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La flor que brillo en invierno por FershuWestfall

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Ese día fue bastante más tranquilo de lo normal, como si cada pequeño factor que influía en su vida diaria se colocara de una forma en que no lo molestaba en lo más mínimo. Aquello fue lo primero en hacerle saber que ese día algo iba a ocurrir, algo que no era necesariamente bueno o malo, la naturaleza de aquello dependería de cómo lo tomará él, aunque en su experiencia siempre que tenía días tan tranquilos como ese, algo de trabajo duro y mucha frustración le seguían, por esa razón el albino empezó a prepararse para lo peor.


Ranmaru Kurosaki, un estudiante de la universidad de Meishin en la carrera de administración de empresas, estaba sentado en la mitad del campo de futbol mientras esperaba a que la reunión del equipo iniciara. Ranmaru, un joven adulto de cabello y ojos plateados, se había convertido en el vice-capitán del equipo luego de llevarlos a la victoria en las competencias nacionales de la inter-escolar en el mes de septiembre. Ahora mismo, el equipo empezaba a entrar para el torneo de primavera del próximo año, el grupo había perdido a los estudiantes de último año, pues estos estaban ocupados con sus tesis y otros tipos de trabajo, pero, entre Aine, el nuevo capitán del equipo, Ranmaru, el segundo al mando, y Reiji, la estrella del equipo, se las estaban arreglando para mantener el orden entre los jugadores titulares y los miembros del club.


Ranmaru giro su rostro hacia su izquierda al escuchar unas pisadas en el pasto, y se encontró con unos ojos celestes bastantes familiares, su primer pensamiento al ver al muchacho que estaba tan cerca de él fue el que Aine estaba llegando bastante antes de lo usual, sin embargo, al ver el peinado del muchacho y que su complexión física era ligeramente más delgada, se dio cuenta de que no se trataba de su amigo, sino de alguien extremadamente parecido a él.


—¿Necesitas algo? —Pregunto el albino al otro chico al ver que este se congelaba en su lugar mientras mirada hacia los lados, sin poner sus ojos en él en lo absoluto—. Si estas “perdido” puedo acompañarte hasta la entrada. —Le ofreció apartando la vista de él, a Ranmaru le pareció que se trataba de un muchacho de preparatoria pues se veía bastante pequeño aun para los alumnos de primer año.


—Mi hermano… —Lo escucho decir y sintió un pequeño escalofrió recorrerla espalda, no solo lucia igual a Aine, sino que su voz también se parecía demasiado, sino fuera porque se dio cuenta de que no se trataba de él, pensaría que estaba con Aine—. Él me obligo a venir aquí. —Termino justo cuando Ranmaru regreso sus ojos plateados a él, ¿Su hermano?, Aine debía ser su hermano, eran idénticos, pero, lo que le molestaba era el hecho de que él no había escuchado de ese hermano nunca antes.


—En ese caso, siéntate, el resto tardará un poco más en llegar. —Le comento empezando a estirarse un poco, al menos se había puesto el uniforme del equipo antes de irse a sentar a la mitad del campo como un tonto que llegaba temprano, aunque, realmente era un tonto que llegaba antes de lo citado a cualquier reunión.


—Tú eres Kurosaki Ranmaru ¿Verdad? —Lo escucho preguntarle un poco más fuerte, como había escuchado unos cuantos pasos antes de su voz sabía que se había acercado bastante. Ranmaru le dio una mirada rápida por la periferia de sus ojos, observando que el menor se sentó a su lado de la misma forma que uno se sentaría en un tatami y no en un campo de yerbajos.


—Sí, supongo que tú eres un Kisaragi. —Replico sin muchos ánimos de hablar, Ranmaru era retraído cuando se trataba de hablar o conocer a nuevas personas, él no era el tipo de persona que era Reiji, por eso le costaba bastante más hacer amigos, claro que tampoco quería tener un sequito de “amigos” cerca de él, algo en lo que su actitud hosca era útil, pues mantenía a las personas falsas lejos de él.


—No… Bueno si, pero, no uso ese nombre. —Balbuceo un poco mirando al piso. Ranmaru le dio una mirada algo severa por eso, detestaba a las personas que no sabían expresarse, pero, algo en el rostro del muchacho lo hizo suspirar con algo de resignación esperando por una explicación, pero, esta nunca llego.


—¿No vas a decir tu nombre al menos? Tu sabes quién soy yo, pero, yo no tengo ni la más puñetera idea de quién eres tú. —Se quejó al cabo de unos minutos de silencio, Ranmaru admitía que el silencio no le molestaba en lo absoluto, aunque, la idea de no saber con quién estaba tratando si, y mucho.


