Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Masao Tachibana por skymoon

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

MASAO TACHIBANA


Un trueno retumbó en el silencio de la noche. Una figura se incorporó gritando un nombre.

Sabía que sus compañeros estaban en el salón de juegos del hotel relajándose tras el partido del día anterior. Disfrutando de su bien merecido día de descanso, en el exterior diluviaba y la gente caminaba deprisa cubierta por paraguas o chubasqueros con capuchas. Iban como encogidos, quizá intentando aislarse de la humedad y el frío. Se preguntaba si como él a ellos también les resultaría inútil intentarlo. Pero claro, el frío de ellos era externo no interno. Oyó como la persona que le acompañaba en el cuarto suspiraba, se volvió a mirarlo pero no parecía que ese suspiro hubiera estado dirigido a él. Su hermano estaba leyendo concentrado una revista, aunque bueno suficiente era ya con que se hubiera quedado con él y no hubiera aceptado la oferta de Ishizaki de que bajara con él, Aoi, Akai y Nitta a retar a quienes se pusieran por delante a una partida a la Play... No, Kazuo había dicho que no podía que tenía cosas que hacer pero realmente lo único que había hecho era sentarse en la cama apoyándose en el cabecero y empezar a leer revistas en silencio. Volvió a mirar hacia el exterior, poco después se giró y habló:
- Me voy a dar una vuelta...
- Masao, está lloviendo...
- ¿Crees que no me había dado cuenta? – Su hermano gemelo frunció el ceño y le miró.
- Vale, pero abrígate no quiero que tengamos que explicarle mañana a Gamou porque estás resfriado... – Hizo ademán de levantarse.
- Preferiría ir solo... sino te importa.
- Pero...
- Por favor...
- ¿Estás seguro? – Masao asintió. – Bueno, pero no te retrases... la cena es a las siete.

Tachibana Kazuo vio salir a su hermano de la habitación y de nuevo suspiró, ahora fue él quien ocupó el puesto frente a la ventana y dejó que su mente viajara al pasado.

FLASHBACK.
- ¡¡Masao, espera, no puedes irte así!
- ¡Son ellos los que no me quieren ya en casa, Kazuo! No soy yo el que se va, son ellos los que me echan...
- ¡Ponte en su lugar!
- ¡Ponte tú en el mío! ¡No estoy haciendo nada malo!
- Pero es normal que no lo entiendan, es decir, no puedes esperar soltar una bomba así y pensar que todo va a estar bien...
- ¡Soy su hijo, lo que debiera importarles es si soy feliz o no! Ni las malditas apariencias ni el qué pensarán y, ahora mismo, hermanito gemelo tú también me estás decepcionando... – Los dos hermanos se miraron en silencio, Kazuo suspiró y finalmente volvió a hablar.
- No puedo dejarles solos...
- Bien, es tu decisión. Cuando decidas madurar me avisas.

FIN DEL FLASHBACK.

