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Quiero amarte por Shiochang

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Quiero amarte

Bueno, va de regalo para mi amiga Dark y para Lady Zero, ella que me pidió otra historia de estas, espero que les agrade.
Advertencia: es yaoi, así que si no te gusta, regresa por donde viniste. Además, es un DxH (típico de mí ¿no?) De Gundam Wing.

Conociendo a mi golondrina

El rancho estaba en silencio, como siempre ocurría después de almorzar. Allí, en medio de la silenciosa sala, estaban dos jóvenes leyendo, el mayor leía las noticias en el diario mientras el otro leía una novela romántica. El mayor tenía el cabello castaño totalmente desordenado y unos hermosos ojos azules que generalmente se mantenían inexpresivos, por lo que el otro joven lo llamaba el rey del hielo. El menor era un joven rubio, de aspecto angelical y ojos del color del mar, a veces verdes y otras veces azulados.
- Wufei tiene visitas de la capital - le dijo el castaño para llamar la atención del rubio que había permanecido mucho tiempo silencioso a su parecer.
- Pobre Hilde - le dijo compadeciéndose de la prima el mencionado - más trabajo para ella.
- El diario dice que son personas importantes, Quatre.
- Mm, de seguro cualquier día de estos nos caen por aquí ¿no crees, Heero?
- Tal vez - suspiró - debo irme a trabajar, nos veremos más tarde ¿bien?
- Claro, Heero, pero recuerda no esforzarte demasiado y estar alerta, dicen que anda un puma suelto y no me gustaría que resultaras herido.
- Me llevaré a Zero y a Wing para que vigilen - le dijo - nos vemos.
- Patrón, el pinto está ensillado - le dijo uno de los trabajadores.
- Hasta luego, Heero - le dijo Quatre abrazándolo - y no te olvides del sombrero - se lo colocó en la cabeza - no quiero que te dé insolación.
- No necesitas ser tan aprensivo - le sonrió y salió de la casa silbándole a los perros que de inmediato se levantaron y corrieron detrás de él hasta ponerse junto a las patas de su caballo.
Heero salió del patio de la casa seguido por los perros avanzando por el interior de la cerca, iba a revisarla antes de trasladar a los animales a este sector del rancho, bien sabía que los animales de su vecino habían tratado de botar la cerca para comerse los pastos y no quería que los suyos se escaparan por allí.
Un ruido alertó sus sentidos, eran los cascos de varios caballos que venían al galope tendido por el camino. Sonrió, de seguro eran turistas o visitantes, todos los de allí sabían que era un camino sin salida y que para volver debían pasar la cerca, así que avanzó lentamente hacia el sector donde estaba la tranca y los esperó.
- Diantres - dijo la criatura más bella con la que se habían topado sus ojos - es un camino sin salida, vamos a tener que regresar.
- Pueden pasar por aquí para regresar al camino principal - le dijo solícito.
- ¿No se enojarán los dueños del fundo? - le sonrió.
- No creo que él se enfade, señorita - movió la cabeza.
- ¡No soy mujer! - le reclamó por sobre la risa de sus compañeros.
- Lo siento, no pensé que una criatura tan bella pudiera ser varón - le dijo con sinceridad - no quise ofenderlo.
- No es la primera vez que le dicen señorita - se rió otro de los jóvenes - eso te pasa por llevar el pelo largo, Dúo.
- Cállate, Trowa - le replicó molesto - tendremos que abrir la cerca...
- No se preocupe - le dijo Heero y quitó la tranca cediéndoles el paso - sigan el estero y regresaran al camino principal.
- Gracias ¿eres el capataz del rancho? - le sonrió Dúo.
- Algo así - asintió y volvió a cerrar el cerco luego que pasaran todos.
- El dueño es alguien muy afortunado - dijo el joven llamado Trowa - es bonito.
- Procuramos mantenerlo así - asintió Heero.
- Perdón, pero ¿cuál es tu nombre? - le dijo el trenzado sonriendo.
- No tenemos tiempo que perder - le dijo una chica en la que Heero no había reparado - Miliardo nos dijo a las cinco y no tenemos tiempo.
- Espero volver a verlo, señor capataz - le dijo el trenzado y se echó a correr al galope tendido con su caballo negro junto a los demás.
- Vaya aparición - dijo y regresó a sus labores, tendría que contarle a Quatre de los visitantes de Wufei o este se lo comería luego.

Al regresar a casa se encontró con el melancólico Quatre sentado en el jardín delantero en la mecedora mirando las flores como quien está en otro mundo. Sabía a qué se debía aquella melancolía, hoy su hermana más querida habría estado de cumpleaños si no hubiese muerto en aquel trágico accidente en el que también perdió a sus padres hace diez años y se decidió a mostrarse más vivaz de lo que se mostraba normalmente.
- ¿Sabes, mi querido Quatre? Hoy he tenido una deliciosa visión mientras revisaba la cerca norte - sonrió haciendo gestos llamando la atención del rubio que lo miró asombrado - dicen que ver Cornejas es de buena suerte, pero encontrarte con la criatura más bella es mucho mejor.
- ¿Cómo es eso? - preguntó intrigado y Heero sonrió, hacía tiempo que le conocía los puntos débiles al rubio y la curiosidad era uno de ellos.
- Bueno, creo que se trata de los visitantes de Wufei, mencionaron a un tal Miliardo - se paseó - pero uno de los jóvenes tenía unos ojos bellísimos, como amatistas, claro que metí la pata con él.
- ¿Don perfecto metió la pata? Esto si es extraño - se burló.
- Es que pensé que era mujer y lo llamé señorita - dijo echándose el sombrero a la espalda - me temo que se enfadó mucho.
- Y supongo que ni siquiera sabes cómo se llama.
- Se llama Dúo - le dijo sentándose en una banca - había otro joven con él, de ojos verdes y cabello castaño con un mechón sobre la cara, creo que lo llamaron Trowa, dijo que siempre le pasaba.
- Debe ser muy guapo si consiguió llamar tu atención - le dijo molesto.
- Ah, no te pongas celoso ¿quieres? A este paso me voy a convertir en un solterón por tu culpa - lo regañó divertido.
- Apenas tienes veintiséis años - le dijo de vuelta.
- Quizás, pero ya va siendo hora que me busque una pareja estable.
- Me tienes a mí - le replicó perdiendo la paciencia, ciertamente el rubio era posesivo con sus seres queridos.
- Quatre, el día menos pensado te enamoras de alguien y yo me quedaré sin trabajo, creo que es justo que busque mi propia vida.
- Heero, el rancho siempre será tu hogar, jamás soñaría con echarte. Si me busco un esposo, este tendrá que aceptar el paquete completo u olvidarse de mí para siempre.
- De todas maneras...
- Patrón, traen un encargo del rancho Chang - le dijo uno de los empleados.
- ¿Esperan respuesta, Aura? - le dijo Quatre.
- Si, joven Quatre - y le entregó la nota.
- Ese Wufei nos avisa que quieren visitarnos este domingo, estemos listos o no.
- Me parece bien - le dijo Heero - le diremos a Sally que prepare una gran comilona para este fin de semana - tomó la nota - dile al empleado de Wufei que aceptamos el desafío.
- Claro que sí, patrón - dijo el hombre y regresó al patio donde lo esperaban.
- Es muy poco tiempo para prepararnos - le dijo Quatre preocupado.
- Siempre te quejas que no tienes visitas - le dijo - es hora de mostrar lo mejor del rancho Winner, y es lo que haremos.
- A veces pienso que tanto trabajo te safó un tornillo - se rió el rubio.

