El rojo de tus ojos
Capítulo 1: Lo mejor de mi día
(Naruto P.O.V)
Era un día normal para mi… aunque claro todo día normal para mi tenía más de una complicación, sinceramente puedo decir que mi vida es una mierda y que no vale nada jejeje que ironía pensar que cualquier persona quisiera vivir como yo.
Me llamo Naruto Namikase Uzumaki y a mis cortos 22 años soy dueño de la gran exportadora internacional Konoha, mi padre y mi madre fueron antiguos dueños de esta enorme empresa pero ambos murieron en un accidente automovilístico, yo a mis cortos 5 años fui el único sobreviviente. Mis tios y abuelos se encargaron de que desde los 10 años empezara a estar listo para manejar la empresa… no podía ir contra ellos y mi único sueño era verlos orgullosos de mi sin saber que todo eso traería repercusiones gigantes en mi vida personal.
Me case a los 18 años con una muchacha que heredaría la compañía Hyuuga, no la conocía siquiera y aun así fui obligado a casarme con ella… una año después tuvimos un hijo al que llamamos Boruto y cuando cumplió dos años nos separamos. Ella me engañaba con el primero que se cruzara enfrente porque según yo no le ponía suficiente atención, ¿Qué más quería? Le di una enorme mansión, estaba rodeada de sirvientes, era considerada la mujer más poderosa y afortunada gracias a mí y aun así quería más atención… ¡no le podía dar eso!, ¡no podía llamarla “amorcito” si ni siquiera la amaba!, ¡No podía dejar el trabajo!, sé que Boruto no es mi hijo así que debería estar tranquila con que a pesar de todo le pago una pensión.
Y luego de eso empezó lo peor para mí, me acostaba con cualquier chica o chico ya fuera pobre o rico, empresario o secretaria… caí en un profundo abismo de desesperación del cual no podía salir. Me sentía totalmente solo en medio de esa mansión, no tenía a nadie y los que se acercaban a mi lo hacían por el dinero… odiaba a los que hacían eso. Sé que soy muy joven para pensar de esa manera pero mi vida ya no tenía sentido no sin nadie lo suficientemente valiente para compartir la mierda que llamo vida… nadie podía sacarme de ahí.
- Con Permiso señor Namikase pero la señorita Hinata desea verlo ¿Qué le digo?- Pregunto mi secretaria Sakura entrando a mi oficina, me levante de inmediato y me acerque con paso seguro hacia ella, La tome por la cintura y la bese frenéticamente mientras la pegaba a mi cuerpo.
- Señor Namikase…. La señorita… Hyuuga – intentaba decir pero yo simplemente la callaba a besos.
- Podemos dejarla esperando un rato- susurre contra sus labios y lentamente empecé a besar su cuello, era asqueroso hacer eso, la estaba utilizando solamente.
- Naruto basta, luego aremos lo que tú quieras pero ahora será mejor que atiendas a Hinata- Hablo finalmente, suspire vencido y la solté. Ella se arregló sus ropas salió a darle aviso a Hinata Hyuuga “mi zorra ex esposa”.
Me senté en mi escritorio y espere paciente a que entrara, ella venia tan altanera como siempre con su mejor traje para seducirme y que volviera con ella, lamentablemente ese truco nunca funciono conmigo. En su mano traía un vaso de agua que dejo sobre el escritorio y tomo asiento… me miro con una sonrisa nostálgica y ojos llenos de amor. Era tan falsa.
- Tanto tiempo sin vernos Naruto… se nota que has cambiado- me dijo amable.
- Si lo que digas- le respondí aburrido tecleando insultos en mi computador.