¿Madurar? La madurez solo le había traído desgracias a su hermano. Pero bueno, al final él también lo había hecho, sobretodo porque era su gemelo y siempre sabía si estaba bien o no. Lo sentía de manera casi física, lo que a Masao le dolía, le hacia daño a él... lo que le entristecía, le apenaba a él. Alguien llamó a la puerta, se volvió y fue a abrir. En el umbral se encontró con los tres capitanes del equipo, Tsubasa Ozora, Misugi Jun y Matsuyama Ikaru, les acompañaba Misaki Taro.
- Me ha sorprendido ver salir a Masao con la que está cayendo... – Fue lo primero que dijo Jun una vez dentro.
- Dijo que iba a dar una vuelta.
- ¿Sólo?
- Es mayorcito, Taro... no puedo impedirle salir solo a la calle aunque esté cayendo sobre nosotros el diluvio universal.
- A mi no me preocupa que haya salido mientras está lloviendo y hace frío... – Intervino Matsuyama. – Me preocupa más el por qué de que esté tan triste... Jamás en toda mi vida hubiera podido creer que no oiría reír y bromear a los dos hermanos Tachibana...
- Hay momentos para la seriedad...
- Ikaru no quiere decir que no seáis serios y responsables cuando es necesario, Kazuo... sino que no es habitual veros tranquilos sin gastar bromas... Así habéis sido siempre, por lo menos erais así en la última concentración de hace ocho meses.
- Las cosas puedes cambiar mucho en ocho meses, Ozora.
- Somos vuestros amigos... estamos preocupados, qué le pasa a tu hermano, Kazuo... En qué podemos ayudarle. – El muchacho miró a sus compañeros de equipo en silencio, de nuevo un golpe en la puerta llamó su atención. Esta vez fue Taro Misaki quien abrió para dejar entrar a Hyuga Kojiro y Wakabayashi Genzo.
- ¿Es esto una reunión del equipo?
- Bueno... en realidad se puede decir que aquí estamos todos los capitanes de la selección y que como responsables de la misma y, como amigos vuestros, queríamos saber, como ya ha dicho Taro en qué podemos ayudar a tu hermano. – Habló Jun con la voz un poco alterada, Kazuo sabía que no le gustaba nada presumir de su condición de “jefazo” de la selección japonesa sub-21.
- Está bien... quizá cuando sepáis lo sucedido me podáis aconsejar cómo ayudar a mi hermano, porque yo, sinceramente ya no sé qué hacer. – Meditó un momento por dónde empezar. – Hace ocho meses mis padres echaron a Masao de casa... – Esperó alguna reacción por su parte pero le escuchaban atentos y en silencio así que continuó. – Pese a todos los éxitos que hemos tenido desde los 12 años, pese a que jamás fuimos malos estudiantes, pese a que ante todos podíamos pasar por los maravillosos hijos del señor y la señora Tachibana resultó que uno de esos vástagos no era como ellos querían... Mi hermano tuvo el valor de querer ser sincero con ellos, le correspondieron con incomprensión y desprecio...
- ¿Por qué Masao no es como vuestros padres quieren? – Murmuró Taro.
- Masao es... – Miré de nuevo por la ventana, otra vez suspiró. - ,... homosexual. – Se giró para ver sus caras, por sus expresiones supo que no se esperaban que el asunto derivaría por ese camino.
- ¿Le gustan los... – Intervino por fin Matsuyama.
- Sí, los hombres.
- ¿Le echaron por qué era gay?
- No lo era Taro, lo es.
- ¿Está triste porque está solo y vuestros padres no le comprenden?
- No, Jun, en realidad cuando le echaron de casa me dijo que si ellos decidían que de repente no tenían dos hijos sino uno era problema de mis padres, que no podía negar lo que es y lo que sentía, que lo había hecho durante mucho tiempo pero que ya no podía seguir haciéndolo...
- ¿Por qué no podía? – Todas las miradas se dirigieron a Tsubasa. - ¡Ey, no dijo que debiera seguir ocultándolo! Pregunto qué cambió para que decidiera sincerarse... – Kazuo asintió comprendiendo.
- Se había enamorado.
- ¿Enamorado de un hombre?
- Es lo habitual cuando se es homosexual, Kojiro. – Le respondió el bajo centrocampista nipón.
- ¡Ey, no te pases! – Exclamó el mencionado. – Me cercioraba... así que se enamoró de un tío y decidió que no podía seguir manteniendo oculto lo que era...
- Y vuestros padres le echaron...
- ¡Os juro que adoro Japón pero a veces su mentalidad dan ganas de tirarla por el retrete! – La efusividad en la declaración de Taro les hizo sonreír a todos. - ¡Probar a vivir en Francia, no es que ser homosexual en París sea más o menos habitual pero si lo eres no pasa nada, se asume como algo natural, PORQUE ES NATURAL! ¡Joder!
- Bueno, y tras esta declaración de principios de Taro... sino está triste porque vuestros padres le echaron entonces qué le pasa, por qué está así. – Matsuyama reconduciendo la conversación.
- Se llamaba Sayako, nunca llegué a conocerle porque al principio preferí permanecer al lado de mis padres, hasta que me di cuenta de que era inútil tratar de negar que no sé estar sin mi otra mitad... Al fin y al cabo vivimos nueve meses juntos en un mismo y estrecho lugar, y llevamos 19 años el uno al lado del otro...
- Por como hablas me huele a que el tipo ese le dejó... ¿Tu hermano está así porque tiene “roto el corazón”?
- Mas o menos, Genzo... no es que Sayako quisiera dejar a mi hermano... se vio obligado a hacerlo...
- ¿Por qué? Sino quería que no lo hubiera hecho...
- Jun, chicos... Sayako murió hace seis meses... en los brazos de mi hermano. Cuando se le rompió el corazón... se rompió el mío. No paré hasta encontrarle... y desde entonces... – Se dejó caer sentado en la cama ocultando el rostro entre sus manos.
- ¿Murió? ¿Masao perdió a la persona que amaba? – La voz de Genzo fue apenas un susurro. – Pasó por esa pérdida él solo... – Asintió.
- Completamente solo... y me sigue rechazando... apenas me habla, duerme muy mal, se despierta llamándole... le oigo llorar por las noches y en cuanto acaban las concentraciones desaparece... nunca sé dónde está, va a los entrenamientos del Jeff Ichiara, juega los partidos, cumple como lo que es, un profesional pero no sé nada de su vida solo sé que cada día está más triste, más callado, más lejos de todo... Y que yo ya no sé que hacer. – El silencio se volvió a apoderar de la habitación.
- ¿Cómo... cómo murió?
- Masao había quedado con él.. Sayako iría a recogerle a casa, después de salir del trabajo, para almorzar, y luego llevarle a los campos de entrenamiento... En ese momento yo no sabía nada de eso, me lo contó luego Masao... Como hoy llovía mucho, Sayako tenía una moto y conducía... se le cruzó un coche, no pudo esquivarlo... la ambulancia tardó en llegar... más de lo que lo hizo Masao, solo sé que estuvo una hora sosteniéndole entre sus brazos, intentando retenerle y que no pudo... Sayako murió sufriendo entre los brazos de mi hermano... y jamás sabré qué parte de Masao se llevó Sayako con él. – Kazuo vio como Taro apoyaba un brazo en la pared y sostenía su cabeza encima del mismo, le vio cerrar los ojos. También se fijo en que Matsuyama apretaba los puños, y que Jun y Ozora tragaban saliva con dificultad. No se dio cuenta de que Kojiro se había acercado a él y posaba una mano en su hombro.
- ¿Dónde ha ido?
- Supongo que al cementerio... no estamos muy lejos.
- Vamos...
- Genzo... ¿qué?
- A buscarle... hay que hacerle ver que no está solo... que somos japoneses pero que tenemos algo dentro de la cabeza y que, por supuesto, lo único que nos importa es que por lo menos vuelva a sonreír. Estábamos preocupados por saber qué le pasaba a tu hermano, ahora lo sabemos, también queríamos saber qué podíamos hacer para ayudarle... por lo pronto creo que ofrecerle todo nuestro apoyo.