El fin de semana se presentó tranquilo, así que Quatre organizó la comida en el patio de los parrones, allí habría el calor suficiente y la sombra necesaria para comer tranquilos. Cuatro de las mujeres del pueblo habían venido a ayudar a servir y todo estaba listo, incluido él, aunque Heero seguía sin cambiarse.
- Ve a cambiarte, Heero, deben de estar por llegar.
- Lo sé, sólo que estoy...
- Que Heero Yuy esté nervioso es un caso de Ripley - le dijo Quatre - anda, ve a cambiarte e irás por nuestras visitas al portón principal.
- De acuerdo, de acuerdo - dijo de mala gana y se cambió, al poco rato estaba junto a su pinto en el portón principal, con su mejor atuendo, esperando desmontado a un lado para franquearles el paso.
- Vaya, el capataz salió a esperarnos - dijo la misma chica que no lo dejó presentarse el otro día con desdén.
- Como un buen caballero - le replicó sin inflexión en la voz.
- Gracias, no quisiera que tener que desmontar - le sonrió Dúo - perdona a Relena, ha estado un tanto fastidiada desde que vinimos, creo que no le agrada el campo - lo vio montarse de un salto - eres muy hábil.
- La practica, joven Dúo - le dijo un tanto sonrojado - ¿y los demás?
- Si con los demás te refieres a Wufei, a Miliardo y a los otros mayores, vienen en el auto más atrás, sólo nos adelantamos un poco - le dijo el trenzado.
- Bueno, tendremos que esperarlos entonces - le dijo desviando su mirada hacia el camino - no es bueno dejar el portón abierto.
- Ni que se fueran a entrar los ladrones - le dijo Relena con sarcasmo.
- No es eso, señorita, pero es que anda un puma suelto y no queremos que ataque a los animales del rancho - le explicó con paciencia - parece que allí vienen - señaló el polvo que se veía a la distancia.
- Ah, el buen Heero salió a nuestro encuentro - dijo Wufei divertido - ¿y el pequeño Quatre?
- Sabes como es él, un perfeccionista, así que se quedó ultimando detalles.
- ¿Quién es Quatre? - le dijo Trowa que hasta el momento había estado en silencio mirando la batalla verbal entre Relena y Heero.
- Quatre Raberba Winner es el dueño del rancho - le dijo Heero.
- Tiene nombre de árabe - dijo Relena fastidiada.
- Si, Quatre es árabe - le dijo - vamos, o mandará a un batallón de empleados a buscarnos porque se le enfría en el almuerzo - le dijo volviendo bridas.
- ¿Desde cuando es que estás aquí? - le dijo Dúo.
- Llevo diez años viviendo con Quatre, él es menor que yo dos años - le dijo sin pensar en lo mal que sonaban sus palabras.
- Llevan mucho tiempo juntos - le dijo Trowa.
- Quatre es un chico muy dulce, aunque a veces se pone muy melancólico - le dijo Heero sin ningún tipo de pretensiones - aunque es fácil tranquilizarlo.
- ¿Y que edad tienes? - le dijo Duo tratando de desviar el tema del dueño de casa - porque te ves muy joven.
- Bueno, Quatre me recordó el otro día que tengo veintiséis años, así que espero pronto comenzar mi propia familia.
- No sabía que se fueran a poner en campaña - le dijo Wufei divertido. Era sabido por todos que, si bien Quatre y Heero vivían juntos, ellos no eran pareja ni nada por el estilo, pero había visto en los ojos del inquieto trenzado la sombra de los celos y quiso apretarle más la tuerca - y ¿quién se embarazará?
- Supongo que él - le dijo Heero siguiéndole el juego sin querer, sabía que si Quatre se enteraba de eso lo mataría - es quien se queda en casa y yo tengo mucho trabajo que hacer en el rancho.
Dúo, molesto, apretó los labios, él había tenido toda la intención de hacerse con la admiración de aquel guapo capataz, pero resulta que su corazón le pertenecía al dueño del fundo en el que trabajaba. Bueno, ni modo, se lo tendría que quitar y cuando llegara el momento se lo llevaría con él a la capital y el tal Quatre se tendría que buscar otro capataz.
- Joven Dúo, se le ve molesto - le dijo Heero poniéndose a su lado.
- No te preocupes, Heero - le sonrió coquetamente - soy un poco...
- ¿Inestable? - agregó Trowa ganándose una mirada molesta.
- No iba a decir semejante barbaridad - le replicó.
- No creo que lo sea, joven Dúo - intervino Heero - todos tenemos nuestros malos momentos - le tendió la mano - Heero Yuy para servirlo.
- Dúo Maxwell - le sonrió a su vez atrapándola, una corriente eléctrica pareció recorrerlos al mero roce, pero Heero consiguió mantener la calma y el rostro sin expresión alguna - mucho gusto.
- ¡Que rosas más hermosas! - dijo un hombre castaño, se notaba que era algo mayor que ellos y admiraba el jardín luego de bajarse del automóvil.
- Él es Traize Kusrenada - le dijo Wufei - es su culpa que estemos aquí - sonrió - escuchó decir que ustedes tienen la mejor plantación de rosales del país y quiso verlas con sus propios ojos.
- Pero las mejores rosas aún no están listas - le dijo Heero desmontando - saldrán en unos días más, Quatre cree que serán únicas.
- De por sí estas son únicas - le dijo el hombre sonriendo - bellísimas.
- Gracias al amor que Quatre pone en ellas - dijo - anda, no seas tímido - le dijo a este que se asomó por la puerta de la cocina y Heero fue hacia él haciéndolo pararse frente a los visitantes - él es Quatre - lo presentó.
- Traize Kusrenada, Miliardo Peacecraft - Wufei señaló a un rubio en el que Heero no había reparado - Dúo Maxwell, Trowa Barton, Relena Darlean.
- Quatre Winner - saludó a los visitantes - vengan a la sala, está más fresquito y podremos beber algo, si gustan - ofreció.
- Heero Yuy - sonrió él ayudando a desmontar a Dúo e intentando lo mismo con Relena pero ella no se dejó tocar.
- Heero es quien ha sacado adelante el rancho en estos diez años - dijo Quatre sonriendo mientras le servía vino a Miliardo - apenas tenía dieciséis años y fue capaz de sacarnos adelante a los dos y terminar la escuela con excelentes calificaciones.
- ¿Y cómo es que no tiene su propio rancho? - le dijo Relena.
- ¿Qué les dijiste, Heero? - lo miró y notó la mirada del castaño - ah, señorita, a Heero le gusta fingir que es sólo capataz del rancho, pero es más que eso, es dueño de la mitad de todo esto, aparte de ser administrador del resto de mis negocios, me temo que esas cosas no se me dan como me gustaría.
- Vaya, se lo tenía bien calladito - medio lo regañó Dúo.
- No me gusta presumir - se encogió de hombros.
- Pues ha hecho un magnífico trabajo pese a su juventud - le dijo Miliardo divertido, un rato atrás se había fijado en la mirada que le había echado su protegido al dueño de casa cuando este cruzó la mirada con su compañero, si no lo había interpretado mal, Dúo estaba celoso.
- Heero es ingeniero agrónomo - siguió Quatre abrazándolo - cuando papá vivía jamás nos dejó hacer modificaciones, pero él las ha hecho y el rancho se ha ido recuperando - sonrió orgulloso.
- Y el vino que ahora beben es de nuestra cosecha - dijo Heero tratando de soltarse de Quatre, de seguro lo estaba haciendo para que Dúo no lo mirara tanto, detestaba los celos del árabe - el año recién pasado comenzamos a exportarlos y este año van a participar por primera vez en la feria vitivinícola de París - levantó su copa - Quatre ¿estará lista la comida?
- Está bien, iré a ver - le dijo un poco molesto.
- Disculpen a Quatre, se pone celoso por nada - sonrió algo sonrojado viendo al rubio salir - ya se calmará.
- Bueno, si se tiene un compañero tan guapo, es difícil no ponerse celoso cuando otros lo miran - le dijo Dúo molesto, tendría que ser más sutil si quería tener suerte de conquistarlo.
- ¿Lo cree así? - le dijo mirándolo aún más sonrojado - pero será sólo hasta que entre en confianza - trató de calmarse.
- Es extraño que después de tanto trabajar, él no haya aprendido a llevar sus propios negocios - le dijo Relena.
- Quatre es excelente llevando los negocios, señorita - lo defendió con fiereza - se nota que no lo ha visto en acción, es él quien transa los precios en los mercados y se las entiende con los de Impuestos internos, estudió para contador general, sólo que tiene otras aficiones y se le ve delicado, pero tóquele un punto sensible y lo va ver sacar las garras.
- Lo haces ver como una fiera - se rió Wufei - aunque recuerdo cierta vez en que tuviste que esconderte en mi casa una semana ¿recuerdas?
- Bueno, sí, se enfadó mucho cuando vendí al potrillo de Sandrock - suspiró - me quería matar ya que lo consideraba suyo, pero era un animal muy peligroso y no teníamos tiempo para amansarlo antes de la trilla.
- ¿Hacen trilla a la antigua? - le dijo Dúo tratando de llamar su atención de nuevo, no le gustaba que se desviara hacia el dueño de casa.
- Si, la primera trilla la hacemos del modo tradicional, el resto lo hacemos con maquinaria, pero de todas maneras hay fiesta y todo lo la una trilla tradicional implica, deberían venir, será dentro de un par de semanas.
- ¿Van a tener una vendimia después?
- Si, a Quatre le encanta hacerlas, dice que así tendremos una mejor después.
- ¿Me mostrarías el jardín de rosas? - le dijo Dúo cansado de ser ignorado aunque los ojos de Heero no se hubiesen apartado de él.
- Claro que sí, pero tendrá que ser luego, creo que la comida ya está servida ¿me acompañan? - le dijo a los demás.
Bajo los parrones donde se veían surgir hermosas y prietas las uvas negras, la mesa estaba lista con todo tipo de alimentos típicos del campo, manjares que hacían agua la boca de sus espectadores.
- Esta uva negra es especial para vino - le dijo Heero a Dúo al ver que tomaba una - en el paladar, sin preparar, es amarga, sin embargo, luego de pasar por el proceso de fermentación, es el mejor mosto que puedas encontrar.
- Pero ustedes tienen uvas dulces ¿no?
- Claro que las hay - señaló otro parrón - esas son dulces, aunque todavía les falta madurar. Sally y Noin las usan normalmente para hacer conservas y dulces, cuando se vuelven pasas son rubias, aún deben quedar del año anterior, después te daré algunas.
- Heero, se buen anfitrión - lo regañó Quatre - conversa con todos.
- Bueno, tú también debes ayudar- le dijo de vuelta.
- No te enojes, angelito - le dijo Trowa - cuando te encuentras con alguien que se interesa por lo que haces, es difícil no dejarse llevar.
- No soy un angelito - le replicó Quatre de malas.
- Entonces eres un demonio disfrazado de ángel - le sonrió sin amilanarse.
- Eres peor que Heero - le dijo fastidiado - tomen asiento, por favor - les pidió y se colocaron alrededor de la mesa - gracias por acompañarnos - sonrió amablemente ignorando a Trowa.
Heero se sonrió al ver la cara de enfado que Quatre le ponía al ver que se había cambiado de lugar con Trowa, lo hacía para poder quedar al lado de Dúo, aunque también quedaba junto a la pesada de Relena. Le había bastado una mirada para comprender las intenciones del muchacho de ojos verdes, lo divertía ver a Quatre tratando de quitarse de encima sus atenciones.
- Tiene un poquito de mal genio ¿eh? - le dijo Traize divertido.
- Bueno, Quatre no está acostumbrado a que lo acosen, pero no voy a defenderlo - miró al trigueño que miraba a Wufei - podemos comenzar, sírvanse con confianza.
- No le des mucha confianza al trenzado loco - le dijo Relena sarcástica - sería capaz de comerse hasta la mesa.
- Señorita, ¿le puedo preguntar algo sin que se moleste? - le dijo Heero fastidiado por su actitud - ¿es usted antipática o se está esforzando más hoy?
Dúo no pudo evitar reírse de la cara que Relena había puesto, aunque Miliardo se había volteado a mirarlos porque ella se puso furiosa de pie.
- Cálmate, Relena - le dijo el rubio de pelo largo - siéntate y no hagas más comentarios de ese tipo, esto ya lo hemos hablado demasiado.
- Pareciera que anda todo el tiempo en su período - le dijo Dúo al oído a Heero que asintió en silencio - esto está delicioso, mis felicitaciones al cocinero.
- En realidad, esto lo prepararon Sally, Noin y Rasid, no sé que sería de nosotros si ellos no cocinaran - dijo Quatre divertido - Heero es nulo en la cocina, la única vez que preparó algo, casi se envenenó a sí mismo ¿o no?
- No te burles - le dijo este - al menos no incendié la cocina.
Wufei se rió en voz alta, era típico de ellos lanzarse ese tipo de comentarios, no era la primera vez que Quatre le recordaba que la cocina era algo que no se le daba, pero el castaño sabía bien cómo sacársela.
- El rancho tiene una diversidad de cosas ¿qué clase de animales crían? - le dijo Miliardo mirando a su alrededor.
- Bueno - empezó Quatre - hay ganado vacuno y caballar, los primeros los tenemos para la lechería, el caballar es de trabajo, aunque tenemos algunos de raza para competiciones. Hay aves de corral, pero las criamos sólo para el consumo del rancho, igual que las plantaciones de trigo y hortalizas, y están los viñedos, los favoritos de Heero.
- ¿Te especializas en vinos? - le dijo Dúo sonriendo.
- Bueno, me gusta probar cosas nuevas, así que este año hemos traído una nueva cepa - le explicó Heero - dependerá que no llueva demasiado este invierno si no se nos arruina la cosecha.
- El año pasado fue demasiado seco, pero eso sí pudiste arreglarlo ¿no? - le dijo Wufei tratando de quitarse de encima la mirada de Traize, el trigueño lo ponía nervioso.
- Si, el tranque tenía acumulada agua suficiente para salvar la mayor parte de las cosechas, pero si este año no llueve lo suficiente no podré salvar las plantaciones ya que casi no nos queda agua más que para el consumo.
- Por eso odio el campo - dijo Relena dejando su servicio sobre la mesa.
- Eres muy aburrida, Relena - le dijo Dúo - en el trabajo del campo no hay tiempo para aburrirse ¿verdad, Heero?
- Por supuesto que no - dijo él - es un trabajo constante, los trescientos sesenta y cinco días al año, pero tiene la mejor de las recompensas.
- Sí, los frutos que recogemos al final de la temporada - le dijo Quatre - si quieren, podemos servir el postre.
- ¿Qué delicia nos vas a ofrecer? - Le dijo Trowa coqueto.
- Me dijo Rasid que había preparado un helado especial, una herencia de mi tierra, les encantará - se puso de pie y se dirigió a la cocina regresando con dos bandejas enormes llenas de copas de helado cubiertas con nueces y almendras - tanto las nueces como las almendras son de aquí.
- Vaya que son autosuficientes - dijo Miliardo asombrado.
- Ni tanto - dijo Heero - aún dependemos de la ciudad para el combustible de los motores que extraen las aguas de los pozos y que generan la electricidad de la casa, y no es algo que nos salga muy barato.
- Pero vale la pena tener algunas comodidades - dijo Quatre - aunque el gas se nos agota muy pronto, creo que deberíamos invertir en comprar un tanque más grande.
- Va a depender de cómo resulten los negocios este año - le dijo Heero entregándole una copa a Dúo que de inmediato le enterró la cuchara - sabes que no se pueden vender los huevos antes que la gallina ponga.
- Creo que el postre se merece que le hagan los honores dejando a un lado los negocios - dijo Traize divertido - aunque hay un goloso que no esperó - le dijo a Heero señalando al trenzado que ya se lo terminaba.
- Pues no mire a Quatre, entonces - dijo sonriendo poniendo su mano en el brazo del avergonzado trenzado - lo acabó primero.
- Me gusta el helado de pasas al ron con almendras y nueces, en especial la forma en que lo prepara Rasid - se defendió y se volteó hacia Trowa que le sonreía - anda, atrévete.
- Me temo que es la invitación más tentadora que me han hecho nunca - le dijo este dándole otro sentido a sus palabras sonriendo al ver como el árabe se sonrojaba - me refiero al helado - aclaró divertido y lo probó - delicioso.
- Este Trowa no tiene remedio - se rió Traize - siempre tomándose las cosas por otro lado, pobre Quatre, no sabe en el lío que se metió.
- Pues conozco a otro que convierte la situación más inocente en algo muy diferente - se burló Miliardo divertido - ¿o me equivoco, Wufei?
El chino bajó la mirada sin replicar nada, aunque Traize se reía en silencio, le gustaba molestarlo.
- A Wufei le salió un pretendiente nuevo - se sonrió Quatre recibiendo en respuesta una mirada asesina - y se lo tenía calladito.
- Pero nunca tantos como te salen regularmente a ti - le replicó de vuelta.
- Ya, no iniciemos una batalla verbal - les dijo Heero - hace mal para la digestión - le dijo a Dúo divertido.
- Pasemos a la sala a conversar, comienza a hacer calor aquí - sonrió Quatre y permitió que Trowa lo ayudara y se colgó de su brazo, parecía que el joven de ojos verdes estaba logrando su objetivo.
- Cuando baje un poco el sol te mostraré los rosales - le dijo Heero a Dúo que se colgó de su brazo - o si prefieres podemos montar un poco.

