Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Esto es guerra! por Aomame

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Porque un fic puede nacer de un Review, he aquí la segunda parte de Sensei, con Takuma y Takamiya de protagonistas. Claro que algo de Kaname y Zero no nos perderemos.

Gracias Trini por tus reviews, cumpliré tu deseo... creo XD jaja 

¡Esto es guerra!



Declaración de guerra

Descubrí uno de los placeres de la noche más clara.

—¡Hey, Takuma sensei!— sonreía cuando fui por él al aeropuerto, llevaba su maleta en la espalda y levantó su mano a modo de saludo.

—Takamiya, por aquí— le dije yo sonriéndole de la misma manera que él a mí, y de la misma manera agité la mano.

Le ofrecí un cigarrillo cuando ambos estuvimos afuera pidiendo un taxi para volver a casa.

—¿No le avisaste a nadie más que volvías?

—No— dijo mientras le daba una calada a su cigarro y veía como el humo ascendía desde sus labios hacia el cielo nublado de ese invierno prematuro. —Quiero darle una sorpresa a Zero.

—¿Sabías que ahora vive con Kaname?

—Claro, nos contamos todo— volvió a sonreír, y note que había mordido el filtro del cigarro cuando lo retiró de su boca. —Pero mañana lo voy a interceptar después de su clase.

El taxi llegó y ambos apagamos los cigarrillos en la suela de nuestros respectivos zapatos.

Takamiya Kaito  tiene una personalidad extraña. Al menos, siempre me lo pareció. Es mi alumno, asesoro su tesis y en ese proceso he visto muchas de sus facetas. Emoción, decepción, hartazgo, frustración, alegría, éxito, enojo, tristeza son emociones por las que le vi pasar en silencio a veces, con palabras y consejos otras. Muchas de éstas a causa de su trabajo y otras por causas más personales.

—¿Quiere tomar algo, sensei? — me dijo cuándo el taxi arrancó y nos poníamos cómodos en el asiento trasero. —Si Zero no se lo llevó, debo tener un whisky bien escondido en el armario.

Reí y sacudí la cabeza —Creo que debe estar ahí— dije bastante convencido—, Zero está alejando a Kaname del alcohol.

—Habla como si Kuran sensei fuera un alcohólico.

—Puedo afirmar que al menos ha estado cerca de serlo. Aunque, ciertamente, la presencia de Zero en su vida es suficiente para que se sienta embriagado.

Takamiya rió, no dijo nada más y yo me censuré por mis palabras. No creo que le interese saber lo que hace su ex con su nueva pareja. Al menos, yo no querría saberlo.  Llegamos al edificio dónde vivía, nos apeamos del taxi, el cual yo pagué, porque Takamiya sólo llevaba encima dólares australianos y entramos.

—Será  mejor que hagas cambio de moneda pronto—le dije al entrar a su apartamento, el cual estaba limpio y ordenado, sabía que Zero iba cada semana para quitarle un poco el polvo, chico responsable y agradecido. Pero no  dije nada al respecto, probablemente Kaito ya lo sabía.

Escuché que me decía algo como “lo haré pronto” y se dirigió al cuarto de baño. Yo me senté en la sala, encendí un cigarro nuevo y esperé a que volviera. 

Durante su estancia en Australia, más que el tiempo que pasó en Japón había estrechado lazos con él. Era extraño entrar a internet a altas horas de la noche sólo para preguntarle cómo estaba. A veces, era su saludo o sus “buenas noches, sensei” lo único por lo que encendía la computadora. Se volvió una necesidad religiosa hablar con él diariamente. Por lo general hablábamos de su tesis, al menos siempre empezábamos por ahí, después la conversación se torcía y se volvía personal. Sí, hablamos de Zero y mucho, pero poco a poco dejamos de tocar el tema. Así fue que me enteré de que le gusta el helado de menta y los juegos de vídeo dónde se tenga matar cosas, ah y que tiene un par de calcetines de la suerte.

Kaito volvió y me arrojó violentamente la botella de whisky sin abrir. La atrapé, no sin asustarme, me había agarrado con la guardia baja. Se sentó a mi lado y dejó los vasos limpios sobre la mesa, encendió el televisor y me di cuenta que se había cambiado de ropa, una más cómoda y lavado la cara, aún le escurría agua por la sien.

—Maldito muchacho, casi me noqueas con esto—le reclamé pero no dude en abrir la botella y comenzar a servir.

—Vamos, usted tiene buenos reflejos, sensei—sonrió cínicamente, él también sabía algunas cosas sobre mí, como que había practicado karate en mis años estudiantiles.

—Hace mucho que no los pongo a prueba.

Kaito rió con los labios pegados al vaso, luego le dio un sorbo a su bebida e hizo una expresión de satisfacción. En la televisión daban un partido de beisbol, pero no le preste atención.

—¿Qué edad tiene, sensei? No parece un anciano. O quizás tiene más de los que aparenta y ya está estropeado.

—Mira muchacho engreído— le dije tirando de su oreja con afán de hacerle daño, ¿por qué no?—, estropeado tendrás otra cosa.

Kaito rió en lugar de quejarse, me apartó la mano y bebió otro sorbo de alcohol. Su oreja se coloreó de rojo, pero él no hizo nada por aliviarla.

—La verdad es que sí—dijo, lo escuche mientras también sorbía aquel whisky reposado por casi un año. —No lo he hecho desde que me fui, que patético ¿no cree?

—No te hicieron caso los australianos—dije burlón.

—Ah, no, sí… pero yo no tenía ganas—levantó las cejas y me lanzó una mirada igual de maliciosa que  la mía—, ¿qué tal usted?

—Ah, no he tenido tiempo.

—Más bien, a usted no le han hecho caso, ah, anciano.