Sawada Takeshi no había mantenido una profunda relación con ninguno de los hermanos Tachibana pero eso no significaba que no se hubiese dado cuenta de que algo les sucedía. Frunció el ceño cuando vio salir a Masao a la calle y los frunció más aún cuando vio a Tsubasa hacer un gesto a Matsuyama y Misaki que se levantaron de sus asientos. Pronto les vio unirse al resto de los pesos pesados del equipo y dirigirse hacia uno de los ascensores del hotel. Suspiró mientras se levantaba y se dirigía a recepción.
- Discúlpeme, ¿me podrían prestar un paraguas? – El recepcionista asintió, y sacando uno de debajo de la encimera se lo tendió. Takeshi le sonrió agradecido y salió el también a la calle. Miró hacia el lado por el que se había ido su compañero. No le costó mucho localizar a la única persona que se movía sin protección bajo semejante aguacero. Decidido le siguió los pasos.

Endemoniada lluvia, endemoniado frío, endemoniada ciudad. Takeshi pensaba todas esas agradables cosas mientras esquivaba de un salto las salpicaduras de un charco que un insensato y acelerado conductor había pisado a toda velocidad. Endemoniados todos… Levantó la vista de los bajos de sus pantalones mojados para fijarla en la figura de su pequeño compañero detenido en un semáforo a unos escasos 200 metros, al otro lado de la calle se hallaba la puerta del camposanto.
¿Va al cementerio? Era cierto que no había tenido una profunda relación con ninguno de los Tachibana pero que uno de ellos fuera al cementerio en uno de los peores días del año le hizo sentir una inexplicable aprensión en el pecho. Supo en ese momento que el sufrimiento de Masao era profundo. Endemoniado mundo… Fue su último murmullo antes de correr para cruzar la calle antes de que se pusiera el semáforo.
Le vio detenerse frente a una lápida, le vio acuclillarse y agachar la cabeza. Y le oyó gritar. Y su corazón lloró por su amigo. Cuanto dolor había en aquel lamento, cuanta pena. Durante cinco minutos dudó si acercarse o no. Finalmente pudo más la amistad.

