Todo estaba tan oscuro que no se podía ver nada, ni un solo rayo de luz penetraba en esa gran penumbra y si alguna luz entraba, seguramente la oscuridad la engullía y la hacía desaparecer. De pronto se abrió la puerta dando paso a una luz tan fuerte que lo cegó por unos instantes y entonces entró aquella persona que ahora era el nuevo Capitán General.
-Buenos días - dijo en tono burlón como siempre - Aizen Sosuke.
-Pero si es al capitán Kyoraku Shunsui - respondió cínicamente - será que al fin cumplirán con su parte del trato.
El silenció reinó en la gran estancia en la que había una silla en la que estaba sellado Aizen para que no intentara algo en contra de la Sociedad de Almas, la misma que solicitó su ayuda en la guerra contra los quincys. Kyoraku había ido a su celda para buscar un aliado con gran poder, obviamente Aizen no aceptaría hacer una "obra de caridad", si querían su ayuda le debieron dar algo a cambio, algo tan simple que al principio se negaban a concederle : la libertad.
-Hablé con la cámara de los 46 - Kyoraku puso una expresión seria - se te ha concedido tu libertad - ante el comentario Aizen ensancha su sonrisa - pero con algunas restricciones obviamente.
-¿Qué es una libertad sin restricciones?- respondió el castaño sarcásticamente.
- Primeramente - dijo Kyoraku ignorando su comentario anterior - se te restringirá una gran parte de tu reiatsu. Segundo, no podrás hacer uso de tus poderes a menos que un shimigami de alto rango te lo permita y tercera y última condición, un shinigami de alto poder será tu guardián y se encargará de que no causes otra guerra - el capitán comandante regresó a su estado burlón.
- Bueno son muchas condiciones - dijo Aizen igualmente burlón - pero espero que al menos me dejen a mí escoger quien será mi guardián.
Kyoraku estaba sopesando las posibilidades y que tan inconveniente sería que el ex-shinigami escogiera a su guardián, aunque la cámara de los 46 lo haya designado "guardián" Kyoraku más consideraba a dicho "guardián" como el juguete de desahogo de Aizen. Kyoraku sentía pena por quien sería la víctima de Aizen, que por cierto ¿quién podría ser? Seguramente sería alguien que le tuviera miedo o alguien de quien está seguro que él podría vencerlo para escapar.
-Y..- fingió indiferencia - ¿quién sería tu mejor guardián según tu criterio?
-Bueno... pues quisiera que fuera el shinigami más fuerte de la Sociedad de Almas, el shinigami que me venció, el shinigami que derrotó a Ywach, el shinigami que fue mi conejillo de indias desde antes que naciera, el shinigami que es un humano, un hollow y un quincy, el último shinigami sustituto.
Kyoraku se quedó sin palabras, esperaba que fuera cualquiera menos el shinigami sustituto; no tendrían problemas pues él seguramente con sus nuevos poderes sería capaz de frenar a Aizen, pero que él haya hecho esa petición le parecía muy extraño.
Aizen como de costumbre ya había planeado todo esto desde la guera con los quincys. Sabía que los 46 no le dejarían la libertad tan fácil, sabía que le pondrían algunas restricciones pero en la que más se enfocó fue en la de su guardián, además al sentir el incremento del reiatsu del shinigami en el que estaba interesado, sabía que la Sociedad de Almas no le permitiría regresar al mundo humano, así que, ¡qué mejor opción que su conejillo de indias favorito!
-¿ Por qué quieres que él sea tu guardián?
- Eso no importa - dijo Aizen restándole importancia al asunto - además seguramente el era uno de los candidatos para ser mi guardián ¿no?
Kyoraku pensaba que tan retorcido podía ser el pensamiento del ex-capitán, qué clase de mente maquiavélica tenía y cuánta inteligencia poseía para ante sus ojos saber todo lo que pasa a su alrededor.
- Tienes razón, en todo caso ¿cómo estás tan seguro de que te lo asignaremos?
- ¿No lo recuerdas Kyoraku? - dijo con una sonrisa autosuficiente - Yo lo tengo planeado todo.
- Entonces eso es los que quieres - exclamo más afirmando que preguntando.
- Así es, quiero al shinigami sustituto - levantó la mirada y lo vio con un brillo extraño en sus ojos - Quiero a Kurosaki Ichigo.