Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor a plazos por Aomame

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Amor a plazos


Mirando el techo como si estuviera muerto. 

Con la mirada fija en el techo, como si estuviera muerto, Keiji da cuenta de la noche. Tiene insomnio como casi siempre. Pero esta vez su insomnio es diferente. Es doloroso. Como si una loza muy pesada le aplastara el pecho y una maraña de mosquitos le comieran el cerebro. Ni los miles de suspiros lanzados esa noche han podido aliviarle.

¿Por qué sentirse así? Se repite una y otra vez en su mente en vela. No era la primera vez que pasaba, tampoco era la primera vez que recibía dinero por ello. Pero si era la primera vez que se sentía mal por ello.

En el techo oscuro y en apariencia infinito de su habitación, las imágenes de lo ocurrido se pintaron como si fueran una acuarela…

—¡Hey, Keiji!

El timbre había sonado, y la bandada de estudiantes se dirigía con júbilo y alivio a casa; otros a sus respectivos clubes. Keiji solía quedarse dentro de la escuela hasta que terminaban las actividades extraescolares, no pertenecía a ningún club, pero tampoco le apetecía volver a casa pronto. Giró el rosto y vio a Hisao acercarse corriendo. Hisao era un “cliente” habitual, por llamarlo de alguna manera.  Lo ignoró en primera estancia, porque, básicamente, siempre ignoraba en primera estancia. Hisao le dio alcance y le rodeó los hombros con un brazo.

—Oye ¿Conoces a Hayashi senpai?

—¿Hayashi sen…? ¿No es algo del consejo de estudiantes?

—¡Ese! Es el secretario… —Hisao levantó el dedo índice dando muestra de su conocimiento — Es buen tipo, pero ¿sabes? Tiene muchas presiones. Los estudios, su padre, que es un tirano. ¿Puedes creer que el verano pasado no le permitió ir ni a comprar un maldito helado? Esos padres exitosos como joden, no le permiten a uno la libertad de ser un fracaso. Y también está el consejo, se acerca el festival deporti…

—Hisao —Keiji lo interrumpió porque sabía de su tendencia de irse por las ramas y nunca regresar al tronco—, ¿qué quieres?

El muchacho volteó a verlo y esbozó una amplia sonrisa. Se inclinó hacia su oreja y susurró un par de palabras que Keiji ya imaginaba.

—Después del club, a esa hora ya sólo queda el velador —Hisao lo soltó y echó a correr en dirección al gimnasio.

 

¿Qué hora era? Apartó la vista del techo y estiró el brazo para girar el reloj de mesa sobre la cómoda. Los números fluorescentes marcaban las 3:45 am, tenía menos de 3 horas para dormir. En ese punto la tarea resultaba imposible. Suspiró y regresó la vista al techo. Podría ponerse de pie y hacer algo productivo, para variar, pero ¿qué? No tenía ganas de mover ni un músculo.

 

Desde la ventana del salón de usos múltiples se podía ver la cancha de fútbol. El conserje era muy celoso del cuidado del pasto, así que siempre estaba perfecta. Pero no era eso lo que Keiji solía ver desde ahí. Había un jugador especial, era el capitán del equipo, jugaba como medio y la mayoría del tiempo se la pasaba corriendo por el campo. A Keiji le gustaba su manera de correr. También a los profesores de atletismo, sabía que muchas veces le habían invitado a ser parte del equipo, pero él siempre prefería jugar fútbol. Era ligero, al menos eso aparentaba al correr, lo hacía con  suavidad, como si flotara. Rápido  e imperceptible; cuando los contrarios se daban cuenta, los había dejado muy atrás. Sin embargo, esa tarde no jugó todo el partido. Estaba a un lado de la cancha gritando a sus compañeros. Era una pena, a Keiji le gustaba verlo correr. Tal vez, de las pocas cosas que le gustaban

El silbato del entrenador dio por terminada la sesión, el balón se detuvo y Keiji vio como Takashima, el capitán, chocaba manos con sus compañeros, reía y al parecer bromeaba.

