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El Amor Se Demuestra. por Armando De Virgo XD

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Notas del fanfic:

Los personajes no son de mi propiedad.

Notas del capitulo:

Espero les guste...

El caballero de virgo iba subiendo los templos del zodiaco para ir a la camada del patriarca que le solicitaba en esos momentos. No entendía la razón para que lo haya llamado con tanta urgencia pero conociendo al mayor de los 88 caballeros siempre era cuando había una misión importante que lo haría ver como el más fuerte de toda la orden. Llegó hasta el templo principal y ahí estaba el maestro sentado en el trono, hizo una reverencia para después escuchar las palabras de su líder.

Sage: Asmita de Virgo, te mande llamar porque necesito que lleves una misión muy importante y urgente. – se levanta del trono. – Quiero que traigas a alguien importante. Muchos de tus compañeros ya lo han tratado de traer pero les es imposible y tengo la confianza en que tú lo lograras tan pronto como sea posible. –

Asmita: ¿Es alguien importante? – pregunto serio. 

Sage: Así es. – afirmo.

Asmita: ¿Un dios? – cuestiono.

Sage: No. – contesto. – Es alguien que conoces a la perfección. ¿Ya sabes quien es? –

Asmita: No me viene a la mente nadie. –

Sage: Entonces no recuerdas al hermano menor de Aspros, Defteros. –

Se sorprendió al escuchar el nombre del mayor de los géminis. Hace tiempo que no sabía de él y que ahora lo trajiera de nuevo al santuario no sería fácil porque quería estar lejos de su pasado y comprendía ese punto, pero traerlo de nuevo las cosas se complicarían.

Asmita: ¿Por qué lo necesita? – pregunto.

Sage: Athena desea verlo. Desde que la guerra santa finalizo no ha tenido oportunidad de hablar con él y ya sabes que Aspros se irá por un tiempo lejos del santuario para hacer su vida, lo necesitamos en estos momentos para que ocupe por un tiempo indefinido el puesto de su hermano. –

Asmita: Sólo era un reemplazo. –

Sage: No. – negó. – Porque Athena le tiene otra sorpresa pero eso no puedo decirlo. –

Asmita: Entonces llevaré acabó mi misión como se me ha encomendado patriarca. – hace una reverencia y estaba por retirarse, pero fue retenido por el mayor. – ¿Qué ocurre, patriarca? –

Sage: No he terminado del todo. – le da la espalda. – Tu misión tendrá un tiempo límite para convencer a Defteros, si no lo convences en el tiempo que te daré regresarás al santuario y tomare medidas más fuertes. – dijo serio. – Una semana es el límite. Tus compañeros van ha estar presentes cuando regreses y espero tengas suerte. Confió en que lo vas a lograr. –

Asmita: No se arrepentirá. – se retira del templo principal para ir al suyo.

Llegó a su templo y lo primero que hizo fue darse un baño para después ponerse algunas de sus mejores túnicas y estar presentable ante a uno de sus compañeros, tenía todas sus cosas necesarias y por la tarde partió para llegar a una hora necesaria a la isla Kanon. Tardo mucho tiempo en llegar pero al final lo logro, ahora que estaba ahí necesitaba hospedarse en un lugar indicado durante una semana. Llegó al pueblo que estaba a kilómetros del volcán donde estaba el geminiano.

Los habitantes al ver al caballero pensaban que el santuario mando a uno de los caballeros más fuertes de la orden de Athena para deshacerse de aquel hombre que estaba en el volcán y eso les daba un alivió. Se acercaron al dorado y atenderlo en todo lo que necesitaba. El rubio no desaprovecho en la generosidad de las personas del pueblo que acepto los obsequios. Le dieron una cabaña que estaba a dos kilómetros del volcán.

Virgo desempacó sus cosas y pensaba en la forma de traer de nuevo al geminiano, buscaba varias ideas que le ayudarían en esos momentos. Debía cumplir su misión porque si no se sentiría de lo peor y fallaría en una gran misión súper importante. Se dirigió al lugar para de una vez hablar y convencer al mayor aunque no le sería nada fácil.

Llegó hasta el volcán donde estaba el geminiano, encendió un poco de su cosmos para darle aviso que estaba ahí presente un gran amigo. Pero al ver que esté no se presentaba frente a él decidió retirarse, sin embargo, fue detenido por quien espero ver desde hace unos momentos.

Asmita: Pensé que no estabas. – dijo serio.

