alistado, o al menos algunos sirvientes, un festín para recibirlos. La enorme mesa ovalada estaba llena de diferentes platos, una silla en una cabecera que seguramente le pertenecería al patriarca y en el otro extremo la diosa, cada costado tenía un símbolo zodiacal que por más cursi que se viera, servía para acomodar a los caballeros dorados en un lugar específico.

-Mis fuertes y sabios guerreros- la diosa habló antes que todos se sentaran, haciendo que se pusieran de pie de nuevo- Pueden sentarse si así lo desean- le sonrió.

¿Era aquella mujer la misma diosa? Claro que no, la diosa a la que vieron en el santuario era una chiquilla de 13 años, ahora era una mujer alrededor de sus 23 años, su semblante era más sereno, sus ojos desprendían calma y sus palabras estaban bañadas de prudencia y sabiduría. Sin dejar de tener ese hermoso toque humano que la diferenciaba de los demás dioses.

-Lamento la tardanza, el Santuario los necesita por más tiempo, ustedes han hecho un gran mal por haber sido guiados de la manera inapropiada- al notar que Saga bajó la mirada, alzó su voz- Guía que al mismo tiempo les hizo crecer y desarrollar a cada uno de ustedes diferentes fuerzas y sentidos de justicia. Ahora deseo establecerme en este lugar como es debido, luchar a la par con ustedes y por eso les he dado esta nueva vida, con la cual pueden hacer lo que les plazca, sin salir de los límites establecidos por el santuario.

-En nombre de todos, se lo agradezco- Shion inclinó su cabeza- Estoy seguro que todo estará en orden ahora que la tenemos con nosotros

-Espero de ustedes un comportamiento intachable, que realcen el santuario al esplendor que siempre estuvo o mejorarlo, ahora, pueden cenar todos, no se contengan- les sonrió y acto seguido todos comían.

Muchas piezas de comida desaparecieron del lugar, todos los caballeros habían despertado con un hambre voraz, Camus solamente cogió un par de cosas que tenía enfrente, no se iba a molestar en ponerse de pie y mirar más allá de dos asientos a su derecha, sobre todo, con tal de no toparse con la punzante mirada de Milo.

-¿No tienes apetito?- Athena lo vio comer lentamente.

-No quiero ser grosero, pero no estoy muy hambriento- mintió, en realidad deseaba tomar un pedazo de aquel cerdo con ambas manos y comerlo como un salvaje, llenarse la boca de uvas y de ser posible, bañarse en bebidas para satisfacer su sed.

-No hay nadie a quien impresionar, al menos hoy- interrumpió Afrodita- Toma- le sirvió sin permiso un pedazo del cerdo que miraba- Si quieres algo al menos pídelo, es fácil así

-Gracias- contestó tajantemente y comió.

Es tan estúpidamente delicioso” babeó en sus adentros, tenía una imagen que cuidar y no iba a titubear por un segundo “No hay nada más delicioso en esta mesa”. Cortó los pedazos de carne tratando de no notarse ansioso, los cuadros que trató de hacer no salieron perfectos por su hambre desquiciada. Como era su costumbre, cerró los ojos antes de introducir la carne a su boca, su sangre subió a sus mejillas y una sonrisa que él pensó invisible se dibujó en su rostro. Esa carne estaba en su punto, era jugosa y el sabor que tenía era espectacular. Abrió sus ojos pensándose solo en aquel orgasmo bucal, se percató que Milo estaba viéndolo, comiendo torpemente la pasta, se quedó con la boca abierta, el hilo de comida se resbaló por el tenedor, cayendo con fuerza en la salsa, ensuciando su camisa.

-Pobre bebé, si necesitas un babero con gusto te lo doy- Dokho más animado por la comida se dignó a comenzar con las bromas.

-Milo necesita mucho cuidado, es el más pequeño de la orden- bromeó Shura, quien estaba a su lado- ¿Acaso tu cerebro se quedó en el mas allá?

-No digas tonterías…-sin darse cuenta imitó a Camus para zafarse de eso.

Acuario estaba aterrado, creyó que alguien más lo había visto hacer esa cara mientras comía. Había recordado lo mucho que odiaba ir a restaurantes con buena comida. Al menos el primer bocado ya había pasado y los sabores ahora impregnados en su boca no iban a darle otra reacción del mismo tipo.

La cena se alargó mucho más de lo que esperaban, unos caballeros recordaban los entrenamientos siendo unos chiquillos, otros se miraban esperando una redención, otros simplemente escuchaban y sonreían al escuchar las palabras de sus compañeros. A decir verdad, nunca se habían reunido antes de esa manera, solo hablaban y  discutían sin tener oportunidad de recordarse lo buenos “amigos” que eran todos.

Pero lo que más le incomodaba era la mirada poco discreta del escorpión, quien no le quitaba el ojo de encima desde hacía ya un rato. ¿Qué es lo que quería de él? A fin de cuentas su amistad no era la más fuerte después de que no se detuvo a pensar en sus acciones durante el ataque de espectros. Esperaba más de su amigo, así que también estaba en todo su derecho a estar molesto con él.

Los siguientes días fueron mucho más calmados, los pequeños grupos de amigos se fueron creando, formando él parte no muy activa del grupo de Afrodita y Shura, le gustaba pensar que era simplemente por ser vecinos. Tampoco iba a actuar como un ermitaño las 24 horas del día. Le sorprendió mucho volver a ver a su alumno, convertido en un hombre fuerte, sin perder esa inocencia que lo hacía ser un chiquillo adorable a sus ojos.

