Era un día como cualquier otro, había tenido el mejor cumpleaños de su vida ya que la persona que más quería en todo el universo, su adorado tsundere, estaba a su lado, junto a él, había correspondido sus sentimientos el mismo día de su cumpleaños. Ya era 22 de noviembre, su cumpleaños había pasado pero hoy tenía una cita con su ahora novio, sería la mejor cita de su existencia o así lo creía. Había quedado de verse en una cafetería, esa cafetería se la había recomendado uno de sus mejores amigos, por lo que estaba seguro que sería un correcto lugar para comenzar todo. Llego con 15 minutos de anticipación para que su novio no se molestara si llegaba tarde o si lo hacía esperar mucho, se había alistado con un par de jeans que resaltaban bastante el buen trasero que tenía, sabía que su novio era un poco serio sobre lo que era lo correcto pero estaba seguro que si utilizaba bien lo que tenía, hoy tendría una bonita noche de pasión con su amado novio. Ya faltando 5 minutos vio a lo lejos una cabellera muy vistosa, una cabeza verde venía caminando a lo lejos pero al verlo acercarse, enseguida vio dos pelirrojas, una rubia, una azul, una morada y una celeste. Se decepcionó un poco al ver que toda la Kiseki no Sedai completa, él pensaba que pasaría el día SÓLO con su novio... ¡No con estos entrometidos!
Que él recordara no había invitado a todos ellos, supo quién se le soltó la lengua con su plan de cita después de que todos se saludaron y sentaron en una mesa enorme para que todos cupieran.
-Buenas tardes, Kazunari. Ryouta nos contó de tu plan de cita grupal por lo que no quisimos fallarte y vinimos todos con anticipación. Gracias por invitarnos. –saludo respetuosamente Akashi mientras miraba al pelinegro con una sonrisa cortés.
Ante las palabras del pelirrojo, el pelinegro volteo a mirar al rubio que le regalo una sonrisa muy jovial, no sabía si el rubio lo había hecho a propósito pero que podría hacer, por lo que sólo le sonrió y volteo a ver a su novio el cual conversaba con Kagami y Aomine de algo que hizo que el peliverde se avergonzara.
-¿Y dinos Midorima, ya te comiste a tu novio? Ayer estaban muy juntitos y desaparecieron de la nada. Después de allí no se les volvió a ver… -fue el comentario que hizo Aomine.
-Eso… Eso es algo que no les incumbe nanodayo –dijo un poco sonrojado el megane mirando de soslayo como Takao lo miraba atento.
-Para mí que no ha tenido el valor de hacerlo ajjajaja –soltó una carcajada el pelirrojo de Seirin.
-Oh vamos, Bakagami. Tú tampoco lo has hecho con Tetsu, él no se habrá dejado tocar por ti porque eres un cobarde. –dijo en voz alta el moreno peliazul haciendo que el pelirrojo tigre se pusiera del color de su cabello.
-Aomine-kun no debería hablar de cosas que sean ajenas a él y por si no lo sabe, Kagami-kun no es llamado tigre sólo por el básquetbol, también lo es en la cama. –dijo el peliceleste tomando tranquilamente una malteada de vainilla que apareció de quien sabe dónde.
-¡Kuroko, no tenías que decirle eso! –dijo más avergonzado su novio.
-¿Acaso dije una mentira, Kagami-kun? –pregunto mirándole seriamente y sacando a Nigou de quien sabe dónde para mostrárselo al pelirrojo lo que hizo que el tigre se pusiera nervioso y negara rápidamente.
-¡No! ¡No dijiste ninguna mentira! ¡Ahora, aleja a esa bola de pelos de mí! –dijo mucho más nervioso y alejándose unos centímetros de Kuroko y Nigou los cuales estaban a su lado.
-Kurokocchi, sabe cómo controlar a Kagamicchi. Eres genial, Kurokocchi. Si yo pudiera hacer que Aominecchi me hiciera caso. –dijo el rubio haciendo un puchero mientras tomaba un vaso de refresco.
-La clave, Kise-kun, es que debes saber las debilidades de tu novio para así utilizarlas a tu favor. –respondió Kuroko mientras seguía tomando su malteada.
-¡Wooooow! Lo intentare, Kurokocchi. –dijo emocionado el rubio mirando a su amigo para luego ver con una cara decidida a su novio.
-Ya está haciendo hambre, hay que ordenar de una vez. –mencionó Aomine mirando la carta e ignorando a Kise.
-Daiki. Nosotros ya ordenamos. Ustedes por estar discutiendo, no ordenaron a tiempo. –fue la respuesta del pelirrojo emperador mientras tomaba una taza de café y disfrutaba de una tajada de pastel al igual que su pareja.
-Aka-chin, tiene razón. Mine-chin, Mido-chin y Gami-chin no ordenaron por estar peleando. –fue la respuesta del más alto de todos mientras devoraba una gran tajada de pastel.