Defteros: Siempre estoy, pero no salgo frente a caballeros. –

Asmita: Bueno para resolver éste problema rápido te lo diré claro. Necesito que vengan en este momento al santuario porque Athena solicita tú presencia. –

Defteros: ¿Athena o el patriarca? – cuestiono. – Te diré lo mismo que los demás caballeros, no pienso regresar al santuario porque no es mi hogar y jamás lo será. Sólo pierdes tu tiempo y mejor vete de aquí. –

Asmita: Me conoces, Defteros. Yo jamás falló en una misión y está no será una excepción. –

Defteros: Y tú me conoces a la perfección y sabes que no pienso regresar ni aunque seas tú. –

Asmita: Bien. Entonces me quedare aquí sentado a una orilla del volcán esperando a que cambies de opinión. – se sienta.

Defteros: Muchos lo han hecho así. – sonríe. – Shion se moría de hambre que mejor se dio por vencido. Hasgar pensaba demasiado en sus alumnos que mejor se fue. Mi hermano sólo me dijo unas palabras y se retiro. Manigoldo estaba harto que no aguanto dos días. Régulus le amenace en tirarlo al volcán si no se marchaba. Dohko tuvo una paciencia pero al no tener con quien conversar se retiro. Kardia no soporto una hora y mejor se esfumó. Sísifo tenía cosas personales y fue el mismo resultado. El Cid le convencí con mujeres demasiado bellas y me dejó en paz. Dengel tenía demasiados libros para leer pero le aventé uno, se enojo y retiro. Albafica, pues, ya sabes que es rarito y no supe a donde fue y ahora tú serás igual que los demás. –

Asmita: Yo soy Asmita de Virgo, El hombre más cercano a dios y no fallaré. –

Sin decirse una palabra más cada quien se dirigió por diferente lado. El rubio se quedó sentado ahí meditando para lograr tener una paciencia. El geminiano estaba sentado en una roca en medio del cráter y pensaba demasiado en las palabras del caballero, pero a la vez le parecía una gran idea porque lo iba ver derrotado en menos de tres días.

Las horas pasaban y el geminiano iba observar si ya se había retirado el joven rubio pero al verlo aun en la misma posición de loto le parecía que está vez debía de hacer todos lo métodos para que se fuera y no siguiera insistiendo. Lo miraba con detalle y observaba que no se veía nada mal, pero necesitaba una debilidad del caballero para poder darle en donde más le duele.

La hermosa noche llegó y lo que alumbraba era el cráter del volcán. El rubio ya estaba cansado pero no se iba parar de ahí, aunque su estómago pedía comida aun así no se iba ir del lugar. Al ver aquella forma al pobre caballero le dio un poco de tristeza que fue a buscar un poco de alimento para ofrecerle. No tardo demasiado tiempo para después estar frente al dorado que no comprendió nada.

Asmita: ¿Qué es esto? – pregunto.

Defteros: Es fruta. – le ofrece. – Te conozco y se que eres vegetariano. –

Asmita: Gracias. – toma una de las frutas. – Las lavaste. –

Defteros: Claro. – afirmó.

Compartieron y comieron las frutas. Una conversación dio inicio donde hablaban de las cosas que les habían pasado en ese tiempo donde ya no había guerra santa que amenace. A pesar de todo había una gran amistad ahí y algo más que no sabían que eran pero se darían cuenta en el tiempo. El frío comenzó a sentirse que hizo temblar al dorado, pero el peli azul le dio un abrazo tan cálido que provoco el sonrojo del rubio y un tiempo después se quedó dormido en el pecho del geminiano. El peli azul estaba por dejarlo hasta que escuchó un murmullo del parte del joven y decidió escuchar.

Asmita: Defteros, te amo. –

No pudo creer lo que escuchaba y era algo imposible sobre todo prohibido porque los dos eran hombre y los juzgarían todos aquellos que los conocían. Sin embargo, una gran idea se le vino y aprovechar la oportunidad que se le presentaba. Su debilidad era él y conocía a los enamoraros como el rubio eran demasiado fáciles de engañarlos.

Defteros: Esto será lo más fácil que haré en mi vida. – dio una sonrisa.

Lo cargo entre sus brazos porque tenía que hacer unas cuantas cosas antes de empezar su plan.

 

 

 

Un nuevo día daba inicio, el rubio iba despertando pero sintió que estaba en una cama y eso le pareció extraño porque estaba en el volcán con el geminiano. Por unos momentos, pensó que lo había llevado al santuario, pero luego escucho la voz de quien era su objetivo.

Defteros: Buenos días, Asmita. – saludo.

Asmita: Buenos días. – dijo dudoso. – ¿Dónde estoy? – pregunto.

