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Un Completo Desastre por lady_shizu

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Notas del fanfic:

 

Advertencias(?:

*OoC aquí, OoC allá, porque no soy Tadatoshi Fujimaki, así que es inevitable :v

*Perspectiva de Miyaji.

*Mención de otras parejas, seguramente crack para la mayoría :v

*Homosexualidad hasta en objetos inanimados(?), porque esto es un fic yaoi :v

*Lenguaje obsceno/procaz y escenas que no se quedarán atrás; respetar la clasificación por edad *cumplo con advertir :v* o leer bajo su propia responsabilidad(?)

*Si no te gusta la temática del FanFic o la pareja, NO continúes leyendo, que bien aclaré en el Summary de qué va la historia. Aceptaré cualquier crítica siempre y cuando sea constructiva.

 

 

 

«TODO (excepto los personajes) lo que a continuación vas a leer es inventado por mí. Si te ha gustado o has mostrado interés por algo en particular aquí escrito y quisieras utilizarlo, por favor pídeme el respectivo permiso para hacerlo.»

¡Di NO al plagio!

Mis FanFics están protegidos por Safe Creative.

 

 

 

Aclaración: cualquier similitud con otra historia o la vida real es pura coincidencia.

Importante: los personajes de esta historia no me pertenecen, son de Tadatoshi Fujimaki, yo sólo los utilizo para escribir, sin ánimo de lucro de por medio. No obstante, el contenido de este fic es completamente de mi autoría.

 

 

Notas del capitulo:

Hello!~ Aprovechando el poco tiempo antes de comenzar la U, y el hecho de que por una lesión en mi tobillo no podré salir de mi casa por un largo tiempo (perderé muchas de las primeras clases en la U D’:), he decidido desempolvar y terminar la veintena de fics inconclusos en aquella carpeta llena de telarañas en un rincón de mi laptop(?)

Siendo franca, ¿por qué rábanos no he visto un mísero MiyaHaya por aquí? D: Ellos también merecen amorsh del bueno <3

As usual, si quiero algo tengo que escribirlo yo misma(?). Y qué feo se siente D’:

Como siempre, aclaraciones en las NF, porque aquí ya dejo una biblia escrita :v

Disfruten de la lectura ^^

 

Un Completo Desastre

By

LadyShizu

 

Hay gente fantástica a la que se conoce

en mal momento.

Y hay gente que es fantástica

porque se la conoce en el momento adecuado.

 

La Delicadeza

David Foenkinos

 

.

Capítulo I

.

Una Catástrofe

.

 

¿Cuáles son los elementos necesarios para hacer de una ecuación un completo desastre?

Miyaji Kiyoshi necesitó de sólo tres cosas. La primera de ellas, cortesía de su linda novia.

—Sí —respondió desganado—. Lo sé, Sora. Pero hoy no puedo, tengo práctica. Y sí, es importante. —Arrugó el entrecejo aún más y movió el hombro derecho para acomodarse la correa del bolso—. Tienes razón, tienes razón, sé que te dije lo mismo la última vez… De acuerdo, las últimas cuatro veces, pero, ¿qué quieres que haga?, tengo responsabilidades con el equipo. —Tuvo que alejar el aparato de su oreja; de haber tardado, pudo quedar sordo, sin ninguna duda—. Ya, no grites. Oye… —Una vena resaltó en su sien. Había alcanzado su límite—. ¡Entonces, vete al infierno! Me tienes harto con todos tus caprichos. —Cortó.

Allí iba su tercera novia en menos de un año. Tsukino Sora, su linda novia. Ahora, su maniática ex-novia. Aunque seguía siendo linda.

Kiyoshi bufó molesto. Se había sobrepasado, de eso no tenía dudas, pero no era su culpa. Tenía sobre los talones el inicio de las preliminares de la InterHigh, los exámenes y una maldita materia rozando la línea roja de «desaprobado». Sin mencionar que su posición como titular de Shūtoku dependía de que todas sus materias estuvieran regularizadas.

«¡Tch! Luego la llamaré para pedirle disculpas», hizo una nota mental, guardando el Smartphone en el bolsillo de su pantalón. Al cabo de un par de segundos, el objeto comenzó a vibrar, seguido del estruendoso sonido de llamada. Liberó al aparato, que apenas le cabía en la palma de la mano, y, con una ceja arqueada, observó el número que marcaba la llamada entrante.

—¿Aló? —respondió sólo por formalidad, continuando el camino hacia el gimnasio. Debía apresurarse si quería llegar a horario a las prácticas del club.

Si había algo que Kiyoshi odiaba era hablar por celular mientras caminaba. ¡Qué gran error suponer que la primera llamada de Sora duraría poco! Por su causa, ahora podría llegar tarde al entrenamiento. Sólo por esa razón, y al tanto de la cruel realidad, había decidido retomar camino mientras hablaban con anterioridad. Y ahora, responderle por segunda vez.

