En una época antigua por el año 1850, una joven madre llevaba felizmente en brazos a su más grande tesoro, Yugi, un pequeño niño de enormes ojos violetas, facciones suaves y un inusual cabello de tres colores. Él era su pequeña alegría quien le hacia sonreír y le trasmitía bastante tranquilidad pero el ambiente de tranquilidad y felicidad que tenían le fue arrebatado, uno de los sirvientes le dio un telegrama, coloco a Yugi en su regazo mientras lo leía, una mala noticia llego a su conocimiento su esposo había fallecido todo indicaba una extraña enfermedad. La joven madre dejo a su hijo a cargo de su dama de compañía para de manera inmediata ir hasta el hospital donde yacía el cuerpo de su esposo, con gran pesar se despidió de él y lo enterró ese mismo día.
Paso un año desde aquel acontecimiento, la ahora condesa cuidaba de su hijo sin dejar las responsabilidades de su actual cargo, las cosas parecían ir bien pero una noticia volvió a irrumpir en su vida, se trataba de su hermana y del esposo de este, un accidente automovilismo les había arrebatado la vida además de la información adicional de que una sobrina llamada Tea quien quedó huérfana y al ser la condesa su única familia decidió hacerse cargo de la niña, la criaría como si fuera su hija y Yugi sería un hermano para ella.
Pasado los malos momentos del entierro y la adaptación por la que paso Tea ambos niños se llevaban de maravilla, jugaban, compartían juguetes y le hacían bromas a la dama de compañía de la condesa, hubo un lazo de hermandad entre ellos y aquello los hacia unidos. Tea notaba algo inusual en Yugi, al conocerlo la primera vez este llevaba un lindo vestido y lo había tratado como si fuese una niña pero en una ocasión al vestirse juntos vio cierta parte la cual no era de una niña, esto la confundió bastante hasta que la dama de compañía le explico, Yugi era un niño pero al parecer la condesa tenía una fijación en ponerle vestidos, listones, tratarlo como si fuese niña. Solo quienes conformaban el personal de la mansión lo sabían, Yugi lucia muy lindo y refinado además de su personalidad encantadora que hacía que le prestasen bastante atención de un modo esto encelo a Tea pero Yugi le daba la importancia que ella se merecía y esto le hacia sonreír y ser feliz.
Los años pasaron y los niños ahora eran todos unos adolescentes de unos 15 años aproximadamente. Yugi quien tenía una belleza bastante envidiable cepillaba su cabello varias veces para luego con gran destreza peinarlo en un lindo moño.
-Yugi me prestas este sombrero pienso salir con nuestra madre y no tenía que ponerme- al decirlo sorprendió un poco a Yugi quien no se había dado cuenta de su presencia, al pasarle el pequeño susto miro a su hermana – Tienes muchos sombreros en tu closet y son bastante bonitos- lo dijo mientras se acomodaba un poco el vestido. –Ninguno me agrada y tu hermano tienes un gusto exquisito en elegir ropa y accesorios será un pequeño préstamo-
-Está bien te prestare uno en mi closet toma el que gustes- una sonrisa y un cálido abrazo por parte de la castaña se hizo presente para después ir a escoger un sombrero y colocarse , al irse se despidió de Yugi con un gracias pero noto una inusual alegría provenir de su hermano.
-Hermanito luces muy feliz además de muy arreglado, ¿Tendrás una cita o algo así?-
Un rubor y una pequeña risita de Yugi le dio a entender que era una cita - Si hermanita, tendré una cita quisiera presentárselos es un caballero, una vez regresen de sus compras lo conocerán- En ese momento la condesa entro a la habitación –Yugi tiene novio – dijo de inmediato a modo de molestar a su hermano –Dice que es un caballero y que es guapo incluso de que planean hacerlo oficial- Yugi se ruborizo y de inmediato rectifico –Es solo mi amigo y salimos apenas es un mes desde que lo conozco –
-No sabes lo feliz que me hace hijo aunque por otro lado no deberías ocultarle esas cosas tan importantes a tu madre podría aconsejarte-
- Lo siento, van a conocerlo hoy así estarás más tranquila y no tenían compras que hacer-
La condesa y Tea le dirigen una sonrisa a Yugi y se marchan, la mejor ropa se vendía pronto y si la querían en sus roperos tendrían que llegar temprano en la tarde solía agotarse.