Defteros: En tu cabaña. Tuve que preguntarles a varios del pueblo, aunque tuve que usar la fuerza. –

Asmita: Gracias. –

Defteros: Tú ganas. – suspira. – Nos vamos al santuario en cuatro días, ¿Te parece? –

Asmita: ¿En serio? – dijo sorprendido. – ¿Por qué cambiaste de opinión de la noche a la mañana? – pregunto dudoso.

Defteros: Te lo diré en la noche. – sonríe. – Pero quiero que hoy te pongas tan sexy porque vamos a pasear. –

Asmita: ¿Sexy? – cuestiono. – ¿Qué planeas? –

Defteros: Nada, sólo quiero que pasemos unos momentos juntos. –

Asmita: Está bien. – 

El peli azul se retiro del lugar para prepararse y tener un día romántico con el rubio que muy pronto iba a ilusionar. Virgo no esperaba aunque sus dudas crecían y algo le decía que no iba estar nada bien así que iba ser todo lo posible por averiguar lo que ocultaba el geminiano. Se levanto para buscar una túnica indicada y encontró una de color roja así que se la puso y arreglo un poco su cabello para estar un poco perfecto. Seguía dudando y pensaba que las intenciones del mayor no eran nada buenas así que iba seguir su juego y averiguar lo que ocultaba. 

Virgo esperó unas pocas horas para su cita con el geminiano. Un momentos después ingreso el mayor que al observar al dorado se impresiono que tenía una hermosa belleza, sus cabellos dorados y ese hombro descubierto que dejaba ver su piel nívea le hacia verse bien. Mostró una sonrisa y fue acercándose al rubio para tomarlo de las manos.

Defteros: Te ves lindo. – 

Asmita: Gracias. – se mostró serio. 

Defteros: No seas tan frío y dame una sonrisa. – 

Asmita: No. – contesto. 

Defteros: No te presionaré, pero te voy ayudar. – 

El rubio se levantó del lecho. Mientras que el geminiano lo tomo de la mano para guiarlo por todos los lugares de la isla, pero al sentir su mano se le vino una extraña sensación que le tomo poca importancia. Recorrieron varios lugares y el peli azul le iba describiendo cada uno de los objetos que estaban a la vista. Sabía de la incapacidad del rubio y debía de guiarlo en todo. 

Llegaron hasta un campo de flores donde se quedaron a conversar de unas cuantas cosas, se divertían demasiado que olvidaron demasiadas cosas. Cómo virgo la misión y el mayor por la razón que había invitado al joven. Tan buena estaba la charla que no se dio cuenta de las horas. Hasta que unos momentos después el peli azul recordó su misión y debía cumplirla en ese momento. 

Defteros: Asmita. – lo toma de las manos. – ¿Me amas? – pregunto. 

Asmita: ¿Por qué lo preguntas? – pregunto serio. 

Defteros: No te lo quise decir, pero la razón por la cual regreso al santuario es por ti… – sonríe. – Me gustas desde hace mucho tiempo y eres el único que me puede hacer regresar. – se acerca al oído y le susurra. – ¿Quieres ser mi pareja? – 

Asmita: Defteros… – susurra. – Si me gustas. Aceptó ser tu pareja. – 

No espero un momento para darle un beso que fue lento ya que era la primera vez que el rubio besaba a alguien y era un novato. Aunque en sus adentros sentía una repugnancia en besar a un hombre, pero era la única forma de ilusionar a un ingenuo como el caballero de virgo, se largada de aquel lugar y se fuera para siempre. El beso termino por falta de aire. 

Defteros: Besas bien. – mintió. 

Asmita: Gracias… – se sonroja. – ¿Cómo te enamoraste de mí? – pregunto. 

Defteros: ¿Eso importa? – contesto serio. – Lo que importa es que tú me amas y yo te amó. Eso nadie lo comprenderá porque lo que sentimos es amor puro. – 

Asmita: Te amo. – 

Defteros: Yo igual. – 

Se dieron un beso corto y después se dirigieron a la cabaña del rubio. Lo dejó ahí solo para hacer otras cosas importantes. Cuando estaba lejos quería olvidad aquel beso, pero no se lo sacaba de la mente y pensaba que a lo mejor era contagioso aquello. 

