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Paraíso Privado por MaguiTheYaoiLover

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Notas del fanfic:

RusAme <3

Notas del capitulo:

Hola! 

Acá estoy publicando otra histori de otra de mis parejs preferidas!!

Bueno, Hetalia no me pertenece.

Agradezco sus comentarios!!! 

Julio, 1998

-Eh, papá. Este lugar es genial.

Estaban frente a una casa de verano de tres plantas con una intrincada decoración en la fachada. Alfred Jones no podía estar más de acuerdo. Dejó su valija en el suelo y observó con atención aquella hermosa casa de verano. “Paraíso”, se llamaba.

Kiku tenía razón, pensó. Un mes de vacaciones en Spruce Island eran exactamente lo que necesitaba.

-¿Te imaginas cuánto costará alquilar un lugar como este?

Mucho más de lo que él podría pagar, de eso estaba seguro. Era una casa adorable y le bastaba saber que iba a disfrutar del lujo de aquel paraíso isleño durante treinta y un días para alegrarse. Y lo mejor de todo era que iba a compartirlo con su mejor amigo Kiku Honda. Y todo gracias a Schumacher & Company, una empresa del sureste de California. En realidad, había sido la empresa quien había alquilado la casa, no para Alfred y para su hijo, sino para Heracles Karpusi y su familia, puesto que él primero tenía que realizar un trabajo para la empresa. Pero Kiku lo había invitado a ir con ellos. Y Alfred había aceptado encantado ante la posibilidad de poder escapar de San Luis en julio.

Los dos años anteriores habían sido muy difíciles. Había tenido que adaptarse a su condición de viudo y padre soltero. Y sabía que había llegado el momento de tomar nuevamente las riendas de su vida, de retomar su trabajo y de volver a introducirse en la rutina.

Ya había terminado en tiempo de las lamentaciones.

O al menos eso decían sus amigos, aunque Alfred no terminaba de comprender aquella actitud. Él no sabía en dónde estaba escrito que una persona tenía una cantidad de tiempo determinado para recuperarse de la muerte de un amor. Para Alfred, la vida no era muy sencilla. Pero, estuviera listo o no, había decidido volver a trabajar en septiembre y había aceptado un buen trabajo en un hotel de cinco estrellas.

Lo cual quería decir que solo le quedaban julio y agosto para poder disfrutar de su hijo.

-¿Cuándo llegarán los demás?-preguntó Nate.

Lo sabía tan bien como su padre. Alfred y Nate, al llegar primeros, eran los encargados de ir a buscar las llaves a la agencia de viajes y dirigirse después a la isla. Kiku, Heracles y sus hijos llegarían alrededor de las siete esa misma tarde. Para entonces Alfred ya tendría la cena preparada.

-A las siete en punto, ¿Verdad?-se contestó el propio Nate, levantando su maleta y la de su padre. El podría haberla llevado perfectamente, pero su hijo insistió y el no protestó, observando, no por primera vez, lo mucho que su hijo había madurado aquellos dos años.

Desde la muerte de Arthur, Nate había comenzado a hacer las tareas de la casa, pero, más que eso parecía siempre estar dispuesto a la voluntad de su padre... ya había perdido a su “madre”, y no quería perder a nadie más. Y había sido él la razón por la que Alfred decidió volver a trabajar. Quería que su hijo creyera que había superado por completo la pérdida de su esposo.  A Nate le había afectado mucho la pérdida de su padre-madre. Alfred sospechaba que aún para él era demasiado doloroso y esperaba que, a medida de que él fuera mostrando signos de recuperación, su hijo también lo hiciera.

Nate abrió la puerta con un gesto teatral.  Si la casa era muy impresionante por fuera, por dentro era una maravilla.

La entrada forrada en madera, conducía a un salón amueblado con unas confortables sillas y un no menos un cómodo sofá. Había una chimenea de piedra y una escalera que conducía al segundo piso. Nate se dirigió hacia ella, dispuesto a explorar las habitaciones, mientras que Alfred se dirigió a la cocina.

No lo decepcionó la enorme y bien amueblada cocina, era hermosa y luminosa. Solo una persona que apreciara la cocina como él se había dado cuenta de todos los pequeños detalles.

-¡Papá!-gritó Nate desde el piso de arriba-¡Ya conté seis dormitorios! Bueno, cinco y una sala para ver la televisión... ¡En una de las habitaciones hay un jacuzzi!

Aunque ya lo sabía Alfred corrió para verlo con sus propios ojos.

