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Me enamore… por Haruka Eastwood

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Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroshitsuji son propiedad de Yana Toboso-sama y las tontas aquí escritas fueron inspiradas gracias a gen xD

Notas del capitulo:

gen_sagitagemini me tomo meses, pero finalmente lo logre =D espero que te guste 7u7 de lo contrario preparaos xD

Título: Me enamore…

Resumen: En un principio solo deseaba vengarme… al final me enamore de un hombre maravilloso que me hizo olvidarme de él.

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16 años

Género: Romance, AU

Advertencias: Mpreg

N° Capítulos: Único

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Me enamore…

Alois Trancy Pov

Capítulo único: Más que venganza

—Claude… —le llame en cuanto se dio la vuelta, pero todo lo que escuche fue el sonido de la puerta al azotarse, realmente no tenía caso llamarle, de todas formas siempre me ignora, siempre se va… siempre me deja.

Tres años atrás, cuando nos casamos pensé que viviría una vida de ensueño al lado del hombre que más amo, y es que en ese entonces solo me mostró una actitud galante, un porte altivo y una mirada que me hipnotizó en cuestión de segundos; porque todo en él me cautivó en el mismo momento que le vi. En ese entonces no creí que al mismo tiempo firmaría mi condena, ya que todo lo que quería obtener era la llave de la felicidad junto al amor de mi vida.

Claude era sin lugar a duda un sueño hecho realidad, pero pese a esa actitud seria que siempre mostraba para con todos, estaba completamente seguro de que me amaba y eso para mí era más que suficiente, por lo que nunca le dije absolutamente nada, sin embargo desde hace unos meses todo cambio, es aún más serio, me ignora y pareciera que me evita a toda costa.

Por más que lo intentó no puedo dejar de sentirme solo y desplazado, como si ya no le importara, incluso hay momentos en que mi mente me juega una mala pasada y me hace pensar que yo nunca le importe, que solo fui un juego, algo pasajero en su ajetreada vida llena de conquistas. Porque el Faustus que yo conocí era un hombre cotizado, un mujeriego y donceliego en toda la extensión de la palabra, quien ha pasado por más camas que días del año.

Una sonrisa amarga se dibuja en mis labios y no sé ni de que me sorprendo, después de todo no es tan difícil imaginar que tiene un amante, alguien con quien sustituirme como si fuera cualquier cosa. Me duele creer que todo se ha terminado entre él y yo, que finalmente es hora de decir adiós pese a que lo amo más que a nada… pero vaya que he sido ingenuo todos estos años, al querer creer que sus labios solo me besaban a mí, que sus manos solo recorrían mi cuerpo con dulzura y que yo era el único con el que se embriagaba a la hora de amar.

***

Sin mucho ánimo me adentre a la biblioteca de la mansión, a pesar de que no soy mucho de leer me gusta estar ahí, ya que es un lugar bastante tranquilo y con el fin de entretenerme no hay nada mejor que un buen libro. Recorro los estantes leyendo los títulos, buscando uno que me llame la atención, cuando me detengo al ver el álbum de fotos de Claude y mío, con cuidado lo tomo yendo directamente al sofá, me acomodo y lo dejo sobre mis piernas, abriéndolo como si temiera dañar los recuerdos.

Detenidamente observo cada foto, soltando una que otra sonrisa melancólica al pasar por aquellas imágenes en donde todo parecía ser perfecto, recordando el día que me pidió matrimonio a la orilla del mar, nuestra boda, o aquella vez cuando fuimos de vacaciones a España, curiosamente todos parecen recuerdos tan lejanos, a pesar de que no tienen ni tres años.

Entre mis manos sostengo una foto en particular, fue hecha hace dos, justo en mi cumpleaños veinticinco, en ella me encuentro de pie mirando hacía la cámara y Claude esta atrás de mí, recuerdo que aquel día creí que saldría como en todas las demás, con una cara seria, pero en el último momento sus brazos me rodearon y besó mi mejilla, la cámara no capturo el beso, pero si aquel momento en donde se apartaba de manera lenta, mirándome con dulzura y esbozando una amplia sonrisa. Solo para mí…  

Siento mis manos temblar, mientras gruesas lagrimas resbalan por mis mejillas hasta detenerse en la foto, no lo resisto, así que la dejo sin acomodar entre las gruesas hojas y me levanto, pero al momento que lo he hecho un pequeño sobre sale de entre el álbum, por lo que rápidamente lo tomo con las manos temblorosas y movido por mi curiosidad lo abro… solo para encontrarme con fotos de Claude sonriendo abiertamente… parece divertido y sus ojos reflejan un profundo amor, lástima que la persona que lo acompaña no sea yo.

Desgraciadamente conozco al chiquillo que le abraza y le besa con pasión en cada imagen; Ciel Phantomhive, único hijo de un afamado fabricante de juguetes, un pequeño doncel de apenas dieciocho años…

—Vaya… —murmuro entre dientes con fingida sorpresa—. Entre todas las personas que hay tenías que engañarme con un estúpido niño mimado.

