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Inevitable por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Esto lo tenía escrito desde hacía rato~, supuestamente para el cumpleaños de estos queridos gemelos, pero como yo siempre publico todo tardíamente, bueee.

Los personajes de VK no me pertenecen.

Aquellas cálidas y efusivas felicitaciones de cumpleaños de esa chica hacia su hermano. Esas felicitaciones hacia su propia persona las cuales sentía casi vacías. Aquella mano femenina que osaba posarse sobre el brazo de su gemelo. Esa tenue sonrisa cortés que dedicaba Zero hacia esa chica. Todo aquello, cuánto lo empezaba a detestar.

Detestaba que Cross Yuûki se acercara de esa manera a su hermano, que le felicitara, y más aún que este lo permitiese de esa forma. Quizá era absurdo sentirse de esa manera, después de todo sabía que aunque aquella chica profesara posibles sentimientos hacia su hermano este no le correspondía de la misma manera. Pero, aun así le era inevitable aquello que carcomía su interior.

¿Por qué simplemente esa chiquilla no se largaba con alguien más presente en aquella fiesta, quizás con ese Kuran Kaname y su maldito complejo de hermano posesivo y manipulador, o quizás mejor aún con Sayori, la cual era más que obvio que albergaba sentimientos hacia la menor de los Kuran aunque esta aún no se hubiese dado cuenta? ¿Tan lenta era Yuûki como para no percatarse de algo tan obvio?

Ya se estaba hastiando de todo esto. Vio cómo Yûki le sonreía aún más a su gemelo y sus puños se crisparon. Por más que fuera también su cumpleaños estaba cansado de aquello. Le era inevitable detestar a Yuûki a pesar de que quizás no mereciera su rencor, e igualmente en parte detestar un ápice a su hermano por comportarse así con esta.

Y mientras aquello bullía en su interior, sus ojos captaron el justo instante en el cual aquella chica abrazó a Zero con sumo cariño mientras este esbozaba una suave sonrisa. Acritud le inundó. Definitivamente era suficiente.

Esquivando algunas personas e ignorando alguna que otra felicitación por parte de conocidos, abandonó de manera un tanto presurosa el lugar, perdiéndose entre los pasillos de la Academia Cross, buscando estar lejos de allí. Necesitaba alejarse de aquello que agitaba su interior con un sentimiento de amargura y dolor, pero aquel sentir no amainaba. No amainaba aquella amargura, aquel dolor de saber que lo que sentía, lo.que en verdad deseaba era un imposible, que jamás su amor por su hermano sería correspondido como algo más allá de lo meramente fraternal.

Una agria sonrisa se dibujó en sus labios mientras sus repiqueteantes pasos se perdían entre los pasillos. ¿Por qué tenía que sentir aquello? ¿Por qué no podía amar a alguien más? ¿Por qué tenía aquel posesivo sentir de acaparar a su hermano y tener todo de este?

—¡Ichiru!

Escuchó la voz de su hermano y un nudo de agitación se formó dentro de él haciéndole acelerar el paso. Justamente ahora no soportaría verle.

— ¡Ichiru! —Zero le llamó nuevamente mientras él buscaba ignorarle mas fue alcanzado por su gemelo, y asido del brazo haciéndole encararle—. Ichiru, ¿qué sucede? ¿Por qué te fuiste de esa forma? —cuestionó Zero contemplándole con aquellos ojos amatistas tan idénticos a los suyos, pero a la vez de un brillo que les diferenciaba, los cuales en esta ocasión se encontraban llenos de ligera confusión.

—No es nada. Solo estaba cansado —dijo liberándose de aquel agarre, tragando el nudo que se formaba en su garganta al saber la crueldad de lo que deseaba y no podía tener.

—Pero es nuestro cumpleaños. Y además, si regreso solo Cross no me dejará en paz toda la noche —comentó con un matiz de desagrado y molestia que Ichiru sabía provenía ante la idea de ser «víctima» de aquel efusivo e infantil director.

Ichiru reprimió una mueca. En otro momento quizás hubiera accedido a regresar y «salvar» a su gemelo, mas ese día le era imposible.

—Realmente estoy cansado. Aunque quizás regrese luego —dijo y Zero frunció sutilmente el ceño ante su respuesta.

—Ichiru, en verdad, dime qué sucede. Esto no es por estar cansado, ¿no es cierto? —habló con un dejo de preocupación e Ichiru reprimió el impulso de apartar la mirada de su hermano, de aquellos ojos amatistas tan idénticos a los suyos y a la vez de una expresión tan diferente, los cuales podrían en ese instante quizás descubrir aquel sentimiento el cual le atormentaba.

