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Locura por mi todo por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Holi~

Krat viene a dejar esto para saludar

PD: Nueva cuenta Krat Fics

Notas del capitulo:

Holi~

Bueno al parecer el quedarme sin cuenta en facebook a despertado mi imaginación. Así que vengo a dejar esto y a huir

¡Estoy mintiendo! La verdad esto nació de un rol que hice, un rol lleno de cosas raras pero interesantes. Lo adapté a este capítulo sencillo que hice por diversión

 

 

 

El futuro era incierto, era duro, era difícil, era cruel en ocasiones... pero también era agradable y piadoso cuando a la vida le daba la maldita gana de colaborar.

Los omegas lo sabían mejor que nadie porque estaban obligados a ser considerados lo más bajo que podría existir. ¿Por qué? Simple... Porque estaban a merced del dominio de los alfas. Estos términos, proclamados en lo que debería ser un mundo tolerante, eran los que convertían a los humanos en simples animales.

Alfa, aquel que domina, quien tiene poderío y quien, como cualquier macho animal, se guía por instintos. Busca pareja, descendencia, territorio, estatus... visto desde la forma humana: los de clase alta. Siempre traían lujos, eran considerados poderosos y las leyes estaban a su favor. Eran la punta de la pirámide que simbolizaba a la sociedad.

Los Betas, afortunados en todo sentido, humanos con ciertos instintos animales que podían controlar con facilidad, entre ellos la necesidad sexual. Ellos se casaban, procreaban cuando encontraban su pareja ideal y decidían forjar una familia con uno de su misma clase. Instinto protector con los omegas y lealtad al alfa que aceptaran como líder

Y la base, lo que estaba debajo de cualquier ley. Pasaran las décadas que pasaran, el desarrollo de la “humanidad” no importaba, los omegas no tenían ni voz ni voto. Muchos alfas los trataban sólo como mascotas, en el peor de los casos comparándolos con animales... Los omegas, aquellos que se sometían bajo las órdenes de los alfa, quienes no tenían derecho a opinar y sólo servían para dejar la descendencia del que sería su dueño, y por eso: cualquier pareja establecida que engendrara un hijo que mostrara ser un omega, sentía desdicha. Todo porque pasaría años cuidando de un pequeño ser que, al menor descuido, sería atado, sometido y alejado de la familia. ¿Cuándo sería eso? Dieciocho años exactos en conjunto con el primer celo que el desafortunado individuo tuviera

Por eso los omegas se odiaban a sí mismos, la sociedad los obligaba a odiarse, porque debido a su condición no podían decidir nada; porque debían disfrutar de su vida al máximo hasta que el fatídico día llegara.

¿Cómo identificabas qué clase pertenece cada persona? Simple. Era cuestión de notar la apariencia y el aroma.

Tsunayoshi lo sabía a la perfección, pues cada mañana se veía al espejo y se sentía miserable. Despreciaba sus facciones delicadas, su cabello sedoso, aunque revoltoso, esos castaños mechoncitos que combinaban con sus ojos achocolatados, su cuerpo delgado, las piernas largas, la cintura pequeña. Se veía frágil y los comentarios de sus cercanos acerca del dulce aroma que despedía, sólo terminaban de destrozarlo.

Jodida vida que lo maldijo.

Nadie decidía a qué clase pertenecía, sólo se daba al azar.

Su padre y madre eran betas, pero él era omega... qué desdicha.

En algunas noches tuvo el infortunio de escuchar a su madre llorar, reclamar al cielo, susurrar pedidos de piedad a un ente inmaterial porque no quería que el primer celo de su hijo llegara. Tsuna solía escapar a su habitación, encerrarse, abrazarse a sí mismo y tratar de olvidar que su celo se acercaba y él no podía evitarlo. Como todos los omegas, él sólo debía esperar.  

¿Qué hijo de puta se lo llevaría? ¿Qué malparido alfa lo reclamaría? ¿Habría una lucha por su causa? Estaba claro que sí, pues sin desearlo ya tenía tres pretendientes cercanos a su casa, tres malditos alfas que sólo supieron que existía hace días cuando su aroma empezó a aumentar en potencia y dulzura. Después de haber sido ignorado por años, despreciado por su naturaleza torpe y amable, ahora esos mismos infelices le habían dicho que era hermoso, que lucharían por él y no sabía cuántas cosas más. 

