Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Máscara por Kunay_dlz

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de D.Gray man pertenecen a Hatsura Hoshino.

Los personajes de Katekyo Hitman Rebor pertenecen a Akira Amano.

Loa personajes de Kuroshitsuji pertenecen a Yana Toboso.

 

5o fic de la serie Si l'amour existe.

 

Continuacipon del fic Blanco y Negro.

 


 


Máscara


 


 


 


Vongola estaba siendo atacada. La base de Italia estaba casi en ruinas. El enemigo arrasó con todo, pocos sobrevivientes, todos en estado crítico, CEDEF estaba en caos… el enemigo se movía, iba en busca de algo desconocido para quienes caían ante sus ataques. De pronto, no hubo más ataques, no hubo más explosiones ni cuerpos cayendo sin vida a montones… el enemigo encontró lo que buscaba, una última explosión demostró lo contrario, la base de Vongola dejó de existir.


Por suerte o desgracia, el Noveno y sus guardianes no se encontraban ahí… estaban en Japón, estaban preparando los últimos detalles del traslado de la décima generación a Italia. Junto a ellos, también estaba Varia, por protección del Noveno.


En Japón las alarmas sonaron, quienes estaban en contacto con la base Vongola estaban recibiendo el reporte de los daños. Contactaron al Noveno, al representante de CEDEF, a Varia y, por precaución, a la décima generación. El enemigo se aproximaba a una velocidad inhumana. Las noticias provenientes de Italia descolocaron a todos… a petición del Décimo, salieron de Namimori, esperaba no causar daños a la ciudad que lo vio crecer, se hicieron planes, interceptarían al enemigo a unos kilómetros a las afueras de Namimori.


No funcionaron.


Los planes se hicieron polvo desde el primer contacto.


Las peleas duraron menos de un minuto, todos fueron derrotados, incluso los de la Novena generación, Varia no aceptaba su derrota, el Décimo temía por la vida de su familia. En un último esfuerzo, lograron acorralar al enemigo… era una sola persona. Una sola persona fue capaz de destruir la base Vongola, una sola persona se encargó de eliminar a la mayoría de los subordinados de Vongola, una sola persona había causado tantos estragos, tanto daño a quienes les estaban haciendo frente.


Al tener al descubierto al enemigo, frente a frente, nadie supo qué decir. El enemigo era un joven de la edad de Dino Cavallone, vestía un traje de mayordomo, tenía enguantadas sus manos, su pelo semilargo enmarcaba su pálido rostro y unos ojos tan rojos y densos como la sangre… lo que dejó atónitos a los Vongola fue que el enemigo no tenía ningún rasguño, no aparentaba estar agitado ni fatigado. Además, portaba una sonrisa que significaba todo menos lo que una sonrisa debería ser.


Al estar rodeado, el enemigo al fin habló.


--¿Cuánto tiempo piensas seguir escondiéndote?


Los presentes parecieron no entender, el tono de voz parecía cansino pero con matices de diversión y aburrimiento, como si de un juego se tratara, como si estuviera jugando con alguien pero la otra persona no quisiera terminar el juego. Como si se negara a admitir la derrota.


El enemigo pasó su escarlata mirada por cada uno de los presentes, analizó a cada integrante de Vongola, su decrépita sonrisa se ensanchaba ante algunos, ante Chrome, ante Lambo, ante Hibari, ante Mukuro, y, ante Tsuna.


--Dime, querido Allen, ¿Piensas dejar que todas estas personas mueran por tu necedad?


Volvió a hablar el enemigo. Miraba al Décimo Vongola, de eso todos se dieron cuenta, sin embargo, la pregunta no iba dirigida a él.


--Te prometo que no estoy molesto, tan solo me cansé de esperar, sé un buen chico y ven conmigo.


Insistía el enemigo. Volvió a mirar a los presentes, los de la Novena generación ya no captaron su interés, los de la Décima se inquietaron, Varia esperaba el momento oportuno para atacar.


--Dime, mi ángel, ¿A quién de estas personas has sometido?...


Avanzaba el enemigo con cada pregunta, se acercaba más y más a Tsuna.


>> ¿A quién has seducido con tu nívea piel?...


Los guardianes se tensaron, sacaban las pocas armas con las que aún contaban, se preparaban para dar la vida por su Décimo.


>> ¿A quién has hipnotizado con tus labios pétalos de rosa?...


Los de la novena generación también se preparaban, sus sucesores estaban en riesgo.


>> ¿A quién has enloquecido con tus ojos de luna?...


Varia seguía a la espera del momento oportuno.


>> ¿A quién has hechizado con tu pelo de plata?...


El exarcobaleno del sol se preparaba a intervenir.


>> ¿A quién has cautivado con tu inocente manera de amar?


Tsuna miraba la distancia entre el enemigo y él se hacía cada vez más escasa. Su corazón estaba latiendo a gran velocidad, el temor lo estaba paralizando, su mente se forzaba a recordar al enemigo, tal vez lo conoció alguna vez, aunque eso era imposible... ¿Quién era Allen?... Sus músculos estaban entumidos, sus fuerzas parecían haberse extinguido.


Frente a él estaba parado el enemigo, trató de mirar sus ojos, al hacerlo, vio que esos ojos no lo miraban a él. Antes que pudiera pensar en algo más, en un ágil movimiento el enemigo estiró su mano, pasándolo de largo, a quien el enemigo tomó era quien estaba detrás de él.


El enemigo tenía sujeto del cuello a un ilusionista, al fututo Varia, Fran.


El discípulo de Mukuro seguía con su rostro inmutable. Sus pies no tocaban el suelo, tampoco mostraba algún tipo de forcejeo. Si se le dificultaba respirar no lo demostraba, simplemente miraba esos ojos carmín.


