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FALTA UNA VELADORA por Azusa Olimpia

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Notas del capitulo:

BIEN, ESTE SERA UN FIC CORTO, EN ESTE MES LO TERMINO, YA  QUE POR FALTA DE TIEMPO NO PUDE SUBIRLO ANTES, SOLO DIGO QUE SOY MEXICANA Y ESTA ES UNA TRADICION DE MI PAIS, EN MI PUEBLO AUN VAN A LOS PANTEONES A VELAR A SUS MUERTOS. ES UN POCO RARA, SOLO CONSTARA DE TRES CAPITULOS.

FALTA UNA VELADORA

Primer año

Estaba cansado, después de caminar por horas en ese pueblo bastante llamativo, no comprendía bien el movimiento o el objetivo de celebrar a la muerte; ese era su pensamiento y también su razón de visitar a su viejo amigo en una fecha como esta, su amigo que llevaba más de cinco años en México y adopto algunas tradiciones mexicanas.

Descanso bajo la sombra de un árbol en una placita, admirando los colores y puestos con variedad de dulces, sobretodo diferentes tipos de calaveras. Su vista paso a unas cuantas personas, que a su criterio eran ignoradas, como si no estuvieran ahí, sus amatistas se abrieron de golpe al ver a un joven en particular, de piel canela y cuerpo bien formado, lo perdió de vista entre tanta gente. 

Alguien toco su hombro y giro para ver de quien se trataba, sonrió al reconocerlo y lo abrazo, era su amigo, el que se había enamorado de tan hermoso país y se reusó a regresar a su país natal. Deuteros estrecha su mano, había venido especialmente a buscarlo a él.

Deuteros: hola, Degel, pensé que no vendrías, ya que siempre eres tan puntual.

Degel: hola, pues ves que no, solo que esta algo escondido el pueblo… hay mucho movimiento  por aquí.

Deuteros: tú lo has dicho, pero vayamos a la casa para que descanses un poco.

Caminaron un poco por la calle empedrada hasta llegar a una casita, ni tan grande ni tan pequeña, pero acogedora y rústica, con sus techito de teja roja, sus muebles de madera. Fue llevado a donde pasaría unos días lejos de Francia, de descanso.

Abrió una puerta, una cama individual y un ropero, con una mesa y silla, dejando su maleta en la cama, mientras Degel se quitaba su bolso.

Deuteros: siente como en tu casa.

Degel: si, gracias por tu hospitalidad, oye donde esta As…

Antes de terminar su pregunta, se escucha un teléfono sonar y Deuteros sale hacia la sala.

Deuteros: si, diga…

Cierra su puerta para no escuchar conversaciones ajenas, se sienta en el borde de la cama y respira hondo, al ver que ha pasado un par de minutos, toma el pomo de la puerta.

Kardia, al parecer no podré estar aquí, por eso te pido que si vienes… que estúpido soy, sé que vendrás, ha venido un amigo de Francia, solo portarte bien hermanito y disculpa mi torpeza, aun no… yo no lo perdonaré nunca, espero que me entiendas.

Seguía hablando por teléfono, se asomó a la ventana que había en la recamara, un pequeño jardín bien cuidado y unas dos sillas para disfrutar del sol de la tarde,  el ruido no predominaba, sino solo el olaje del viento en los árboles y flores cercanas.

Deuteros: perdón, pero ha surgido un par de inconvenientes, y regresare mañana por la mañana, sé que apenas acabas de llegar pero terminare por dejarte solo, bueno no tanto.

Degel: no te preocupes, saldré de paseo y comeré por ahí, al igual que la cena. Me he aprendido el camino de vuelta.

Deuteros: lo sé, en ese caso, tengo que partir ya, toma son las llaves y ten cuidado, necesitas dinero.

Degel: no, aunque no lo creas más o menos se moverme por aquí, no es la primera vez que vengo.

Deuteros: sí, pero esos eran otros motivos

Degel: no llegaras si pierdes más tiempo.

