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Reasons to love por ViBanaII

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Notas del fanfic:

Reasons to Love es una historia sin fines lucrativos.

Mizuki y Yusuke son de mi propiedad. Los  personajes incluídos en esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto.

*****
Deja un comentario aunque la historia ya haya finalizado. Nunca es tarde para dar a conocer tus pensamientos.
*****

*NOTA: Está totalmente prohibido publicar en otra web sin mi consentimiento.

En caso de ser así, por favor avisarme para tomar medidas correspondientes. 

xoxo Ale

Notas del capitulo:

¡Hermosas criaturas! Ale está nuevamente por aquí, esta vez trayendo  ustedes una historia con personajes de Anime y no de Kpop como había estado escribiendo en el pasado. 

Cabe mencionar, que este no es mi primer fic de anime, ni mucho menos de Naruto, pero sí es el primer Yaoi que escribo de ellos... y lo tengo desde hace más o menos unos tres años.
No quiero extenderme mucho, así que les dejaré el primer capítulo.

¡Espero les guste! :D

I

 

Al fin había terminado de cerrar todos los negocios que tenía programados, los cuales lo habían mantenido fuera del país hasta un par de días antes de navidad.

Sasuke Uchiha a sus veintitrés años, estaba a punto de ser uno de los empresarios más importantes de Japón, quedando por debajo de Jiraiya Namikaze y su querido hermano mayor, Itachi. Su padre también hubiera entrado en la lista, de  no ser porque un par de años atrás se había retirado, dejando la empresa a manos de su primogénito.

Eran casi las once de la noche cuando regresó por fin a su casa; gracias al retraso de su vuelo por culpa de la nevada que caía ese día. El Uchiha ya tenía pensado lo que haría en cuanto llegara; entraría, tiraría todo su equipaje por doquier, se daría un relajante baño de agua tibia y se iría a dormir. Sí, eso pensaba hacer hasta que bajó del auto que su madre había enviado para que lo recogiera en el aeropuerto y lo llevara hasta su casa.

– ¿Qué es esto? –Se preguntó en cuanto estuvo frente a la puerta. Una caja obstaculizaba la entrada–. Estúpidos mensajeros –murmuró molesto. Movió hacía un lado el objeto con su pie y entró sin reparar en su contenido.

Dejando la maleta en su cuarto, regresó a la puerta por la caja, la cual también llevó hasta su habitación y puso sobre la cama. Ésta era un poco larga, y no pesaba tanto como pensaba. La abriría después de tomar su tan anhelado baño caliente.

Se quitó el abrigo que aun llevaba puesto, aflojó la molesta corbata que le asfixiaba y procedió a soltar los botones de su camisa, pero se detuvo en cuanto escuchó un extraño ruido proveniente del objeto sobre la cama.

–Pero qué… –Sus ojos se abrieron a más no poder, al ver lo que estaba en el interior de la caja–. Be... ¡bebés! –exclamó. La sorpresa era evidente en su rostro. ¿Acaso era una broma? ¡¿Qué hacían dos bebés metidos en una caja frente a su puerta?!

No supo por qué, pero algo en su interior se removió, obligándole así a cargar a los bebés en sus brazos para tratar de calmarlos. No es que fuera un experto en ello, pero tenía un vago conocimiento sobre cómo hacerlo, gracias a la esposa de Shikamaru, quien en las vacaciones pasadas había tenido a su bebé y su amigo le había obligado a cargarle.

Empezó a caminar de un lado a otro pensando en una razón por la cual abandonarían a dos pequeños en la puerta de su casa en pleno invierno. ¿Quién tenía tan poco corazón para hacerlo?

– ¿Y por qué diablos no se callan? –No habían pasado ni diez minutos y ya se encontraba lo bastante irritado, como para querer arrojarse por la ventana–. ¡Cierren la boca, maldición! Son tan desesperantes –exclamó sin que su tono de voz pasara de lo normal. Como si fuera magia, los bebés dejaron de llorar, provocándole al mayor un suspiro de alivio–. Mucho mejor –murmuró notando como ambos pequeños aun conservaban grandes pucheros en sus labios, claro signo de que en cualquier momento se echarían a llorar nuevamente.

Dejó a los molestos y llorones bebés en la cama, mientras revisaba la caja para ver si encontraba algo que le diera una pista del porqué les habían dejado tirados en la puerta de su casa, como si de basura se trataran.