La tarde estaba bastante tranquila, los mayores estaban sentados conversando de política en un rincón, al parecer el aristocrático Traize no era sólo un noble, sino que también tenía cierta participación en asuntos del gobierno y pretendía conquistarse a Wufei, aunque no estaba tan seguro que fuera por temas de estado, el chino parecía gustarle por los gestos que hacía.
- Los más jóvenes deberían salir a montar - dijo Miliardo de repente viendo la cara de aburrido que tenía Dúo, pese a que estaba sentado con Heero con la mano de este cogida de la suya.
- No podemos dejar a nuestras visitas solas - dijo Quatre - Que vayan con Heero, yo me quedo.
- Anda, Quatre, no tiene chiste si te quedas - le dijo Wufei poniéndose de pie - yo voy con ustedes - ofreció por safarse de Traize.
- Tendremos que ir todos - dijo Miliardo comprendiendo la mirada de su amigo.
- Yo no quiero ir a montar - dijo Relena taimada.
- Nadie te ha invitado - le dijo Dúo fastidiado.
- Ya sé que podemos hacer - intervino Heero - quizás a la señorita Relena le agrade estar con otra dama, iré a preguntarle a Dorothy si se puede reunir con nosotros - y salió a llamar por teléfono.
- ¿La nieta del duque de Dermail? - dijo Trowa - no sabía que estuviera aquí.
- ¿La conocen? - Dijo Quatre comprendiendo la jugada de Heero - su abuelo es dueño de una de las casas solariegas del sector, la conocemos hace tiempo y de seguro a la voz que Heero la invita viene de inmediato.
- ¿Tiene alguna intención romántica con él? - dijo Dúo molesto.
- No, le encanta molestarme a mí - sonrió el rubio - ya verán.
- Está de acuerdo en venir - le dijo Heero - nos encontraremos con ella en la cerca de los rosales y te mandó un recado, Quatre.
- ¿Qué quiere ahora la rubia loca esa?
- Dijo algo de hacer una apuesta, no sé que pretenderá, pero dijo algo acerca de tus mejores galas, se reía demasiado para entenderla.
- Mm, siempre quiere presumir de algo, pero no me va a ganar - miró a Trowa y le sonrió - nunca lo consigue.
- Y es mejor que nos apuremos, es demasiado impaciente, dice que las damas no tienen por qué esperar a ningún hombre - se dirigieron al patio.
- Es muy hermoso tu caballo - le dijo Dúo admirando al pinto de Heero.
- Tiene muy buena estampa - le acarició la cabeza - es una cruza con animal de carreras con un percherón - le dio una suave palmada en los cuartos traseros - un excelente ejemplar.
- Los pura sangre no deben mezclarse con otras razas - le dijo Relena.
- No fue intencional - le dijo Quatre montando su propio animal - la yegua se cruzó con DeathScythe y para cuando nos dimos cuenta, ya estaba preñada y ha resultado el mejor animal del rancho, hacen excelente pareja.
- Bueno, andando - dijo Trowa - no creo que Dorothy nos quiera esperar, es mejor que lleguemos antes.
Quatre avanzó con Trowa a su costado mientras Dúo hacía lo propio con Heero. Wufei se mantenía lo más cerca de ellos que podía, pero estaba más que claro que Traize no iba a soltar su presa, pese a que Miliardo intervenía constantemente para salvar al chino de más de un apuro.
- No me has contado nada de ti - le dijo el árabe al castaño de ojos verdes - y sabes mucho de mí ¿Estudias o trabajas?
- Estoy terminando mis estudios - le sonrió - dentro de unos meses daré mi examen de defensa de título y seré médico general.
- Pero es una carrera muy larga, son ocho años ¿no? Así que debes tener la misma edad que Heero.
- Si, más o menos - sonrió - aunque quiero especializarme un poco antes de comenzar a trabajar, tengo una beca de estudios para ir a Londres.
- Trowa se la pasa de cabeza en sus libros - le dijo Dúo sonriendo - yo no habría podido con su carrera, la sangre me pone nervioso.
- Por eso estudiaste ingeniería mecánica - le replicó.
- Si, me costó mucho sacar mi carrera - admitió - nunca he sido muy bueno con los números, pero me fue bien, algún día me voy a dedicar a eso - se acercó más a ellos - si Miliardo me deja.
- ¿Por qué no lo hace? - le dijo Heero.
- Tonterías de Relena - le dijo Trowa en voz baja - dice que eso de ensuciarse las manos no es para alguien de nuestra categoría.
- La tipa es igual de antipática que Dorothy - aseveró Quatre - si alguien las matara a las dos, le haría un gran favor a la humanidad.
- ¿Qué tal si nos adelantamos un poco? - dijo Dúo mirando a la chica que los vigilaba furiosa.
- Veamos quien gana - propuso Quatre.
- Misión aceptada - dijo Heero y se emparejaron los cuatro - ¡Vamos a correr! - le informó a Wufei y este hizo un gesto con la mano - ¿listos? ¡Ahora!
Los cuatro se echaron a galopar cabeza gacha, ninguno quería aflojar, pero Heero empezó a sacar ventaja sin tener que azuzar demasiado a su animal, quien parecía apenas tocar el suelo. Sin embargo, Heero no perdía la noción de lo que pasaba a su alrededor y notó que los peones de un rancho vecino perseguían un toro embravecido. Sin dejar de correr, se adelantó más aún y acortó las bridas para saltar la cerca y unirse a la persecución.
- ¡Heero! - dijo Dúo tratando de frenar a su animal al verlo cambiar de rumbo.
- No te preocupes - le dijo Quatre confiado - Heero sabe muy bien lo que hace.
- Pero, se va a retrasar - intentó ocultar su turbación.
- De todas maneras va a llegar a tiempo, ya verás - le dijo confiado, pero los tres se detuvieron a observar la faena de los hombres.
El animal era idiota, vaya que lo sabían, pero estaba decidido a escapar.
- Me adelantaré y lo haré devolverse - les dijo Heero - traten de cerrarle el paso, así lo podremos atajar - se adelantó y comenzó a ponerse a un costado del animal hasta sobrepasarlo - vamos, bruto - le dijo empujándolo con el costado de su caballo. Tal como lo había planeado, la bestia cambió de rumbo y se fue hacia los empleados, sin embargo, cuando lo creían preso, rompió los lazos y siguió su loca carrera - diablos - gruñó Heero sacando su propio lazo de la montura - adelante - ordenó al animal y comenzó a girar su lazo por sobre su cabeza y lanzándolo bajo las patas del animal, que se enredó con el y se fue de hocico al suelo enredándose al caer, más cuando Heero lo jaló con fuerza para poder amarrarlo.
- ¡Viva el patrón Heero! - lo felicitaron los hombres que de inmediato desmontaron y lo amarraron con fuerza con las cuerdas que llevaban para luego devolverle el lazo.
- No es para tanto - dijo avergonzado, había reaccionado por instinto, no por lucirse. Miró la cerca y se fijó que todos los visitantes al rancho lo miraban y más rojo se puso - ¿cómo fue que se les escapó?
- La cerca del lado del estero está mala y la estábamos reparando, pero el bruto apareció de repente y se nos escapó.
- Bueno, díganle a Odin que revise más seguido las cercas - les dijo y regresó junto a los demás - perdonen, pero los vi demasiado preocupados por el toro semental - se excusó.
- Guau, eres fantástico - le dijo Dúo felicitándolo - además de un excelente jinete, eres un maestro de la laceada.
- No es para tanto - insistió este saltando la cerca de regreso.
- Mm, debió avisar que iba a lucirse, señor administrador, así - le dijo Relena - nos habríamos apurado para ver el espectáculo completo.
- No lo hizo con la intención de lucirse - lo defendió Dúo molesto - dudo que Heero necesitara hacerlo para llamar la atención.
- Vamos, ya nos hemos entretenido demasiado - intervino Quatre, aunque también estaba molesto con la mujer - Dorothy de seguro nos espera ¿seguimos con la carrera? - propuso.
- De acuerdo - aceptó Trowa volviendo a tomar su lugar. Dúo y Heero hicieron lo mismo y de inmediato sólo una gran polvareda quedó de los cuatro.
- Relena, esto ya se está convirtiendo en una guerra ¿no puedes dejar a Dúo en paz de una buena vez?
- ¿A ese recogido? - le dijo esta fastidiada y apuró el paso.
Pero Wufei había escuchado las últimas palabras, aunque no dijo nada al respecto, no comprendía porque esa muchacha era así.