Uno muy egoísta y caprichoso. Al final era cierto lo que decían de él: que siempre conseguía lo que quería sin importar el precio, lástima que esta vez quiso a un hombre casado y yo pago las consecuencias de sus descaros.

Poco a poco un enorme vacío se iba formando en mi interior al momento de regresar aquellas fotos al sobre, guardándolas de nueva cuenta donde estaban. Sentía que mi corazón se fragmento en mil pedazos, ¿por qué me hace esto cuando yo lo amo tanto? Lo único que sabía es que aquel Phantomhive y el maldito de Claude me las pagarían, no era vengativo, no era rencoroso… pero ellos me han cambiado.

***

—Ngh~ más… —gemí extasiado.

Sus fuertes manos me sujetaban con firmeza de la cadera, ayudándome a cabalgar más rápido sobre su enorme miembro que me llenaba por completo de una manera deliciosa. Tocando ese exquisito punto de placer que me hacía gemir y sentir el cielo con la punta de los dedos.

 —Alois… —ronroneó de manera lenta, y tan sensual que sentí como si sus palabras me acariciaran.

En un suave movimiento me acerque a sus labios, sellándolos con los míos, antes de volver a escuchar su ronca voz. Aquel aterciopelado tono que tanto me gusta, cargado del más puro placer. Un placer que solo yo podía darle.

—V-Vincent~ —arquee la espalda, dándole acceso a mi cuello que mordisqueo rudamente haciéndome llegar al más exquisito orgasmo, mientras él liberaba su esencia en mi interior—. Te amo, realmente te amo tanto —susurre al desplomarme sobre su fuerte pecho, apartando unos mechoncitos de su frente perlada en sudor, depositando un último beso en aquel sexy lunar bajo su ojo.

Era cierto, lo amaba como nunca antes había amado. Actualmente no podía concebir mi vida sin él a mi lado, pese a que seis meses atrás, la única intención de acercarme a Vincent era para destruir la familia de Ciel Phantomhive. Ansiaba acabar con aquel hermoso matrimonio, y de esa manera ver sufrir a Ciel, aquel chiquillo que me lo había quitado todo.

Sin embargo me enamore perdidamente de este hombre, de alguien que vela por mí desde las sombras, que me cuida y me protege. Vincent es perfecto en todos los aspectos, un caballero al que amo infinitamente.

—Yo también te amo.

Sus labios sellaron los míos en un beso suave, lento y prolongado, sin rastro de lujuria en él. Tan solo me permitía sentir aquel infinito amor, que llenaba mi pecho de una sensación agradable y bastante cálida. Desgraciadamente aquel mágico momento fue interrumpido por el sonido de un vaso al caer, y cuando he volteado el rostro, con horror vi a Rachel Durless de pie en el alfeizar de la puerta, con los ojos vidriosos y los labios abiertos en forma de “O”.

Instintivamente me aparte y cubrí con las sabanas. Era curioso cómo había pensado en dejar de ver a Vincent, porque a pesar de que le amaba no quería lastimarlo ni causarle problemas, no sé, quizás hablaríamos y finalmente haríamos las cosas de manera correcta, porque si él me amaba tanto como yo, era seguro que podríamos tener un futuro juntos.

Ciertamente, Ciel me lastimó cuando sedujo a mi marido, pero ahora eso ya no tenía importancia, de igual forma le pediría el divorcio a Claude, porque lo nuestro no funcionaría ni en mil años, tampoco quería que su esposa pasara por lo que yo viví al enterarme de la infidelidad de mi marido.

Pero ya era demasiado tarde y al igual que Vincent, comencé a vestirme de manera rápida, lo mejor sería salir de aquí lo más rápido posible, pero en cuanto he salido del cuarto atrás de él escuchamos el grito de una de las empleadas de la casa.

Rachel Durless había fallecido aquella tarde al caer de las escaleras y romperse el cuello. Me sentía demasiado culpable…

***

Sus ojos ámbar me miraron con una extraña mezcla de furia e incredulidad. Tal vez nunca se imaginó que su esposo que parecía profesarle una infinita adoración le viniera a pedir el divorcio de buenas a primeras.

—¿Por qué? —Profirió con aquel imperturbable tono de voz.

—No tengo por qué darte explicaciones, Claude —espete—. Pero si insistes. Amo a alguien más y será mejor que me des el divorcio, así podrás estar con aquel chico de nombre Ciel.

Por primera vez su semblante cambio, mostrando una verdadera sorpresa ante mis palabras. Tal vez pensaba que sería demasiado estúpido e infantil para no darme cuenta de que tenía un amante desde hace más de un año.

Por otro lado, así yo también podría estar con Vincent. No negaré que la muerte de Rachel le afecto e incluso se culpó por ello al igual que yo, sin embargo no podíamos cambiar lo que sentíamos ni regresar el tiempo para evitarlo. Todo lo que pude hacer fue permanecer a su lado en silencio, amándolo como hasta ahora, pero justamente fue unos días atrás que nos enteramos que seriamos padres y sin importar lo repentino de todo: me pidió matrimonio.