- Bueno… vengo a hablarte de Boruto…- espero que respondiera algo si como “¿Cómo está mi hijo?, ¿ya creció?, ¿está bien?” o algo por el estilo, yo solo seguí tecleando cosas – Necesito que me aumentes la pensión- dijo finalmente… la mire incrédulo
- ¿Quieres más?, Hinata te doy 3.994 dólares al mes y quieres más, lo siento pero no te daré más- le respondí reseco mientras la miraba ultrajante
- ¿no me vas a dar más?, Naruto es tu hijo, tienes que poder darle más a quien va a heredar todo esto- me dijo ya un poco cabreada – por favor Naruto, soy la madre de tu hijo aún debe haber cariño hacia mi dentro de ti
- Ja ¿cariño?, ¿mi hijo?, Hinata los dos sabemos que esto fue matrimonio por conveniencia, yo no te amo ni te amé ni menos te amare. Y en cuanto a Boruto ciertamente no sé si es mi hijo… después de todo de seguro te acostaste con un rubio y salió el de ahí- dije desafiándola, mirándola a la cara
- ¡¡ ¿Que has dicho?!!- se levantó de golpe al igual que yo
- Lo que escuchaste… que eres una zorra que se acuesta con el primero que ve enfrente y luego me hecha la carga a mi… no te aumentare la pensión porque se supone que es para Boruto no para que la gastes con todos tus amantes- le grite en la cara. Ella molesta tomo el vaso de agua y me lo tiro en la cara llegando a caer parte del contenido en mi computador y celular.
- Eres un desgraciado… Nos vemos en tribunales- salió dando un portazo… yo golpe con fuerza mi escritorio tirando todas las cosas de lado y sintiéndome más frustrado que nunca.
- ¡¡¡DEMONIOS!!!- grite frustrado… ella sabía que ir a tribunales me daría una mala fama y se aprovecharía de eso, me limpie la cara con la manga de mi chaqueta y me dispuse a salir encontrándome a Sakura por el camino
- ¿Naruto que pasó?- me pregunto con preocupación.
- Nada déjame solo- le dije intentando alejarla.
-Naruto- me tomo del brazo y me hizo quedar frente a ella - ¿Qué paso con lo de esta noche?- me pregunto, yo lleno de frustración respondí algo de lo que no me arrepentiré jamás
- Sakura estoy hasta aquí *señala su nuca* de zorras, Hinata, Ino, Karin, Ten-Ten y tu así que basta ¿sí? Que me haya acostado contigo no significa que seas mi esposa… es más… me atrevo a decir que soy gay- ella quedo en estado de shock por lo que dije y me dispuse a salir corriendo.
Iba caminando muy intranquilo hacia mi bar favorito demasiado pensativo para mi gusto, me sabia el camino de memoria así que ni siquiera me fijaba por donde iba hasta que una figura llamo mi atención, era un chico más bajo que yo con el cabellos azabache y reflejos azules (por la luz según yo), su piel era más blanca que la leche y venia caminando tranquilamente al contrario mío. Estaba leyendo algo en una libreta de apuntes además de que traía una carpeta contra su pecho y un bolso, es estudiante, eso fue lo que surco mi mente.
Deje de prestarle atención al chico o si no se daría cuenta de que lo observaba ai que me enfrasque en mis pensamientos de nueva cuenta, hasta que sentí que había chocado con algo… más bien alguien, mire hacia abajo y era el chico que había estado observando. Por inercia ambos nos agachamos y nuestras manos se juntaron cuando intentamos recoger el mismo objeto que yacía en el suelo (N/A: al chocar las cosas que llevaba el “chico misterioso que ya todos sabemos quiénes” se cayeron al piso) levantamos la vista y vimos los ojos del otro.
Sé que lo que voy a decir es tan cliché y cursi que hasta a mí que me gusta lo dulce me daría diabetes pero… simplemente no lo aguante, me perdí en esos ojos color ónix que me miraban fijamente, me perdí en ellos de una manera tan profunda y con ese leve toque de manos sentí como si ya no estuviera en ese abismo profundo, Dios estaba en el cielo con solo mirarlo… sentí unas inmensas ganas de abrazarlo sentirlo, besarlo… sus ojos eran los más hermosos que he visto en la vida, tenían un ligero tono rojo que me encanto y me dejo embobado.
- Lo siento – susurro el chico con una voz tan dulce que de inmediato llegue a pensar “sus gemidos serán tan exquisitos”, se levantó tomando la carpeta y yo le pase la libreta de apuntes – Gracias- susurro de nuevo sin dejar de verme
- No hay de que- nos quedamos de pie mirándonos de extraña manera mientras yo solo quería besarlo… eso no me había pasado con nadie… es una sensación extraña.
Continuara…. si no me da flojera