Nada mejor que a segundos de romper tu noviazgo, tu recientemente ex te llame para echarte en cara lo «novio bastardo» que fuiste durante los tres meses y casi cuatro semanas de relación. Demasiado poco tiempo, literalmente. El único apego que Miyaji desarrolló por Sora fue hacia su blusa verde con escote en «v». Y hacia sus ojos; la muchacha tenía unos bellos irises esmeraldas.

«Me siento engañado —pensó—. Esto debería ser ilegal. Ningún hombre debería salir con una mujer pensando que es una dulce señorita, para luego descubrir que es una bruja». Del otro lado de la llamada, su ex vociferaba lo poco hombre y nada atento que había sido durante su larga relación.

¿Larga? Tenía que ser una broma.

Se acarició el puente de la nariz con los dedos índice y pulgar. La vena palpitándole en la sien había comenzado el conteo regresivo para estallar.

—Espera, espera. ¡No puedes reclamarme eso! —gritó ofendido—. ¡Tenía examen! ¿Sabes lo que es eso? —Un grupo de estudiantes lo miró, algunos curiosos, otros más, divertidos por la situación. Miyaji continuó su camino sin prestarles atención—. Sí, tienes razón, concuerdo totalmente. Yo no dejaré el equipo y tú no dejarás eso de… lo que sea que hagas con tus amigas. Así que esto no da para más. Adiós, Sora. Adiós. —Soltando una maldición, colgó nuevamente.

Su Smartphone encontró cobijo dentro de su pantalón, otra vez, y Kiyoshi continuó su trayecto al gimnasio. Definitivamente, lo único que extrañaría de Tsukino Sora sería esa blusa verde tan hábilmente escotada.

Continuó maldiciendo entre dientes, hasta que llegó a la zona donde se encontraba la piscina interior de Shūtoku. Cuando pasaba frente a la entrada del lugar en cuestión, Sora seguía siendo víctima de sus ironías y maldiciones susurradas; mas cuando sus pies se detuvieron en seco, tras haber sido empapado por los litros de agua de una cubeta alzada sobre su altura, el enfoque de su odio cambió radicalmente.

—¡Mierda, no! —Tiró el bolso sin preocuparle dónde caía, para rescatar su teléfono celular de su empapado uniforme—. ¡No, no, no!

—¡Diablos! Por favor, disculpa. Creímos que eras…

En un arranque de ira, que venía acumulando gracias a sus des fortunios, sumados a la casi muerte de su costoso Smartphone, ahora a salvo, Miyaji tomó de la camiseta blanca al estudiante que intentaba disculparse con él y lo estampó contra la primera pared que encontró.

—¡Bastardo, infeliz, malparido! —le grito, apretando los dientes.

—¡Ey, imbécil! Te pidió disculpas.

Aquel joven quedó olvidado, Miyaji lo dejó ir de un empujón para enfrentarse a quien se había entrometido.

—¿Disculpas? —ironizó—. ¿Sabes dónde te puedes meter sus disculpas? —Acompañó sus palabras apuntando al muchacho que tenía a espaldas, su anterior víctima.

—Sé dónde te las puedo meter a ti, abusivo.

Cuando Miyaji perdió la poca cordura y se abalanzó sobre aquel, el otro joven salió corriendo del lugar. Los golpes fueron y vinieron, y la adrenalina no los dejó sentir dolor, hasta que se les acabó el suelo y cayeron a la piscina.

—¡¿Qué está sucediendo aquí?! —Pero eso no fue suficiente para detener la pelea. Aún cuando el otro muchacho había traído al profesor de natación y a dos más que encontró de camino, ni Miyaji ni aquel los notaron, mucho menos escucharon a uno de ellos exigir una explicación de la situación.

Y así, se había ganado un castigo. El segundo elemento de su ecuación.

—…Debería suspenderlo de sus actividades en el club de baloncesto.

—¡¿Qué?! —preguntó asustado, poniéndose de pie al segundo—. No, ¡no pueden-…!

—Puedo, sí; y lo haré si no se tranquiliza ahora mismo, Miyaji. —Kiyoshi se sentó nuevamente, apretando los puños—. Lo mismo para usted, jovencito —se dirigió al otro estudiante, que igualmente se mostraba enojado—, debería suspenderlo de sus actividades en el club de natación.

Aunque ya se lo esperaba, no pudo contener el refutar:

—¡Pero yo no hice nada! Toda la culpa la tiene él. —Apuntó a Miyaji, que se encontraba sentado junto a él.

—¿Qué dices, mocoso?