Pese a que Rachel falleció cuatro meses atrás y de que Ciel ignora la relación que mantenemos no dude en darle el sí, por lo que en cuanto Claude me firme el divorcio lo siguiente que haremos será comunicarle a ese molesto chiquillo que tendrá una dulce madrastra.

***

—¡No puedes hacerme esto!

Su fuerte grito se escuchó por toda la casa, siendo sinceros tenía unas enormes ganas de reírme maliciosamente por su expresión de frustración, enojo… Cielos, tantas emociones plasmadas en esa linda carita, probablemente se deba a que sabía con antelación quien era yo, y que lo más probable es que crea que estoy aquí para vengarme de él por quitarme a Claude. Vaya, no negare que en un principio así fue, pero ahora estoy completamente seguro de que amo a Vincent Phantomhive, el hombre con el que formare una familia.

—Basta, Ciel —pese a que no gritó, su tono de voz era por demás autoritario, tanto que incluso a mí me erizo la piel—. Me casare con Alois porque es la persona a la que amo.

—¿Y mamá? ¡¿Acaso ya te olvidaste de ella?! ¡Acaba de morir y tú ya te conseguiste una puta para reemplazarla!

—¡Cállate! —demandó con molestia, apretando los puños en un intento por comprender las razones de su hijo, era obvio que le afectaría la noticia—. Nunca podría olvidarla —su tono se suavizo—. Ciel, ame a tu madre pero ella ya no está aquí y la vida sigue… cariño, me casare porque estoy enamorado y porque tendremos un bebé…

Apretó los puños y mirándome con odio comenzó a decir cuanta ofensa se le pasaba por la mente. Insinuando que yo no amaba a su padre y que solo lo hacía para vengarme de él.

—No tengo ni tendré ningún motivo para vengarme de ti —descarado… tal vez demasiado, pero en parte era cierto, él es el único vengativo aquí.

En un principio pretendía mantenerme al margen de todo este asunto, pero al final no he podido, aunque Vincent no evito mirar desaprobatoriamente a su hijo, no sé si por insultarme o por sus falsas acusaciones.

—Alois no tiene ningún motivo para vengarse de ti… hijo.

—¡Claro que lo tiene! —Me apuntó con el dedo a punto de perder el control de sí mismo, si bien, Ciel es un chico que mantiene la calma en todo momento siempre habrá una primera vez—. ¡Seduje a su esposo y me acosté con él…!

Una fuerte bofetada le obligo a guardar silencio y no sabía si sorprenderme por el hecho de que fuera capaz de decir algo así, por la bofetada que le dio Vincent o porque de cierta manera aun me pesa darme cuenta de la realidad y de que fui bastante ingenuo para creer en un hombre que solo me mintió.

Me fue inevitable gimotear… ¡Malditas hormonas!

***

Vincent y yo nos casamos cuando cumplí los tres meses de embarazo, fue una boda sencilla pero no por ello menos hermosa. Por otro lado, Ciel se fue una semana después de la noticia, al parecer formalizo una relación con Claude y comenzaron a vivir juntos, me hubiera gustado decir que le fue mejor que a mí, pero sería mentir vilmente, ya que ese hombre no cambia. Engaño a Ciel con su secretaria y no terminó nada bien el asunto.

Desgraciadamente es alguien tan orgulloso como para no regresar a casa, sobre todo si eso implica pedirme perdón. Afortunadamente es un chiquillo muy fuerte, quien se independizo, comenzando una nueva vida desde cero. Yo por mi parte no puedo pedir nada más, tengo una hermosa familia al lado de un hombre maravilloso.

En cuanto a Claude: actualmente está metido en problemas legales y a punto de perder su empresa… su secretaria lo dejo e incluso vino un año atrás pidiéndome perdón por todo y una segunda oportunidad. Todo un caso con él.

—Papi… cárgame —mi pequeño Robert de tres años me miraba con sus enormes ojitos color chocolate, idénticos a los de su padre, mientras que su cabello es rubio como el mío.

—Mi amor —le mire con ternura. No me gustaba negarle algo así.

Repentinamente sentí los brazos de Vincent rodeándome con cuidado, coloco sus manos en mi abultado vientre haciéndome pequeños mimos antes de depositar un beso en mi mejilla, a lo que sonreí ampliamente.

Actualmente estaba más que feliz, esperaba a mi segundo hijo, tenía al hombre de mis sueños junto a mí. Ya nada me faltaba, y pensar que todo esto comenzó como una absurda venganza… una que prácticamente me entrego al amor de mi vida, el hombre del que me enamore.

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Fin

Notas finales:

Sé que fue una pareja algo rara, pero si al menos lo leyeron sere feliz ^w^ y se aceptan toda clase de comentarios ~♥

Haruka Eastwood

 


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