Takashima estaba en el mismo grupo que él, pero nunca habían hablado. Keiji era solitario y Takashima era todo lo contrario, siempre rodeado de chicos y chicas. El típico tipo popular del colegio, ese que lo tenía todo, intelecto, forma física y atractivo. No era el único, su colegio estaba plagado de ellos, como el mismo Hisao, y ese tal Hayashi… En la cancha, el capitán miró su reloj, detrás de Keiji, la puerta corrediza se abrió.

—¡Hey, Keiji!—una vez más era Hisao, apartó la vista de la ventana y le vio. No iba solo, como había prometido, a su lado estaba Hayashi y otro, al que Keiji no conocía, ni siquiera de vista —¿Estás listo?

—¿Para qué? ¿Qué… los tres?

—Ja, ja, ja —Hisao reía mucho, y eso era un incordio— Yo sólo quiero una mamada, hombre, acabé molido con el entrenamiento… pero, él —señaló con la cabeza al secretario, Hayashi —Me parece que quiere el servicio completo ¿no es así?

—Sí— Hayashi tenía la voz grave, era alto, usaba lentes. Parecía serio y seguramente, como todos ahí, estaba inundado de estrés. Todos excepto uno—. En realidad, ya veremos. Tengo los músculos ateridos.

—¿Es por el festival?—preguntó Hisao y el secretario asintió. Lo dicho: inundado de estrés.

—¿Y él? —A Keiji no le importaban los detalles o el por qué querían tener sexo con él. Pero sí quien era ese tercer miembro.

—Es Mitzuo—Hisao lo señaló con la palma de la mano extendida—es del club de video, ¿no te importa, verdad? Será algo artístico ni tu cara ni la nuestra.

Keiji se encogió de hombros. Mitzuo no les prestaba atención, acomodaba las bancas y preparaba su cámara.

—Venga, no perdamos el tiempo—Hayashi lo tomó del brazo y lo obligó a ponerse de pie—Tengo clases extra después.

—Hombre ¡qué pesado!—Hisao sacó la billetera de su bolsillo trasero, se sentó sobre la mesa del pupitre y la dejó a un lado. Keiji miró el objeto sobre el pupitre, abultado y a cuadros. Hisao tenía dinero siempre, todos ahí, excepto uno. Después, con paso tranquilo y al tiempo que se desabrochaba la camisa para no mancharla, se acercó a él y se arrodilló enfrente, en tanto sus manos se hacían cargo del cinturón.

 

Las 4:30 am, cuando volvió a ver el reloj sintió que los ojos le picaban. Estaban secos, irritados, seguramente rojos. Detestaba no poder dormir, no le importaba si era una hora, al menos eso para dormir, al menos eso. Deslizó una mano por debajo de su pantalón pijama. El sexo era una buena manera de caer en el sueño, siempre que no podía dormir se tocaba hasta conseguirlo.

 

—Tómalo todo, hombre, no seas tacaño—Hisao presionó con la mano la nuca de Keiji, y éste sintió el bulboso glande de su compañero rozarle la garganta, tuvo que levantarse un poco, despegando el trasero de sus tobillos. Movimiento que aprovechó Hayashi para bajarle los pantalones.

—Se hace tarde—dijo, pasando sus largos dedos por las nalgas de Keiji, para después separarlas como si fueran gajos de mandarina—¿Es enserio, qué esto…?

Hisao rió del otro lado, aún mantenía la cabeza de Keiji firmemente sujeta—El paraíso, hombre, ya verás—.  Hayashi se encogió de hombros y deslizó sus dedos en el interior tibio de Keiji.

 

Paró, recordar eso por alguna razón no le provocaba ninguna erección. Bufó exasperado y sacó la mano del interior de su pijama.  Ni siquiera eso podría llevarlo al sueño. Apretó los parpados y se giró en la cama boca abajo. ¿Por qué? Hasta ese punto todo estaba bien, todo iba como debía ser.