—Mikaze Ai. —Le dijo enseguida, el otro sabía que esté no había dejado de mirarlo en ningún momento, podía sentir su mirada sobre él, no le molestaba demasiado porque estaba acostumbrado a ser visto ahí a donde fuera. En los partidos era una de las personas de las que el equipo contrario vigilaba todo el tiempo, en la escuela era el famoso lobo solitario que rechazaba a todas las que osaran confesarle, y en las calles era el hijo heredero de una familia adinerada, ahí a donde fuera parecía tener un cartel que decía: “Mírame”.


—Entonces, Ai, ¿Tu hermano no te dijo porque te cito aquí? —Le pregunto para hacer un poco de conversación, estar en silencio tanto tiempo con alguien que no conocía terminaría por enfadarlo completamente, así que hacer un poco de platica fue su mejor idea.


—Quiere que entre al equipo. —Respondió sin pensarlo demasiado, Ai, espero una risa descontrolada por parte de Ranmaru, o un comentario diciéndole que eso era imposible para él, que era solo un mocoso escuálido y algo torpe, sin embargo, este no dijo nada de eso, solo lo miro con algo de interés en sus ojos plateados.


—¿En qué posición juegas? —Pregunto en cambio, sorprendiendo al otro que esperaba una burla descarada de su parte—. ¿Y bien? No me dejes con el signo de pregunta en la cabeza. —Le dijo después de unos segundos de silencio, Ai recordó respirar y le respondió.


—Soy portero. —Admitió con algo de vergüenza, ya se estaba imaginando un comentario del tipo; “eres muy delgado”, “demasiado pequeño para ser portero”, o algo de ese estilo, no obstante, una vez más fue sorprendido por la reacción del albino.


—Eso es interesante. —Dijo casual—. Si te lo preguntas, yo soy la principal defensa, si te las arreglas para entrar en el equipo, nos estaremos viendo de cerca. —Le dijo con una expresión suave, hablar con él parecía demasiado fácil y ni siquiera se dio cuenta de su expresión hasta que la vio reflejada en los ojos del otro, ya era tarde para quitarla así que se mantuvo así.


—Yo… Yo no quiero entrar en el equipo. —Confesó con pena, para Ai, decirle eso a alguien que seguramente se esforzó mucho en ello como Ranmaru parecía casi una ofensa al propio equipo. Mas, esa era la verdad. Aine lo había obligado a ir ahí ese día, también estaba seguro de que su hermano mayor, al ser el capitán del equipo se las arreglaría para darle un puesto.


—Eso es una lástima, nuestro portero actual es muy malo. —La queja de este lo mantuvo en silencio un poco más, si se trataba de una broma o solo un comentario más, no lo sabía con exactitud, de lo único que se daba cuenta en ese momento, era que conversar con esa persona parecía sencillo—. Hablando de los inútiles, aquí vienen los de segundo. —Aviso haciéndolo mirar a un lado de la cancha, donde bastantes chicos con ropa deportiva se estaban reuniendo, y uno que otro llevaba el uniforme del equipo así como Ranmaru.


—¿No están todos en el equipo? —Pregunto Ai con algo de inocencia en su voz, haciendo al albino reírse un poco en un tono bastante bajo.


—Solo los miembros “titulares” tienen uniforme, esos son de once a diecisiete miembros del club, pero, en un juego solo entran seis jugadores, incluido el guardameta (portero) en los juegos “no profesionales”, cuando entras a un equipo profesional, se cuenta con once miembros del equipo en la cancha durante el partido. —Le explico por encima las cosas algo por encima aun con una expresión algo suave.


Ranmaru se puso de pie de un salto y le ofreció una mano al muchacho para ayudarlo a levantarse, luego de esto, le hizo una seña para que se acercara junto a él al resto del equipo, quienes al ver a su vice-capitán guardaron silencio.


—Bien, inútiles, nuestro capitán y la estrella siguen llegando tarde, pero, eso no significa que debamos esperarlos para empezar nosotros, diez vueltas a la cancha, ¡Empiecen! —Ai se impresiono un poco de lo rápido que todos acataron la orden de Ranmaru, podía esperarlo porque se trataba del vice-capitán del equipo, pero, al mismo tiempo podía decir que no le harían caso.


—¿Yo también tengo que correr? —Pregunto el menor a su espalda, Ranmaru lo miro por encima de su hombro, pues era algo más alto que él.