Tsuna apretó sus labios frustrado... él no quería eso, no lo hacía, pero no podía hacer nada, sólo... intentar sonreír para no ver a su madre llorar, para que esos últimos días en casa fueran gratos y se guardara los mejores recuerdos. Porque cuando su celo llegara, alguien se lo llevaría, lo marcaría, lo violaría y él no diría nada porque su instinto lo envolvería en un manto de tinieblas que inhibirían su lado pensante. Se volvería sólo un medio de procreación. 

Tsuna tenía amigos que llegarían también a esa etapa muy pronto, pero él sería el primer desdichado y por eso decidieron viajar.

Faltaban dos semanas para el celo de Tsuna, el mismo que se daría en su cumpleaños 18; así que tomaron maletas y se fueron.

Tokyo, Saporo, Kushiro, norte, sur, este, oeste, los seis días más animados de su vida. Lambo, Takeshi, Haru, I-pin, Irie, Enma, Squalo, Fuuta… todos omegas que cursaron los mismos salones en la preparatoria. ¡Al diablo todo! Sin un celo no había peligro alguno, por eso ahora se reían mientras caminaban por la playa viendo el amanecer.

Tsuna sonreía al rodar por la arena pues jugaban como niños; se divertían pues era lo último que harían antes de regresar a casa. Comieron y compraron los boletos del tren que los llevaría a su hogar. Al final, el castaño se separó del grupo un momento, se fue a una zona de la playa donde había conchas y tomó algunas. 

Fingía estar bien, pero su alma sabía la verdad. Sus lágrimas se derramaron de repente, el calor de sus mejillas aumentó, la rabia se acumulaba en la boca de su estómago, el escozor en sus ojos era molesto, sus sollozos ahogados le cortaban la voz. Era la sensación de vacío que lo inundaba 

 

—¿Qué haces aquí herbívoro? —una voz gruesa, profunda, dominante. El aroma fuerte, perceptible, y a Tsunayoshi le producía escalofríos y agriera a la vez— Más si estás cerca de tu celo

—Divertirme —respondió limpiándose las lágrimas y respirando hondo. Un alfa, lo percibía, pero no se iba a rebajar. No se sometería—. ¿Algún problema con eso?

—No quiero disturbios en mi territorio —un azabache alto, de ojos azules metalizados, piel clara, amenazador, fuerte, de ancha espalda. Genial, otro alfa mandón—. Largo… herbívoro

—Todos son iguales —se quejó el castaño frunciendo su ceño y mirando mal al extraño— animales... ¡Odio eso!

—Hum —lo miró un rato, ese omega era diferente pues no se asustó y huyó como todos hacían al olerlo. Lo enfrentó a pesar de no tener posibilidades de salir bien librado—. Un omega rebelde... Si vienes a pedirme ser tu alfa, pierdes el tiempo —habló con calma y prepotencia. Ya le habían llegado muchas de esas ofertas antes

—¿Pedir eso? ¿Está loco?... lo que menos quiero es ser la mascota de un alfa 

—No tienes opción 

—Lo sé y maldigo mi suerte —Tsuna habló con amargura, mirando directamente al alfa en frente suyo. Sus manos le temblaban en advertencia de que se callara. Si era uno de esos alfas agresivos, lo golpearía o algo peor

—¿Acaso buscas una pareja ideal? —habló burlón

—Quiero elegir a mi pareja, como lo hacen los betas 

—Entonces vence a tus instintos... Huye de ellos, o mejor aún: enfréntalos —una ligera sonrisa se formó en sus labios. No siempre encontrabas a un omega como ese, que, aun con la presencia de un alfa, se mantenía firme y hablaba con seguridad

—¿Cómo podría? —dijo con una risita amarga, dolida, desesperada en cierto punto

—Por eso eres un herbívoro —sonrió altanero

—Como si usted pudiera hacer algo así... —bufó Tsuna— Le calculo 26 años... ¿a qué omega le desgració la vida? —levantó un poquito su voz. Sólo quería liberar sus frustraciones

