Ahí estabas tú rodeado de todos esas personas que anhelan tu compañía. Tus hermosos ojos como esmeraldas que brillan en la tenue luz de aquel bar, tu cabellera castaña que a simple vista parece la seda más suave y lo es porque incluso yo he tenido la fortuna de tocarlo.
Y yo aquí observándote desde las sombras, solo, esperando a que finalmente te canses de aquellas compañías y vuelvas conmigo para poder admirarte como a diario lo hago. Cada día al despertar y cada noche al dormir. Cierto, solo cuando duermes no debo temer porque otros te aparten de mí.
Si durmieras para siempre...
Si durmieras para siempre ya no podría ver tus ojos abrirse al amanecer ya no podría ver tu gestos al reír, al enojarte, cuando lloras. Cada cosa de ti es hermosa desde la punta de tus pies hasta la última fibra de tu cabello, todo en ti es perfecto y si por mi fuera no te compartiría con nadie.
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Al pasar las doce salió del aquel bar tal y como él esperaba lo vio caminar por lo callejones solo, o eso creía cuando noto a aquel hombre que se le paso insinuándose toda la noche siguiéndolo de cerca.
-Oye precioso- lo llamo con una voz grave y ronca ya debe ser mayor además de estar muy ebrio -No crees que ya es muy tarde para que andes solo por la calle- se le acerco tocando su mejilla. Lo cual lo hizo enfurecer pero se mantuvo bajo control.
-Jajá lo siento pero ya quiero ir a mi casa- se apartó. Eso hizo que aquel entre las sombras tratara de mantener un poco más la cordura - Así que gracias. Me voy- dándole la espalda.
-Espera!- lo tomó con brusquedad del brazo -¡No te iras y dejarme así nada más!- lo miro con rabia esperando el momento para actuar.
-Lo siento pero... debes irte- trato de soltarse pero este no lo dejo.
-NO ME JODAS, TU... - "no lo digas" -VAS ARG-?!!- sintió una presión, algo desde su espalda baja que se adentraba lentamente en su interior. Bajo su mirada viendo lo que era una mano atravesando su torso y luego del shock inicial vio como aquella mano salir de su vientre. Soltando la mano del castaño retrocedió bajando su mano hasta su vientre sintiendo humedad y al levantarla sangre, su sangre.
Se dio la vuelta al oír unos pasos lentamente y de entre las sombras una figura alta de cabello negro se acercó con una mirada de odio en sus ojos rojos como la misma sangre que brotaba de su herida.
-Te dijo que lo dejaras- dijo con una voz profunda e hipnótica mirando con rabia a aquel sujeto que trató de propasarse con su tesoro. El hombre seguía paralizado, tal vez por el miedo, tal vez por su profunda herida que lo hacía temblar y sentía perder el conocimiento -Muere- fue lo último que oyó decir antes de que su cabeza fuera cercenada cayendo al piso seguido de su cuerpo ya sin vida.
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Se miraban mutuamente el mayor esperando una respuesta del contrario.
-Gracias- dijo el castaño levantando el rostro sonriendo al azabache -Takano-san.
Al oír llamarlo sin signo de reproche, el azabache se sintió satisfecho, relajando los hombros sonrió de lado y sus ojos volvieron a su característico tono avellana -Estas bien, Ritsu.
Eso también, el privilegio de llamarlo por su nombre. Cuando otros lo hacen él solo lo tolera pero si lo digo yo.
-No te preocupes él ya me estaba molestando.
-Volvamos a casa.
-Si- retomando el rumbo el castaño avanza siendo seguido por el azabache hasta ponerse a su lado. En un cómodo silencio regresan hasta su hogar, ni el sonido de las sirenas que se oía a lo lejos o el frío de la noche les impedían disfrutar de la compañía del otro.
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Ya en nuestro hogar vi a Ritsu ir directo al baño. Deseo seguirlo y me muevo por inercia, pero no y me detengo si él no me lo pide no debo. Mi deber es protegerlo y si faltó a aquel juramento ya nunca más podría estar con él. Ese sería el peor de los castigos.
Cuando mi vida; si a mi estado se le puede llamar vida, se volvió tan dependiente de ti. Si desea o no algo yo debo cumplir es por lo que estoy aquí, es por él.
Mi existencia te pertenece.
-Takano-san- te oigo llamarme -puedes venir- eso esperaba tener tu permiso para acompañarte. Retome el andar entrando al baño donde ya estas desnudo en la ducha mirando con tus hermosos ojos esmeraldas y el sonrojo en tus mejillas -necesito ayuda- noto tu suplica de atención en aquellas palabras. Sin decir nada me desvisto entrando contigo bajo la regadera.
Mientras me lo permitas
Estaré a tu lado.
Te siento aferrarte a mí, y yo correspondo. Comienzo a recorrer tu cuerpo con mis manos y tiemblas bajo mis caricias. Cada una de tus reacciones me hace desearte aún más.