Heero se había mantenido junto a Dúo todo el trayecto, pese a que sacaba un poco de ventaja, pero trataba de mantener el paso hasta que llegaron junto a la valla de los rosales. Se detuvo sin desmontar y esperaron que los demás llegaran. Casi al mismo tiempo apareció Dorothy Catalonia, se notaba que la rubia estaba molesta porque ellos llegaron antes que ella.
- Así que andan muy elegantes el día de hoy - les dijo a modo de saludo - pero ciertamente aunque la mona se vista de seda... - dejó el resto de la frase en el aire mirando a Quatre, pero este la ignoró.
- Vaya, señorita Catalonia, que disgusto volver a verla - le dijo Dúo burlesco.
- El disgusto es mío - le replicó ella - juraba que jamás tendría que volver a semejante aparecido - agregó con desprecio.
- Pues yo pienso que es una hermosa aparición - le dijo Heero - al menos es más agradable que tú.
- ¿Me invitaste para insultarme, Heero Yuy? - le gritó.
- No, simplemente para que nos quites del medio a cierta molestia que de seguro hará muy buenas migas contigo - le dijo Quatre.
- ¡Señor Traize, señor Miliardo! - dijo al notar la presencia de los hombres que se acercaban a ellos - Relena, que gusto de volver a verlos.
- Es una snob - dijo Trowa en voz baja - como nosotros no tenemos títulos nobiliarios, nos trata con la punta del zapato.
- Creo que le gusta Traize - dijo Dúo en el mismo tono - al menos a él lo mira más que a Miliardo ¿no crees, Trowa?
- Pues le salió gente al camino - sentenció Quatre mirando a su amigo moreno - y parece que no le ha caído bien Wufei.
- Olvidémonos de ella ¿de acuerdo? - dijo Heero - me parece que hay fiesta en el centro del pueblo ¿se animan a ir a bailar?
- ¡Claro que sí! - sonrió Dúo divertido y vio que Wufei se apartaba de los demás y se unía a ellos - ¿pasa algo malo?
- No, prefiero que ellos se las arreglen con esas arpías - dijo el chino - iremos a la fiesta del pueblo ¿no?
- Por supuesto - dijo Quatre - Heero lo acaba de proponer.
- Bien, así me libraré del señor acosador - señaló a Traize con la cabeza - andando.
Los cinco se miraron y acortaron las riendas para echarse a correr de nuevo, era divertido, así que ninguno se preocupó de abrir la cerca, simplemente la saltaron y siguieron corriendo por el camino principal.
- Que tipos más irrespetuosos, no le franquearon el paso a las damas - dijo Relena.
- Quizás si te comportaras como una, te tratarían como tal - dijo Miliardo fastidiado desmontando abriendo la cerca - y te pido que no hagas más comentarios como el de hace un rato, Dúo es mi protegido, te guste o no.
- Pero si sólo es un pobre diablo, igual que Trowa y el moreno ese - dijo Dorothy molesta.
- Wufei no es un pobre diablo - le replicó Traize molesto - es el dueño del fundo en el que estamos hospedados y un excelente anfitrión.
- Un simple pelagatos con dinero - insistió ella sarcástica.
- Mejor que una familia aristócrata sin dinero - le dijo él perdiendo la paciencia adelantándose para alcanzar a los jóvenes.
- Ustedes sacarían de paciencia a un santo - dijo Miliardo volviendo a montar luego de cerrar la cerca y se echó a galopar dejándolas atrás.