 

—Mejor que se lo trague—Mitzuo puntualizó con voz queda trepado en la mesa del profesor, colocada estratégicamente para poder grabar.

Hisao asintió, era cierto,  si no lo hacía terminaría manchando el pantalón. Así que cuando se corrió, mantuvo la cabeza de Keiji ahí, entre sus piernas. Luego, cuando se sintió liberado de su orgasmo, lo apartó lentamente, procurando no manchar absolutamente nada. Keiji boqueó, aliviado también, de alguna manera; aunque Hayashi lo penetraba, en esos momentos, con un par de dedos, parecía estarse divirtiendo.

 Hisao abrió su billetera, sacó unos billetes, y se los puso en la mano. Luego, le sonrió, con esa sonrisa suya tan molesta.

—Todo tuyo, senpai.

Hayashi gruñó, sacó sus dedos y tiró de él. Keiji se recostó en otro pupitre, Hayashi le terminó por quitar los pantalones. Keiji giró el rostro al tiempo que escuchaba el característico sonido de una cremallera al bajar, y vio los billetes en su mano. Hisao se acomodó el pantalón y volvió a sentarse a su lado con la billetera en la mano, suspiró satisfecho. Entonces, Keiji dio cuenta de cómo separaban sus muslos, de una cabeza bulbosa rozando entre sus nalgas y por último, el empujón con el que era penetrado.

Miró al techo.

Siempre escuchó que el sexo era maravilloso, que el placer era inaudito. Pero él no sentía nada. Nada. Si bien tenía erecciones y eyaculaba sin problemas, derretirse como decían que era, jamás. Siempre, mientras sucedía, se dejaba hacer con la mirada fija en el techo, como si estuviera muerto.

—¿Qué hacen?—La puerta del salón se abrió entonces. Era una voz joven como la de ellos, así que no era un profesor—¿Están teniendo sexo?

—Ja, ja, ja— Hisao se volteó—¿Y tú qué Kyouhei? Vienes medio desnudo.

—Yo me estaba cambiando, olvidé algo y vine corriendo a buscarlo, pero al pasar por aquí…hacen mucho ruido.

—Vaya hombre, que curioso—Hisao parecía divertido, Hayashi levantó la vista, pero continuó en lo suyo—¿No quieres?

—¿Qué?

—Unirte.

Kyouhei guardó silencio un breve momento, pero al parecer había negado con la cabeza.

—¿No les parece demasiado cuatro contra una persona?

—Mitzuo no cuenta, es asexual. Sólo toma el video. Pero no te preocupes, no se sabrá quiénes somos. Venga Kyouhei, estamos liberando el estrés. Además Hayashi invita.

Hayashi volvió a gruñir, levantó la vista de nuevo, pero igual que antes no prestó demasiada atención.

—¿Están pagando por esto?—la voz de Kyouhei sonó sorprendida—¿Cómo rayos colaron una prostituta al colegio?

Hisao volvió a reír—No necesitamos colar a nadie, hombre. Es de aquí.

Era evidente que Kyouhei no podía ver a Keiji, debía estar aún en la puerta y el cuerpo de Hisao servía de barrera.

 —Mira, Hayashi senpai quería servicio completo, pero está tan apurado que se olvidó del sexo oral—explicó Hisao, como si fuese un hombre de negocios—Te lo dona a ti, ¿cómo ves?

Kyouhei rió por lo bajo—Pero están locos…

—¿Tienes prisa?

—De hecho sí

—¿15 minutos? Lo apuramos para que te corras rápido.

—Hisao pareces un proxeneta—Kyouhei se rió y Hisao también, pero sus risas expresaban cosas muy diferentes.

—Venga Kyouhei, uno rápido. No puedo creer que te niegues. Sólo ábrete la cremallera, su boca está libre.

