Me desperté cansado por fin había llegado el tan esperado sábado, al fin podría descansar del estrés de la universidad y el del pequeño café donde trabajaba, ho disculpen mi descuido, mi nombre es Kiryuu Zero y esta es mi historia, mi compañero de departamento se llama Kain Akatsuki, vivo solo con el luego de que mi hermano y mis padres murieran en un accidente, tengo 23 años de edad y estudio el último año en Administración.
Ya sabiendo esto continuo, me levante de mi cama y con pasos cansados me dirigí al baño dispuesto a asearme, se me olvidaba mido 1.71 metros y tengo ojos violetas cabellos plateados y una piel tersa como la porcelana, tengo un humor de los mil demonios y soy aficionado a películas policiales, con esto creo que ya me he presentado completamente, disculpen mi aptitud es que soy una persona muy cerrada pero tengo la maña de distraerme con facilidad.
Salí del baño y me vestí con una ropa de estar, fui a la cocina y me prepare un emparedado de queso, lo comí con jugo de naranja y sin más me puse a limpiar, no crean que esto lo hago todo el tiempo, es solo que con mi compañero llegue a una especie de acuerdo, donde yo limpiaba una semana y el limpiaba la otra, y cada quien cocinaba su propia comida.
Se preguntaran si tengo amigos, la verdad no los tengo Kain Akatsuki puede que se considere un amigo, pero hay algo en el que no me agrada y si este consume drogas, está en esa vida loca donde fuma, bebes y juegas, se puede decir que es un vicioso y es algo malo contando el hecho de que está involucrado con gente peligrosa, como lo sé, pues bien hace solo dos días llego con el labio partido, con la ropa rasgada y en un mal estado, quise llevarlo al hospital pero este se negó, quiero ayudarlo pero sé que no puedo o no debo inmiscuirme en sus problemas.
Ding Dong.
Suena el timbre molesto de mi apartamento, con fastidio dejo lo que estoy haciendo y me dirijo hacia la puerta la abro y hay frente a mi están dos altos hombres, ambos fuertes y castaño.
- En que los puedo ayudar- dije tratando de sonar educado cosa que no logre, uno me tomo del brazo hasta el punto de lastimarme.
- Kain Akatsuki- susurro con voz ronca, lo mire asustado pues este me estaba lastimando.
- No soy su compañero de cuarto- dije intimidado pero el imbécil del tipo no me creyó, con fuerza me golpeo el rostro que por poco no me rompió la nariz, enojado y asustado le patee en la entrepierna sin saber realmente lo que pasaba.
- Como te atreves crio- me grito el otro, mientras me golpeaba y me dejaba inconsciente.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, tampoco me di cuenta cuando me amarraron y me encerraron en esta habitación oscura, pasaron las horas, y a medido que pasaba el tiempo me desesperaba, escuche la puerta abrirse, y en esta apareció un castaño alto muy guapo, mirándome con sorpresa y con función.
- Hola quien eres tú- me dice confundido, lo mire enojado sin poder creer que esto me estaba pasando a mí.
- Soy el que te va a patear el puto trasero si no me liberas YAAA, yo no soy Akatsuki Kain- grite furioso mientras su mirada chocaba contra mí, este sonrió y me tomo del mentón.
- Eso lo puedo ver- mascullo mientras se relamía los labios con cinismo- pero dime si no eres Kain, cómo te llamas pequeño- me pregunto mientras me acariciaba la mejilla.
- Eso no te importa, tratas de ser amable luego de que tus hombres me secuestraron y me golpearon- dije enojado y este pareció molestarse por mis palabras.
- ¿Cómo te llamas?- volvía a preguntar de manera más demandante y amenazante, me negué a verlo a la cara, y más a intercambiar alguna palabra con él.
- Suéltame- me queje al sentir como las cuerdas lastimaban más mi piel, este me miro a los ojos, y luego se separó.
- Solo si me dices tu nombre- susurro, viéndome con sumo deseo lo encare un rato, pero me di cuenta que no lograría nada de esta manera.
- Me llamo Zero Kiryuu- dije mordaz, enojado por no poder hacer nada contra él.
- Un gusto Kuran Kaname- susurro con voz ronca, nunca creí que un hombre pudiera ser tan frio ni tan cruel, nunca pensé que conocer a alguien podría causarme tantos dolores de cabeza, pero para mí mala suerte ese hombre estaba a punto de orillarme a la locura, porque él era Kuran Kaname el hombre más peligro narcotraficante de los tiempos, aquel que sin saberlo se volvería en mi acosador, si el seria como un cazador y yo sería su más hermosa y rebelde presa.