Salió a despedirlo, ya mañana sabrían que hacer y ponerse más que nada al corriente de sus vidas, era cinco años de no verse, desde que ambos padres murieran, ninguno de los tres regreso, Deuteros era el hijo del medio, tenía un gemelo que ere el mayor de nombre Aspros y el más pequeño, el cual casi siempre estaba de aquí para allá, no lo conocía, pero sabía de su existencia.

Fue al pueblo, embelesado por los papeles picados con figuras alusivas a la muerte, a la famosa catrina, con su elegante vestido negro y sombrero floreado, los ´puestos de frutas y flores, la más aromática y atractiva, cempaxúchitl  o flor de muerto, los dulces y calaveritas, así como el pan de muerto y hojaldras. Saboreo lo más que pudo y regreso a la casa con unas compras, un ruido en la cocina lo alarmo, sabía que su amigo no estaba, buscaba con que defenderse.

Degel: ¿Quién anda ahí?

¿?: Mejor dicho ¿Qué haces en la casa de mi hermano?

Degel: ¿hermano?... eres Kardia, el hermano menor de Deuteros.

Kardia: Deuteros me dijo que había venido un amigo suyo de Francia, supongo que eres tu…

Degel: si, escuche su conversación sin querer, por eso lo se también. Mañana regresara por la mañana, si es que lo esperabas.

Kardia: no lo esperaba en particular, venía a verlo, pero ya ni modo, veo que la ofrenda quedó a medias, ha estado muy estresado últimamente y por eso me habla más de lo usual.

Llevaba en sus manos un par de vaso de vidrio y fue directamente al altar que dispuso Deuteros, con fruta y dulces, así como una variedad de platillos, las flores de cempaxúchitl eran bastantes, así cómo las veladoras ya encendidas, regreso por una jarra de agua y lleno los vasos, dejando un platito con sal, Degel veía todo eso, sin saber en ayudar o quedar al margen, Kardia tomo unos cuantas flores amarillas y naranjas, extendiéndolas a Degel.

Kardia: hazme el favor de deshojarlas, buscare unas cosas más y pronto estará lista para nuestros visitantes.

Degel: de acuerdo, pero después me explicas esto de la dichosa ofrenda.

Recibió un asentamiento de cabeza, viendo cómo se perdía en un pasillo que conectaba con las demás recamaras, recordó que Deuteros le pidió que no se acercara a una habitación en especial, aquella que tenía una A en rojo escarlata. Termino el pedido, ya Kardia venia de regreso, lo más extraño es que el no había preguntado por su nombre, su encuentro fue extraño desde el inicio, vio como colocaba una caja de puros y un tequila con un par de vasos.

Kardia: bien, ya casi terminamos francesito.

Degel: mi nombre es Degel, no francesito. Aquí tienes tus pétalos, para que son.

Toma la bolsita y desde la ofrenda, empieza a regarlos, formando un caminito de pétalos, hasta llegar un poco más alejados de la puerta de la casa.

Kardia: para esto, de esta forma no se perderán cuando vengan….

Degel: aporte un poco, cumple tu parte.

Kardia: te ves inteligente, pero no lo eres del todo, es una ofrenda para nuestros difuntos, el primero y dos de noviembre, tiene permiso de venir al mundo terrenal y comer lo que en vida les gustaba, cada elemento de la ofrenda tiene un significado, el agua y la sal son importantes, así como las veladoras que aluzan el camino del más allá.

Degel: entiendo, Deuteros y tu adoptaron esta tradición, es muy interesante, celebrar a los que ya se fueron, veo tres veladores, no te importaría decirme para quien son.

Kardia: a nuestros dos padres, la otra es… falta una, no lo culpo.

Degel: estas bien.

Kardia: si lo estoy, es un tema del que no hablamos mucho, es un poco difícil, por esa razón vine antes y no encuentro a mi hermano, he estado muy ocupado también, al menos le quite un peso menos, aunque me gustaría terminar con el que atormenta su alma.

Degel: de que hablas.

Kardia: te dije que es un tema complicado, pero si quieres saber, pídele a Deuteros que te diga.

Degel: eso hare, ¿Dónde está Aspros?