—¿Con esa ropa? Lo mejor será que observes el entrenamiento de hoy, y de todo modos, aun no eres parte del equipo ni del club, no tiene sentido que sigas mis órdenes. —Se encogió de hombros al decir eso, él no tenía ni un solo problema con decir las cosas como las pensaba, aun si sonaban mal. Ai mantuvo sus ojos en la espalda del albino cuando este regreso su mirada a los chicos que corrían alrededor del campo, con solo verlos moverse tan rápido como les era posible, empezaba a sentirse algo cansado.


—Te dije que ya los tendría corriendo de un lado otro. —Escucho una voz familiar, Ai nunca había visto al dueño de esa voz, pero, le había escuchado bastantes veces en su casa—. ¿Está tu hermano entre los que corren?


—No, está ahí detrás de Ranmaru. —Respondió el otro, Ai ni siquiera tuvo que pensar en su voz para darse cuenta que era su hermano, mucho menos girarse. El menor de los hermanos bajo su mirada al suelo, no podía creer que en verdad había escuchado a su hermano mayor cuando este le dijo que se vieran ahí en hora de entrenamiento—. Ranmaru, ¿No crees que es muy duro ponerlos a correr antes de calentar un poco? —El albino, que había ignorado los comentarios anteriores de Aine y Reiji, se giró para darles una mirada de molestia.


—Llegando tarde otra vez, se supone que tú nos des un ejemplo al resto. —Replico para el peli-turquesa con bastante irritación, tanto en su voz como en su expresión, Ai, que ni siquiera lo estaba mirando, se sintió bastante intimidado por la intensidad de la voz de Ranmaru.


—No es mi culpa esta vez, Reiji tuvo una brillante idea de camino aquí, así que nos desviamos un poco por el camino de la vida. —Si algo le molestaba de Aine, era lo dramático que podía ser para salirse con la suya, aun más si dentro de sus ideas estaba el “echarle” la culpa a alguien más, aunque, podría creer que Reiji fuera la razón del retraso de ese día—. Veo que ya conociste a mi hermano menor. —Comento fijando su mirada en Ai, quien al encontrar los ojos idénticos de su hermano desvió la vista hacía los chicos que seguían corriendo.


—Deja eso de lado, ¿Qué es todo eso de obligarlo a unirse al equipo? —Replico sorprendiendo a los otros tres, Ai no había dicho nada de ser obligado, ¿O lo dijo sin darse cuenta? Estaba bastante seguro de que solo dijo que su hermano quería que se uniera, por ello le sorprendía que Ranmaru se hubiera dado cuenta de que estaba obligado, Aine y Reiji, por otro lado, estaban más impresionados de que al albino le importará eso, pues nunca antes le había interesado demasiado los otros jugadores del equipo.


—¿Te dijo ya que es un buen guardameta? —Pregunto el peli-turquesa con bastante tranquilidad en su voz y rostro, Reiji se preguntó a que estaba jugando su mejor amigo, lo conocía de tiempo atrás y sabía que era bastante calculador con las cosas que le interesaban lo suficiente, pero, el futbol no era una de ellas—. Si no te lo dijo, debo admitir que nunca he sido capaz de traspasar su defensa, aun así, no quiere usar su talento para sobresalir y se aleja de los deportes por completo. —Explico manteniendo su expresión de suavidad, sus dos compañeros de equipo se quedaron en silencio, aquello era difícil de imaginar, pues Aine era un jugador estrella que era capaz de lograr hazañas


—Aine… —Ai se dignó a mirar los ojos de su hermano, y en aquel contacto visual parecía llevarse una discusión muda, ninguno de los dos restantes fueron capaces de imaginar que podían estar “hablando” esos dos en esos instantes de silencio.


—Entiendo —Dijo el mayor al final—, serás un miembro de prueba esta semana, si logras pasarla, entonces te convertirás en el portero oficial del equipo. —Aquello parecía ser algo razonable para Reiji, incluso Ranmaru pensó que estaba siendo bastante más “blando” de lo usual, pues una semana era un periodo bastante corto, en el cual la mayoría de las personas dimitían por lo pesado del entrenamiento—. Ranmaru, te encargo a este recluta.


—¿A mí? —Pregunto chasqueando la lengua—. Tendría más oportunidades con Reiji sobre él, o contigo mismo. —Exclamo sin demasiada irritación en su voz o rostro, lo cierto era que termino por comprender las razones del capitán antes de que este se las dijera o insinuará. 


—Se debe a que… —De un movimiento rápido, tanto Aine como Reiji envolvieron en un abrazo al menor de los hermanos, quien sin lugar a dudas, estaba tan rojo como impresionado—. Yo mimo mucho a mi querido hermanito, terminaría dejándolo irse solo para verlo sonreír. —Se explicó en una voz tan juguetona como molesta, el albino también detecto cierto detalle de un complejo de hermano, algo a lo que no quería apelar demasiado.