—¡Silencio! —ordenó el director—. Aún no he terminado. Hayama, siéntate. —Suspiró—. No haré tal cosa sólo por consideración a sus clubs —anunció con seriedad—. No obstante, como castigo deberán quedarse después de las prácticas para limpiar la piscina y las duchas durante un mes, comenzando hoy con el desastre que ocasionaron. ¿Les quedó claro? —Ambos renegaron, pero fueron acallados por segunda vez—. De más está decir que no deberán descuidar sus notas en los próximos exámenes.

Miyaji quería matarse. Y llevarse consigo, al infierno, a ese maldito mocoso de segundo año.

.

.

.

«[15:34]

Discúlpame si fui grosero. Sabes que estoy apretado de tiempo y las preliminares de la InterHigh comienzan en un mes. Aún pienso que lo nuestro ya no funcionaría, pero no me siento bien por lo que te dije.»

 

Releyó el mensaje una y otra vez. Demasiado formal y «disculpón» para su gusto. De acuerdo, sí fue brusco y grosero con Sora, pero ella se lo merecía, ¿verdad? Frunció aún más el entrecejo y apretó el icono de enviar.

Guardó su móvil, junto a su bolso y ropa, en el casillero del tal Hayama Kotarō, su nuevo compañero de limpieza. Le dirigió una rápida mirada al mentado Raijū, el mejor del equipo de natación de Shūtoku.

—¡Oye, deja de jugar y ven ahora!

Y lo odió con todas sus fuerzas.

—¡Mocoso de segundo! ¿No te enseñaron a respetar a tus superiores? —Tomó del cuarto de limpieza un trapeador, una cubeta, desinfectante y desodorante ambiental. A orillas de la piscina, Hayama ya se encontraba limpiando.

Una hora y muchos minutos se pasaron malditamente lentos. El mono anaranjado más la actividad lo estaba haciendo transpirar demasiado. Se quitó el guante de goma para quitarse con el dorso de la mano el sudor de la frente.

—Cuando termines nos tocan las duchas —le dijo Kotarō. En sus manos cargaba los elementos de limpieza—. Puedes dejar la última para ducharte, te prestaré la toalla extra del equipo.

Como respuesta, Miyaji bufó y continuó trapeando. Maldito mocoso. Hayama Kotarō era un bastardo irrespetuoso.

Otra hora más transcurrió mientras limpiaban las duchas. Por supuesto, Kotarō acabó antes, y cuando Miyaji se acercó a él para pedirle la toalla que había prometido prestarle para poder quitarse el sudor y suciedad con un merecido baño, lo encontró duchándose en la última regadera de la pared lateral izquierda.

—Ey, mocoso —lo llamó. A través de los brazos enjabonados, los grandes ojos verdes de Hayama lo miraron—, ¿dónde están las toallas?

—El último casillero a la derecha —explicó, frotándose los cabellos con el shampoo—. En mi bolso, bolsillo izquierdo, encontrarás la llave. Y no te robes nada.

—¡¿Qué no qué?!

—Y apresúrate. Yo tengo la llave del gimnasio y no podré irme hasta que hayas terminado.

—¡Tch! Maldito mocoso.

Así estaban las cosas: por ser miembro del equipo de natación, Hayama era el encargado de abrir y cerrar el gimnasio durante la limpieza.

Una vez aseado, Miyaji cerró el casillero y se colgó el bolso al hombro. De camino a la salida, donde Kotarō esperaba impaciente y con cara de pocos amigos, sacó su móvil y vio la hora en la esquina superior derecha: 6:23 p.m.

Un par de notificaciones de Facebook, tres llamadas perdidas, seguramente de su madre, y tres mensajes.

Optó por leerlos en orden ascendente de riesgos.

 

«[16:43]

Miyaji-san, espero que te estés divirtiendo en tu castigo.»

 

Nota mental: golpear a Takao. Y golpear a Yūya. No tenía dudas de que él le había dado su número, y que el remitente era Kazunari.

 

«[17:12]

Kiyoshi, ¿por qué no me contestas las llamadas? Espero que tengas una buena explicación para darme.»

 

Luego llamaría a su madre. Quizá. Al parecer, su hermano ya le había explicado muy detalladamente su situación. El muy maldito…

 

«[15:57]

También fui grosera y lo siento, estaba muy enojada. Además, lo pensé mejor y creo que aún podemos intentarlo. ¿Qué dices?»

 

¿Volver con su recientemente ex? Lo meditó mientras se acercaba a la salida. Kotarō, que se encontraba reclinado en la pared con su móvil en mano, alzó la mirada hacia él. El brillo de la pantalla reflejado en sus ojos daba el efecto de color blanco en casi la totalidad de sus irises.