--Te encontré.


Decretó el enemigo.


>>No, no, no. Mi querido Allen, este aspecto no te favorece… deshaz la ilusión, muéstrame tu verdadera apariencia de ángel.


Decía el enemigo con tal seguridad que la mayoría de los presentes dudaron, dudaron del chico que estaba bajo la tutela de Mukuro, después de todo, no sabían nada de él.


>>Si te quito esto que tienes en la cabeza… ¿Volverás a ser tú?


Dijo al momento de arrebatarle el extraño gorro de rana que el chico llevaba en la cabeza dejando al aire su verde cabellera… nada sucedió.


>>Ya veo, aún falta algo más. Así que verde… tu pelo está igual de largo, tan solo varía el peinado, elegiste verde porque sabes que es el color menos placentero para mí.


Decía el enemigo mientras pasaba los dedos de su mano derecha entre los verdes cabellos de Fran.


>>Tu piel está un poco pigmentada, casi nada… ¿Seguirá igual de suave?


Al momento de terminar la pregunta el enemigo acarició la mejilla de Fran con su mano enguantada, la misma que ya había pasado por sus cabellos deleitándose ahora con la piel del ilusionista.


>>Sí lo es. Sigue tan suave como la seda. Tus ojos, son igual de grandes… pero menos expresivos, y tratas de esconderlos. Mi querido Allen, si a estos ojos les permitieras reflejar lo que hay en tu alma, serían las joyas perfectas.


Decía el enemigo mientras observaba el indiferente rostro del chico.


>>Estas pequeñas marcas, esto es lo que te permite seguir con esta ilusión poco agradable. Admito que sigues igual de indo, desprendes la misma fragancia que me llevó hasta ti, pero ese apetecible aroma está menguando Allen, y, eso no puedo permitirlo.


Volvió a decretar el enemigo. Dirigió su mano enguantada a la base de los ojos jade de Fran, son su pulgar borró las pequeñas marcas que ahí había. Sonrió con arrogancia.  


La sorpresa se implantó en cada uno de los de la Novena y la Décima generación, los Varia estaban más atentos, después de todo, Fran sería uno de ellos, el monólogo del enemigo parecía tan natural que las palabras ‘mentira’ y ‘engaño’ no podían llegar a la mente de quienes lo habían presenciado.


Ya recuperado, Mukuro fue quien se acercó al enemigo y a su discípulo, con su tridente amenazó al enemigo, dijo que su discípulo aún tenía mucho que aprender como poner en su lugar a los enemigos y pervertidos que osen tocarlo.


Tsuna salió de su parálisis, verdaderas o no las palabras del enemigo, Fran era parte de la familia de Mukuro, por ende suya también. Había que proteger a la familia, con esa resolución en mente, se clocó a otro lado de Fran dispuesto a todo.


Los demás entendieron el mensaje de Tsuna, incluso Varia, así que tomaron sus lugares para iniciar la batalla.


--¿Ves lo que has provocado Allen?... Estos humanos están dispuestos a morir por ti, al igual que los otros. ¿Recuerdas sus gritos? ¿Recuerdas sus reproches? Espero que así sea, sumémosle los de estos humanos también.


Las escalofriantes palabras dieron pie a un ataque de parte de los Vongola. Combinaron elementos, cajas arma, coordinaron los distintos elementos poderosos y letales para provocar el mayor daño posible. Los ataques más poderosos fueron combinados en más de una ocasión, trataban de ser constantes, trataban de masacrar al enemigo.


Tan enfrascados estaban que no notaron el cambio que Fran estaba experimentando.


El tono verde de sus cabellos y sus ojos se estaba difuminando, su piel se estaba aclarando, el color blanco se apoderaba del chico.


Bastó la exclamación de Lambo para llamar la atención de los Volgola y los Varia, en donde estaba un chico de ojos jade y pelo verde brillante ahora estaba un chico de pelo plata, piel de porcelana y ojos grises… esos ojos, contaban penas y una carga con la que el ama a penas y podía.


--Sigues igual de hermoso, mi ángel. Un pequeño detalle, añadámosle más tristeza a esos preciosos ojos tuyos, tras la muerte de estos humanos estarás igual de perfecto como el día que te encontré.


La voz del enemigo devolvió a los Vongola a la realidad, seguía sin un rasguño, seguía tanfresco como en el principio.


--No lo hagas.


Susurró el chico, su voz ya no era monótona, al contrario, expresaba desesperación y temor. Tan cargada de esas emociones estaba la melódica voz del chico que varios de quienes lo escucharon se sintieron así, los más sensibles no pudieron evitar que los ojos se les aguasen, el dolor parecía tan palpable.


--Me encantaría complacerte mi ángel, pero no puedo permitir que tu alma se modifique más… supongo que no tengo opción.


Dijo el enemigo con molestia, su rostro viró hacia el occidente, como si lo estuviesen llamando.


--Nos volveremos a ver, mi ángel. Por ahora, mi deber me llama.


Dijo el enemigo para luego desaparecer.


Sin rastro alguno, sin explicación aparente, sin un motivo… tal y como apareció se fue.


El enemigo se fue por propia voluntad, abandonó el campo de batalla, abandonó al chico que tanto se había empeñado en llevar con él. Se marchó dejando atrás un sinfín de preguntas, todas y cada una relacionadas con ese enemigo y con el ángel que lloraba mientras observaba las heridas de quienes lo rodeaban.


--Supongo que él te está llamando, nunca pudiste negarte a él, ni quiera por mí… Sebastian.


 


 


 


 


Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).