Defteros: Eres muy fácil, Asmita. – sonríe. – Debo darte una ilusión para después alejarte de mí. Cuando sientas odio por mí dejaras tu misión incompleta. Sólo espero que en estos tres días pueda manejarte como un títere. – se pone serio. – Sino tendré que recurrir a medidas más fuertes para alejarte. –     

 

 

 

Esos últimos días habían sido demasiados difíciles para el geminiano que no había logrado su objetivo de que el caballero lo dejara en paz. Al contrario ahora estaba más tiempo con él y eso le repugnaba. Pensaba que a ese paso llegaría a quererlo como pareja. Debía de tomar medidas más drásticas y por eso comenzó hacer un plan que ahora si lo iba alejar completamente. 

Se dirigió al pueblo para buscar a alguien que le podía ayudar en esos momentos y ella sería la indicada en ese caso. Los habitantes al ver al hombre comenzaron a huir porque le tenían un gran miedo porque para ellos era un demonio. Fue hasta un lugar donde había varias mujeres que se le vendían a lo hombres, pregunto por una mujer que el conocía perfectamente y le señalaron a una de las habitaciones donde se encontraba. Abrió la puerta y adentro en el lugar, al ver aquella mujer alistándose dio una gran sonrisa, cerró la puerta para hablar con ella. 

Defteros: Hola. – saludo. 

– Siempre tan prudente, Defteros. – 

Defteros: Hace tiempo que no sabía de ti. – 

– He tenido demasiados clientes. Pero ninguno como tú. – sonríe. – ¿Y que se debe a tú visita? – preguntó. 

Defteros: Fácil quiero que me ayudes a desilusionar a un hombre. – se sienta en la cama. – A un hombre. – 

– ¡¿Qué?! – dijo sorprendida. – ¡Preferiste a un hombre! ¡Eso es repugnante! – 

Defteros: Por eso quiero deshacerme de él. – dijo serio. – No me gusta, sólo quería jugar con él y pensaba que iba irse en menos de dos días pero me equivoque y ahora no lo quiero ver. –

– Te voy ayudar. Sólo porque quiere recordar antiguos momentos. – se levanta. – ¿Cuál es tu plan? – pregunto. 

Defteros: Tú únicamente debes de…– 

A la joven le gusto demasiado la idea que tenía el peli azul que lo compenso con pasarla juntos en esos momentos. Le iban hacer daño al joven rubio que sólo estaba completamente enamorado.

 

 

 

El rubio estaba en sus aposentos y sabía que ese mismo día debía de partir ya que era un viaje largo. Pero primero iría a buscar al peli azul para que lo ayudara. Se dio una arreglada para después salir y dirigirse al volcán. Al llegar no lo encontró y pensó que tal vez ya había ido a la cabaña así que fue donde pensó que lo encontraría. 

Llegó, entró y se detuvo al escuchar unos gemidos se dirigió hasta el lugar donde los escuchaba que era un de sus habitaciones y deseaba ver quienes eran, pero de inmediato escucho la voz clara de Defteros y una mujer diciendo “Te amo” y “Te deseo” eso le estaba rompiendo el corazón. Pensaba que todo era un juego o esos ruidos no eran ciertos, pero lo volvió a comprobar cuando le habló el que era su pareja. 

Defteros: ¿Qué ocurre, Asmita? – pregunto. 

Asmita: ¡¿Qué significa esto, Defteros?! – pregunto afligido. 

Defteros: Fácil que no te amo y sólo eras una diversión. – dijo sin importancia. – Quería ilusionarte para después decirte que nunca te ame y jamás llegaré amarte. Deseba auque te fuera de aquí para que me dejes en paz. – 

Asmita: ¡Y ahora lo conseguiste! – dijo molesto. – ¡A lo mejor nunca me doy por vencido en mis misiones, pero está no pienso seguir! – apretó sus puños. – ¡Alégrate porque me iré de nuevo al santuario! – 

Defteros: Nunca me interesaste así que es mejor que te largues porque tan sólo de ver tu cara me hace recordar esos repugnantes besos. –

Asmita: ¡Te quería como un amigo! ¡Era tú único amigo cuando nadie te deseaba por ser la sombra de tu hermano, la reencarnación del mal y claro que lo eres por ser un ser sin sentimientos! ¡Mi único amigo quien podía confiar y ahora ni ha eso llegas! – salieron lágrimas. – ¡Gracias a ti vi un mundo que mis ojos jamás podrán ver y pensaba que me decías con amor pero lamentablemente sólo me lo decías por…! – fue interrumpido. 

