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Notas del capitulo:

No todas las historias comienzan por el principio.

Naruto se ve obligado moralmente a acabar su relación con Sasuke, pero las cosas no salen como él quiere, después de todo una ruptura jamas es fácil. 

Ruptura

 

 

 

Se miraron fijamente en medio de la habitación de aquel motel de mala muerte donde solían encontrarse. En ese cuartucho de tres metros por dos, donde apenas cabían una cama y un velador con una lámpara  cuyo foco no paraba de parpadear, dejándoles por leves segundos en oscuridad, para luego iluminarlos e iluminar aquellas paredes sucias que mostraban rastros de dedos, iniciales, corazones, maldiciones, amenazas y dibujos retorcidos.

 

La cama con esas sabanas no se quedaban atrás, era visible los rastros de sangre como cruel testigo de la perdida de pureza de algún o alguna infeliz. Sinceramente no era un lugar para el romance y eso era obvio por el precio reducido y la ubicación de mala muerte del lugar. Sinceramente Odiaba ir a ese sitio, pero a Naruto no se le ocurría otro lugar de encuentro.  Obviamente por ser el jefe debía mantener las apariencias, pero esa lógica no le quitaba lo tedioso de la situación.

 

Sasuke recordó la primera vez que Naruto le trajo a ese sitio, cortar la relación con Naruto le pareció tentador. Dios si el miserable era rico: ¿Por qué le traía al peor motel del mundo?

 

Dudo que aquel sitio contara con las respectivas licencias higiénicas y sanitarias. Solo pensar en ello le estremeció y la imagen del baño le provocó nauseas… La primera noche en ese sitio prácticamente fue una violación, pues él no quería hacerlo en esas condiciones, pero quien le puede negar nada a ese infeliz y caprichoso rubio, “esa” primera vez en el motel… Recordó con amargura que no pudo correrse ni una maldita vez y el maldito rubio con sus lloriqueos y suplicas: ¡Quiero hacerlo! ¡Hagámoslo teme!. Correr a su departamento y quedarse en la ducha por horas era lógico tomando en cuenta lo meticuloso que solía ser con su higiene. No fue raro que Sasuke ignorara  a Naruto por dos semanas enteros.    

 

Para la “reconciliación” tubo que idear un plan de emergencia: Cuando Naruto lo citaba debía correr a su apartamento tomar una buena ducha, llevar en el bolso de emergencia equipado con: mucho, mucho ambientador, sabanas, papel higiénico, desinfectante y condones pues a cierto calenturiento se le olvidaba mucho.

 

Pero no solo debía llevar los ítems necesarios, sino también debía llegar una hora antes al motel para limpiarlo y acomodarlo a su gusto, sin mencionar el trabajo de limpieza que debería hacer después del acto carnal. Sasuke llego a la conclusión de que Salir con Naruto era cansador… Supuso que lo suyo era una de esas relaciones toxicas, que de un momento a otro terminarían.

 

Sus ojos realizaron la última inspección a la ahora aceptable habitación.

 

A ese Motel de mala muerte nadie venía a charlar o pasar momentos románticos, era uno de esos sitios para amantes de bajos recursos, para encuentros con prostitutas, Nadie esperaba un sitio aceptable. Todos venían a tener sexo sin importarles nada, Naruto y Sasuke no eran la excepción aunque, ese día era diferente a los anteriores. Ese día Naruto llego antes y tubo que mirar como Sasuke ponía todo en orden, pues aunque no venían para tener sexo, Sasuke no estaba dispuesto a soportar la tizne de esa habitación. Si iban a romper lo harían en un lugar aceptable, así que concluido el trabajo de limpieza Sasuke se apoyó sobre la ventana y se contemplados nuevamente. 

 

Naruto  suspiro derrotado. De no empezar él, Sasuke jamás diría nada, ya pasaban treinta minutos desde que Sasuke se quedaba quieto e intercambiaban una que otra mirada, mas no palabra alguna.

 

Esto era peor que un sepelio. Y lo peor era que todo era su culpa. Aunque mirar al moreno con aquella luz parpadeante que lo iluminaba y luego lo ensombrecía dándole un atractivo sobre humano, similar a esas películas de vampiros donde el chico guapo es iluminado por el destello de un rayo dejando ver todo su esplendor para luego ser cubierto por el manto de la noche, dejándote con el deseo de más y más.