—Es tan lindo que Rei-chan no querría ponerlo a correr por ahí, pensando que podría lastimarse. —Dijo el castaño haciendo lo mismo que Aine, sin embargo, como su naturaleza era más de ese estilo, no parecía que estuviera fingiendo para convencer a nadie, sino que parecía decir toda la verdad.


—Ustedes dos inútiles, vayan a correr como el resto. —Se quejó de ambos al llevarse una mano a la frente sin suavidad alguna, de forma que en cuanto su piel choco, se escuchó el ruido de un golpe. El capitán y la estrella compartieron una sonrisa de triunfo antes de seguirles el paso a los chicos de segundo año, quienes ya iban por su última vuelta—. En cuanto a ti —llamo su atención al poner sus ojos plateados sobre él—, mañana te quiero aquí en ropa deportiva, entre más temprano te aparezcas, más pronto nos iremos. —Advirtió sin demasiado entusiasmo en ello.


—¿En sábado? —Su pregunta era tonta, lo sabía, pero, fue la sorpresa lo que lo hizo preguntar aquello sin darse el tiempo de pensar demasiado en lo que decía—. ¿Qué tan temprano estará bien?


—Yo vengo a las seis en punto, tú puedes llegar cuando quieres. —Dijo subiendo un poco los hombros—. Aunque, te tendré cuatro horas aquí, independientemente de a qué hora llegues. —Ai podía decir que estaba siendo serio con eso, demasiado serio quizás, per, termino aceptando eso con un ligero asentimiento—. Bien, no creo que tengas que quedarte más por hoy, seguro que tienes algo mejor que hacer.


Ai se despidió con un gesto de él y emprendió el camino a su casa, recientemente se había mudado con su padre y hermano mayor, después de que su madre falleciera el verano pasado, sin embargo, se había negado a retomar el apellido Kisaragi, una de sus razones para rechazarlo fue el hecho de que estaba acostumbrado a que lo llamaran por su apellido materno, de forma que si empezaban a decirle Kisaragi, podría asegurar que no iba a responder a los llamados de las personas. Mientras caminaba, se topó con algunos excompañeros de la preparatoria y otros compañeros de sus clases actuales. Como siempre, evito mirarles o acercarse demasiado a ellos, a Ai no le gustaba convivir con las personas, sin mencionar que no importaba que día fuera, siempre recibía comentarios mal intencionados de todos. Había sido así desde la escuela media de manera que estaba bastante acostumbrado a ser el blanco de algunas burlas, ya no intentaba aclarar el mal entendido de aquella época, simplemente escuchaba lo que las personas le decían.


Ese día no fue la diferencia, a pesar de su esfuerzo por poner algo de distancia entre el grupo de compañeros y él, estos terminaron bastante cerca suyo de forma que podía escuchar claramente los comentarios que hacían sobre él. Al igual que en otras ocasiones, lucho por hacer oídos sordos y termino cambiando el camino que tomo ese día por otro, o eso pensó en un principio, pues para cuando se dio cuenta, estaba en un lugar que no había visto antes.


—Por eso no quería mudarme… —Murmuro para él mismo antes de suspirar, si su padre o Aine sabían que había vuelto a perderse en ese mismo mes, lo obligarían a, ir a casa con Aine después de las prácticas de este, o esperar por su padre a unas calles de la escuela, y ambas opciones eran igual de malas para él.


El muchacho vago por unas cuantas calles tratando de encontrar un nombre conocido, o al menos un lugar que hubiera visto antes, mas, cada que avanzaba alrededor de diez pasos, sentía que se perdía más y más. Por eso se detuvo junto a lo que parecía ser una pequeña dulcera, el nombre de la tienda llamo su atención y para cuando se dio cuenta tenía a alguien a su lado.


—No pareces del tipo que le gusten los dulces. —La voz de Ranmaru a su derecha lo sorprendió lo suficiente para dar un pequeño brinco—. Esta es la tienda de un amigo, también resulta que vivo con él en el piso de arriba. —Le explico al ver la pregunta en sus ojos.


—Ya veo, lamento molestar. Me iré enseguida. —Se disculpó con una leve inclinación y se dignó a darse la vuelta, pero, Ranmaru lo detuvo poniendo una mano en su hombro.


—Estás perdido, ¿No es cierto? —Aunque lo pregunto, no esperaba otra respuesta más que un sí, o quizás un vago intento de negarlo. El muchacho mantuvo el contacto visual con él para luego mirar al suelo, aceptando la verdad—. Ven conmigo, a Camus no le molestará tu presencia, y dile a Aine que te invite a venir aquí. —Le indico con un gesto de muñeca para que entrará detrás de él a la tienda de caramelos.