Defteros: Mejor deja de decir tu discurso, empaca tus cosas y lárgate de está isla. Porque mi amada y yo tenemos que festejar. – 

Asmita: No pienso llevarme nada. Estas cosas se quedaran aquí al igual el amor que sentía por ti. En estos momentos todo ese cariño y amor que tenía por ti se acaban de marchitar para siempre. – susurro. –Adiós, sombra… para siempre. – 

Sin esperar un segundo más salió de la habitación dejando sus pertenencias porque cada una de ellas fue tocada por aquellas manos que ahora odiaba, por el hombre que amaba pero no le correspondía. Iba regresar al santuario, hablar con el patriarca para convérselo de no traer a Defteros al santuario. Para él murió en la guerra santa. El geminiano al ver como el rubio salía corriendo una sensación de desesperación le invadió y deseaba salir corriendo para pedirle una disculpa. No entendía por sentía aquello, porque en esos segundos estaba desesperado y sobre todo tenía un vació.

 

 

 

Un nuevo día daba inicio, los caballeros se dirigían a la camada del patriarca para saber si uno de su compañero más fuerte lograba lo que ellos no pudieron. El patriarca estaba sentado en su trono esperando a que las puertas se fueran abriendo dejando buenas noticias. Paso demasiado tiempo cuando las puertas se fueron abriendo dejando ver al caballero de virgo portando de nuevo su armadura, pero el problema que venía solo y eso no era una buena noticia. 

Virgo hizo una reverencia a su mayor, deseaba salir corriendo en esos momentos porque aun seguía herido en su corazón por recordar los momentos más tristes de su vida. 

Sage: ¿Qué ocurrió? – pregunto. 

Asmita: Patriarca, sabe que yo jamás dejaría una misión porque me gusta cumplir mis objetivos. Aunque hay veces que es mejor dejarlas por muchas razones y no pienso decir las mías. – levanta su rostro. – Lo único que le diré es que para mi Defteros está muerto y no pienso regresar más ha esa isla. – 

Sage: ¿Te hizo algo? – pregunto. 

Asmita: Si. – contesto. – Me dio en mi punto débil y supo hacer sus planes. Logró su objetivo de deshacerme de mí, pero también de algo muy importante. – 

Sage: Entiendo…puedes retirarte y tendré que tomar medidas fuertes. – se levanta de su trono. – Defteros, es un gran caballero pero al no estar aquí no me queda otra alternativa que dejarlo en paz, pero no quiero que regrese al santuario. – observa al gemelo. – Aspros, lo lamento mucho. – dijo apenado. 

Aspros: No se preocupe patriarca. Comprendo sus medidas y si no puedo hacer nada entonces debo de cancelar en hacer mi vida lejos para seguir siendo el caballero de géminis. –

Sage: Pueden retirarse y si ven a Defteros deben de decirle la decisión que he tomado. – 

El rubio fue el primero en salir y esperaba que esa decisión se respetada para no ver más al gemelo menor. Aquel que le hizo un daño incurable en su corazón y que tardara en sanar. Llegó hasta su templo donde fue a su habitación para acostarse en su cama y llorar, sacarse todo ese dolor que tenía en su corazón. No deseaba que nadie lo observada de esa manera, pero una voz le hiciera saber que lo que le hicieron fue grave. 

Aspros: ¿Qué te hizo? – pregunto triste. 

Asmita: Jugó con mis sentimientos para hacerme una ilusión y al final engañarme con una mujer. Me dijo que le daba asco por besar un hombre. – 

Aspros: Comprendo. – se sentó a un lado del lecho. – Un día entenderá que aquí en el santuario muchos ya encontraron el amor con el mismo sexo. – sonríe. – Shion y Dohko, Manigoldo y Albafica, Sísifo y El Cid, Régulus y Hasgar, Kardia y Dengel. – suspira. – ¿Qué nos paso? – pregunta. – Te hubiera hecho feliz. –

Asmita: Tienes razón… – sonrió. – Su hubiéramos seguido tú y yo estaríamos completamente felices y no estaría llorando. 

Aspros: ¿Me darías otra oportunidad? – pregunto. 

Asmita: Me aceptarías sabiendo que me gusta tu hermano. – 

Aspros: Si. – afirmó. – Te haría demasiado feliz. –         

Asmita: Entonces… – sonríe. – Te daré otra oportunidad para conquistarme. – 

Aspros: No te arrepentidas de nada. – lo toma de las manos. 

Sus labios se fueron acercando para darse un beso que fue lento y tierno. Aspros le hubiera gustado ser el primero en haber besado esos labios, pero sabía que su hermano ya le había ganado así que sólo se conformaba porque se entregada a él. El beso termino por falta de aire, estaban por darse otro pero fueron interrumpidos por quien menos se esperaban. 

Asmita: ¡¿Qué haces aquí, Defteros?! – pregunto molesto. 