-Atsushi, no comas con la boca llena, te puedes atorar. –dijo Akashi volteando a ver a su novio el cual paro de comer ante el regaño de su novio.
-Está bien, Aka-chin~. –fue la respuesta del pelimorado.
Takao vio a todos interactuar entre ellos haciéndose bromas o comentando lo que habían hecho la semana pasada, por lo visto todos se llevaban muy bien aunque hasta ahora el único que no hablaba u opinaba era él, se suponía que era una cita para los dos solos pero no estaba saliendo tan mal, a decir verdad se estaba divirtiendo con todo lo que sucedía que no pudo evitar soltar una sonrisa lo que llamó la atención de todos los allí presentes.
-¿Porque te ríes, Takaocchi? ¿Dijimos algo gracioso? –pregunto Kise al escucharlo reír.
-No es eso, Ki-chan. Sólo que no pensé que mi cita con Shin-chan sería así. – dijo un poco más tranquilo el chico halcón.
-Pero no era una cita grupal, Takaocchi? Tú me dijiste ayer que sería lindo que salgáramos todos juntos en una cita y que estabas muy nervioso de que Midorimacchi no quisiera ir en una cita sólo contigo, por lo que llamé a todos para que vinieran y no te sintieras tan nervioso de estar a solas con Midorimacchi.
-Yo te lo decía para una próxima cita pero la de hoy quería que fuéramos solo Shin-chan y yo pero… me está gustando como está desarrollándose nuestra cita grupal improvisada.
Ante las palabras del pelinegro, todos se miraron entre ellos para luego mirar tanto al peliverde que se encontraba de nuevo sonrojado y al pelinegro que con una sonrisa en su rostro tomaba de su soda. Akashi se levantó siendo seguido por Murasakibara y prosiguió a hablar.
-Veo que aquí hubo una equivocación por culpa de Ryouta, creo que lo correcto sería que dejemos que sigas tu cita con Shintaro y que nosotros nos retiremos. –dijo el pelirrojo mirando tanto a Kazunari como a los demás allí presentes.
-Pero Aka-chin~, aun no termino de comer mi pastel. ¿No nos podemos quedar un ratito más para que lo termine? –dijo con voz infantil el pelimorado cogiendo la cuchara de su pastel y comiendo un pedazo más.
-No es necesario que se vayan, podemos seguir así como estamos. No me molesta y tampoco creo que le incomode a Shin-chan. –dijo el pelinegro para ver a su novio quien se acomodaba los lentes.
-No le veo ningún inconveniente a que se vean pero espero que se comporten y hagan que nos boten de la cafetería. Y lo digo por Aomine y Kagami. –aclaró al final el peliverde.
-No te preocupes, Midorima-kun. Kagami-kun se portará bien si es que sabe lo que le conviene.
Y así pasaron la tarde entre risas, peleas entre Kagami y Aomine, los regaños de Akashi para con Murasakibara que a veces se comía lo que sus compañeros no habían comido, las bromas de Takao hacia Midorima haciendo que este se avergonzara y después le regañara. Las horas pasaron rápidamente y cada pareja fue retirándose poco a poco hasta que quedaron solo el pelinegro y su novio.
-Por fin solos, Shin-chan. – dijo feliz Takao caminando al lado de Midorima por las calles.
-Sí, ya es un poco tarde. ¿A dónde quieres que vayamos ahora? –dijo el peliverde mirando por donde iban y mirando que opciones tenían.
-Tengo un poco de hambre, Shin-chan. Vamos a “comer”. –le dijo con voz melosa mientras se juntaba más al peliverde.
Midorima identifico rápidamente el cambio de tono de voz de su novio, por lo que lo volteo a ver y se encontró con un par de ojos brillantes y ansiosos, ya empezaba a entender lo que quería su novio en realidad.
-Takao, bien sabes que no podemos hacerlo… Yo sé que ambos queremos hacerlo pero en mi casa están mis padres y mi hermana así que será para… -fue la justificación que trató de dar el peliverde muy sonrojado cuando el pelinegro lo jaló regalándole un beso en los labios.
-¿Quien dijo que lo haríamos en tu casa? Mis padres están de viaje y mi hermana se fue a un campamento así que tenemos toda mi casa hasta el martes. Ahora que me dices, Shin-chan? –le respondió el pelinegro abrazando a su novio del cuello y haciendo que él lo cogiera de la cintura para así poder besarse.
Midorima aunque un poco avergonzado le sonrió y descendió sus manos hacia el trasero de su novio para apretarlo un poco haciendo que Takao soltara un pequeño gemido que lo hizo ponerse rojísimo, el peliverde sólo soltó una pequeña risa y volvió a besar a su novio para luego susurrarle.
-Espero no te arrepientas de haberme provocado, Takao. –dijo el peliverde tomando de una mano a su novio y alzando la otra para parar un taxi que los llevara a la casa del ojo de halcón. Esta noche sería muy especial.