Las cortinas blancas y sedosas, comenzaban a correrse suavemente, invitando a la luz del sol entrar, inundando toda la habitación...
La oscuridad desaparecía, y ahora todo estaba iluminado y claro, anunciando de manera algo molesta, el comienzo de un nuevo día...
La persona que había corrido las ventanas, se acercó tranquilamente con elegante calma, a la cama, con evidentes intenciones de despertar a la persona que en ella aún dormía... O intentaba seguir durmiendo
Xx: ojousama... (ama/señorita) ya es hora de despertarse... - dijo un apuesto hombre moreno, alto y muy elegante y refinado, bien vestido, con un traje negro, sonriendo encantador mientras despertaba a la dueña y señorita de la casa.
Xx2: No tengo ganas de levantarme todavía, sebastian... Déjame dormir un poco más... - decia dándole la espalda y tapándose con la manta de la cama
Sebastian: con gusto lo haría... Pero si mal no recuerda, la señorita me ordenó que la despertara hoy temprano para sus quehaceres... Yo sólo cumplo sus órdenes... - dijo con otro pequeña pero respetuosa reverencia
Xx: ash... - suspiró con cierto fastidio y desgana - cierto... Te lo había ordenado... - dijo mientras se incorporaba en la cama lentamente estirándose un poco - ve y prepara el desayuno y si hay correo, llévamelo al comedor... - dijo mientras se disponía a salir de la cama
Sebastian: yes... My lady... - y tras decir esas palabras, se fue a preparar el desayuno, mientras la joven ama se levantaba con algo de pesadez de su cama, para coger un parche negro de su mesita de noche y ponérselo, a la vez que empezaba a vestirse...
Había momentos perezosos en su vida, donde pensaba en pedirle a su fiel mayordomo que la vistiera el mismo. Pero habia varios motivos para rechazar esa idea de inmediato.
1: ella era mujer y el mayordomo hombre
2: ella tenia su orgullo, y al menos en la vestimenta, queria ser independiente, a excepción si acaso de los zapatos, las chaquetas y cosas asi...
Y 3: ... Tenia un secreto que ocultar...
Xx: "esto aun no ha terminado... Debo tener paciencia y aguantar, hasta que llegue el momento..." - pensaba tocándose el hombro
La muchacha en cuestión ya estaba casi vestida del todo, cuando por fin volvió el mayordomo sebastian, para avisar de que el desayuno estaba listo. Pero antes de salir de la habitación para bajar a desayunar, el mayordomo le impidió salir, al ver que su joven ama estaba algo bastante despeinada, sin los zapatos y con arrugas en su ropa... Aunque estuviera dentro de su casa, eso era algo que no se podía consentir... Su joven ama, de nombre Gina, era una joven aristocrática, con un alto cargo en la sociedad... Y conocida por todos, como la perra guardiana de la reina... Pues todo lo que tenia, en parte era gracias a los trabajos sucios que hacia para su majestad con la ayuda de su mayordomo... El cual, ya estaba peinando y arreglando decentemente a su ama, como era debido y en un tiempo récord. Lo cual, para el talentoso mayordomo, no era mas que un juego de niños...
El apuesto mayordomo, una vez que terminó de reparar el aspecto de su ama y dejarla decentemente hermosa y elegante, se disponía a marcharse, cuando la señorita cogió un dardo de su mesa y sin pensarlo dos veces, se lo lanzó a su mayordomo de espaldas.
No obstante, en un rápido movimiento, y sin esfuerzo ninguno, el mayordomo sin mirar, hizo un pequeño gesto con su mano y atrapó el dardo entre sus dos dedos, el índice y el corazón...
Pero la señorita Gina, no se sorprendió en absoluto... Ya estaba más que acostumbrada a las habilidades de su mayordomo
Sebastián: ¿Ocurre algo señorita? - dijo aún de espaldas con el dardo en sus dedos
Gina: solo me aseguraba de que sigas estando en forma y hábil... Hace tiempo que te di una orden y hace tiempo que espero resultados, sebastian - dijo algo seria
Sebastian: el retraso que ha llevado a cabo su orden, no es por culpa de mi falta de habilidad, si es eso lo que insinúa... - dijo dándose la vuelta para mirarla con su eterna sonrisa divertida y elegante - lo que pasa es que esa persona, aqui tiene un nombre distinto... Y en el mundo humano hay demasiadas personas... Incluso para mi, resultará difícil encontrar a esa persona sin foto ni saber su nombre nuevo... - dijo normal
Gina: no quiero excusas sebastian... Quiero resultados... Haz lo que sea necesario... Pero encuéntrala ya... Es una orden...
Sebastian: yes... My lady... - dijo volviendo a sonreir con una pequeña reverencia y su mano enguantada en el pecho y se dio la vuelta para salir. Pero al abrir la puerta y sin mirar, lanzó el dardo hacia atrás, como si nada, logrando que se clavara justo en el centro de la diana ( ;) ) - ¿Vamos? - dijo galantemente
Gina: Hmp... - dijo sin más y se levantó de la cama para bajar a desayunar
El mayordomo salió tras ella, cerrando la puerta y fueron al gran salón comedor
Al llegar, mientras el mayordomo educadamente rodaba la silla para que su ama se sentara, empezaron a escucharse unos ruidosos pasos de alguien que venia corriendo, y entró de golpe al comedor, con una carta en su mano
Xx: ¡ojousama...! ¡ojousama...! - decia esa personmientras clrria como loca para llegar al lado de su ama, cuando tropezó con los cordones de su bota, cayendo en los brazos del mayordomo
Sebastian: ¿Cuántas veces te he dicho que no corras dentro de la casa diana? - dijo normal, pero por dentro algo cansado por la eterna rutina con la torpeza de la sirvienta ( ;) )
Diana: ah, lo... lo siento, lo siento... - dijo nerviosa y sonrojada, alejándose de golpe del apuesto mayordomo de ojos rojos
Gina: como sea... -_- - dijo indiferente mientras tomaba un sorbo de su taza de café - ¿A que venían esas carreras diana? - dijo mirándola
Diana: ¿Eh? Ah, si... Bueno.... Verá... Es que acaba de llegar una carta de su majestad para usted.... - dijo pasándole la carta a la señorita
Gina: ash... - suspiró - ¿Y por eso tantas carreras...? ¬¬ las cartas de la reina vienen cada 2 x 3 -_- - decia mientras la abría
Diana: ah, discúlpeme... - dijo con una pequeña reverencia
Gina: en fin, como sea.... -_- - dijo empezando a leer la carta, para luego abrir los ojos como platos
Diana: ¿Eh? ¿Ocurre algo malo señorita? - dijo preocupada
El mayordomo sólo miraba atento en silencio
Gina: Sebastian... Prepara el carruaje enseguida... - dijo levantándose seriamente con firmeza de la silla
Sebastian: entendido - dijo sin mas, aunque sentía curiosidad por saber que ponía en la carta. Pero obedientemente, se resignó y siguió a su ama afuera, para ir a preparar el carruaje como le habían mandado.
Mientras Diana, quien era demasiado curiosa para contenerse, quería saber por que su ama y paisana puso esa cara. Y aunque no tenia permiso para ello, se acercó a la mesa, y cogió la carta de la reina y la leyó
Dentro venia la foto de una dulce y adorable chica bastante parecida a su ama, y en el mensaje, se podía leer claramente la palabra: "SECUESTRADA"
Continuará...