–Aquí hay una carta –murmuró.

Tomó el pequeño sobre, del cual extrajo la hoja de papel y la leyó.

“Si está leyendo esto, quien quiera que sea, le ruego que por favor cuide de mis pequeños.

Seguro pensará que soy una vil madre sin corazón que ha sido capaz de dejar a sus dos hijos abandonados frente a la puerta de un desconocido; pero, aunque no lo crea, haber hecho eso fue lo más doloroso de toda mi vida, y de haber tenido otra opción, nunca los habría apartado de mi lado.

Gracias a mi esposo, sus malos negocios y su deseo de querer más, nuestras vidas se arruinaron. Dejé de ser quien era para vivir entre las sombras, escondida de aquellos que me querían lastimar; ahora todo ha terminado. Él ha desaparecido y por su culpa, yo no tengo mucho tiempo. En este momento sé, que ellos me están buscando para cobrarme a mí todo lo que él les debe y lo más probable es que nunca más pueda volver a ver a mis hijos. Pero mi historia ya no importa, ahora sólo le hablaré de mis pequeños.

El peli rojo se llama Yusuke y la linda rubia es Mizuki. Ambos nacieron el 31 de octubre a las nueve de la noche. Yusuke-chan es el mayor, solo por cinco minutos.

Siempre sonríen, a pesar de tener poco más de un mes de vida. Ambos son muy unidos, así que, por favor, procure por nada del mundo mantenerlos mucho tiempo lejos del otro y solo lloran cuando tienen hambre o sienten alguna molestia.

Bajo las mantas que envolvían a los bebés, hay una pequeña maleta con todo lo que he podido guardar para ellos. Además, hay algo que es muy especial y me gustaría que usted lo guardara. En un pequeño cofre he puesto dos relicarios, uno es para Mizuki y el otro para Yusuke. Cuando usted crea que es el momento adecuado, puede dárselos. Es lo único que me queda para ellos.

Si preguntan por mí, dígales que siempre hasta el último segundo de mi vida pensé en ellos, que solo quise darles lo mejor, y que a pesar de no estar juntos, los amo mucho, desde el instante en que supe de su existencia.

Por favor, cuídelos como si fueran suyos y bríndeles todo el amor que yo no pude darles, a cambio, sé que ellos le darán luz y felicidad a su vida.

Ah, una cosa más antes de despedirme. Cada noche antes de dormir besaba sus frentes ¿podría hacerlo en mi nombre?

En donde sea que me encuentre, le estaré eternamente agradecida.

Con todo el dolor del mundo, me despido de ellos. K.Y.

Para cuando dejó de leer, sus manos temblaban y sus ojos escocían. No entendía cómo ni porqué, pero las palabras de esa mujer, habían logrado que sus sentimientos se revolviesen y que su corazón doliera, aunque solo fuera por un instante.

El frío, egocéntrico y calculador Sasuke Uchiha, estaba conmocionado y sobre todo, asombrado ante la valentía de esa mujer al haber dejado a sus hijos por su bien. 

Guardó nuevamente la carta y buscó la maleta que en ella se mencionaba. Al revisarla, vio que tenía poca ropa, al menos unos tres conjuntos para cada uno; algunos pañales, un peluche de zorro y otro de mapache. Biberones, leche y un pequeño álbum de fotos que por el momento no vería. Eso era lo único que contenía además del cofre.

Tomó el objeto y lo abrió dejando ver los relicarios, abrió uno de ellos y se llevó una gran sorpresa al ver que en un lado tenía una pequeña fotografía de una mujer, la cual tenía sus manos puestas en su muy abultado vientre de tal vez ocho meses. Parecía feliz, pero si en algo era bueno el Uchiha, era en leer las miradas de las personas y podía asegurar, que la felicidad de esa mujer no era total; y con la carta que había leído, lo confirmaba.

Del otro lado había una inscripción:

Dos ángeles están por llegar –leyó, antes de cerrar el relicario y abrir el otro. En el pequeño objeto también había una foto y una inscripción. –Mis ángeles ya están aquí.

En la foto se veía a la misma mujer, solo que ahora llevaba en sus brazos, a los dos pequeños, recién nacidos.

Apretó con fuerza los labios, mientras guardaba los relicarios con el cofre en una pequeña caja fuerte que tenía oculta en la habitación.