La plaza del pueblo estaba adornada con muchas flores de todos los colores imaginables, había guirnaldas de papel y brillantes frutas aromatizadas que alegraban el ambiente. Heero se detuvo y amarró su animal en una cerca para ayudar a Dúo a desmontar, este le sonrió y amarró su animal mientras Trowa ayudaba a Quatre a desmontar y amarrar su caballo.
- La plaza está muy bonita - dijo Dúo contento - me alegro de habernos quitado de encima a la bruja de Relena.
- ¿Por qué ella es así con ustedes? Porque Dorothy es aristócrata, pero su padre es más pobre que un ratón - dijo Quatre - aunque yo también tengo un título, jamás sería así.
- Verás - le dijo Trowa - mi padre era socio de negocios de Traize, así que cuando él falleció, él me tomó como su pupilo y me ha cuidado desde que yo tenía doce años. Pero, por supuesto, mi padre no era un aristócrata, era un simple empleado que supo invertir bien y se hizo rico, así que su abuelo consideró que quizás sería un buen esposo para su nieta, pero claro, ella quería un joven rico, pero con título, así que fijó sus ojos en Traize, pero él estaba casado en ese tiempo.
- ¿Traize está casado? - dijo Wufei escandalizado.
- Es viudo, tiene una hija de ocho años, pero su esposa murió hace dos años - le dijo Dúo - tiene como doce años más que nosotros ¿no, Trowa?
- Así es, sin embargo, cuando ella volvió a la carga, Traize le dijo que no porque tenía que hacerse cargo de Marimeia y ella dijo que era culpa mía y Relena está tan creída que lo que dice es cierto, que nos desprecia.
- En cuanto a mí, bueno, Miliardo me encontró en la calle mendigando para vivir cuando tenía seis años, así que me tomó a su cargo y cuando ella se enteró de donde venía, me comenzó a llamar el recogido - suspiró - ella no lleva el apellido de su hermano porque estaba casada con Darel Darlean, pero él falleció en un accidente hace unos años y la dejó en la calle. Por supuesto, ella esperaba que su hermano le cediera la mitad de su fortuna, pero Miliardo le dijo que no ya que cuando su padre falleció hace cuatro años, ella tomó su parte y la desperdició. Lo peor es que Miliardo le dijo que el dinero estaba invertido en mí, así que enfureció y a cuanto se le cruza por el camino le dice que soy un aparecido.
- Es una mujer despreciable - dijo Wufei - parece que Traize y Miliardo las perdieron - los señaló.
- ¡Heero, Quatre! - los llamaba una voz desde la distancia y ambos se giraron buscando al dueño de esta - gracias por atrapar el toro semental - les dijo el hombre abrazando a Heero - me acaban de informar de tu hazaña.
- No fue nada - dijo separándose - Odin Low, ellos son Trowa Barton y Dúo Maxwell - los presentó - y deberías tener más cuidado con tus cercados, recuerda el puma que anda suelto.
- Lo sé, mañana mismo empezarán las reparaciones de los cercos - afirmó - pero ustedes son visitantes, dos hermosas apariciones.
- No abuses, Low - le dijo Wufei.
- Ah, perdona, Wufei querido, no necesitas ponerte celoso.
- No le hagan caso a este idiota - dijo Wufei - le coquetea a cualquiera.
- Jamás me tomas en serio, mi dragoncito.
- ¿Se puede saber quién es este? - dijo traize colocándose detrás de Wufei con cara de muy malas pulgas.
- Traize Kusrenada, Miliardo Peacecraft, él es nuestro vecino, Odin Low.
- Ah, al descuidado que se le escapó el toro que Heero atrapó - dijo Miliardo divertido, a Traize jamás le había gustado tener competencia.
- Culpable - se declaró él divertido - pero no es común ver a Heero haciendo una proeza, habría dado mi brazo derecho por verlo en acción.
- Pues te digo algo - le dijo Dúo celoso - espera sentado - tomó a Heero de la mano y se fue hacia el centro d la plaza.
- Vaya - suspiró - me lo quitó de un solo golpe y ni lo vi venir.
- Déjate de tonterías, Odin - le dijo Quatre - Heero jamás te ha prestado atención como para que te lo pudieran quitar.
- Nadie le prestaría atención a este idiota - se rió Wufei.
- Mejor nos vamos a bailar - dijo Trowa tomando de la mano a Quatre.
Traize estaba aún molesto con el nuevo integrante del grupo, así que simplemente tomó la mano del chino y le lo llevó al centro de la fiesta.
- Bueno, creo que quedamos sólo tú y yo, guapo.
- Serías muy simpático, si no fueras tan coqueto ¿sabes?
- No me tomes en serio, lo hago por molestarlos ¿has notado que Heero es demasiado serio? - sonrió mientras caminaban al centro de la plaza - y Wufei, suele enojarse mucho, me gusta hacerlo enfadar, se ve divertido.
- Pues no creo que a Traize le guste compartirlo con nadie.
- Entonces, me he quedado sin alguien a quien molestar - se lamentó.
- ¿Quieres bailar? - le sonrió.
- Por supuesto que sí, amable caballero, pensé que no me lo pediría nunca.