 

“Quien te manda a ser asquerosamente sexi…” Reclamo Naruto en su mente para luego tragar saliva. No era momento de pensar en esas cosas. Bajo la mirada… Porque debía hacer esto, porque debía acabar con lo que tenía con Sasuke. Ah, si… su Clan. Empuño las manos y se dio valor para empezar con lo inevitable:

 

-¿Game over?- Naruto trato de contenerse tanto como pudo, trato de aparentar ser el mismo chico alegre y sin preocupaciones que era antes de conocer a Sasuke. Si, como extrañaba ser el tirano que le vale madre jugar con los sentimientos de los demás. Ese que usa y deja sin sentir la más mínima culpa. Pero no, no era sencillo cuando están en medio de una ruptura, no cuando te sale el tiro por la culata, cuando te enamoras... No, no era sencillo cuando era tu obligación romper ese vínculo después de todo lo que había hecho por tenerle, después de estar perdidamente enamorado de esa persona hasta el grado de romper las reglas y emparejarte con un simple humano.

 

“Devuélveme todo lo que di por ti”

 

Naruto dio un giro de 180 grados para atrapar a Sasuke y ahora… Debía votarlo cual juguete roto se tratase. “Al diablo el clan” Se contradijo, era sincero con el mismo, no podría renunciar al chico que tenía frente suyo. Pero debía hacerlo, la función debía continuar.

 

Su sonrisa fingida acalambro sus labios pues por más que Naruto sonreía, Sasuke aun guardaba silencio… Un silencio tan incómodo.

 

Claro que era Game over, así lo había decidido Naruto Uzumaki, era hora de ser responsable con su destino, no por nada mando ese Mail de ruptura, esta solo era una reunión cordial para decírselo de frente, para que nadie diga que Naruto Uzumaki hace las cosas de manera cobarde. Aunque para Naruto Uzumaki este era solo otro pretexto para ver a Sasuke. Dios como odiaba estar emparejado de ese humano. ¿Que tenía el desgraciado?... Era mal humorado, criticón, pesimista, codicioso, egoísta, en fin… Un simple humano lleno de defectos, quizás su única virtud era esa belleza descomunal, belleza que era arruinada por aquel carácter mezquino y esa boquita que por muy calladita que le gustase estar cuando no cohibía sus emociones soltaba cada palabrita sucia que dejarían a más de uno con la boca abierta.

 

-Si- Dijo Sasuke rompiendo el silencio, tan serio como siempre. Con aquel semblante inquebrantable, quizás esta ruptura no significaba nada para Sasuke. Quizás fue el tonto de Naruto quien pensó que ambos tenían algo especial.  Sintió el calor de la rabia recorrer todo su cuerpo, como tenía ganas de agarrar a golpes al pelinegro para hacerle sentir su dolor, su frustración. Pero solo se conformó con volver a apretar sus puños y amenizar su sonrisa. No perdería, no le demostraría al moreno que él estaba destrozado por esta ruptura. No, claro que no, después de todo Naruto la pidió. ¿No era ridículo pedir la separación y estallar en un tonto berrinche porque a la otra persona no le afecta?, ¡no le importa!… ¡Le vales un cacahuate!- Lo escribiste en ese mail que enviaste. Aun creo que fue innecesaria esta última reunión aunque…

 

Sasuke que hasta ese momento permanecía parado con la espalda apoyada en el ventanal de esa pequeña habitación de hotel mirando la calle. Ahora por fracción de segundos miro a Naruto. A ese chico de cabellera rubia desordenada, de piel morena que resaltaban unos ojos azules color cielo. Al hombre de sonrisa amplia, vocabulario vulgar… De gustos extravagantes, de carácter caprichoso y testarudo, al hombre que nunca escucha o toma en cuenta la opinión de los demás. Sinceramente:

 

¿Qué tenía ese niño rico que atrajo su atención?

 

Supuso que decir a estas alturas que Naruto le era indiferente era mentira, quizás al principio lo fue, quizás lo odiaba pero al pasar los meses y comenzar su relación… supuso que lo amaba. Ahora en ese cuartucho de Motel, frente al rubio le dio pavor mantenerle la mirada. Rápidamente volvió a ver las calles.

