Era una mañana normal en el colegio Hogwarts de magia y hechicería todos desayunando en el gran comedor, allí se podía distinguir las cuatro casas del colegio y la mesa de profesores donde el enigmático y algo demente, director Albus Dumbledore amantes de los caramelos de limón charlaba con la profesora de transformacines y jefe de la casa de Gryffindor Minerva Mcgonagall, quien se encontraba a su izquierda, a su vez a la derecha del director se encontraba el profesor de defensa contra las artes oscuras Thomas Riddle jefe de la casa de Slytherin, a quien el directos trataba de meter en su conversación con la animaga para sacarlo de su mutismo y lo estaba logrando, en cuando a las mesas que se encontraban delante de los profesores se podía apreciar a los estudiantes charlando y riendo entre compañeros y claro la mesas más, por decirlo de alguna forma escandalosa ya que envés de hablar prácticamente gritaba era la mesa de Gryffindor la casa de los leonés, luego le seguía Hufflepuff con charlas y risas, la casa de Ravenclaw estaba llena de charlas y sonrisas amenas, la ultima y no por eso menos importante la casa de las serpientes, la casa de Slytherin quienes sólo se hablaban en susurros y con sonrisas llena de amistad y sinceridad. Pero como en Hogwarts nada es normal ni siquiera una vez, en gran comedor se oyó un grito ensordecedor muy agudo.
-Pedazo de idiota- Fue lo que artículo la voz femenina, el cual dejo en completo silencio el gran comedor, allí en medio se podría apreciar a aproximadamente unos diez jóvenes de unos quince a diecisiete años. Y Albus Dumbledore sonriendo como si supiera los más profundos secretos del universo.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~(es un capítulo corto).
Era una mañana normal en el colegio Hogwarts de magia y hechicería todos desayunando en el gran comedor, allí se podía distinguir las cuatro casas del colegio y la mesa de profesores donde el enigmático y algo demente, director Albus Dumbledore amantes de los caramelos de limón charlaba con la profesora de transformacines y jefe de la casa de Gryffindor Minerva Mcgonagall, quien se encontraba a su izquierda, a su vez a la derecha del director se encontraba el profesor de defensa contra las artes oscuras Thomas Riddle jefe de la casa de Slytherin, a quien el directos trataba de meter en su conversación con la animaga para sacarlo de su mutismo y lo estaba logrando, en cuando a las mesas que se encontraban delante de los profesores se podía apreciar a los estudiantes charlando y riendo entre compañeros y claro la mesas más, por decirlo de alguna forma escandalosa ya que envés de hablar prácticamente gritaba era la mesa de Gryffindor la casa de los leonés, luego le seguía Hufflepuff con charlas y risas, la casa de Ravenclaw estaba llena de charlas y sonrisas amenas, la ultima y no por eso menos importante la casa de las serpientes, la casa de Slytherin quienes sólo se hablaban en susurros y con sonrisas llena de amistad y sinceridad. Pero como en Hogwarts nada es normal ni siquiera una vez, en gran comedor se oyó un grito ensordecedor muy agudo.
-Pedazo de idiota- Fue lo que artículo la voz femenina, el cual dejo en completo silencio el gran comedor, allí en medio se podría apreciar a aproximadamente unos diez jóvenes de unos quince a diecisiete años. Y Albus Dumbledore sonriendo como si supiera los más profundos secretos del universo.