Kyouhei guardó silencio de nuevo, luego, cerró la puerta. Keiji escuchó sus pasos, seguía con la vista fija en el techo, nada de esa conversación le interesaba. Esos pasos sortearon a Hisao y se posicionaron a un lado de Hayashi y  Keiji.

—Pero si es un chico…

—¿Qué? ¿No te gustan? Este tiene una cara muy linda, imagina que es una chica con el cabello corto, hombre—Hisao pasó su mano por la mejilla de Keiji, suavemente, haciéndole girar el rostro y abandonar el techo

Kyohei estaba de pie a su lado, lo primero que Keiji vio de él, fue su pantalón, y sus manos en el botón de este, al parecer, si había considerado la oferta de Hisao.

—No parece disfrutarlo—replicó.

Hisao chasqueó la lengua.

—¿Crees que lo hace por placer? Es esto lo que quiere—sacó más dinero de su billetera, la agitó frente a su cara y luego, aventó los billetes sobre el cuerpo de Keiji, éstos resbalaron  y cayeron al pupitre.

—Aun así…—Kyouhei seguía ahí, con la mirada sobre Keiji, una mirada tan insistente que éste no tuvo más que voltear y verlo también. Tenía unos ojos negros profundos, pero suaves, amables. Muy diferentes a los de los otros.  Llevaba la camisa abierta, como dijo, se estaba cambiando, sí, porque él venía de entrenar. Era él, claro, ¿cómo no se había dado cuenta?

 

 

La alarma sonó. Había conseguido dormir un par de minutos, que no supieron a nada. Se quedó dormido justo, cuando su recuerdo trajo la voz de Kyouhei. Se incorporó y apagó la alarma dándole un golpe con la mano. Se talló la cara, los rayos del sol ya penetraban por las cortinas, aunque lo hacían de manera fantasmal.

Abandonó la cama tabaleándose, cansado de haber estado tanto tiempo en la cama dando vueltas. Se miró en el espejo y  se dio cuenta de sus ojeras. Ir a la escuela así era una verdadera molestia y también una pérdida de tiempo, no podría concentrarse.  Decidió no ir, aunque se bañó y vistió, porque, bien sabía, no podría dormir.

 

Nada más verlo a él, su compañero de grupo, Keiji sintió pánico. Intentó incorporarse, pero Hayashi lo regresó al pupitre apoyando una mano en su pecho. Seguía  empujando dentro de él, ahora con más vehemencia. Estaba seguro, por la velocidad y fuerza de los empellones que pronto iba a terminar. Pero eso no significaba alivio alguno.

—Basta—dijo Kyohei—. Senpai, deténganse, él ya no quiere.

—Cállate—replicó Hayashi jadeando.

Era cierto, Keiji ya no quería continuar, quería irse, huir de ese lugar. Pero no podía entenderlo, sólo hasta ese momento, cuando sus ojos cruzaron con los de Kyouhei, algo muy extraño se había posado sobre él.  Esta vez movió la cadera, intentado zafarse del agarre, pero fue imposible.

—¡Senpai!—Kyouhei le sujeto de un hombro—¡Pare de una vez!

—¡He dicho que te calles!—manoteó para quitarse el agarre sobre su hombro, y se detuvo solo para mirar furioso al recién llegado—¡Lárgate y no molestes! ¡Siempre eres tan malditamente molesto, Takashima!

Takashima Kyouhei, el capitán del equipo de fútbol, el chico que Keiji gustaba de ver correr, él, frunció el ceño, y antes de que alguien pudiera agregar nada más, lanzó un puñetazo al rostro de Hayashi. El chico trastabilló aturdido, y Keiji sintió como tiraban de él para ayudarle a ponerse de pie.

—No me importa lo que hagan, mientras no fuercen a nadie—dijo Takashima, agachándose para tomar el pantalón de Keiji y automáticamente lanzárselo para que lo atrapara y se vistiera.