 

Los autos atascados en el embotellamiento chillaban sus bocinas en reclamo por la pérdida de tiempo. Quizás un accidente ocurrió a pocas cuadras, después de todo se escuchaba una sirena… ¿Un incendio? Sasuke analizaba hasta el más pequeño detalle de aquel embotellamiento, de aquellos arboles dormidos a causa del otoño prematuro, de aquellas personas que caminaban… Unas solas, otras en compañía. Incluso miraba el reloj del parque que marcaba las siete de la noche, era lógico que la ciudad aun rebozara de vida. En fin, Sasuke decidió pensar en cualquier cosa, analizar hasta el más diminuto y absurdo detalle, hacerlo era mejor que pensar en lo que tenía enfrente. No quería pensar en Naruto, menos mirarlo, menos analizarlo, menos tomar conciencia de esta situación

 

¿Quién dijo que una ruptura no afecta?

 

Obvio que sí, sin importar el grado de sentimiento que se llega a tener por la otra persona. Compartir tiempo, vivencia, deja huellas y al perder a ese ser… Deja el sentimiento de vacío, perdida e inseguridad. Una contundente Derrota.

 

“Estúpido”

 

Dijo Sasuke mentalmente mientras miraba las calles sin percatarse que unos ojos azules lo miraron algo perplejos “¿Cuantos metros serán…?” salió otro pensamiento y Naruto parpadeo sin comprender. Sasuke analizaba la distancia de la habitación al suelo. Después de todo estaban en un cuarto piso “Quince metros… en fin” Decía mentalmente mientras Naruto que abandonaba todo sentimiento de ira se unía a Sasuke en su silencio y análisis del cálculo de altura, aunque no comprendía porque Sasuke se ponía a analizar tal cosa, pero después recordó que jamas entendía a Sasuke así que esto era común.

 

Parecía que las cosas se calmaban aun sin hablarse, pero Sasuke al verlo aflojar la expresión de la cara de Naruto supuso que era el momento. De la nada Sasuke de su bolsillo saco un anillo de oro, trayendo a Naruto de su dilema de altura e inútil intento de comprender al Uchiha a la devastadora realidad.

 

Cualquiera imaginaria el típico anillo lizo y brillante que podía tener o no piedras preciosas incrustadas, pero este no era de ese tipo, era un anillo deforme, parecía uno de hojalata que llevo una gran cantidad de golpes deformando su forma redonda. En el anillo no poseía piedras preciosas, solo una inscripción: “Mío por siempre”.

 

Sasuke dejo de ver el ventanal y de mala gana miro a Naruto para extenderle el brillante y deforme objeto de oro que antes le causo tanta conmoción que por vergüenza y felicidad tiño su cara de rojo por una semana. Pero ahora simplemente era el último vínculo que los unía, vínculo que hoy romperían al devolver el anillo a Naruto. Quizás era lo mejor, ese objeto solo le traería malos recuerdos e inseguridad. Sasuke no deseaba sentirse inseguro, solo quería olvidar y continuar con su vida.

 

-¿Qué es eso?-Repuso Naruto arqueando las cejas. Acaso era lo que pensaba: El anillo. Sus ojos azules se encogieron al verlo, la rabia estaba al borde de consumirlo y la gota para estallar estaba a punto de llegar de labios de Sasuke.

 

-Un anillo-Dijo Sasuke en tono neutro, y Naruto lo miro con más rencor. Como mataba las pasiones ese muchacho de piel pálida y ojos negros. Como podía dañarlo con palabras simple, con acciones tajantes. ¿Acaso no tenía corazón? ¿Acaso le valía madre lo que tuvieron?... Se hallaba tan molesto que ni podía leer los pensamientos de Sasuke y comenzaba a valerle madres leerlos, cada que lo hacia el moreno solo pensaba en la cochinera del lugar, en la altura del edificio… en fin en todo menso él o su relación.

 

-¡OBVIO!-Chillo el rubio sin poder contenerse la rabia- ¡¿ME CREER IDIOTA?!- Siguió en su arrebato de rabia, tanto que sin darse cuenta le dio una patada a la cama rompiéndola, dejando a un Sasuke algo impresionado- ¡¿Por qué me lo das?!- trato de calmarse, de nada serbia discutir cuando esta era la última vez que se verían las caras, de nada serbia asustar al moreno con su realidad- Es tuyo...- suavizo por completo la voz mirando con esa expresión de perro arrepentido, con esa mirada suplicante:

 

 “Retráctate, suplica… Pídeme que escapemos juntos y lo hare… di algo, pero no me digas adiós… no me dejes continuar con esto” rogo mentalmente

 

-Lo hice para ti. Mira que me costó mucho… no soy joyero. Sabes lo mal que se me da las artes plásticas, vez lo deforme que quedo…- Trato de retomar su sonrisa, más el semblante serio de Sasuke lo obligo a callarse.