Defteros: Asmita. – susurro. – Quiero hablar contigo. – 

Asmita: No tenemos nada de que hablar y es mejor que te vayas ahora mismo. – 

Aspros: Será mejor que me retiré. – observa al rubio. – La decisión que tomes la respetaré. – 

El mayor de los géminis salió de la habitación para dejarlos hablar cómodamente, en esos momentos el sobraba. El peli azul se acerco hasta el rubio para sentarse a un lado observaba al menor tan herido y llenó de odio. Un gran silencio se mantuvo por un tiempo porque las palabras no eran fáciles de pronunciar. 

Asmita: Si no tienes nada que decir es mejor que te largues. – dijo serio. 

Defteros: Perdóname… – lo toma de las manos. – Fui un imbecil en haberte hecho eso y tienes razón. Tú fuiste mi único amigo cuando nadie más me quería por ser la sombra de mi hermano. – suspira. – A los segundos que te fuiste comencé a extrañarte y tener una sensación tan extraña para mí. Deje a mi amante, me fui al volcán a pensar mucho en lo que siento y me di cuenta que si te amo. – 

Asmita: Eres muy bueno mintiendo. – 

Defteros: Es la verdad. Ya había tenido está sensación unos pocos días antes y se que no va ser fácil que me perdones, pero estoy dispuesto a quedarme en el santuario para demostrarte que te amo. – 

Asmita: No pienso creerte. – dijo más frío. – Si dices que me amas entonces lárgate del santuario y no vuelvas a buscarme. Pienso hacer mi vida con tu hermano como debió de haber sido siempre. – 

El geminiano sabía que no iba ser fácil convencer al rubio pero estaba dispuesto a irse para siempre. Si era la única forma de que su rubio estuviera feliz entonces lo iba comprender en sus decisiones. Le soltó las manos y sólo le dio un beso en la frente, no pudo evitar soltar una lágrima porque era un gran sacrificio. Se levanto del lecho para salir del cuarto y dejar solo al dorado. 

Virgo pensaba demasiado en las palabras del mayor, aunque no sabía si creerlas ya le había hecho daño y no deseaba que la misma persona le rompiera el corazón. En cuestión de segundos comenzó a necesitarlo y deseaba salir corriendo en esos momentos para alcanzarlo. 

Sage: El amor es difícil, ¿O no? –

Asmita: ¿Qué dice patriarca? – pregunto. 

Sage: Sabes de lo que hablo. Defteros no amaba a nadie y ahora siente un inmenso amor. – 

Asmita: No le pienso creer. – 

Sage: Pues, por lo que veo está demostrando su amor y de una manera cruel para él, va sufrir por mucho por el resto de su vida. – 

Asmita: Sólo le dije eso para que se fuera de mi vida y me dejara hacerla con Aspros. – 

Sage: Lo sé, era tu ex pareja. No te parece injusto para Aspros entregarle un amor que ya no existe y mientras que Defteros sufre por ti. – 

Asmita: ¿Usted perdonaría algo tan cruel? – pregunto. 

Sage: Si. – contesto. – Todos cométemelos errores y al final tratamos de solucionarlo de una manera que es el perdón. No has escuchado esa frase de…El amor no se dice, se demuestra. – sonríe. – Defteros, te lo está demostrando en estos momentos que está yéndose ya que se lo pediste y tú… ¿Qué has hecho por él? – se pone serio. – Espero lo comprendas porque en estos momentos él ya debe de estar por el templo de Géminis. – sale de la habitación. 

Virgo se quedó pensando por ese tiempo, si había hecho algo por él, le entregó su corazón, su amor y su vida para que lo deshiciera en poco tiempo. Aunque eso no era suficiente para demostrarle su amor. Los truenos comenzaron a escuchase y la lluvia comenzó demasiado fuerte. En el amor había muchas maneras de demostrarlo y varias de ellas que nadie puede comprender. 

El amor se lucha... 

El amor se perdona… 

El amor se sufre… 

El amor se ama de verdad… 

El amor se extraña… 

El amor no hay diferencias… 

El amor se demuestra… 

Después de pensarlo demasiado si estaba haciendo algo injusto con Aspros y Defteros. Aspros ya no merece otra oportunidad porque ya pasó su tiempo y darle una esperanza era demasiado cruel. Defteros lo traiciono pero ahora fue hasta el santuario a pedir perdón y decirle que lo ama, además aceptando yéndose para siempre de su vida y eso era un sacrificio para él. Si se lo demostró en poco tiempo y él en vez de demostrarlo en esos días donde estaba ilusionado sólo decía una palabra “Te amo”. Amar no es decir te amor simplemente sino también demostrarlo. 