Yugi se dedicó a mejorar su apariencia, usar algo de perfume y varias capas de maquillaje aunque lo último decidió retirarse, su rostro lucia mejor al natural, eligió un bolso pequeño que combinara y está listo, al pasar 5 minutos un carruaje se estaciono en la entrada frontal de su casa, al mirar por la ventana su mirada se cruzó con aquella fuerte mirada carmesí que le encantaba ver, de una manera apurada y ansiosa bajo por las escaleras y al llegar al final lo vio.
- Hola Yugi, ¿Listo para irnos? -
- Si Atem, estoy listo – al decirlo tomo su mano a lo cual Atem acepto tal gesto con una sonrisa, lo conduce al carruaje y ambos se marchan del lugar.
Más tarde la condesa y su hija se encontraban en casa, Tea se probaba los vestidos que compró, al encontrar el conjunto perfecto quería otra opinión así que fue a la habitación de su madre, al entrar le modelo su nueva ropa. Un vestido azul muy provocativo por el gran escote y el rasgado que tenía en la pierna no dejaba mucho a la imaginación.
-Ese vestido tiene demasiado escote, no es muy apropiado para jovencitas refinadas como tu , no es apropiado para ti –
-Los tiempos cambian y en poco tiempo tendré 16 no soy una niña debo vestir de acorde a mi edad- dijo bastante molesta ya que el conjunto que usaba lo veía como perfecto.
La condesa iba a tratar de que su hija cambiase de idea pero uno de los sirvientes las interrumpe avisándoles de que Yugi acababa de llegar y de que este traía compañía, la condesa no espero ni un momento. –Tea cúbrete ese escote o cámbiate de atuendo debes verte presentable-
Al bajar la condesa ve a su hijo en compañía de un joven bastante atractivo – Madre, él es Atem mi amigo, Atem te presento a mi madre la condesa- al decirlo Atem toma la mano de la condesa besándola a modo de saludo -Condesa, es un gusto conocerla soy hijo del noble más importante de Inglaterra-
-Mucho gusto joven Atem sea usted bienvenido, pase estaremos más cómodos en la sala- Atem asiente ante la invitación toma la mano de Yugi y camina junto a él sentándose juntos en el sofá.
Al estar todos sentados en el sofá a la condesa le dio bastante curiosidad en como aquel joven y su hijo se habían conocido –Dígame joven Atem ¿Cómo conoció a Yugi?-
-Hace un par de meses, me encontraba en una florería estaba por comprar rosas como obsequio a mi madre entonces lo vi aunque en su miraba notaba cierta tristeza entonces……
…..Flashback….
-Disculpe- Yugi alzo su mirada seguidamente giro un poco su cabeza para saber de quién provenía esas palabras –Disculpe mi atrevimiento pero ¿Por qué está usted tan triste?-
-Mi conejo murió, era tan gracioso le gustaba comer rosas blancas, cada vez que miro las rosas de ese color me pongo muy triste porque lo recuerdo- su voz denotaba bastante tristeza y parecía que rompería a llorar.
-La vida puede llegar a ser cruel pero las heridas te hacen fuerte, un rostro tan lindo como el tuyo no debe tener esa expresión - al decirlo tomo una rosa blanca y se la obsequio – No estés más triste - Yugi tomo la rosa a la vez que esbozo una pequeña sonrisa.
…Fin del flashback…
-Una historia bastante linda joven Atem – la condesa estaba encantada con Atem le parecía todo un caballero y a medida que lo iba conociendo le agradaba más.
-Desde ese día comenzamos a salir muy a menudo – al escuchar aquella declaración la condesa de inmediato preguntó -¿Eso quiere decir que ya son novios?- Yugi se sonrojo al escucharlo iba a rectificar pero Atem le interrumpió y respondió por el –Somos amigos por el momento pero probablemente y si Yugi lo desea podríamos llegar a algo más formal- al decirlo tomo la mano de Yugi provocando que su sonrojo sea aún más notorio.
La condesa sonrió al verlos de esa manera al parecer aquel joven tenía claras sus intenciones para con su pequeño –Me haría muy feliz si su relación se convierte en una realidad- su expresión denotaba felicidad pero al ver a su hija cambio a una de disgusto ya que esta no se había cambiado, Yugi soltó la mano de Atem y abrazo a su hermana siempre era tan afectuoso, tomo su mano y la llevo hasta donde se encontraban. Atem muy educado se levantó y tomo la mano de Tea y la beso –Un gusto conocerte Yugi me ha contado mucho de ti –
Tea miro con bastante detenimiento a Atem, al mirarlo directamente a los ojos sintió un extraño cosquilleo recorrerle el cuerpo no sabía lo que era pero esa sensación le pareció bastante agradable.
-Mucho gusto Atem –
Continuara….