Kardia: solamente no entres a su habitación, por más que lo deseo, no puedo, tanto uno como el otro me lo prohíben.

Degel: si lo dices, no entrare.

Le dedico una sonrisa bellísima y lo guio a la sala, continuo hablando de todo lo que conocía de esa tradición, así como en un inicio no la aceptaban, por ser griegos y ellos no celebraban a su muertos, con el tiempo se le pegaron esa tradición y recordaron a sus padres, esos días los sentían más cerca como si estuvieran con vida.

Degel se maravilla de cada palabra que salía de esa suculenta boquita, porque negarlo, el hermano menor era muy atractivo, solo se diferenciaban por cuatro años en edad, el cumpliría pronto los veintiochos años, él siempre se había sentido atraído por los hombres, nunca inicio una relación con alguno, podría ser que Kardia fuera su otra mitad, el también veía en Degel lo que se llamaba amor a primera vista, su charla paso de la ofrenda a casi todos los aspectos de su vida. Notaron que pasaba de las diez de la noche, era momento de descansar, rozaron sus manos y ambos se le colorearon sus mejillas en carmesí, a simple vista se gustaron, desde que turquesas y amatistas se encontraron. Algo sobrenatural y excitante.

Kardia: Degel, fue un gusto conocerte, eres muy interesante.

Degel: siempre me dicen lo contrario, gracias por el halago.

Kardia: no les hagas caso, son unos idiotas, me gusta tu compañía, me alegro que estés aquí, pensé que me encontraría solo.

Degel: por algo paso, ya iré a descansar a la recámara que dispuso para mi tu hermano… mañana regresara, no necesitas algo.

Kardia: no, mejor vete a descansar… espera un poco.

Degel: si, ¿Qué pasa?

Kardia: él te hará caso si se lo dices, dile que falta una veladora, que nunca olvide poner al agua, siempre tienen sed… que ponga la veladora faltante, el entenderá.

Degel: es raro, se lo diré, ve a dormir o no dejaremos que disfruten de su banquete tus padres.

Kardia: tienes razón, iré a mi cuarto, buenas noches Degel.

Degel: buenas noches Kardia.

Cada uno fue a una dirección distinta, una vez con su pijama, cada quien se acoto en su cama, Degel se dejó caer en el sueño rápido, mientras Kardia miraba al techo, sentía que olvidaba algo, ya le pidió un favor a Degel, a él si lo escucharía; otra cosa importante faltaba, empezó a pasar lista en su mente de las cosas de la ofrenda, al mencionar las veladoras, se puso rápido de pie y descalzo fue hacia la recámara de Deuteros, pero para llegar a la de él, tenía que pasar forzosamente por la de Aspros, fue su imaginación o era real, pego su oreja a esa puerta negra de madera, se oían sollozos, su mano fue a la perilla, intento abrirla pero estaba con seguro. Continúo su camino hacia la recámara de Deuteros, de un cajón saco cinco fotografías, cada una era individual.

Kardia: menos mal que recordé, mamá, papá,

Cerro la puerta para no hacer tanto ruido, al pasar de nuevo por la recamara con llave, apretó las fotos a su pecho y acomodo las fotos en la ofrenda, enfrente de cada veladora, su mirada se ensombreció, faltaba una, una veladora que brindara su luz.

Kardia: Aspros, no quiero que nuestros padres se sientan tristes, qué más puedo hacer, Deuteros no entiende de razones… que debo hacer.

Quito un poco la cortina y vio unas luces, así como pasos que iban a diferentes casas, saludo a su vecina que había fallecido hace tres años, “ya están llegando, padres no tarden, no se sientan mal”. Fue a su habitación de nuevo y cerró la puerta con seguro.

Degel sintió frio, se sentó en la cama, ya sin poder conciliar el sueño, la sala era la central y aun lado de ella estaba el altar de muertos, las veladoras daban un poco de luz y traspasaban debajo de la puerta, se oían pasos y una persona paso cerca de su puerta, se levantó, quería ver a Kardia, tenía un mal presentimiento, busco sus pantuflas y abrió la puerta sigilosamente, vio una sombra que entraba directamente al cuarto del hermano pequeño, fue y la abrió, lo que vio no le gusto, sus vellos se erizaron y un disparo resonó por toda la casa.