Asmita: Que idiota soy… – susurro. 

Cometió el peor de los errores y ahora debía de enmendarlo. Se levanto de la cama para ir tras el amor de su vida porque Defteros se merecía otra oportunidad de estar con él. Corría lo más rápido que podía debía de alcanzarlo sin importar nada ni si quiera de su incapacidad por que a él lo hacia ver el amor. 

El peli azul ya estaba en el templo de Aries se quedó a platicar un poco con el dorado de ahí pero ya debía de marcharse para siempre. Salió del templo y fue bajando cada escalón con tristeza y tranquilidad. No regresaría a la isla Kanon porque ahora la promesa fue desaparecer de la vida del rubio. Bajo el último escalón y sólo miro por unos momentos al santuario y una lágrima se perdió entre la lluvia. Su cabeza dio la vuelta para dejar de ver ese lugar de muchos recuerdos del pasado. Aunque una voz le hizo detenerse y voltear. 

Asmita: ¡Defteros! – gritaba. 

El mayor no comprendía nada acerca del porque el rubio corría hacia él, Si le había pedido irse para siempre y no verlo jamás. Lo pensó por unos momentos y no iba desaprovechar si quiera esa oportunidad de despedirse de él. Fue corriendo al igual para después los dos darse un gran abrazo bajo la lluvia que estaba demasiado fuerte. 

Defteros: Nunca encontrare el perdón pero a lo menos ciento nuestro cálido abrazo de adiós. – 

Asmita: No… – contesto. – Un abrazo del comienzo. – 

Defteros: ¿Qué quisiste decir? – 

Asmita: Te amo…y estoy dispuesto a demostrarte mi amor. Me lo demuestras marchándote y capaz de desaparecer de mi vida. En cambio yo sólo te decía palabras que no tenían sentido, pero ahora te lo demuestro dando mi perdón y no dejarte ir jamás. – 

Defteros: Asmita… – susurra. – Déjame ser tus ojos que te guíen por los diferentes caminos de la vida. – 

El rubio asintió ante la petición de su amado, se separaron y de manera lenta se acercaron para darse un tierno beso bajo la lluvia. Con tanta pasión y ternura, fue tan lento que disfrutaban del éxtasis de sus labios. Termino por falta de aire, el rubio abrió sus ojos dejando verlos para el gemelo que se alegraba de poder contemplar aquellos hermosos ojos azulados. Virgo era su vida y el también lo sería. Cargo al dorado entre sus brazos porque ahora estaría con él para siempre. 

Llegaron hasta el templo de virgo y lo primero que hizo el mayor fue bajar al rubio para darle otro beso pero con mucho más pasión. Se recargaron en uno de los pilares y el peli azul tomo las caderas de su rubio, una de sus manos bajo hasta la parte descubierta de la armadura y acariciaba los glúteos del menor que comenzaba a sentir una sensación. El beso murió al poco tiempo, se miraron frente a frente, dispuestos a todo. 

Defteros: Quiero pasar algo más contigo. – 

Asmita: Ponte cómodo en mi habitación y yo voy después. – susurra. 

Se separaron para que cada quien fuera por diferente parte. El geminiano esperaba a su amado en los aposentos, aunque pensaba mejor que si era un momento especial debía de hacer algo. Fue quitándose sus prendas para quedar desnudo. Esperaba no decepcionar en esos momentos y también poder ser lo necesario para virgo. Unos momentos después entró el caballero que llevaba una sábana que lo cubría, sus ojos abiertos y su pelo empapado lo hacia verse tan hermoso y perfecto para malquiera que lo viera. 

El mayor se levantó de la cama para acercarse a su querido rubio, tomarlo de la mano para guiarlo hasta el lecho, se sentaron en la orilla y no decían una palabra más. 

Defteros: Estás dispuesto a continuar… – el rubio asintió. – No quiero lastimarte. – 

Asmita: Quiero ser tuyo… – 

Sin más que hablar le fue quitando aquella sábana para dejar su cuerpo descubierto. Lo acostó y después se puso encima de él, estaba dispuesto hacer sentir al rubio en el paraíso. Primero fue un beso que fue lento y acariciaba las piernas del rubio con roces y eso provocaba la excitación de los dos. Sus miembros comenzaron a despertar. Defteros bajo hasta el miembro del rubio donde le dio unos cuantos besos y después lo metió en su boca provocando que el rubio sintiera extrañas sensaciones. 

