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Vida salvaje por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola queridos lectores. Lamento mi larga ausencia. Actualmente estoy escasa de inspiración, y solo tengo ideas para hacer oneshot. Les dejo este pequeño escrito que espero les guste mucho y sepan que todavía estoy andando por la pagina.  Intentaré hacer un esfuerzo por actualizar algunas de mis historias en cuanto pueda.

(Personajes de Masashi)

 

Se encontraba aburrido en su silla reclinable. En su pequeña oficina llena de papeles y libros de números. La empresa manejada por su padre y él, su mano derecha, todos sus trabajos pendientes estaban resueltos y ya no había nada más para hacer. Pero no podía irse aún si era el hijo del dueño, debía dar el ejemplo a los empleados, y cumplir su horario.

—Esto es un asco ttebayo-resopló molesto.

Naruto Namikaze, su clan era de zorros y como tal, había heredado todas sus características. Sus peludas orejas en tono naranja entre el abundante cabello rubio y una larga y peluda cola saliendo de sus pantalones de marca. A sus veinticinco años era todo un hombre de negocios, casado y con un hermoso hijo. Sí, su familia lo era todo para él.

Su esposo Sasuke, era el hombre más increíble que hubiera conocido. Un gato doncel terco, orgulloso, pero tierno. Su encuentro no fue muy agradable, pero con el tiempo, a base de esfuerzo fue seduciendo al que sería algún día su preciado esposo.

Siempre lo recordaría. Recordaría aquella pelea de la cual salió muy golpeado, con sangre bañando su rostro, pero con una radiante sonrisa. Fue una tarde cerca de su barrio. Había ido de compras a regañadientes por su malhumorada madre.

—¡Maldito gato callejero!

—¡Muérete de una vez!

—Tú y tu familia son una plaga que no debería de seguir existiendo.

El blondo caminaba siguiendo su destacado olfato y al doblar una esquina, tenían acorralado a Sasuke contra la pared de una casa abandonada pateándole y jalándole el cabello. Tan solo se mantenía en posición fetal con sus antebrazos cubriendo el rostro. Eran cinco, y eran del colegio.

—¡Cobardes! ¡Aléjense de él!

—Es el bufón de Naruto-rió, un niño con orejas y cola de leopardo.

Soltó las bolsas de compras y fue corriendo a su dirección con intensiones agresivas, cosa que percibieron dos de ellos y por las buenas, dejaron de golpear a Sasuke y emprendieron la huida.

—¡No huyan maricones!-gritó molesto, el cabecilla del grupo.

Los tres permanecieron cara a cara con el zorro furioso que mostraba su cola erizada y orejas muy erguidas. Observó a Sasuke todo magullado e inconsciente. Apretó sus nudillos con fuerza y sin mediar palabra con los brabucones, se abalanzó contra ellos y repartió piñas en todas direcciones. Desde luego no salió ileso, fue su primera pelea, pero todo valió la pena al defender al gato azabache. El niño que sería su amor desde ese instante.

—Mis amores…-Naruto tomó de su escritorio el delicado portarretrato donde estaba su esposo e hijo. Sasuke abrazando a Menma, un zorrito de cinco años igual que él pero con el cabello azabache de su madre y sus brillantes ojos azules con marquitas en ambas mejillas. Menma sonreía abiertamente sosteniendo un osito de felpa, y su madre arrodillado a su lado abrazándolo por sus pequeños hombros con una media sonrisa—Sin duda… no podría vivir sin ustedes a mi lado-depositó el cuadro en su lugar y suspiró.

Últimamente Naruto y Sasuke estaban muy ansiosos. Faltaban días solamente para que su esposo entrara en celo, y pudieran tener otro bebé. Lo habían hablado seriamente y ambos estaban de acuerdo, querían un hermanito para Menma. Sasuke entraba en celo cada tres años, y el celo duraba solo cinco míseros días, por lo que él como “el macho” debía poner la mejor de las voluntades y esfuerzos para lograr preñar a su gatito terco. Todos los días que se despedía con un beso dulce en sus labios, Sasuke le miraba ensoñador ansiando el momento más que él.

Concedieron a Menma en su noche de bodas, afortunadamente, Sasuke estaba en su tercer día de celo y su primera vez fue bastante lujuriosa y salvaje. Su primera noche juntos como maridos, la mejor de sus vidas, se había corrido en su azabache cuatro veces, sí o sí, saldría embarazado. Pero para estar completamente seguros, hicieron el amor hasta finalizar su celo.

Todos aquellos bellos momentos con su esposo, estaban guardados en su memoria y corazón. Sus extraños antojos de tomates con chocolate y crema, sus lloriqueos por nada en particular, sus quejas por el “sobrepeso” y su extinto carácter asido a la hora de tener sexo.  Si hay algo que le gustaba cuando Sasuke entraba en celo, era sus ganas de hacerlo y que a cada momento le diera mimos. Sasuke era muy mimoso y como tal, buscaba que él, su pareja, le diera lo que pedía. Un beso, un abrazo, una lamida en la mejilla, sexo, una sonrisa, un beso apasionado, sexo, una salida al cine, comida chatarra, caricias en su cabello, masaje en su espalda, sexo, y más sexo. Sasuke estaba muy sensible en ese periodo, y solo tenía la meta de quedar preñado. ¿Cómo no excitarse y estar feliz porque llegara ese día?

Su móvil lo sacó de su transe y contestó enseguida al percatarse del numero de Sasuke.

—Hola, mi teme-respondió en tono dulce.