-Ahh... Takano-san... uhmm...- besar tus suaves labios es como aquel paraíso celestial al cual nunca llegare -T-Taka... san... por... mmm... favor!- suenas ansioso.
-Si- me separo lo suficiente con nuestros cuerpos aún mojados tú sostienes mi mano llevándola a tu boca. Ah... ya sé que hará, miro embelesado como chupas tres dedos con tu dulce rostro sonrojado. Y me pierdo en aquel espectáculo.
-Ya...- te oigo decir. No lo medite mucho haciendo que te sujetes de mi logro elevar una de tus hermosas piernas introduciendo uno a uno cada dígito en tu interior con cuidado de no lastimarte -Uhg! ah... amm... AH!- sentí tensarte, así supe que encontré el punto -Taka- Takano-san! Por... favor... Ah! ahh..!- Tan perfecto -No puedo! AH!
Jamás me perdonaría el lastimarte
Y jamás dejaré que te lastimen.
Nos quedamos quietos yo esperando que te recuperaras. Mientras tú te recargabas en mí con tu respiración agitada con mi mano sosteniendo tu cintura.
-Vamos a la habitación.
-Uhmm...- levantas la cabeza para verme con tus hermosos ojos -cárgame...- susurras escondiendo tu lindo sonrojo en mi pecho sonrió en repuesta dándote un beso en la frente te cargo en mis brazos llevándote hasta la gran cama que empezamos a compartir hace unos meses.
Porque eres muy preciado para mí
Deseo atesorarte.
Te recosté cuidadosamente como la joya que eres. Veo tus ojos y noto como haces uno de tus lindos pucheros -Ya te dije que no soy tan frágil Takano-san.
-Sí, lo sé- me subo encima de ti y comenzamos nuevamente a besarnos y después continuamos aquella danza con nuestras lenguas puedo sentirte duro otra vez.
-Mmm... ah!... uhmmm...- Acarició tu rostro para luego bajar hasta tu clavícula y comienzo a dejar besos húmedos por todo tu ser mientras te oigo soltar suspiros y jadeos -Takano-san ah... aahhh!- eh aquí cuando muerdo un poco uno de tus lindos botoncitos rosados mientras acarició el otro con mi mano libre -Ya... ahh...no...!
-De acuerdo
Porque me enamoré de ti desde la primera vez que te vi;
Tan frágil e inocente en aquel tiempo.
Me separo un poco admirando la hermosa vista que me brindas. Aquellas tiernas expresiones en tu rostro no han cambiado desde la primera vez... Tan sumiso y hermoso y con cada uno de tus gestos y acciones me hacías desear tenerte solo para mí. Tu cuerpo desnudo bañado en finas gotas de sudor y tu rostro sonrojado con pequeñas lágrimas en tus ojos.
Acarició tus piernas pidiendo permiso. Permiso que me otorgas separando tus piernas para mi dándome acceso a tu estrecha cavidad que solo yo deseo apreciar.
-Ah...Takano-san...- Poco a poco me adentro en ti tan suave y caliente tu interior me enloquece todo en ti me vuelve loco -Ah..! ...ah mmm....aahh!- finalmente entro y te siento apretado sin importar cuantas veces sea siempre estas deliciosamente estrecho.
-Ritsu... ugh!... Estas... apretado...- comienzo a moverme y de a poco te siento seguir mis movimientos
-Ah... ah... ahh!.. Ta-Takano-san! Aahhh!!- embisto con fuerza escuchando tus gemidos me enloquece no puedo controlar mis deseos de que seas solo mío y que nadie más te vea como yo lo hago admirando cada parte de ti entregándote lo único que me queda.
Por eso te protegeré,
No importa que tan mundana sea mi existencia.
-Aahh!... ah aha ah aahhhh Taka-... Takano-... san!- siento que me aprietas -Ya no puedo...!
-Ritsu... ah... juntos...
Me convertí en un monstruo para otros pero si estoy para ti no me importa cuántas veces mis manos se manchen de sangre, ni cuantas veces caiga en este pozo sin fin de mis pecados.
Incluso en contra de mi misión
Te amaré como cuando aún fui humano.
-Ah! ahh Si... Ahh AAHHH!- doy una última estocada y te siento venirte entre nuestros vientres y la presión en tu interior me provoca correrme.
-Uhg... ah ah... Ritsu...- Te amo...
Ambos caímos rendidos y a lo poco siento tu respiración acompasada. Te quedaste dormido. Tomo la sabana cubriéndonos a ambos aún abrazados me quedo admirándote al dormir como cada noche.
Sin importar cuanto pase o a cuantos deba asesinar si al final puedo estar a tu lado hare lo que sea.
Y en contra de todo;
Incluso si significa mi muerte definitiva.
Te protegeré... mi Ritsu.