Asmita: Defteros… – 

Escuchar los bajos gemidos del rubio le hacia sentirse orgullo porque lograba su cometido de hacerlo sentir como esperaba. Unas cuantas succiones y dejó correr su esencia en la boca del mayor, sus mejillas estaban rojas por sentirse tan bien en esos momentos y su respiración estaba agitada. El peli azul saco aquel miembro y un poco de semen quedó en su labio. Se dieron un beso donde primero fueron labios y luego sus lenguas para separase unos momentos después.

 

Defteros: Viene lo mejor pero… ¿Quieres seguir? – el rubio asintió. – Prometo no lastimarte. – 

Volteo al caballero para dejarlo boca abajo, virgo se puso en cuatro y sentía miedo en saber que se sentiría y si era cierto lo que decían sus compañeros acerca de un gran dolor que iba sentir en el momento de la penetración. Defteros estaba atrás de él dispuesto hacerlo suyo, aunque sentía demasiado miedo porque él lo había hecho con mujeres pero nunca con un hombre. Acariciaba entre la abertura de los glúteos provocando que el menor temblada. Ya no tenía que tener dudas así que un dedo ingresó a la cálida cavidad e ingresaba su dedo más adentro de forma circular. En ese momento virgo comenzó a mover sus caderas y así poder sentir mejor. Un segundo dedo invadió, un tercero y por un cuarto que iban llegando al punto que buscaban llegar. Hasta que el rubio se arqueo y hecho su cabeza atrás encontrando el punto certero, un vaivén lento comenzó donde los las grandes sanciones llegaban. 

Asmita: Defteros…Ha…eres tan… ¡Ha!... – decía entre gemidos. 

Defteros: Esto será los siguientes años de tu vida, cariño. – 

En la habitación se iban a quedar haciendo el amor y donde sólo sería testigo de la primera vez de ellos. Los compañeros del caballero se quedaron preocupados en haber visto a su compañero tan decaído así que después de los entrenamientos fueron al templo de virgo para saber como estaba, pero al entrar lograron escuchar los gemidos que soltaba este y la curiosidad mato al gato se dirigieron a la puerta que estaba un poco abierta observaron y vieron la escena. 

Kardia: Oye si…porno gratis… – muestra una sonrisa de pervertido. 

Dengel: Kardia. – dijo serio. – Déjalos hacer sus cosas. – 

Aspros: Bueno creo que yo quedó en segundos términos. – 

Kardia: Dengel, porque no les decimos al par que hagamos unas orgías. – 

Dengel: Tú eres sólo mío. – dijo celoso. – Además hoy no tendrás sexo. – 

Kardia: ¡Demonios! – dijo molestó. 

Cid: Bueno si me disculpan tengo que ir con mi pony. – da una sonrisa de pervertido. 

Sísifo: ¡Cid! – se sonroja. – Bueno aunque creo que ya me dio un poco de ganas. – 

Dohko: Shion, lo intentamos en la mesa. – mostró una sonrisa. 

Shion: ¡Dohko! – se sonroja. – Mejor en el sillón. – 

Manigoldo: Albafica… – sonríe. – Escuche que el patriarca no está. No te gustaría hacer el amor en su habitación. – 

Albafica: No se enojada. – el cangrejo lo negó. – Bueno está bien. – sonríe. 

Manigoldo: Aspros, ¿Quieres hacer un trío? – pregunto. – Así te hacemos olvidad a la rubia esa. – 

Aspros: Bueno si no hay problema. – 

Kardia: Tengo una idea porque no todos hacemos unas orgías en el templo del patriarca. – 

Cid: Apoyo al bicho. – 

Al final todos estuvieron de acuerdo, bueno casi porque tanto como Hasgar y Régulus no querían luego recibir los regaños del patriarca decidieron salir juntos a otra parte porque eso se iba poner feo si el patriarca los cachaba. 

El día termino un poco bien, Asmita y Defteros terminaron cansados pero con un gran amor que iba dudar toda la eternidad. Mientras tanto, en el templo del patriarca se llevaba una gran fiesta de orgías, pero al igual regaños ya que el patriarca los regañaba por hacer esas cosas en su habitación y los sancionó en mandarlos a cabo sunión por un tiempo y sin nada de sexo. 

El amor se demostró de dos maneras como: Sacrificar para hacer feliz a la persona que más quieres y la otra fue mandarlos a Cabo Sunión para hacerles un bien y ya no hicieran orgias en la camada del patriarca. 

o-----o-----o-----o-----o Fin… o-----o-----o-----o-----o

Notas finales:

Bueno estuvo cortó pero ya después haré uno largo de está pareja.

 

Nos vemos...

 

Chao...


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