Dio un grito de terror, su cuerpo sudaba frio y estaba más pálido que antes, menos mal que había sido un mal sueño, una pesadilla; su puerta fue abierta de golpe, viendo a Deuteros que se notaba que estaba alarmado.

Deuteros: ¿Qué paso Degel? ¿Estás bien?

Degel: si, fue una pesadilla, bienvenido.

Deuteros: gracias, pensé que algo malo había sucedido, bien, hare el desayuno.

Cerró la puerta, pasó por la ofrenda y vio algo fuera de lo común, después le agradecería, Degel ya arreglado fue directamente a la cocina, ignorando el altar.

Degel: Deuteros, olvide decirte que tu hermano menor llego ayer, debe seguir dormido.

Al decir eso, Deuteros tiro un plato, estrellándose precipitadamente en el suelo, su rostro estaba pálido y corrió hacia la habitación de Kardia, un sollozo salió de Deuteros, Degel temió que su pesadilla se halla hecho realidad, al recordar ese horrible sonido de una pistola al ser disparada, sus ojos se abrieron más, el no veía nada fuera de lo común.

Deuteros: el no pudo estar aquí, no pudo.

Degel: ¿Por qué lo dices? Explícamelo.

Deuteros: tal vez si, después de todo, alguien durmió aquí… Degel… Kardia murió hace dos años… te dijo algo.

Degel: porqué me mientes, él estuvo aquí, estaba tan vivo como tú y yo… no es posible.

Dirigió sus pasos hacia la ofrenda, lo que vio fue un golpe más fatal,  frente a una veladora estaba la foto de él,  con una sonrisa hermosa, ya no sabía que pensar, fue un sueño, pero recordó el favor que le pidió.

Deuteros: ellos vienen cada año, si lo viste es por algo, este era el primer año que vino, regreso junto a mis padres…

Degel: Kardia me pidió un favor, dijo que faltaba una veladora, si esas tres son de tus padres y tu hermano,  la otra es de Aspros.

Deuteros: así que abogo por él, no entiendo porque se preocupa por él… todo fue su culpa.

Degel: entonces es eso, pero me dijo que faltaba una veladora, porque no lo honras a él, ¿qué hizo?

Deuteros: ¿que qué hizo?, él es el culpable de que Kardia muriera… fue su culpa y le dije que si estaba bien, él me dijo que sí.

Degel: no entiendo, cuéntame que sucedió.

Respiro hondo, eran muchas emociones en un día como este, aun sus difuntos estaban en el mundo terrenal y caminaban de regreso hacia del paraíso; miraba el tintinear de la luz de la veladoras, no quería recordar el inmenso dolor que aun sentía, así como el resentimiento que sentía hacia su gemelo, su amigo esperaba ansioso su respuesta, aún era difícil de creer que haya tenido una conversación con alguien que ya no estaba en este mundo. Despejo su mente y sabía bien que no mentía, había cosas que desconocía y al parecer su hermanito le quito parte de sus dudas, siempre era tan atento.

Deuteros: hace más de dos años, Kardia estaba en otro pueblo, en el cual estudiaba, como todos los días, Aspros tenía que ir a buscarlo, era viernes y mi gemelo tomo la estúpida idea de tomar con unos cuantos amigos, antes de fuera a buscarlo, le llame y su voz sonó algo distinta a la normal y le pregunte si estaba bien, me aseguro que sí y que llegarían antes del anochecer.

No interrumpió, su voz sonaba trémula con unas lágrimas traicioneras.

Deuteros: eran las nueve de la noche, ni señales de ellos, cuando me llego una llamada, le pedí ayuda a un conocido para que me llevara, al llegar me pregunte por ambos y solo me dijeron que Aspros estaba en urgencias, con tan pocas heridas, nada graves, tuve un mal presentimiento… me dijeron que tuvieron que sedar a mi gemelo, porque se negaba a soltar a el cuerpo de nuestro pequeño hermano, él había muerto en ese accidente, iba a exceso de velocidad y perdió el control en una curva…

Soltó su llanto amargo, era como si estuviera pasando por eso otra vez, así como ir a reconocer el cuerpo de lo que alguna vez fue su sonriente y burlón hermano menor, le dolió ver esas heridas que le quitaron su vida y así como creciendo su odio hacia el causante.