-También hay una biblioteca...

-¿Acá arriba?-preguntó Alfred dándose a la idea de que esa casa iba a enamorarlo.

-No está en el piso de abajo, junto a la enorme chimenea.  

Alfred estaba dispuesto a recorrer la casa entera cuando sonó el teléfono.

-¡Yo contestó!-gritó Nate, como si estuviera en su casa-. Hola Kiku-dijo volviéndose hacia su padre-. ¿No deberías estar ya en el avión?-miró el reloj y Alfred imitó el gesto de su hijo-.Sí, está aquí-le oyó decir Alfred antes de que este le pasara el teléfono.  

-¿Dónde estás?-le preguntó, esperando que estuvieran en el aeropuerto.

-Alfred-le dijo Kiku preocupado-. No sabes cuánto lo siento. He estado intentando localizarte desde hoy a la madrugada.

-Viajamos ayer por la noche en el avión...-le explicó Alfred-¿Qué pasó?

-Es Heracles. Ayer se calló desde el tejado intentando arreglar una claraboya...

-¿Y está bien?

-Sí... y no. Se ha roto una pierna en dos partes. Esta madrugada estuvo unas tres horas en el quirófano, y todavía está demasiado dormido para comprender siquiera lo que le pasó.

-Oh, Dios mío-miró a su hijo-. No pasa nada-le susurró cubriendo el teléfono con la mano.

-¿Van a venir?-preguntó Nate. Alfred se encogió de hombros sin saber que contestar. Quizá solo se retardarían unos días en llegar.

-Heracles tendrá que estar en el hospital durante una semana o dos.

Lo que quería decir que, después de meses de planificación, Kiku no podría ir a la isla.

-La empresa va a mandar a otro asesor-dijo Kiku.

-Oh-y quizá el nuevo asesor no esté dispuesto a compartir la casa con el mejor amigo del esposo de Heracles Karpusi y con su hijo de quince años.

-Se llama creo que Iván, pero se que todos le dicen doctor Braginski.  

-¿Cuánto tiempo tenemos?

-¿A qué te refieres?

-Quiero saber cuánto tiempo tenemos hasta que llegue el doctor Braginski y su familia.

-Solo irán el doctor y su hija-repuso Kiku-. Está divorciado. Y podrías llegar a un acuerdo con él-le sugirió.

-¿Qué tipo de acuerdo?-replicó Alfred desilusionado.

Kiku y él habían pasado horas hablando por teléfono, pensando en todas las cosas que harían durante las vacaciones. Todos los sitios que irían a ver. Las aventuras que recorrerían junto a sus hijos... Y de pronto nada de eso ocurriría.

-Seguro que Iván es un hombre razonable...

-Quizá-dijo Alfred.

-Tiene una hija de doce años y no se ha alegrado mucho de tener que irse con él. Y después de eso no se nada más, solo sé que es un hombre brillante.

La mente de Alfred funcionaba a toda velocidad. Si el nuevo asesor los dejaba pasar ahí la noche seguro que encontrarían otro lugar a la mañana siguiente; alguna casa más barata que podría alquilar por una semana o dos. Porque le parecía una pena tener que volver a casa cuando habían esperado con tantas ganas aquellas vacaciones.

-No me acuerdo del nombre de la niña, pero sé que le dieron a él la custodia. Seguro que a esa niña le vendría bien tu influencia. Además, dicen que el doctor es muy atractivo...

-¿Y eso que tiene que ver?-preguntó Alfred algo irritado.

-Absolutamente nada. Es solo que...

-¿Qué?

-Que me parece que ambos sois adultos y pueden llegar a un tipo de acuerdo.

-¿Cómo cual?-Alfred no pretendía mostrarse terco, pero quería saber exactamente lo que su amigo tenía en la cabeza.

-Como compartir la casa...

Alfred no tuvo ninguna posibilidad siquiera de decirle a su amigo que era una idea que ni siquiera consideraría. Las palabras murieron en su boca cuando oyó el timbre de la puerta.

-¿Cuándo se supone que debería llegar el doctor Braginski?-preguntó sin muchas ganas.

-Puede llegar en cualquier momento.

-Entonces, creo que ya está aquí-colgó el teléfono, posó la mano en el hombro de su hijo y se preparó para enfrentarse con los sustitutos de los Karpusi.

 

   

   

    

    

Notas finales:

Y? que les pareció?

Diganmelo! 

Espero que les guste tanto como a mí escribirlo.

Hata la proxima!

 


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