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See you in outer space por Lady Akari

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Notas del capitulo:

Espero que les guste<3

See you in outer space

 

 

 

Me dejé caer inerte en aquel suelo que enterraba mi tesoro más preciado. Aquel en donde yacía el héroe de mis cuentos. El que había luchado con incontables monstruos para que yo pudiera dormir. El que me levantaba una y otra vez del suelo, el que siempre me sostenía de la mano. Esa persona que había estado conmigo desde el capítulo cero de nuestra historia, pero que me había dejado solo escribiendo los párrafos más dolorosos.

 

Me lo prometiste, ¿recuerdas? Me prometiste que nunca me ibas a dejar. Me prometiste que juntos llegaríamos a la meta, que destruiríamos esas grandes piedras del destino. Me dijiste que los acantilados se podían saltar, que los puentes se podían cruzar, que sentir el viento era signo de vida, que hacerlo juntos era el motivo de tu sonrisa.

 

Tus brazos bajo la lluvia eran mi cobijo y tú pecho mi almohada con un curioso sonido, uno que me prometió latir hasta que el mío también dejara de hacerlo. Me prometiste el final más maravilloso para dos personas traviesas y curiosas.

 

Poco a poco íbamos escribiendo el significado de nuestro paso por este mundo, el que al nacer nos había jurado eternidad. Pero yo ahora le guardo rencor, porque a un niño no se le puede quitar a su héroe. Porque a una persona no le puede faltar oxígeno para vivir, porque está mal visto empujar a alguien hacia el borde del acantilado. Sentir la necesidad de saltar porque visualiza el camino muy lejos, porque sus piernas reniegan de su función y porque su corazón se desgarra por dentro.

 

Ahora el camino está lleno de piedras, el puente se tambalea, los acantilados me dan miedo y en este instante, cuando dirijo mi mirada hacia el cielo al que le ruego, las gotas me golpean recordándome que me he parado en mitad de la nada porque no encuentro la ruta.

 

No quiero pasar la página porque sé que no te encontraré en el capítulo siguiente, porque tu final ya está escrito mientras que el mío baila entre líneas.

¿Se puede vivir una vida sin colores? ¿Podría vivir yo sin corazón? ¿Podría volver a sujetar tu mano una última vez?

 

Falsa es la ilusión a la que me aferro porque sé que, más allá de la tormenta en el horizonte, enfrentándote al paso de la noche, ahí… Ahí estás tú.

 

Dicen que cuando una persona se va, hay que recordarla de la mejor manera. Pero no me consuela recordar tu última sonrisa, tu última mirada, el último roce de tu mano en mi mejilla, porque aquello marcó el inició de la noche eterna en mi corazón. Porque aquel día tu luz se apagó, me sentí completamente perdido y mi llanto aún no cesa.

 

Me ahogo en el mar de recuerdos que me consumen de la peor de las formas. No me deja tregua para salir a flote y mis brazos no pueden más. A mis pulmones no parecen importarle sustituir el aire por el agua y mi cuerpo se siente en paz, flotando.

 

 

-          ¡Hay que cancelar el concierto! –gritaste perdiendo la paciencia.

-          No podemos –te respondió de nuevo-. Eso ocasionaría incontables pérdidas, ¡no podemos simplemente cancelar un concierto por un estúpido rumor! ¡Vamos Tom, no eres tonto como para no entenderlo!

-          Acaban de amenazar a mi hermano con dispararlo durante la presentación ¡¿Te parece eso estúpido?!

-          Entiendo tu preocupación, pero tú sabes que muchas veces no son más que amenazas sin sentido. De todas formas, para que te quedes más tranquilo, aumentaremos la seguridad en el recinto.

-          Me pregunto cuanta idiotez te puede entrar en esa puta cabeza.

-          Tom, tranquilo –me acerqué a ti sabiendo que en cualquier momento no responderías de tus actos-. No pasará nada, estaré bien.

-          Bill…

-          Tendré cuidado. Si veo algo extraño pararemos el concierto de inmediato, ¿vale?

 

                                     

¿Puede el héroe ser salvado? ¿Me permitirías arrancar esa página? Esa que no puedo dejar de leer, la que se graba a fuego en mí ser, la que aún no tiene continuación, la que marcó el género, la que dejó a uno de los personajes atrás.