—¿Cuál fue tu base para decir que estaba perdido? —Pregunto el menor mostrándose un poco más… ¿Curioso? De lo que el otro esperaría, de hecho, Ranmaru incluso podría haber dicho que el rostro serio de Ai pareció tornarse más joven cuando hizo esa pregunta.


—Tu rostro, parecías estar buscando algo que reconocieras, por supuesto que, no encontrarás nada de eso aquí, porque tú no eres de aquí. —Explico quitándose los zapatos para pasar al piso de madera, Ai hizo lo mismo y tomo prestadas un par de pantuflas sobrantes que estaban ahí.


Una vez en la estancia del pequeño piso, Ranmaru se dio cuenta de que su compañero había salido, seguramente con su novia. De manera que aprovecharía el momento para averiguar un poco más sobre Ai, pues no le gustaba la idea de trabajar con alguien a quien no conocía de nada, desde luego que, era algo de dos direcciones así que él también le contaría algunas cosas sobre sí mismo.


—Dime, Ai, ¿Por qué no quieres entrar al equipo? —Le pregunto de forma directa al darle una mirada seria e interrogativa. Ai mantuvo sus ojos celestes –nerviosos– sobre los plateados de Ranmaru,  pensando en una excusa rápida que decirle, de manera que no tendría que dar explicaciones extras.


—No me considero un jugador de equipo. —Respondió encogiendo los hombros por un instante, mas, su tono de voz le indico a Ranmaru que aquella no era la verdadera respuesta a su pregunta. El albino que había vivido toda su vida escuchando comentarios dichos por conveniencia, había aprendido a decir cuando alguien era sincero y cuando no.


—Es curioso que tú lo digas, ese tipo de persona rara vez sabe que no son buenos en los trabajos grupales. —Replico el albino cruzando los brazos detrás de su cabeza. El otro lo miro con el rostro ladeado, pensando en que con toda probabilidad había dado con que aquello era una mentira.


—Pienso que las personas deberían ser más conscientes de sus cualidades y defectos, de esa forma sería más fácil para todos mejorar. — Estaba impresionado, no mentiría al respecto con ello. Para Ranmaru, encontrar una persona que fuera algo sabia y menor que él era todo un logro, pues en los días actuales todos aquellos menores de veintidós años parecían ser realmente idiotas—. Kurosaki-senpai…


—Ranmaru está bien. —Lo interrumpió.


—Ranmaru-senpai. —Continuo—. ¿Está bien si pregunto porque es tan devoto al equipo? —El contrario lo miro con un interés más notorio, aquella era una pregunta bastante repentina de manera que se sintió ligeramente confundido con ello.


—No sé si soy devoto o no, pero, creo firmemente que cuando algo te gusta, tienes que dar todo de ti mismo para ser el mejor en ello. —Ai no podría con ello, primordialmente porque no tenía la menor idea de que era lo que le gustaba. Comprendía que la sed de victoria y mejorar no era lo suyo, nunca le había gustado la idea de pasar por encima de los demás, fuera en lo que fuera.


—En ese caso, debe gustarte mucho el soccer. —Quizás era el día de sorprenderlo con comentarios y preguntas, pero, el albino no recordaba haber tenido esa sensación repetidamente desde que estaba en la escuela primaria. Seguramente, Ranmaru puso una interrogativa en su rostro, pues casi tan pronto como tuvo la sensación de que quería saber porque decía aquello, el menor respondió—: Aine me obligo a mirar algunos de sus partidos, otras veces tenía que ayudarlo a analizar el video. —Le explico abrazándose a sí mismo. En verdad no le gustaba mucho hablar de cosas que no le concernían en lo más mínimo, de misma manera que dejar sus propios pensamientos al aire le parecía molesto.


—Ahora lo entiendo. —Esta vez fue Ai quien se sintió confundido al escuchar aquello—. Después de partidos importantes, llegaba al día siguiente con ideas nuevas sobre cómo mover la defensa y la ofensiva. Siempre pensé, que eran cosas muy complicadas para que Aine las pensará por sí mismo.


Ai no pudo evitar reírse ante ese comentario, era cierto que la mayor parte de esas ideas habían provenido de él, pero, no pensaba que alguien más pensará que su hermano era un tonto y poco capaz para idear cosas. Ranmaru, que hasta ese momento había tenido la sensación de conversar con Aine, debido a que sus voces eran casi idénticas, termino riendo a su lado, notando que la risa de Ai era más melodiosa que la de su hermano mayor. Ai pauso su risa al darse cuenta de que Ranmaru lo estaba acompañando, ¿Cuánto tiempo había pasado desde que alguien había reído a su lado? El peli-celeste se permitió sonreír de verdad, ganándose una expresión similar por parte del albino.