—No me sucede nada —afirmó con una tenue y falsa sonrisa tranquilizadora, deseando que todo aquello que se agitaba dentro de él desapareciera —. En verdad no tienes de qué preocuparte. Solo estoy algo hastiado de estar entre tanta gente.

»Aunque, ¿por qué más bien no regresas con Cross o con Yuûki, los cuales de seguro deben estar buscándote? —dijo escupiendo este último nombre de manera inevitable con un dejo de acritud.

—Ichiru, no me mientas. Estás actuando extraño —habló Zero un ligeramente desconcertado por la actitud de su gemelo.

—Estoy bien, de verdad. ¡Solo regresa a la fiesta y deja de preocuparte como un maldito hermano sobreprotector! —estalló deseando que Zero le dejase.

No hubiera querido gritarle, mas realmente estaba cansado de aquello, de aquel sentir que su gemelo causaba en él. Justo en ese instante no quería enfrentar a su hermano cuando aquel sentimiento dentro de él le carcomía con dolorosa intensidad.

—Ichiru, realmente te sucede algo, y quiero saber qué es—exigió Zero con seriedad y suma preocupación. Una preocupación que caló en él, agitando su ser.

Sus acciones. Sus palabras. Lo que en realidad anhelaba. Estaba lastimando a su hermano. Se estaba lastimando a sí mismo.

—¿Quieres saber qué me sucede? —escupió con voz sutilmente agustiada, sintiendo que todas las barreras que usaba para contener sus sentimientos iban cayendo—. ¡Esto es lo que me pasa!

Se abalanzó sobre su hermano y sus labios buscaron aquella prohibida boca, anhelando aquel pecaminoso acto a la vez que la angustia le llenaba. Zero no le correspondería. Al contrario, ahora le repudiaría.

Abandonó aquellos labios resignado a encontrar la mirada de Zero llena de reproche, de desprecio, de repulsión, sin embargo no encontró nada de eso. Los ojos de su hermano estaban cargados de una emoción y un deseo tan intenso lo cual le estremeció.

—¿Qué...? —Le fue imposible preguntar para aclarar su confusión puesto que seguidamente su gemelo le atrajo contra su cuerpo, reclamando esta vez su boca de manera ansiosa.

Aquella boca le posesionó con intensidad, con un hambre la cual parecía reprimida durante tanto tiempo, al igual que sus propios deseos, y su raciocinio se esfumó en medio de aquellos apasionados besos, de esa lengua pecaminosa y prohibida.

Finalmente Zero le abandonó, dejándole en un estado ligeramente jadeante y con las mejillas arreboladas y los labios humedecidos y enrojecidos por los besos.

—¿Por qué...? —musitó confundido en demasía, aún un tanto aturdido por la pasión de aquel ósculo el cual aún no podía creer.

¿Zero le había besado? ¡¿Su hermano le había besado?! ¿Qué significaba aquello? No comprendía nada en lo absoluto.

—¿Sabes? Creo que empezaré a considerar a este como uno de los mejores cumpleaños que he podido tener —empezó a hablar Zero asiendo la mano de Ichiru y mirándole con un dejo de ternura mientras este se tornaba aún más confundido—, porque por fin después de tanto sin saberlo, he podido descubrir lo que mi hermano siente y me ha estado ocultando: lo mismo que yo he sentido durante años.

Aquellas palabras hicieron que el corazón de Ichiru se acelerara y el aliento se le atascara en la garganta.

—¿Lo mismo? ¿Realmente tú...? —dijo y las palabras se atoraron en su garganta a la vez que una inquietud y una cálida expectación le inundaban por partes iguales ante lo dicho por Zero.

—Sí. Y por eso ya no tienes que ocultarlo más —afirmó esbozando una leve sonrisa y besando nuevamente a su gemelo, el cual sonrió en medio del ósculo dejándose llevar, sintiendo en su interior inmenso alivio así como una intensa cálidez y dicha al saber de que esto era real, que realmente su gemelo correspondía a sus sentimientos, y asimismo mientras los brazos de su gemelo le envolvían, tuvo la certeza de que más allá de que esto fuera un efímero momento de felicidad, sus sentimientos perdurarían puesto que eran dos seres que en el fondo llevaban tanto anhelando lo mismo, sintiéndolo, y por ello, a pesar de todo, siempre estarían unidos por aquel inevitable y cálido sentimiento.
Notas finales: Algún día entenderé por qué cuando escribo ZeroXIchiru me sale con tanto «exceso de azúcar». Ah, no lo entiendo, no lo entiendo. :v

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