Degel: lo siento, si Aspros sobrevivió… el como murió

Deuteros: durante unos días nuestra relación fue un suplicio, no perdía oportunidad para reprocharle su estupidez, por andar tomado de más y confiar en él, siempre Kardia abogaba por él y yo terminaba por perdonarle sus tonterías… des pues de un mes… no sabía, ese día de nuevo me pidió perdón, le di la espalda y cerré su recamara, escuchando sus lamentos y diciendo que vería pronto a Kardia… con la pistola de nuestro padre se pegó un tiro en la sien, la muerte fue instantánea y todo termino como suicidio.

Degel: se quitó la vida de la culpa.

Deuteros: por eso sigo enojado, me quito la mitad de mi alma al matar a Kardia y me mato en vida al matarse el mismo, siendo egoísta como yo, tengo la culpa de llevarlo a ese extremo, pero sigo resentido y por eso me negué en este año a ponerle una veladora.

Degel: fue un favor que me pidió Kardia, al igual que no olvidaras poner agua a la ofrenda, ya que él se encargó de dejarla lista… reconsidera lo que te dije, su vista se ensombreció y dijo que no te culpaba, él no le tiene resentimiento.

Deuteros: lo pensare, no de un día para otro puedo perdonarlo, quedo un año antes de que regresen.

Ese día dos de noviembre, como una forma de pasar lo que habían vivido, Deuteros llevo a Degel al cementerio, el cual estaba lleno de gente, así como todo colorido de rojo, blanco, amarillo y anaranjado, visitante a sus familiares, dejando sus flores y limpiando sus tumbas; Degel se encontraba triste, pensó que había encontrado a su persona especial, si tan solo lo hubiera conocido antes, tal vez y solo tal vez el seguiría con vida.

No tan lejos de ahí, se veían unas dos siluetas, tomadas de las manos, esperando reencontrarse con alguien más.

Kardia: ya he regresado… mamá, papá…

¿?: Menos mal, lo demás depende de tu hermano

¡!: Tal como dijo tu padre, es hora de irnos, no queremos que Aspros se preocupe, no perderé la esperanza, sé que lo perdonara.

¿?: Nuestro permiso termino, hasta el próximo año.

Kardia: aun seguiré acosando a alguien, aunque no puedo cambiar nada.

¡!: Eso es triste, ten por seguro que el también sintió lo mismo, si Dios te llamo fue por algo.

Kardia: Degel, ahora seré tu ángel guardián.

Ya una vez en casa, pasaron unos días mas, decidió no atormentar más a Deuteros y decirle que se había enamorado de Kardia, mientras empacaba, recordaba esa peculiar tarde noche que paso con él.

Deuteros: listo. Es mejor irnos o perderás tu avión.

Degel: si, lo estoy. Ya yo te avisare días antes si vengo o no.

Fue a dejarlo al aeropuerto, esperando que regresara para el siguiente año, ese día, ya no faltaría una veladora, al hablar sintió ese peso lejos de su corazón, estaba en paz y por fin haría las paces con Aspros, esperando vivir la misma experiencia que Degel pero con su familia completa.

“Una persona realmente muere cuando nadie la recuerda… aunque ya no estén físicamente, en tus recuerdos vivirán y no morirán nunca.”

 

Notas finales:

PRONTO SUBIRE EL PROXIMO, YA QUE NOVIEMBRE ES EL MES DE LOS MUERTOS....

UNA DATO, PUSE QUE KARDIA VIENHE AL SEGUNDO AÑO DE SU MUERTO, PROQUE EN NUESTRA TRADICION TARDAN UN AÑO PARA QUE LES PONGAMOS OFRENDA.

HASTA EL SIGUIENTE CAPITULO...


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