La relación con el caballero de la octava casa no era como antes, Milo tendía a ser llamado por Shion muy seguido para hacer uno que otro mandado, considerando la rapidez con la que se movía. Entraba y salía de la casa de acuario sin hacer muchos ademanes de quedarse a conversar.

-¿Por qué no te quedas?- susurró al verlo bajar de nuevo hacia escorpio, no le molestaría que aquel a quien consideró su amigo de toda la vida se quedase a pasar el rato.

-¿Lo extrañas?- el sueco apareció de la nada tras él.

-En lo absoluto- se giró para volver al templo- ¿Quieres pasar?

-¿Por qué no se lo dices?

-….- arqueó su ceja en silencio- ¿El patriarca te envió a una misión?

-¡Por todos los dioses, Camus!- dio un ligero pisotón- ¿Tienes que ser tan cerrado con tus emociones?

-Como caballero de los hielos…

-“Como caballero de los hielos...”-lo imitó moviendo su cabeza-Athena nos entregó esta nueva vida para disfrutarla, no para que te quedes sentado viéndola pasar

-Estoy haciendo mi parte-

-Sí, sé que entrenas a algunos aspirantes, pero no es suficiente. ¿Qué hay de ti?-

-Estoy bien-

-Si me sigues respondiendo así te juro que voy a…voy a…-miró a su alrededor- ¡A decirle a Milo que lo extrañas!

-No lo harías…-

-¿Lo dudas?- elevó su cosmo para enviarle una señal al caballero de escorpio.

-¡Mal nacido!- usando su puño lanzó unas cuantas cuchillas de hielo, perdiendo su temple

- Oye, tranquilízate- no tuvo que esquivarlas, estas no llegaron a su cuerpo- No creí verte así de alterado.

-Lo ganaste- suspiró para tranquilizarte

-“Hielito”- sonrió, todos en el santuario sabían que Milo solía llamarlo así  cuando eran pequeños, al ver una reacción de su parte se acercó- ¿No te gustaría que te volviera a llamar así?

-Ya no tengo 7 años-

-Pero te gustaría volver a esa época, en donde no se separaban en todo el día- rio- Lo recuerdo a la perfección, el pobre temía de las tormentas eléctricas e iba a tu casa a dormir por el miedo-

“¿A dónde quiere llegar con esto?”

-No tiene nada de malo que lo extrañes, siempre fueron amigos, quizá las cosas se complicaron pero podrían empezar de nuevo-

-Está demasiado ocupado con sus nuevos amigos y…con todas las personas con la que salen-

-No pensé que fueras una persona celosa- se puso la mano en los labios para evitar reírse

-Te equivocas, no siento esas cosas-

-Podrás ser el caballero que mejor controla sus emociones, pero no puedes eliminarlas del todo y bien lo sabes- caminó a su alrededor como un cazador a su presa-Todos deseamos un poco de amor, y tú no eres la excepción a la regla, tan solo piénsalo, lo bien que se sentiría que te dedicara parte de sus horas- podía sentir la tensión del otro.

-Si no vas a pasar por la casa no me hagas perder el tiempo- no iba a dejarse manipular tan fácil.

-Bueno, bueno- dejó una rosa en la entrada-Si tienes alguna duda ve conmigo- se fue después de guiñarle el ojo.

No puedo creer que piense así de mí, es un imbécil después de todo. Para él es fácil decirlo, todo el mundo lo ama por ser el supuestamente más hermoso de todos, siempre se la pasa de vanidoso y exhibiéndose en el pueblo como si fuera la gran cosa”.

Se recargó en la entrada de su tembló, cruzó ambos brazos, suspiró y subió a una pequeña roca que sobresalía en la montaña que estaba al lado del recinto. Le gustaba mucho sentarse ahí para leer, pero en esta ocasión lo hizo para ver unas cuantas casas más debajo.

Pudo observar al escorpión llegar a su templo, los sirvientes del lugar lo recibieron con algunas cajas, seguramente eran regalos que todos sus fanáticos en el pueblo le regalaban, eran un montón de aduladores que esperaban algún tipo de favor de todo tipo del bicho ese. Los sirvientes entraron al lugar, dejando a Milo con una sirvienta, la cual lo tomó del brazo y le sonrió juguetonamente antes de irse dentro del lugar. Eso le hizo hervir la sangre, su cosmo se expandió inconscientemente, congelando un poco las rocas en las que estaba sentado.

Milo al sentir el cosmo levantó la mirada, vio al dueño de sus sueños y pesadillas sentado ahí, seguramente para leer como era costumbre, había estado mucho tiempo indeciso sobre hablar de nuevo con él o no, pero por primera vez, el gran escorpión era presa del miedo y la inseguridad de no ser respondido de la misma manera al saludar, no quería ser grosero o frio, pero estaba tan confundido sobre qué hacer, de lo único que estaba seguro, era que le tenía un profundo amor a su vecino de casas arriba. Sonrió y levantó su brazo para saludarlo como hacía unos años atrás.

¿¡Cómo se atreve a saludar así de tranquilo después de su espectáculo!?” La mente de acuario era un asunto muy diferente a su modo de actuar diario. Saltó para regresar a su templo, mirando hacia abajo.

“Yo no podría necesitar del amor de un tipo  como él”

Notas finales:

Gracias por leer!!!


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