CAPITULO 1. CHANTAJE
- …yama… …Aoyama… …Takafumi…
- ¡¿eh?!
- ¿Otra vez soñando despierto? Al menos responde cuando dicen tu nombre. – dijo el entrenador mientras revisaba su lista para luego levantar la mirada elevando una ceja.
- Lo siento sensei, no volverá a pasar…
- Ojala… bueno, que esperas ve con los demás y haz el calentamiento. – suspiro mientras el muchacho luego de inclinarse a modo de pedir permiso salió corriendo detrás de los demás.
Luego de unos 20 minutos de estar haciendo los respectivos ejercicios, el entrenador volvió a llamarlos, los demás ya se habían adelantado formando una fila horizontal dejando al menor y mas lento al final de esta, entonces fue cuando algo llamo su atención; detrás del entrenador se encontraban dos jóvenes obviamente no eran de la escuela y eran bastante altos.
- Bueno, como ustedes saben ya se acerca el campeonato regional y deben estar más que listos sin embargo, esta vez no podre entrenarlos como se debe debido a que algo ha surgido y debo viajar lo antes posible y por ello he decidido dejarlos en buenas manos en mi ausencia.- dijo refiriéndose a los dos jóvenes que lo seguían mientras recorrían la fila para darse a conocer.
Mientras el entrenador hablaba, su cabeza no paraba de dar vueltas, esa mañana, había salido velozmente perdiéndose el desayuno para no llegar tarde a clases sin mencionar que se había quedado hasta tarde estudiando para dar su examen. Con el estomago vacio, el haberse desvelado las anteriores noches y el exigir a su cuerpo con el cansancio acumulado le estaba cobrando factura.
- Ellos estuvieron en este equipo años atrás y ganaron el campeonato así que los ayudaran con el entrenamiento, ellos son Ijuu…
- Espere un momento sensei… .- interrumpió el de cabellos castaños, y se acerco al menor de la fila.
- Dime pequeño, ¿te encuentras bien? - dijo el castaño inclinándose para observar mejor al menor.
- ¡no soy pequeño! – vocifero el menor dirigiendo sus orbes azules al castaño para enfrentarlo, empero al reaccionar rápidamente su vista se nublo siendo lo ultimo que vio fueron a aquel castaño que no había dejado de mirarlo desde que llego.
Rinnnng…… rinnnng. (Me disculpo por los pobres efectos de sonido XD)
- Mierda…
Se levanto cansado de la cama apagando su despertador y el mal humor se le hizo de nuevo presente, el haber soñado con algo que creía ya enterrado lo había dejado por demás amargado eso solo podría significar un mal augurio, empero no podía quedarse con ese mal recuerdo, tenia un horario que cumplir así que se decidió a hacer sus cosas rápidamente. Preparo 3 bentos antes de salir y dejo comida para el gato, escribió una nota dejándola sobre la mesa junto con un bento y se llevo los otros dos, uno para él y el otro para su amigo que aun se estaba recuperando de aquel resfriado.
(^`-´^)
Llevaba un anillo en el dedo anular y en la otra mano un folder con los datos para la junta de ese día, su estatura de mayor de 1,80 hacia que su imponente figura no pase desapercibida, Sus pasos agigantados no eran lo que hacia temblar a la gente, sino ese ceño fruncido acompañado de una mirada gélida de esos ojos grises y una expresión tosca en su rostro dejando ver su mal humor. Yokozawa Takafumi el “Oso gruñón de Marukawa” era respetado por unos odiado por otros y temido por todos debido a su carácter pero nadie podía negar que fuera un trabajador excepcional.
- Masamune - llamó tendiéndole el bento en la mano.
- Debemos hablar – respondió el otro.
- Esta bien, pero después de la junta – respondió el peliazul, algo en su interior le decía que no seria un buen día, se dirigió al piso de ventas para recoger lo que faltaba y buscando en su celular una llamada la cual nunca llego, sin darse cuenta de que alguien lo observaba.
La junta que se había llevado a cabo había tomado más tiempo de lo habitual llevándolo a una charla que daría inicio a un giro en su vida. Se quedo a solas con Takano solo para recibir el inminente rechazo de parte de este, una a una derrumbaba sus esperanzas viendo como la persona que amaba se alejaba de él para ir tras de alguien que solo le había jalado a un abismo del cual no pudo salir por cuenta propia, en un ultimo intento reclamó el porqué de sus acciones solo así revelando sus sentimientos.
- Aun así lo sigo amando. – respondió clavando una cruel estaca en el corazón del peliazul. – El definitivamente es el único a quien amo. – dijo firmemente como si no hubiera sido suficiente con lo anterior termino destrozando su corazón.