Era bastante tarde cuando regresaron al rancho, ninguno de ellos se había acordado ni de Dorothy ni de Relena, aunque ninguno había tenido tiempo de pensar siquiera en ellas, estaban tan contentos con sus parejas que la habían pasado en grande dando vueltas por los puestos que había en la plaza, Dúo había comprado una gran cantidad de recuerdos, pero lo que más le había gustado eran las frutas acarameladas y bañadas en chocolate.
- No deberías dejar que comiera tanto dulce - le dijo Miliardo divertido - se va a poner hiperactivo y no va a poder dormir en toda la noche.
- Me voy a divertir en grande esta noche con Heero - le dijo Dúo con las mejillas muy rojas - ¿verdad que sí, amorcito?
- Dúo actúa como si estuviera borracho - dijo Quatre sorprendido.
- Es su reacción ante el acceso de azúcar - le dijo Trowa.
- Lo siento, pero yo tengo que salir a trabajar mañana temprano - le dijo Heero - pero conozco la manera de quemar toda esa energía de más que tienes.
- Si alguien puede agotar a Dúo Maxwell para que duerma toda la noche, ese es Heero Yuy - le dijo Wufei a Traize que lo mantenía sujeto por los hombros - hagamos una apuesta, veamos cuanto dura.
- No seas malo, Wufei - le dijo Odin divertido - nosotros conocemos el aguante de Heero, pero no sabemos cuánto puede durar el trenzado.
- Hagamos algo - dijo Miliardo a su lado - veamos qué se le ocurre a Heero y si consigue cansar a Dúo, nadie lo ha logrado hasta ahora.
- Pues nadie ha conseguido llevar el ritmo de Heero mucho rato - le dijo Quatre - si lo vieran en las topeaduras, el año pasado ganó por cansancio el primer lugar - sonrió complacido - es muy resistente.
Heero se dedicó a hacer que Dúo corriera con él en cada uno de los juegos típicos, habían sudado la gota gorda compitiendo en todo, tanto así que hasta se habían ensuciado la ropa trepando por el palo encebado, claro que la última competición, eso de atrapar un cerdito en el barro, se les había complicado.
- ¡Vamos, Heero, tú puedes! - le gritaba Quatre animándolo.
- ¡Vamos, Dúo, que no se te arranque! - lo animaba Trowa.
Los demás sólo se reían al ver como el resbaloso animalito se les resbalaba entre las manos dejándolos tapados de barro no sólo a ellos, sino a todos los competidores.
- Esto es divertido, me estoy ensuciando en grande sin nadie que me critique - le dijo Dúo al oído a Heero al ponerse de pie luego que el cerdito se le escapara de nuevo.
- Si seguimos así, se va a terminar riendo de nosotros - dijo este molesto.
- Quizás debiéramos buscar una estrategia para pillarlo - dijo Dúo - ¿qué propones?
- Atraparlo tan pronto se le escape a alguien, antes que consiga volver a embarrarse - le señaló - anda tú primero, luego lo intentaré yo.
- Sí - sonrió y fue por el cerdito que se le había escapado de las manos a otro competidor, pero el animal se le resbaló y cayó de cara al barro, sin embargo, Heero consiguió atraparlo con firmeza y sacarlo del chiquero.
- Bueno, tenemos a un ganador - dijo el animador divertido - no es ni más ni menos que el capataz del rancho Winner, Heero Yuy, felicitaciones, el cerdito es suyo - se rió.
- No me vayas a invitar a comerme el lechoncito - le dijo Dúo.
- No, es demasiado pequeño para cocinarlo. Además, es un cerdo mantequero y no carnicero, así que no tendría mucho qué comerle ¿sabes?
- Genial, por eso era tan resbaloso - le sonrió - estoy hecho un asco.
- Si, pero uno hermoso - le sonrió y tomó la manta envolviendo al lechón con ella para que no se le escapara.
- Es hora de regresar a casa y darse un buen baño - los regañó Milirado - no quiero ni imaginarme cómo vas a sacarte la mugre de encima.
- Vamos, no es para tanto - le dijo Heero divertido - si la mugre no sale de la ropa, se bota, así de fácil, pero nadie le va a quitar lo que se divirtieron a costillas nuestras ¿no?
- Buen punto - le dijo Traize sonriendo - regresemos, es bastante tarde y nuestros anfitriones deben empezar su día temprano mañana.
El rancho tenía las luces exteriores encendidas cuando llegaron allí, Heero había notado que a Dúo se le cerraban los ojos, en semejante estado el muchacho no iba a regresar a su casa y si se subía al automóvil así de sucio como andaba, de seguro se ganaría las burlas de la bruja esa.
- Que Dúo se quede esta noche aquí - les propuso ayudándolo a desmontar se puede bañar y creo que algo de ropa podemos prestarle ¿No, Quatre?
- Claro que sí, no queremos que tenga un accidente de regreso al rancho del dragón - asintió el rubio.
- Nunca esperé que llegara el día que encontrara a alguien capaz de controlar a Dúo - dijo Miliardo - normalmente, cuando come mucho azúcar, no tiene deseos de dormir y no deja dormir a nadie.
- Pues tuvimos suerte hoy - le dijo Traize divertido viendo como se dejaba guiar sumisamente por el castaño - creo que su mente le pertenece más a Morfeo que a la tierra de los vivos.
- No se preocupen por él, Heero se hará cargo - les dijo Quatre desmontando entregándole las riendas de su animal a uno de los empleados - estará bien.
- Seguramente está en las mejores manos y en las que quiere estar - dijo Trowa - aunque dudo que esté conciente de lo que pasa.