—Sigue molestando a este profesor tuyo y te juro que reprobarás el examen profesional.

—Ahh, ¡qué falta de ética, sensei!

—¿A quién le importa la ética? ¿A ti?

Por toda respuesta rió de nuevo y sirvió otra ronda de whisky. El partido de beisbol se encontraba en la cuarta entrada.

—Así que ¿interceptarás a Zero mañana después de su clase? —cambié el tema.

—Ajá—afirmó despreocupado, pero con esa mirada maliciosa suya. — Cuando este solo y sin Kuran sensei a su alrededor.

—Suena a que quieres comprobar si se te ha estropeado o no con él.

—No estaría mal.

Sabía que bromeaba. Así que reí y le miré con atención. Nunca me pareció triste por la decisión de Zero, incluso cuando Kaname me contó cómo habían pasado las cosas en el aeropuerto, pensé que había subestimado a Takamiya. Fue más amable de lo que suele aparentar. Mucho más coherente y menos amargado. Tal vez, nunca lo juzgué adecuadamente.

—Mejor compruébalo con alguien más, no creo que quieras dar vergüenzas con él o sí.

Kaito giró el rostro lentamente hacia mí, su nariz estaba un poco roja, me pregunté si el alcohol estaba surtiendo efecto en él, pero seguramente sí en mí, porque su mirada hizo palpitar extrañamente mi corazón.

—Sí, tiene razón— dijo, dejó el vaso sobre la mesa de centro y se corrió un lugar en el sofá. Demasiado cerca, quizá, de mí. Demasiado, quitemos el “quizá”. Respiré su aliento entintado de whisky y sentí la punta de su nariz rozando la mía. Segundos después, mi boca y la suya se encontraron.

Jamás me había pasado algo así, no con un chico. Pero no me desagradó, de hecho atrapé su nuca con mi mano y lo atraje un poco más, haciendo del beso algo más duradero, consistente, real, húmedo, y cuyo roce de lenguas era excitante.

—Hey, sensei—jadeó aún muy cerca de mi boca, con su cuerpo tibio pegado al mío—vamos a hacerlo, ¿qué dice?

Sonreí  y volví a besarlo. Ciertamente estaba de ánimo para tener sexo, incluso para experimentar tal situación con él. Mis manos se deshicieron rápidamente de su playera, y noté a las suyas desabrochando mi cinturón. Toqué la piel de su espalda, sentí sus dedos atrevidos  colarse en mis calzoncillos. Y yo hice lo propio bajando lento por su espalda, hasta franquear el resorte de sus bermudas y deslizar uno de mis dedos entre sus nalgas. Fue entonces que él dio un respingo y deje se sentir sus dedos y el calor entre los propios.

—Sensei, creo que tenemos que aclarar algo—me dijo sentándose sobre sus rodilla  en el sofá y levantando un dedo como quién tiene un  punto que dar con precisión.

—¿Qué cosa?— me molesté un poco por la interrupción del acto, pero aguardé como todo un caballero.

—Yo iré arriba—sentenció.

Yo levanté la ceja incrédulo y le sonreí cínicamente, cuando comprendí a que se refería.

—No muchacho, te equivocas, yo iré arriba. Ahora resulta que los pájaros le tiran a las escopetas, faltaba nada más eso.

—Eso no importa, quiero ir arriba. Pasivo nunca, ¿qué se cree?—me dijo un poco irritado.

—¿Y acaso crees que estoy dispuesto a ser penetrado por un mocoso?—contesté yo irritado también.

—Tengo la experiencia que a usted le falta—replicó subiendo una décima su tono de voz.

—Eso quisieras, todos mis amantes han vuelto por más —dije socarronamente.

—¡No pienso ser pasivo!

—¡Pues yo tampoco!

Nos quedamos en silencio, con las erecciones menguando lentamente bajo nuestros pantalones, y sintiendo más irritación que excitación.

—¡Pues al carajo!— dijo molesto Kaito, se recorrió hasta el otro extremo del sillón y recuperó su vaso de whisky con un movimiento violento.

—Al carajo entonces—dije igual de molesto girando la vista hacia el televisor.

Sexta entrada en el partido y no parecía que hubiera un ganador aún. De reojo vi a Kaito beber de a poco de su vaso, así como su mirada me taladraba sin ninguna cohibición. Bufé y volteé a verlo.

—¿Qué?

—¿Por qué no se va?

Nuestros ánimos se habían calmado un poco. Nos mantuvimos la mirada por unos segundos.

—Oye, Takamiya—dije y el apartó el vaso de su boca para ponerme atención —, ¿puedo besarte de nuevo?

Al breve silencio, le siguió un nuevo beso. Y cuando nos separamos no tuvimos opción más que reír.

—Tenemos un problema—me dijo acariciando mi mejilla con la yema de sus dedos.

—Te declaro la guerra, mocoso.

—Declaración aceptada, anciano.

Realmente, este chico me gusta. Ganaré esta guerra y lo tendré rendido debajo de mí muy pronto. 

Notas finales:

Wola!! espero que les haya gustado. 

Como dije esta es la segunda parte (o algo parecido) de Sensei. Exploraré una pareja que jamás imaginé hasta que un review me la mostró con tanta claridad que no pude no dejar de escribir sobre ella. Al principio planeé esto como un epílogo más de Sensei, pero luego pensé que había mucha tela que cortar como para dejarla en un one shot o un extra. Así que bueno, tengo un pendiente más (pateenme) 

Siempre había querido hacer un fic que tuviera como base un enamoramiento entre semes (lo siento, yo veo a estos dos como semes). ¡Y la oportunidad llegó! 

¿Quién creen que gane está guerra? 

Hasta la proxima...


Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).