—Oye, Ai, necesito que seas sincero conmigo, de esa manera no perderemos el tiempo. —Aunque aquello lo hacía pensar en todas aquellas cosas en que no quería pensar, sobre todo en ese momento en que se había sentido tan cómodo, no quito la sonrisa de su rostro de inmediato, más bien, pareció pasar de una sonrisa cálida y feliz, a una nostálgica y dolorosa.


—¿Qué es lo que quieres saber? —Cuestiono desviando la mirada hacía el suelo, estaba seguro de que la pregunta que estaba por recibir no sería de su agrado, mayormente ninguna pregunta lo hacía sentir cómodo, era casi como si cada cuestión que le hacían le hiciera un pinchazo en la piel.


—¿En verdad no quieres ser parte del equipo? No tiene caso que te entrene si no tienes la voluntad para hacerlo. —Con cualquier otra persona habría dado un “No” de inmediato, no obstante, con Ranmaru parecía que esa palabra no quería salir de sus labios, casi como si fuera un tabú. El menor considero que era lo que podía responder en ese caso, si decía que sí seguramente Ranmaru esperaría demasiado de él en la práctica, si decía que no estaba seguro, lo trataría con más rudeza, con tal de que terminará decidiendo si era lo que quería o no. Si respondía con la verdad, todo se acabaría en ese mismo instante, aunque… ¿No era eso lo que quería?


—Lo cierto es que… No me importa si es un club deportivo o uno artístico. No me gusta hablar con nadie, prefiero estar solo. —Respondió evadiendo hasta cierto punto la verdadera pregunta, sin embargo, estaba explicando la razón de su respuesta implícita—. Pero, yo mismo sé que está mal que no hable con los demás, por eso es que quiero cambiar. —Aquella era una verdad a medias, Ai sabía que era tiempo de cambiar su forma de ser, de deshacerse de esa negativa a socializar con las demás personas, no obstante, aunque comprendía la importancia de ello, no quería cambiar en realidad.


El albino analizo las palabras de Ai y su rostro, no parecía estar diciéndole toda la verdad aunque tampoco podía decir que se trataba de una mentira, por ello decidió que era mejor ver que era lo que seguía de ello. Sin mencionar que, Ranmaru no sentía que fuera nadie para juzgar las decisiones de Ai, comprendía que él también había hecho cosas sin estar seguro de que era lo que en verdad quería, por ello estaba dispuesto a soportar algo que quizás no diera ningún resultado.


—Bien, es bastante tarde, lo mejor será que te acompañe a casa. —Dicto el albino con sus manos en la nuca—. Oh, podrías quedarte esta noche, y pasar mañana temprano a tu casa por un cambio deportivo. —Ai se sorprendió bastante al darse cuenta que estaba considerando esa segunda opción, de modo que al percatarse de ello sacudió la cabeza.


Me iré a casa, solo necesito que me digas como regresar al camino de la universidad. —Replico dándole una mirada intensa al contrario, esté levanto una ceja al pensar que era más rápido llegar de ahí a la casa de Aine, en vez de regresar a la calle de la universidad, mas, podía ver en la expresión de Ai que este no aceptaría otra cosa.


 


Entre más temprano se despertaba el albino, más irritado se sentía durante todo el día. Si lo pensaba con claridad, seguro que esa era la razón de que algunos días fuera más hosco que otros. El albino pensó en dejarle aquello en claro al menor antes de empezar la sesión de entrenamiento, porque estaba más que seguro de que sería casi un ogro durante toda la mañana. Anque eso no sería algo extraño en él, pues por lo general era demasiado duro con todo y todos.


Ranmaru se había despertado alrededor de las cinco de la mañana, aquello no era nada especialmente nuevo para él, pues siempre había sido el tipo de persona que al prácticar un deporte, entrenaba día y noche para ser de los mejores, por ello ese sacrificio de horas de sueño no le era la gran cosa, aunque comprendía que en las primeras horas se notaba en su personalidad la diferencia. En cualquier caso, el albino realizo su rutina de la mañana: Se levanto antes que su alarma y la apago en el primer instante en que sonó, le lavó el rostro y los dientes, se vistio adecuadamente para realizar ejercicio físico, y termino preparandose un almuerzo para cuando terminará de ejercitar. Con los años, había comprendido que era mejor ejercitar antes de comer, pues de esa forma gastaria las energías reservadas de días anteriores sin consumir nuevas, por no decir que así no comeria antes y después, pues siempre acababa hambriento luego de ejercitar, aun si había comido antes.