La lluvia dejó de caer sobre él y una sombra le cubrió. Alzó sus llorosos ojos y se encontró con esa tímida sonrisa. Con esos ojos cargados de cariño. Un suspiro escapó de sus labios.
- Estás helado, Masao. Vas a enfermar. Y el equipo te necesita. – Trató de iniciar una conversación trivial aunque ardía en deseos de arrodillarse junto a él, pasarle el brazo por los hombros y abrazarle. Masao no contestó mientras un nuevo suspiro escapaba de sus labios. Takeshi se fijó en el nombre que había inscrito en la lápida Sayako Uri, por la fecha de nacimiento y la de defunción tenía la misma edad que el gemelo Tachibana, 19 años. Solo había una palabra y dos iniciales grabadas: “Amado” M.T. - ¿Masao Tachibana? – Inquirió el central nipón. - ¿Era tu pareja? – La naturalidad con que hizo la pregunta provocó que el lloroso joven volviese a mirar a su acompañante y asintió débilmente. Takeshi le tendió una mano. – Lo siento…
- Te parece normal…
- ¿Hay algún motivo por el que no debiera parecérmelo? – Takeshi sonrió de medio lado, en un gesto pícaro que no era nada habitual en él. – Mi mejor amigo se me declaró hace dos meses… me asusté pero él me dio el suficiente tiempo como para que lo meditase… no podía decir que no deseaba algo que desconocía. El caso es que lo probé… y me gustó. – Masao le miraba incrédulo.
- No sabía que tú…
- Yo tampoco sabía que tú lo eras… y bueno, no es que yo sea exactamente homosexual. Digamos que lo probé, me gustó pero siendo sincero me agrada más el cuerpo de las chicas y lo que se siente. Pero entiendo que amar a alguien no es en absoluto pecado, y da igual de que sexo sea la persona a la que ames.
- Tu mejor amigo… no será…
- No, ni el capitán ni Ken, ni Sorimachi. Mi mejor amigo es un chico que ha crecido conmigo, al que conozco desde los tres años y que ha aceptado de buen grado que de vez en cuando compartamos la cama. Al igual que yo probé su cuerpo él probó el mío y descubrió que aunque me quiere no lo hace con la suficiente fuerza como para desear atarse a mi. Es un acuerdo mutuo. Ahora mismo supongo que estará retozando con algún muchacho guapo, no le gusta pasar las tardes lluviosas solo. Pero sé con toda seguridad que si le pasase algo malo parte de mi se iría con él, así que no puedo ni llegar a imaginarme lo que debiste sentir cuando lo perdiste a él. Aunque… - Dudó de seguir pero Masao le miraba suplicante, anhelante de hallar con suelo. - … él no se ha marchado, lo llevas contigo aquí… - le tocó el lado izquierdo, a la altura del corazón. – Aquí está a salvo, seguro, aquí vive, en ti.
- Le echo tanto de menos, Take… - Sawada le sonrió débilmente. Las lágrimas volvieron a los ojos de Masao, el central abrió los brazos e invitó a su amigo a consolarse en él.
- Eres tonto sino sabes que podías habérnoslo dicho.
- Los Tachibana nunca se han caracterizado por tener más haya de dos dedos de frente, Takeshi. – La voz interrumpió el abrazo.
- Capitán… - Exclamó el joven central japonés volviéndose hacia Hyuga. Tanto Masao como él se sorprendieron al ver que no venía solo. – Chicos…
- Gracias por estar con él, Takeshi.
- Bueno, también es mi amigo, Ozora. – Sawada siguió manteniendo el brazo por encima de los hombros de Masao.


Los personajes de Captain Tsubasa no son míos y no pretendo ni mucho menos lucrarme con ellos. Solo espero que paséis un buen rato leyendo esta historia.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).