Heero desvistió a Dúo y lo ayudó a meterse en la tina con agua caliente hasta los hombros, pero se daba perfecta cuenta que el trenzado se ahogaría si lo dejaba solo, así que se desvistió también y se metió con él, con mucha paciencia lo lavó y refregó bien, aprovechado de paso de acariciarlo por todos lados. Le soltó al trenza y comenzó a lavarle el cabello con ternura, lo tenía tan largo y suave, se notaba que lo cuidaba mucho.
- Me gusta mucho - dijo Dúo acomodándose contra su pecho - me voy a dormir - agregó bostezando.
- Ya estás listo - le dijo y lo obligó a levantarse para luego envolverlo en una afelpada toalla con la que lo frotó para secarlo - venga, me seco yo y te seco el cabello - lo dejó sentado en un taburete, pero el trenzado se fue contra la pared y se quedó profundamente dormido. Heero se sonrió al verlo y se secó bien, se puso el pijama y se agachó frente a él - eres tan hermoso, mi ángel.
- Mm - dijo este sintiéndose incómodo.
Heero lo siguió secando lo mejor que podía hasta tener el cabello casi por completo seco y sedoso entre sus dedos. Suspirando, se puso de pie y lo cargó a su habitación, no iba a molestara a Noin para que arreglara un cuarto a esas horas cuando su cama era lo bastante grande para que durmiera con él.
- Heero, los demás se despiden de ti - le dijo Quatre entrando en su cuarto y se sonrió al ver como acomodaba al trenzado con ternura sobre su cama - creo que uno de mis pijamas le quedará bien, espera un momento - salió y regresó de inmediato - ten, espero que no tenga mal dormir.
- No me molestaría - replicó acariciando suavemente su cabello - es tan bello.
- Creo que te pegó fuerte, Heero - le sonrió - pero ten cuidado, él no es como nosotros y no me gustaría que te tomara como una entretención de verano, no quiero verte herido.
- Eso no lo podemos saber, Quatre, pero pondré todo mi empeño en no ser sólo una aventura de verano para él.
- Espero que lo logres - le sonrió - buenas noches, Heero.
- Buenas noches, Quatre.

Al final, los veraneantes habían pasado mucho tiempo en el rancho Winner, primero había sido por la fiesta de la trilla y luego por la vendimia, finalmente habían ido a ver las últimas rosas que Quatre había creado, una ramillete de estas se las había regalado a Trowa y a Dúo, para disgusto de Relena y Dorothy, quienes no habían dejado de criticar las cosas a cada paso que daban.
- Perdone, patroncito - le dijo a Heero una mujer mayor - me dijeron que uno de los visitantes era doctor, quizás él pudiera ver a mi mamita, que se está muriendo - le suplicó.
Heero miró a Trowa y este asintió en silencio, así que ambos salieron del local en el que estaban comprando sin avisarle a Quatre ni a Dúo, dirigiéndose rápidamente a la casa de la pobre mujer.
Trowa se acercó a la longeva mujer y comenzó a examinarla a conciencia, la mujer no tenía nada y lo tenía todo, su salud estaba bien, pero sus órganos ya no funcionaban bien, era como un árbol que se caía de viejo.
- Me temo que lo que tiene es simple vejez - le dijo a Heero - creo que más que nada está desnutrida y falta de ejercicio - suspiró - no puedo hacer mucho en este caso - se volvió a verla.
- Lucy ¿necesitan algo? - le dijo Heero, sabía que gran parte de esas familias trabajaba para el Duque de Dermail o Dekin Barton, pero eran totalmente tacaños con sus trabajadores, así que a estos apenas y les alcanzaba para mantener a sus familias, por lo que los ancianos pagaban por eso.
- Bueno, patroncito, usted sabe que mi marido tuvo un accidente...
- Entiendo - se metió la mano en la bolsa y le dio un poco de dinero - si alguno de tus hijos puede, mándalos al rancho a buscar huevos, leche y harina, díganle a Aura que yo los mandé.
- El patroncito es siempre tan amable - dijo agradecida.
- Creo que podemos hacer algo por la abuelita - dijo Trowa - mire, le vamos a dar unas cuantas vitaminas y complementos alimenticios, no se preocupe, yo mismo se los traeré del pueblo.
- El doctorcito también es muy amable - agradeció ella.
- Regresemos, o Dúo y Quatre se darán cuenta que nos fuimos sin ellos - le dijo Heero - no quisiera disgustar a este último, es capaz de matarme.
- Vendremos más tarde a dejarle las cosas, Lucy.
- ¡Que Dios los bendiga, patroncitos! - les dijo ella viéndolos montar y luego alejarse - que los proteja siempre.
Al llegar al pueblo se toparon con dos enfadados chicos, Dúo lo bajó de un tirón del caballo mirándolo fijamente a los ojos y Quatre hizo exactamente lo mismo con Trowa, quedando ambos jóvenes de una pieza.
- ¿Dónde se metieron ustedes dos? - dijo Quatre furioso.
- Lucy necesitaba un médico para su madre - dijo Heero - y como parecía que se iban a tardar mucho, fuimos a verla pensando que podríamos volver antes que notaran nuestra ausencia - se defendió.
- ¡Hace quince minutos que notamos su ausencia! - le gritó Dúo tomándolo de las solapas de la chaqueta - bien pudieron decirnos.
- No te pongas celoso - le sonrió tomando sus manos - no hacíamos nada malo, te lo aseguro.
- Pero éso no podíamos saberlo nosotros - lo recriminó Quatre.
- Bueno, no ha pasado nada - dijo Trowa consiguiendo recuperar apenas la compostura - aún tenemos que comprar las vitaminas y los complementos alimenticios para la anciana mujer.
- Por cierto, debemos llevarle un poco de mercadería, me dijo que su espopso había tenido un accidente y bien sabemos que Dekin Barton no le paga bien a sus trabajadores y le descuenta los días que no trabajan.
- Si, el tipo es un viejo abusador - dijo Quatre tranquilizándose al fin.
- Pero, de todas maneras, se merecen un castigo por dejarnos solos ¿verdad, Quatre? - sonrió Dúo malicioso.
- ¿Y qué clase de castigo es el que pretenden imponernos? - dijo Heero fingiendo preocupación.
- Ya lo verás - le dijo tomándolo de la mano - compremos los víveres de esa pobre familia y después se nos ocurrirá algo muy malo.
- No me importa si eres mi verdugo - le sonrió.