El vicecapitan del equipo se encontraba a eso de las seis en el campo, o más bien llegando a él mientras tarareaba una canción. Su primer pensamiento fue que estaría solo la primera hora, no obstante, su mente le recordó lo impredecible que era Ai para él, pues con tan solo la pequeña conversación que tuvieron el día anterior, se dio cuenta de que las reglas generales no podían aplicarse con el hermano de Aine, esté parecia estar del otro lado de la mesa.


—Tu en verdad sabes como sorprender a uno. —Exclamo el albino con un leve tono de admiración hacia el peli-turquesa, este último lo miro con algo se sorpresa y confusión, estaba seguro de que estar ahí a esa hora era normal para el resto del equipo, y aunque él no era exactamente del equipo de soccer, la pretención de aquellos a su alrededor era que si—. ¿Por qué tan temprano?


—¿No es mejor empezar temprano por la mañana, cuando esta fresco? —Replico cruzando los brazos por encima del pecho al tiempo que ladeaba ligeramente el rostro, Ranmaru exhalo con ligero pesar antes de responderle:


—La lógica de eso es indiscutible, pero, lo que quería saber era que te animo a venir tan temprano, ¿Sabes quienes son los que se despiertan tan temprano un sabado? —Esta vez, fue el albino quien cruzo los brazos al esperar una respuesta. Ai lo pensó durante un corto instante.


—¿Los que quieren acabar rápido? —Siendo sincero consigo mismo, esa era una respuesta sacada de los comentarios de su hermano mayor y su mejor amigo, aunque había una probabiliad de que fuera lo que buscaba Ranmaru.


—Los tontos —respondió sencillo—. Ahora, a calentar.


El albino le indico que hiciera los mismos ejercicios de estiramiento que él, de esa forma sus músculos se calentarían lo suficiente y no se entumieran al momento de empezar a correr, o de hacer esfuerzo al empezar con la práctica de uno contra uno.


Tan pronto como empezaron a calentar, Ranmaru se dio cuenta de que algo estaba mal en Ai, sus movimientos no es que fueran torpes o que carecieran de elasticidad, era todo lo contrario a decir verdad, parecía ser que tenía mucha elasticidad en los músculos, el problema estaba en que parecía pensar demasiado antes de estirar, como si estuviera analizando la probabilidad de algo, solo que el oji-plateado no sabía que era ese algo. Ranmaru mantuvo un ojo sobre el menor, esperando detectar cual era el problema con el paso del tiempo, él sabía bien que no se trataba de su convicción para aquello, pues la noche anterior le quedo claro que Ai quería cambiar, y que sí el esfuerzo que debía poner en el equipo de soccer lo ayudaba a ello, lo haría sin protestar.


Ranmaru decidió aminorar el paso, de manera que trotaba por detrás de Ai, expectante de los movimientos del menor, esté último aunque no decía nada, sentía la intensa mirada de su superior en su espalda, casi como si le estuvieran clavando un par de flechas en los omoplatos.


—Ai, detente. —El mencionado tensó los hombros al escuchar aquello, no habían dado ni dos vueltas para cuando Ranmaru le pidió que se detuviera, por supuesto, estaba completamente seguro de que había estado haciendo las cosas bien, de forma que cualquier observación que tuviera por parte del mayor.


—Levántate la camisa. —Lo extraño habría sido que sus mejillas no tomaran color ante aquello, el menor tan solo pudo dejar escapar una leve exclamación interrogativa ante aquello—. Has estado tenso todo el rato, y tus movimientos han estado meticulosamente medidos.


—¿Eso es algo malo? No me gusta gastar energía innecesariamente. —Replico cruzando los brazos sobre el pecho, no obstante, al hacerlo dejo salir una queja indicándole al otro que en efecto, algo estaba mal.


—Escucho a tus mayores, novato. —Le dijo chasqueando la lengua. Ranmaru entonces tomo al chico de una mano y lo arrastro con él hasta la sala del club.


Ai estuvo todo el camino renuente a ello, diciendo una y otra vez que estaba bien y que no había necesidad de retrasar su práctica más tiempo. Desde luego, el albino no le hizo caso y lo obligo a sentarse en una de las bancas frente a los lockers, el equipo de futbol universitario poseía una sala como esa debido a su larga historia de victorias, por lo que era algo especial pertenecer al equipo oficial.