—Nadie está forzando a nadie, Kyohei, ¿de qué hablas?—Hisao se había levantado y  acercado a Hayashi, quién se apretaba la nariz con los lentes chuecos—Ibas a participar ¿no?

Kyouhei frunció el ceño—¡¿y qué si cambié de opinión!—y de nuevo, con esa rapidez que le caracterizaba le arrebató la cámara Mitzuo—¡Ya seré idiota, si les creo que “no sabrán quienes somos”! Está porquería tiene audio, ¿no? Y la cara de él—señaló a Keiji con un ligero cabeceo— seguro que aparece. ¡Idiotas!

—Ese de ahí hace lo que sea por dinero—replicó Hisao—No lo defiendas.

—¡Me importa un carajo! Si al principio aceptó o no dinero, es cosa suya. Pero era evidente que no quería continuar.

—¡Tú!—Hayashi reaccionó por fin y se puso de pie tambaleándose ligeramente—¡Takashima, te voy a matar!

Por toda respuesta Kyohei le enseñó el dedo medio, dio media vuelta y salió del salón dando grandes pasos.

 

Después de ello, recordó Keiji, cuando se sentó en la sala de su casa y prendió la televisión, fue todo confusión. Mitzuo no paraba de quejarse porque Takashima le había quitado su cámara, Hayashi no paraba de insultar a Takashima, Hisao por su parte intentaba calmar las cosas. Y ya que no le prestaban atención, él emprendió la retirada. Cuando salió del salón de usos múltiples, no había rastro de Takashima.

Ahora se sentía mal, se sentía culpable, el único causante de tal embrollo. Es cierto que, cuando reconoció a Kyouhei, quiso parar, era cierto, y también era cierto que recibía dinero por tener sexo. Había metido en un buen lío a todo mundo. Y ahora, ir al colegió y habitar el mismo salón que Kyuohei no le causaba nada de gracia.

El timbre sonó, y se levantó del sillón con desgano. Pasaban de las 5 de la tarde ya. El día había volado, tal como la noche: tortuosamente, puesto que no podía más que repetir esas escenas una y otra vez en su mente.

El timbre sonó de nuevo.

—Ya voy—dijo arrastrando los pies hasta el recibidor—voy, voy—, abrió la puerta diciendo eso.

—Pues debiste ir a la escuela hoy.

Al levantar la vista, ahí, frente a su puerta, como una visión a causa del insomnio, estaba Takashima Kyouhei.

 

Notas finales:

Wola! espero que les haya gustado!

Por sí se confundieron un poco con tanto nombre: 

Serizawa Keiji---Chico desinterasado, que tiene como hobby cobrar por sexo. 

Takashima Kyouhei--- Capitán del equipo de fútbol de la escuela, objeto de conteplación de Keiji. Es de su mismo grupo. Y aunque al principio acepto la propuesta de Hisao, se arrepiente y golpea Hayashi para ayudar a Keiji

Noda Hisao--- cliente habitual de Keiji. Desvergonzado y cinico, siempre está riendo. Es amable cuando le conviene. Invita a Kyouhei a ser parte de la compra de Keiji. 

Hayashi Touya---secretario del consejo estudiantil. Lleno de estres decide aliviarlo con un poco de sexo. Es golpeado por Kyouhei cuando se negó a detenerse y dejar a Keiji en paz. Odia Kyouhei, su motivos sólo él los sabe.

Mitzuo Asumi--- Camarógrafo. Por el momento, nada más XD. 

Este fic se basó en la siguiente imagen: 

https://yaoinoai.files.wordpress.com/2013/07/tumblr_mju6z2r8aq1s48fnoo6_1280.jpg

Adivinen quién es quién (pista Mitzuo es la mano solitaria de la izquierda) 

Gracias especiales a Ydiel, my best, y beta, y quién me ayudó a encontrar el título.  Y a Heroín_black por la imagen y el reto. 

 

Hasta la proxima!


continuará...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).