Lucy estaba muy contenta con los patroncitos, su familia hasta ese día había estado pasando apuros, pero con lo que le había dado el patrón Heero y el joven doctorcito, tanto su madre como sus hijos parecían estar mucho mejor, en especial porque ahora tenían para comer mientras su esposo regresaba al trabajo. Por supuesto, Wufei se había enterado de la buena obra de sus amigos y había llegado con Miliardo y Traize a ver a la ancianita a quien le llevaron una deliciosa tarta de regalo y a Lucy le llevaron carne y otro poco de mercadería.
- No puedo creer que dos hombres que son tan ricos y participan de las funciones legislativas del estado con gran comodidad sean abusadores con sus trabajadores - dijo Miliardo enfadado.
- Ahora entiendo por qué se ha opuesto tanto a la creación de una seguro para los trabajadores agrícolas - agregó Traize enfadado también - no quiere pagar un peso más de los que "dice la ley", espera que regresemos a la capital, voy a denunciar sus abusos, le gusta ganar a él y si sus trabajadores se enferman, le importa un rábano, contrata a otros en su lugar y los sigue explotando.
- Quizás esto nos sirva para sacarlo de donde está apernado - dijo el rubio pensativo - haremos una comisión que lo investigue.
- Ustedes dos están tramando una intriga política - señaló Wufei.
- Tal vez - le sonrió Traize.
- Trowa me dijo algo el otro día, que tienes una hija, pero no la trajiste aquí.
- Ah, bueno, Marimeia no tiene reparo es decir que no va a ninguna parte donde vaya Relena, no la puede ver en pintura, pero como ella insistió en venir, se fue a la casa de su abuela a pasar las vacaciones, aunque la llamo constantemente.
- Me gustaría saber más de ti, eres muy... intrigante.
- Pregunta lo que quieras, Dragoncito.
- ¡No me llames así! - le gritó enfadado.
- A Low no le dices nada cuando te llama así - le dijo celoso.
- A ese ni a golpes lo hago entender que no me gusta que me diga así.
Miliardo movió la cabeza y se montó en su caballo, aquí el noble animal era más útil que el automóvil ya que no había que preocuparse de llenar el estanque.
- Estos dos, o se matan uno al otro o se terminan gustando - se dijo divertido - vengan, nos esperan para comer ¿recuerdan? - les dijo, pero ellos estaban enfrascados en una batalla de miradas - Dúo los va a dejar debajo de la mesa - insistió y Traize lo miró asintiendo.
- Wufei va a ser mío a como dé lugar antes que termine el verano, te lo juro - le dijo el trigueño al montar.
- Pues que tengas suerte - le dijo y vio como el chino se alejaba de ellos a todo galope, el tipo se hacía el difícil y eso sólo avivaba el interés de su amigo en su persona - pues creo que la vas a necesitar.

Dúo estaba sentado en la mecedora junto a los rosales leyendo una novela de terror cuando Heero regresó de las faenas, lo había estado esperando toda la tarde pata ir a montar, pero comprendía que él tenía otras obligaciones que cumplir ¿las dejaría todas por seguirlo cuando partiera? Esperaba, ansiaba que sí, aunque a ratos sentía que estaba soñando demasiado, Heero era un hombre de trabajo, acostumbrado al esfuerzo físico, a poner el hombro en las faenas, que quizás no encajara en el mundo en el que él vivía.
- Te noto preocupado, Dúo - le dio un beso en la mejilla y se dejó caer en la banqueta frente a él - ¿sabes dónde está Quatre?
- Supongo que con Trowa - se encogió de hombros y cerró la novela, si Heero estaba allí, tenía cosas mejores en qué poner su atención. Además, la novela no estaba tan entretenida, después de todo.
- Quería avisarle que el puma fue visto en los terrenos de Odin pero que no pudieron cazarlo - suspiró - vamos a organizar una cacería para atraparlo antes que mate algún animal indefenso.
- ¿Van a matarlo? - le dijo Dúo preocupado.
- No, lo mandaremos al zoológico, es un animal protegido por ley, sin embargo, podemos atraparlo, por su seguridad y por la nuestra.
Ustedes son siempre muy respetuosos de las leyes, no como otros de esta zona, Miliardo y Traize han estado hablando al respecto toda la semana y llamando a algunos amigos para hacer no sé que cosa.
- Si, Wufei mencionó algo al respecto cuando nos vimos esta tarde.
- ¿Qué vamos a hacer esta noche, Heero?
- Tratar de conquistar el mundo - le replicó y ambos se rieron.
- Vamos, si conque lo intentes conmigo es suficiente - se rió de nuevo.
- Bueno, no es que te estés haciendo el difícil precisamente - se burló y se puso de pie acercándose a él - te quiero, Dúo Maxwell.
- ¿Serías capaz de abandonar el rancho por mí, Heero Yuy? - le preguntó rodeándole la espalda con los brazos para atraerlo hacia él y besarlo en la boca con pasión, pero Heero se tensó en sus brazos.
- ¿Qué diablos estás diciendo, Dúo? - dijo asombrado tratando de separarse.
- Quiero que me demuestres tu amor.
- Yo... - empezó a decir ¿cómo se le ocurría a su amado trenzado pedirle algo semejante? El rancho era su vida, en él había puesto una vida de esfuerzo y sacrificio, cuantas noches sin dormir por sacarlo adelante y proteger a Quatre de los buitres como para ahora dejarlo todo así como así - Dúo, ¿estás seguro de lo que me estás pidiendo?
- Claro que sí, Heero, quiero llevarte conmigo a la capital.
- Dios - suspiró - Dúo, yo...

Continuará...

Este es un regalo para mis fanáticos de Gundam Wing, no es tan rosa como quería, pero ya verán que pasa. Tampoco está tan largo como quería, pero quiero publicarlo, así que no lo estiro más.
Wing Zero. (de regreso a mis chicos hermosos).



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