 

Recuerdo el miedo reflejado en tus ojos, tan parecidos a los míos. Una advertencia tan clara que me había infundido el miedo y la necesidad de huir de allí. No fueron las simples palabras, fue tu desesperación. La angustia de perderme, el saber que en cualquier instante el “nosotros” podría perder sentido. Pero no nos dieron a elegir, no tuvimos otra puerta por la que salir.

 

Lo que no supe en ese momento fue que el hilo iba a ser cortado por primera vez. Que la agonía presente no se iba a desalojar de mi corazón nunca más, que esos últimos sentimientos que compartimos fueran a ser mi último recuerdo de ti. Que nuestro último contacto fueras tú cambiando el destino.

 

Jamás olvidaré aquel sonido ensordecedor, el calor de tu cuerpo sobre el mío y el ruido seco callando la existencia. Nunca me había imaginado siendo partícipe de una trágica escena de película, pero tu sangre escurriendo por mis manos y la inminente parada de tu corazón no era una toma falsa. Tus ojos mirándome por última vez se clavaron en los míos haciéndome saber que, aún después de eso, jamás ibas a abandonarme.

 

Tu sonrisa, exclusiva para mí, intentado hacerme creer que así tenía que pasar. Que era yo el que tenía que seguir latiendo, que era yo, el que en un arranque de locura, perdiera la poca cordura.

 

Te sostuve entre mis brazos gritando tu nombre, aclamando a tu corazón, rogándole de rodillas que tenía que seguir, tenía que aguantar. Esto no tenía por qué ser así, no tenías que ser tú.

 

Pero comprendí que ya nada serviría en el momento en que acariciaste mi mejilla y susurraste mi nombre, dándome ánimos. Pronunciando una nueva promesa, haciéndome ver que la auténtica realidad era la más terrible de las pesadillas que había tenido hasta ahora.

 

Sostuve tu mano negando ese hecho, no te estaba perdiendo. No quería, no quería creerlo, no podía. Pero tus ojos se cerraron y diste tu último hálito de vida.

 

Comprendí entonces que me había ido contigo. Cuando mi mano temblorosa agarró tu camiseta empapada de rojo y sucumbí ante la desesperación. Cuando me desgarré la garganta llamándote de vuelta, cuando ya no podía distinguir tu rostro sin vida, comprendí que no solo tú te habías ido.

 

Acaricié el frío mármol por última vez y leí de nuevo las letras que habían marcado tu punto final. Mi corazón ruega aferrarse a ese sitio porque es el único en el que te puedo sentir, pero no puedo quedarme. No puedo enterrarme el puñal más fuerte porque te prometí que no haría ninguna locura.

 

Te prometí seguir viviendo en nombre de los dos, seguir adelante como tú hubieras querido que lo hubiéramos hecho, pero no seguiré mi sueño, porque tengo miedo de volver a perderte. Sé que estás conmigo ahora mismo, sé que aún después de abandonarme sigues cumpliendo tu promesa. Pero yo solo puedo privarme de ese hecho.

 

No sé hasta qué punto podré seguir caminando, pero te prometo  que lo intentaré. Te prometo que lucharé como lo hemos hecho hasta ahora. Seguiré mirando hacia el frente como tú me enseñaste, porque quiero que cuando nos volvamos a ver te sientas orgulloso de mí, de tu pequeño hermano, de tu Billy, del niño que le tenía miedo a la tormenta, el que se asustaba cuando el cielo se enfurecía.

 

El niño que lloró porque le quitaron su tesoro, el niño que aun perdido, pudo volver a encontrar el camino de vuelta a casa. Aquel que, aunque no lo viera, sonreía por su hermano, porque le estaba esperando en otro lugar, pero siempre a su lado.

 

Me levanté de la fría hierba y con un último adiós en silencio, salí de aquel lugar que pasaría a ser el escenario de mi vida. Eché un último vistazo desde la puerta a lo lejos y sentí algo cálido en mi frente. Mis labios se curvaron melancólicos y mis ojos se cristalizaron una vez más.

 

 

Porque a una persona no le puede faltar oxígeno para vivir. Porque está mal visto empujar a alguien hacia el borde del acantilado. Porque está prohibido quitarle a un niño… el motivo de su sonrisa.

 

 

Porque a un niño no se le puede quitar a su héroe.


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