Kiyoshi le devolvió un gesto de fastidio y pasó por su lado sin decirle nada. Hayama cerró las puertas del gimnasio.

.

.

.

Se dejó caer pesadamente sobre el colchón. Ese había sido un día de mierda. Definitivamente. No sólo había tenido que aguantar otra discusión con su ahora ex-ex-novia; así es, luego de meditarlo exhaustivamente, sólo el sexo podría relajar su ser en estos momentos tan difíciles, quedarse sin novia no era una buena opción. Además del baño gratuito y sin consentimiento (agradecía el hecho de que para practicar tuviera que cambiarse de ropa y por ello su uniforme alcanzó a secarse lo suficiente para no agregar a la lista un próximo resfriado), los golpes, ya morados sobre su rostro y cuerpo, el castigo, los reclamos del entrenador y las burlas del equipo de básquet, el hecho de que se había convertido en un maldito personal de limpieza, también debía agregar que para permanecer como titular en el equipo sus notas debían ser mayores a ochenta puntos. ¡Ochenta puntos! En conclusión, el director no sabía absolutamente nada de él.

Miyaji no tenía problemas con la mayoría de las materias, pero matemáticas era otro mundo. Era justamente esa la que tenía oscilando entre un futuro desaprobado, porque últimamente no entendía nada. Preguntarle a Ōtsubo sería una opción factible, de no ser porque él estaba ya muy ocupado con los deberes de capitán del equipo y la reciente búsqueda de una universidad a la cual ir una vez que se graduara. Lo mismo ocurría con Kimura. Incluso él mismo ya había comenzado a pensar en lo que haría en el futuro.

«Nada que conlleve matemáticas —pensó—, eso seguro». Se estiró en la cama, a sus anchas.

—¡Kiyoshi!

Y allí se iba su efímera tranquilidad. Maldijo entre dientes.

—¡¿Qué, mamá?!

Tuvo que bajar. No existía criatura más aterradora que su madre cuando se enojaba. Y cómo se enojó ella cuando vio su estado físico. Una cosa llevó a la otra, y terminó por contarle hasta el más mínimo detalle de lo ocurrido.

Castigado por un mes sin computadora, sin salidas, sin postre, sin televisión, sin mesada; tuvo que rogar para que le permitieran conservar su móvil, y la frase «podría estar muriendo y no tener cómo contactarte» fue suficiente para ablandar el corazón de su furiosa madre.

¿Qué tenían con el «un mes»? Todos se empeñaban en aplicar ese tiempo a todo.

De vuelta en su habitación, Kiyoshi se acostó en la cama y, celular en mano, presionó el ícono de mensajes.

 

«[19:39]

No tienes idea todo lo que me divertí, y, como no soy egoísta, en los entrenamientos haré que tú también te diviertas como nunca, Takao.»

 

Enviar. Dejó el móvil en el buró junto a la cama y pensó que sería un buen momento para dormir y descansar. La espalda se lo pedía a gritos.

 

Notas finales:

Pues aquí sólo repetiré que… El MiyaHaya merece más amor D’:

Ya, en serio, ¿por qué nadie escribe sobre ellos? Se me rompe el corazón <|3

¡Más amor a los secundarios, por favor! cracks, pero eso es otra historia xD)

Volviendo al fic… El primer capítulo siempre me queda corto. Los demás serán más largos xD

Well… ahora aclararé un par de cosirijillas(?)

•Para quienes no lo sepan, Yūya es el hermano menor de Miyaji. Va en segundo año, si no mal recuerdo xD

•No tengo la más mínima idea de su Miyaji es bueno o no en matemáticas :v

•Tampoco, si en Shūtoku hay un club de natación.

•La historia contará con pocos capítulos.

 •TODO el fic estará contado desde la perspectiva de Miyaji. ¿Por qué? Porque todos, como individuos, sólo podemos estar seguros de nuestro propio sentir en una relación, y conocemos el del contrario únicamente por sus palabras, confesiones, afirmaciones, acciones, gestos, etc., hacia nosotros. Es por ello que la gran mayoría comienza una relación con alguien que realmente los quiere… utilizar.

However, lo haré así para mostrar una única perspectiva de una historia de amor juvenil, como viviríamos nosotros la nuestra, con el conocimiento de los sentimientos del otro por medio de gestos, palabras y demás. (Valga la redundancia)

Ahmm… ¿Se entendió?

•Antes de que alguien lo pregunte (si existiera la más remota posibilidad de que alguien lo hiciera o siquiera comentara algo en este fic :’v [no trata sobre una pareja muy utilizada, así que no lo espero, para ser honesta]), NO habrá M-Preg ni donceles.

Supongo que es todo.

¡Gracias por leer y comentar!

See you next chapter!

LadyShizu


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