 

“¿No me amas?”

 

 Reprocho mentalmente, sabía que Sasuke lo amaba, pero que orgulloso podía ser. Tanto que se tragaba sus emociones. “Prefieres tu orgullo a lo nuestro…” Concluyo.  

 

Ambos vieron como el anillo aún se hallaba en la palma de Sasuke.

 

-Solo rompo el vínculo- Fue la cruda respuesta de Sasuke y extendió un poco más la mano y Naruto trago en seco. No deseaba que Sasuke rompiera el vínculo, pero que idiota se vería si decía eso. ¿No era normal deshacerse de todos los recuerdos de tu ex pareja?. ¿No era Naruto quien pedía la separación?

 

Bufo al aire y dejo ver una sonrisa forzada acompañada de esa mirada fría, estaba muy dolido. Tanto que de pura rabia tomo el anillo de la palma de Sasuke para luego lanzarlo  por la ventana.

 

-¿Entonces es el adiós?- Repuso Naruto sin dejar de crujir sus dientes y tratando de retomar su compostura, lo que había hecho estaba fuera de lugar.

 

Sasuke sorprendido miraba su palma ensangrentada, La fuerza con la cual Naruto tomo el anillo fue lo suficiente para arañar su palma y dejarla sangrando como si las uñas de Naruto fueran filas garras de algún animal salvaje. Pero lo que más conmociono a Sasuke fue sentir la briza del anillo pasando por un costado de su cara en dirección de la calle.  Cerró los ojos para calmarse, para volver a ver a Naruto y actuar con sensatez. Si sensatez o el emotivo de su jefe terminaría destrozándolo todo… ¿Otra vez?

 

Suspiro, como si no estuviera acostumbrado a sus berrinches. Sasuke recordó de mala gana como creyó que sería asesinado por el rubio la primera vez que le hizo perder la paciencia con sus negativas y sus salidas furtivas. Oh si… ver a un hombre darle de puñetazos a la pared era una cosa, pero ver como la pared terminaba en escombros era otra, pero no fue solo la pared, sino las macetas, los muebles… Naruto tuvo que pagar por un nuevo departamento para Sasuke, pues había terminado destrozando el que tenía. Discutir con Naruto no era lo prudente en estos casos, lo mejor era atacar con la lógica.

 

-¿No es lo que pediste?- Sasuke llamo a la sensatez del rubio recordándole que había sido Naruto quien pidió la ruptura, mientras escondía su mano en el bolsillo de su pantalón. La herida comenzaba a arder y doler.

 

Supuso que era inútil, la sensatez de Naruto se fue de viaje y lo confirmo al ver su expresión perdida. Cual cobarde, Sasuke voltio su mirada en dirección de la ventana para ver las calles, lo más seguro es que Naruto volvería a dar otro de sus famosos espectáculos de ira desmedida y no tenía ganas de verle destrozar la diminuta y sucia habitación.

 

Sus pensamientos solo se preguntaban: ¿Dónde iría a caer el anillo? Estaban en el cuarto piso de un edificio, de un motel de mala muerte en una zona roja, abajo se hallabas las frías calles cubiertas de extraños, en su mayoría de trabajos de dudosa honestidad. ¿Cuánto tiempo tardaría alguno en percatarse de la joya? ¿Una hora? ¿Un minuto?... se cuestionó, mientras sentía que una parte de él también se lanzaba por esa ventana en busca del anillo. Quizás esa parte suya se perdería con el anillo para siempre. Aunque no lo demostrara no deseaba que eso ocurriera. Porque no podía simplemente deshumanizarse por completo, marcharse y continuar con su vida, con sus metas y ambiciones profesionales. Pero no, desde que conoció a Naruto toda su vida era un caos total.  

 

Giro levemente la mirada para ver al rubio. Ya comenzaba, primer síntoma: respiración agitada. A veces envidiaba a Naruto, como podía ser libre de expresarse. Si estaba feliz se la pasaba riendo todo el maldito día, incluso cantaba canciones clásicas como “Don`t worry, be happy”    , incluso se la cantaba antes y después de tener sexo. Cuando estaba triste se le prendía por la espalda y hundía su cabeza entre cuello, no se negaba las lágrimas, las dejaba caer cual niño pequeño y cuando estaba furiosos destrozaba todo lo que tenía a su alrededor. Como siempre Naruto era tan emotivo ¿Y él?... Un tipo frio cuya vida fue repleta del egoísmo social que te obliga a mantener las apariencias, a mentir, a engañar, a pisar al resto para llegar a la cima ¿Cuándo fue la última vez que lloro o mostro sus emociones?... Cerró sus ojos. ¿Cómo demonios acabaron juntos por tres años?