—Dobe-se escuchó jadear. Las orejas peludas del rubio se pusieron alerta.

—¿Estás bien?-preguntó preocupado.

—Dobe…-volvió a jadear—Estoy en celo, ven a casa ahora. Te necesito-ronroneó.

—¡LLEGO EN CINCO MINUTOS!-saltó de la silla y guardó el móvil en su bolsillo. Tomó el saco gris y escapó de la oficina a la velocidad de la luz.

No podía quitarse la boba sonrisa de sus labios. Sasuke y él harían otro bebé, un hermanito para Menma, tras tres años de espera. Y también, podría disfrutar del Sasuke maternal. Amaba a su esposo cuando estaba en esos cinco maravillosos días. Desde luego, el Sasuke amargado era el mejor. Su Sasuke original era irremplazable.

—¿A dónde vas, Naruto?-su padre apareció a mitad del pasillo cortándole la salida al exterior—Todavía falta una hora para tu retiro, ya lo hablamos.

Naruto calmadamente tomó de los hombros a su padre y se lo dijo sin pelos en la lengua.

—¡Sasuke entró en celo, y queremos otro bebé dattebayo! ¡Quiero embarazar a mi esposo, papá!

Error. No estaba para nada calmado. Lo gritó a los cuatro vientos. Todo el personal detuvo sus tareas y se le quedaron viendo al hijo del jefe con la cara boquiabiertos y avergonzados. Minato no estaba diferente a ellos.

—Bi-bien. No tenías que gritar. Ve... entonces.

—¡Te lo agradezco, papá!-le dio un efusivo abrazo dejándolo estupefacto.

Se sentía como todo un ganador caminando a la puerta de la empresa. Subiría a su auto e iría corriendo a los brazos de su gato doncel. De su Sasuke.

—¡Deséenme suerte ttebayo!-gritó sonriendo a sus empleados.

—¡Suerte!

—¡Mucha suerte señor Namikaze!

—¡Complazca a su esposo como se merece!-gritaron unos donceles.

—¡Lo haré!-levantó un pulgar en pose de victoria. Sin más, abandonó todo y corrió en su auto último modelo para ver a su marido.

Menma sería recogido del jardín por su hermano mayor. Lo llevaría al parque y tomarían un helado. Tendrían un momento íntimo con Naruto sin perturbar la inocente mente de su hijo aún en crecimiento.

La casa estaba completamente ordenada. Nada de cursilerías baratas como poner pétalos en la cama, velas aromáticas o música romántica. Repudiaba esos detalles y Naruto lo sabía. Tendrían un momento juntos intentando tener otro bebé, y si no funcionaba, intentarían al día siguiente y así, hasta llegar al quinto día. Se paseó desnudo por la sala solo con un bóxer negro que no dejaba mucho a la imaginación. 

Se acarició la cicatriz de su cesaría. Naruto lo amaba, lo amaba con todo y cicatriz. Recordó el momento en que su cuerpo era perfecto, sin imperfecciones, sin Menma. Pero su niño era lo mejor que le había pasado en su vida, Menma y Naruto lo eran todo para él. Esa cicatriz en su bajo vientre, era un premio por ser mamá. Por traer a su pequeño zorrito al mundo.

—Espero que el nuevo miembro de la familia, sea otro varoncito-acaricio su plano vientre—Y me gustaría… que fuera un gato como yo-habló orgulloso.

—¡SASUKE!-entró dando un portazo a la puerta. Sus ojos se fijaron en la desnudez de su esposo y su erección creció rápidamente dentro de sus pantalones—Sasuke…

—Naruto…-jadeó.

El blondo abrazó a su esposo oliendo el dulce aroma despedido de su cuerpo, anunciándole efectivamente, que estaba en condiciones de quedar embarazado. Besó su cuello tiernamente recorriendo con sus manos su espalda, Sasuke comenzó a ronronear con la cola sacudiéndola de un lado a otro y sus orejitas negras caídas hacia adelante como signo de sumisión.

—Te amo tanto-susurró, el oji-azul.

—Yo a ti…

El zorro cargó a su esposo en sus brazos de la misma manera que lo hizo en su noche de bodas subiendo las incontables escaleras hasta el cuarto de hotel. Entraron a la habitación, y dejó caer suavemente a su minino en el centro de la cama, se acomodó sobre él repartiendo besos en sus labios y cuello. Se deslizó hábilmente hasta el vientre y llegó a su prenda interior, la bajó lentamente encontrándose con aquella cicatriz horizontal. Bajó su rostro y la llenó de besos, luego la tanteó con sus dedos y miró a Sasuke con una resplandeciente sonrisa.

—Es la cicatriz más maravillosa de todas.

—Usuratonkachi-susurró, conmovido, sintiéndose expuesto emocionalmente ante su dobe esposo—Acércate.

Volvió a abrazar a su doncel gatuno uniendo sus labios de manera tierna y apasionada. El moreno podía notar la enorme erección del zorro refregándose impúdicamente contra su bóxer, y sonrió ansioso, tampoco soportaría más esa agonía. Quería a Naruto dentro suyo cuanto antes.

—Ahora-llevó la mano al vientre plano de su minino—Hagamos un lindo hermanito para Menma ttebayo-sonrió zorrunamente.

Sasuke sonrió con una mirada lujuriosa y enroscó sus delgados brazos en el cuello del rubio.

—Tómame, mi salvaje zorrito-jadeó.

Su vida salvaje y llena de amor, recién acaba de comenzar.

 


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