Volvió la vista a la cama donde se encontraban los bebés acostados. Nunca en su vida, había imaginado que estaría pasando por algo como eso, y no sabía si la decisión que acababa de tomar era la correcta. Pero si esa mujer en la carta que escribió decía la verdad, y estaba casi por completo seguro de que lo era, entonces no se arrepentiría de nada.

Tal vez fuera un tanto precipitado y hasta descabellado, pero es que simplemente se trataba de un Uchiha. Esa era su elección y nada ni nadie le harían cambiar. La decisión ya estaba tomada.

El llanto de uno de los bebés lo sacó de sus pensamientos. Se acercó a ellos y vio que era la niña quien lloraba.

–Mizuki –murmuró–. Mizuki Uchiha –la nombró y entonces sus ojos miraron al otro pequeño–.Yusuke Uchiha. 

 

* * * * *

 

Una triste sonrisa, junto a los ríos de lágrimas que corrían por sus mejillas, fue su compañía en todo el camino de regreso al lugar donde vivía. No pudo evitar sentirse terriblemente destrozada desde el momento en que empezó a creer que dejar a sus hijos al cuidado de alguien más, sería una buena idea. Pero se lo habían advertido, si no era su esposo, sería ella la que tuviera que pagar, incluyendo a sus pequeños. Era la vida de ellos o la suya. No tuvo que pensarlo mucho para decidirse, por supuesto.

Un sollozo tras otro inundó la oscura habitación en la que se encontraba, dejando salir todo el dolor, odio y resentimiento que sentía. Todo era culpa de ese desgraciado al que había amado desde su adolescencia. Aquel hombre le había dado lo mejor de su vida, pero gracias a sus errores, también se lo había quitado.

Y aunque tuviera por quien vivir, su tiempo se estaba agotando, no sólo por culpa de los malos negocios de su esposo, sino también por su cuerpo. Haber llevado a cabo el embarazo hasta su final, había provocado que este se debilitara más de lo esperado. Su enfermedad no había dado tregua alguna y ahora estaba pagando las consecuencias. Pero no se arrepentiría nunca, no cuando a cambio de ello, había obtenido la mayor felicidad del mundo, aunque fuera corta. Sus hijos habían valido la pena.

Ahora, sólo esperaba que aquel hombre al que había visto llegar a la casa donde los dejó, fuera alguien bueno y lograra dar a sus hijos, todo lo que ella no pudo. Quería creer que iba a ser así, confiaba en que lo fuera.

 

* * * * *

 

–Hola hermano, ¿acabas de llegar? – Saludó la joven rubia, al notar al chico acercarse a la sala–. Es casi media noche.

–Estuve hasta tarde en el hospital y luego salí con los chicos –respondió, antes de besar cariñosamente la frente de la menor–. Deberías estar durmiendo.

–No tenía sueño. Esperaba por ti.

El mayor sonrió cálidamente al escucharla; pese a ser algo casi normal, llegándolo a considerar hasta una rutina, el que su hermana menor se preocupara y esperara por él, le hacía sentir feliz. Le recordaba a su madre y a su hermana mayor.

En el pasado, cuando decidía salir sin permiso y llegaba tarde, una de las dos lo esperaba en la sala de estar, siempre preocupadas, hasta que lo veían entrar por la puerta; luego llegaba el enfado y los golpes por haberse comportado como un rebelde. Habían sido buenos años.

– ¿Tienes hambre? –preguntó sacándolo de sus pensamientos.

–No, comí cuando estaba con mis amigos –respondió–. Iré a dormir, tú deberías hacer lo mismo.

–Iré en un rato. Ve a descansar.

–De acuerdo –asintió acercándose nuevamente a la joven, para besar su frente como había hecho anteriormente–. Duerme bien, Ino.

–Tú también, Naruto –despidió con una sonrisa, antes de que el chico diera vuelta para seguir su camino.

Naruto entró en su habitación, cerrando la puerta con llave. Caminó hasta la cama y se acostó en ella, luego de despojarse de la ropa que llevaba puesta. Un suspiro ahogado salió de su boca, mientras las imágenes se repetían una y otra vez en su memoria. Recuerdos que no quería revivir porque eran dolorosos, pero que aun así iban y venían constantemente, como un cruel recordatorio de que todo lo que en su momento le hizo feliz, ahora lo torturaba. 

Notas finales:

Gracias por haber llegado hasta aquí! Si te gustó, puedes dejarme un  rw para saberlo, si no, pues también! :D

Hasta pronto! 

xoxo Al~


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