 

Naruto inútilmente trato de componerse y lanzar alguna que otra excusa para su comportamiento. Por su parte Sasuke odiaba las vueltas que Naruto le daba a las cosas, se sentía sofocado. Naruto no comprendía que mientras más volteos le diera más ridículos se verían ambos, más se lastimarían ambos. Esa última reunión era un error. Un error que los comenzaba a destruirles desde adentro hacia afuera.  

 

De hecho la ruptura se acordó mediante mail.

 

Naruto escribió:

 

Terminemos

 

Y Sasuke respondió:

 

Ok.

 

Simple, sin vueltas sin preguntas… Acaso ¿no era ese el acuerdo? Estar juntos mientras se sintiera bien y terminar cuando se acabara la química.  Era una relación de hombres, no tenía que existir dramatismo. Sabían que terminarían cuando la presión social obligara a uno u otro a terminar, tenían que mantener las apariencias, así lo exigía la sociedad. Y ahora que Naruto era el que caía en la obligación social como único hijo de una importante familia, debía casarse con una heredera que asegurara su imperio, el trabajo de cinco generaciones.

 

-Sasuke…-Llamo Naruto con voz entrecortada. Ya no aguantaba las ganas de retractarse, tomar al moreno entre sus brazos y volver a hacerlo suyo, fingir que nada de esta tontería sucedió… Escapar de todo y solo vivir a su lado.

 

-Está bien. Estaremos bien- Sasuke giro la cabeza para no ver los ojos húmedos de Naruto. Él rubio estaba a punto de derrumbarse y no quería verlo, debía ser fuerte para apoyarlo, de esta relación Naruto salía perdiendo, Sasuke lo comprendía y lo único que le quedaba por hacer era animarlo - Estarás bien… Esa es tu virtud Uzumaki- Fue lo único que se le ocurrió decir. Se separó de la ventana y sin dedicarle mirada alguna paso por un costado, abrió la puerta de la habitación  para marcharse y cerrar ese tonto capítulo de su vida y dejar al rubio desquitarse con la habitación.

 

Naruto en las penumbras emocionales aun trataba de mantenerse cuerdo, pero no lo logro, comenzó a romper todo lo que tenía a su alcance. ¡Dolía!. ¡Dolía! y dolía un montón. Dolía tanto que parecía que alguien le sacaba la piel y lo bañaba con ácido… era tan doloroso. Que gritar, patalear, destrozar todo a su alcance no le parecía infantil, menos suficiente.

 

Sasuke podía oír el escandalo dentro de la habitación. Respiro hondo, no había nada que pudiera hacer por Naruto. De hecho tenía sus propios problemas. Sin pensarlo dos veces se puso a correr como alma que lleva el diablo. No perdería ese anillo, si se lo daba a Naruto le valía que pasase con el anillo. Pero en manos de un extraño… ¡Ni loco! Era ¡SU! Anillo, suyo y de nadie más.  

 

El momento era perfecto, Naruto estaría en su fase de bestia enfurecida por un buen rato. Tenía el tiempo para llegar a la calle y buscar la joya. Rogo porque nadie la encontrara y como si sus suplicas fuesen oídas encontró la joya a un costado de la calle y disimuladamente la alzo y deposito en su bolsillo. Sasuke Uchiha nunca perdería suporte, ni su orgullo. Primero muerto antes de admitir que esa ruptura era lo peor que había vivido hasta ese día y no tenía intenciones de perdonar al estúpido de Naruto este trago amargo, aunque tampoco le deseaba mal alguno… Después de todo lo amaba aunque jamás tuvo el valor de decírselo, de repente se detuvo y miro la luna llena.

 

-Uzumaki… Te amo…- Susurro dejando escapar una leve sonrisa. Quizás con esas palabras podría liberar su dolido corazón… Ya no existían pendientes.  

 

Aun hundido en su rabieta, paro de repente al oír la voz del moreno. Rápidamente se puso frente de la ventana para ver a un Sasuke marcharse con su porte elegante.

 

Los ojos de Naruto lo contemplaron filos como los de una bestia que ve a su presa y lentamente abandonaron ese color cielo por uno color ámbar que reflejaba recelo, cólera y deseo. 

Notas finales:

Mil gracias por leer. 

 


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