- Dame tiempo…. No dejare que esto afecte el trabajo y tampoco quiero perder tu amistad… - Esa fue la única resolución a la que pudo llegar dado que ya nada podía hacer mas que darse por vencido.
- Yokozawa… Lo siento…
- Idiota... no te disculpes. – fue lo ultimo que llego a decir antes de dirigirse al baño tratando de mantener su rostro calmado, sin embargo el dolor yacía reflejado en él, aquellas ultimas palabras fueron mas de lo que puedo aguantar y se dedico a llorar en silencio.
Este día fue uno de los peores de su vida, con el corazón destrozado trato de seguir con el trabajo puesto que el día todavía no había terminado pero solo podía pensar en su desdicha, así que en lugar de llegar a su hogar decidió desviarse del camino un “momento” para olvidar; fue el peor error que pudo cometer…?
- ¿Donde… estoy?
Había despertado en una habitación de hotel, sin recordar nada y completamente desnudo empero lo que siguió después lo dejo totalmente pálido. Salió de la ducha vistiendo solo una bata la persona que menos quería ver, el editor en jefe Kirishima Zen.
- ¿¡Tu… que estas haciendo aquí!?
- ¿Qué? ¿es que no recuerdas nada de anoche? – se acercó al menor y le revolvió el cabello.
- ¿Q-qué tratas de hacer? ¿¡suéltame!? – dijo tratando de alejarse recordó el tacto de esos dedos que le hicieron estremecerse
- ¿Qué pasa con eso? ya no eres el tierno doncel de anoche, al menos trata de recordar la noche que tuvimos en esa cabecita tuya.
- ¿¡Qué!? – en ese momento sus ojos se abrieron como platos y su palidez aumento.
- ¿Ahora me dirás que no recuerdas de cómo te quejaste de cómo te habían roto el corazón?
- ¡cállate! Yo jamás haría algo como eso
- ¿estas seguro? Dime…
- ….
- Eso pensé. ¿Quién diría que el gran oso de Marukawa resultó ser un tierno doncel? Hasta a mi casi me tenias engañado – dijo sonriendo de lado.
- Que pretendes…
- Nada… es solo que me gusta domar a los orgullosos como tu.
- Deja de joder. – vocifero el peliazul tratando de darle su merecido pero termino siendo apresado por el mayor y gimiendo de dolor por la impotencia de liberarse.
- Wow me temo que no puedo tolerar ese tipo de acciones, tal vez si resultaste ser algo salvaje pero me gusta, además deberías ser más amable ya que estas en deuda conmigo.
- ¿Qué quieres decir? – cuestiono al mayor una vez soltándose de su agarre.
- No es obvio. Tuve que pagar la cuenta además de escuchar las quejas y cargar con tu trasero hasta aquí. ¡ah! Lo olvidaba, desde ahora harás todo lo que yo diga. – respondió el castaño ya terminado de vestir.
- Pagare la deuda, pero ni creas que hare todo lo que digas – gruño en un intento de defenderse.
- Si lo harás, o diré tu secreto y si eso no es suficiente no querrás que estas fotos embarazosas salgan a la luz ¿verdad?
- ¿Qué fotos?
- Las que te tome anoche por supuesto. Usa un poco de tu imaginación – dijo alzando con su mano su celular. En ese momento a Yokozawa solo le importo arrebatárselo de las manos y sin pensarlo se levanto de la cama corriendo hacia él, de repente todo le dio vueltas y termino tirado en el suelo.
- Takafumi - preocupado el mayor se dirigió hacia el peliazul para luego llevarlo en brazos y dirigirse a la cama, mas se detuvo observándolo antes de depositarla en esta.
En ese momento todavía algo mareado el menor dirigió su vista al ojimiel que lo miraba fijamente, entonces tomo consciencia de la situación. Se encontraba en sus brazos completamente desnudo sobre la cama de un cuarto de hotel, una escena por demás comprometedora, se puso rojo de pies a cabeza casi temblando de la vergüenza.
- S- suéltame… ¡Deja de mirarme… maldito viejo pervertido!!!
- Lo siento, lo siento – dijo con un tono burlesco - pero piénsalo, nos vemos… - Se retiro de la habitación dejando al menor totalmente sonrojado y confundido por todo lo ocurrido.
“Esto no puede ser peor”… rondaba por la mente atormentada del peliazul. Llego a su departamento cansado, adolorido y confundido, aunque eso era decir poco. Entro al cuarto de baño para mirarse en el espejo, se veía terrible, se quito las lentillas descubriendo así unos hermosos ojos azules.
- Ehhh… ¿no me digas que recién llegaste? – esa vocecita saco de de su ensimismamiento al peliazul
- Hiyo…