—No necesito de una pareja —el azabache sonrió ante el desconcierto del jovencito. Lo sabía perfectamente, los alfas se guiaban por instintos, muy pocos como él superaban esa etapa siendo independientes aun— he vivido rodeado de omegas que están en celo, pero no he reclamado ninguno. No quiero. No lo haré. Vencí mi instinto

—¿Cómo lo hizo? —su curiosidad era inmensa, su esperanza volvió a brillar. Si alguien venció aquello… había al menos una oportunidad

—Con voluntad, porque soy fuerte, porque yo decido mi destino

—Entonces se puede —Tsuna sonrió emocionado—. ¿Cómo?

—Yo no soy maestro de nadie —sonrió altanero, observando al omega fruncir el ceño y maldecir entre dientes

—¡Desgraciado! ¡Yo sólo quiero ser libre! ¡Ayúdeme! —Tsuna estaba al borde de un ataque de ansiedad, le dieron esperanzas y se le negaba a saber por qué o cómo

—¿Por qué lo haría?

—Maldito imbécil —se quejó el castaño antes de tirar levemente de sus cabellos. Hibari no se enfadó por el insulto, se reía al ver a ese muchacho, le gustó esa actitud

—Tu nombre —ordenó de una sola vez, con voz calmada

—¡Púdrase! —ahora sí estaba perdido, había insultado a un alfa, pero no tenía miedo. Ya no.

—¡DILO! —perdió su calma y le gritó

—Diga el suyo primero —Tsuna se asustó mucho, pero controló el temblor de su cuerpo y lo enfrentó una vez más

—Kyoya Hibari —frunció su ceño, estaba molesto, tal vez porque pocos lo enfrentaron de esa forma, entre ellos su padre y algunos alfas debiluchos

—Sawada Tsunayoshi —respondió de mala gana

—Te ofrezco un trato, herbívoro —sonrió Hibari mientras se acomodaba el cabello que el viento desordenó

—¿Qué cosa? —levantando una de sus cejas, lo vio con desconfianza porque un alfa jamás hacía un trato sin desear algo muy grande a cambio

—Aguanta el primer día de tu celo sin ser marcado —el azabache sintió emoción, esto iba a ser divertido— y yo te protejo los demás días 

—¿Qué? —pero esa mirada era sincera, ¿en verdad lo iba a proteger? Era una noticia sublime, pero demasiado para ser verdad sin un precio impagable— ¿Por qué lo haría? 

—Tu celo atraerá a fuertes oponentes. Si te quieren reclamar los podré morder hasta la muerte —esa era la única cosa que lo motivaba, su propia evolución, su poderío creciente con cada batalla

—Así que sólo me usará para buscar pelea —Tsuna se reía con amargura, pero estaba malditamente feliz—. Está bien.... Acepto... Un día, sólo 24 horas... Huiré de quienes quieran marcarme y más le vale que me proteja durante el resto de mi celo

—Dudo que dures ese tiempo —pues ya ofreció el pacto a otros y todos fallaron miserablemente

—Le demostraré que también puedo —Tsuna se trazó un objetivo entonces. Iba a ser libre, costara lo que costara

 

 

El castaño le dijo donde vivía, la fecha de su cumpleaños, cedió esa información a ese desconocido a pesar del riesgo que conllevaba, pero su intuición le decía que podía confiar en ese alfa huraño. «Te veré el 15 de octubre, 2 de la tarde exactamente… justo cuando termine tu primer día de celo».

Aquel azabache se fue después de aquello, a paso calmado, con aura tranquila, pero ocultando la satisfacción de ir por allí a retar a algunos alfas con las hormonas por los cielos.

 

Continuará... 

Notas finales:

¿Interesante?

¿Review?

¿Teorías de por qué Krat está publicando cosas finalizadas de este tipo?

¿Hará krat algo más?

....

.....

...

Creo que el siguiente será de Yuri on ice :v 

 

PD: Es mi primer omegaverse, creo que quiero ver este mundo con los ojos malvados de la vida XD


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