En el momento en que el albino lo miro desde arriba con una mirada ligeramente hostil, entendió que era momento de quitarse la camisa, dejándolo ver la razón por la cual se había estado moviendo de aquella forma. El albino, al ver el estado del torso de Ai, frunció el labio antes de desaparecer por detrás de una fila de lockers. El menor mantuvo la espalda recta y las manos sobre las rodillas, se sentía avergonzado de estar en esa posición.


—Espero que les haya dado una lección. —Lo escucho decir en el instante que regreso, Ai notó que traía consigo un pequeño botiquín de primeros auxilios. Quizás el rostro de Ranmaru denotará una calma imperturbable, pero, en sus ojos se notaba un brillo rojo que decía lo molesto que se encontraba—. No me importa que seas problemático o algo así —dijo buscando algo en el botiquín luego se sentarse a su lado—, pero, no le causes problemas al equipo.


—No soy un problemático. —Se quejó Ai mirando con detenimiento el frasco rosa que saco el albino del botiquín—. Anoche solamente me topé con dos viejos conocidos. —El peli-celeste no quería hablar de ello, en definitiva quería evitar ese tema costará lo que costará, mas, hablar con Ranmaru parecía tan fácil que ni siquiera se daba cuenta de lo que estaba diciendo.


—Entonces, ¿Qué les hiciste para que te guardaran tanto rencor? —Cuestiono el mayor empezando a aplicarle la crema sobre la espalda. Ai estaba terriblemente incomodo con aquello, ya no solo por el hecho de estar a medio vestir, sino que, la idea de que su superior estuviera haciendo aquello por él sin ninguna razón aparente, parecía estar mal.


—Yo no hice nada, en realidad solo se debe a un malentendido que no tuve oportunidad de explicar. —Respondió encorvándose un poco más, el albino notó la molestia en los movimientos de Ai, de forma que procuro no preguntar más sobre ello, al fin y al cabo, no era asunto suyo.


—En cualquier caso, tendrías que estar reposando para que esas heridas no se vuelvan una carga. —Informo el mayor poco antes de terminar con la espalda de Ai, entonces se levantó solo para colocarse al frente de Ai—. ¿O crees que puedes hacer toda la rutina?


—Lo haré. —Respondió completamente decidido, el otro podía verlo en sus ojos turquesas—. Yo puedo terminar de aplicar eso. —Agrego tratando de tomar la crema de las manos del contario, quien quito el bote de su alcance con un movimiento rápido.


—No deberías moverte de esa forma. —Protesto con un tono de provocación, haciendo al otro fruncir los labios, resignándose a la idea de que el mayor seguiría con aquello.


Ranmaru termino de aplicarle crema sobre los moretones en su torso, para luego cubrirlo con una venda ancha. Durante todo ese lapso de tiempo, los dos muchachos se mantuvieron en silencio, como si ya no tuvieran anda más que hablar el uno con el otro. A pesar de aquello, ninguno se sintió incomodo con aquel silencio, como si el silencio entre ellos fuera mejor que las palabras.


—Bien, continuemos con lo nuestro. —Dicto el albino una vez que el menor se colocó su camisa nuevamente, Ai lo miro con fuego en sus ojos, demostrando que estaba decidido a continuar con todo aquello.


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Las siguientes dos semanas, Ranmaru se la paso encima de Ai, vigilando sus prácticas en todo momento e incluso llego a buscarlo algunos días durante las horas libres, pasando el rato con él ya fuera simplemente caminando por el campus o pasando a comer algo en la cafetería estudiantil. Ai sentía que todo aquello era completamente innecesario, él estaba bien con tener una relación senpai-kouhai con Ranmaru, así como la tenía con algunos otros miembros de equipo, así como con su hermano. No obstante, no iba a mentir al respecto, se sentía agradecido con aquel gesto por parte de Ranmaru, pues desde que el albino empezó a pasar tiempo con él, fue capaz de decir que tenía un amigo, e incluso otros miembros del equipo de soccer empezaron a hablar con él, como Syo Kurusu, un titular de primer año, u Otoya Ittoki del mismo grado.


Para Ai, ser capaz de hablar sin tapujos con otras personas era una experiencia completamente nueva, solía tener problemas para mantener una conversación fluida incluso con su hermano mayor, sin embargo, desde que empezó a pasar tiempo con Ranmaru, eso parecía completamente del pasado. Al fin era capaz de hablar con distintas personas sin preocuparse demasiado de cómo lo veían, quizás, el cambio que quería lograr al unirse al equipo de soccer –aun si era por orden de Aine– estaba empezando.


—¡Ai! —Lo llamaron a la lejanía, el mencionado giro el rostro para encontrarse con los ojos rojos de Otoya, quien era seguido por Syo y Tokiya, otro de los miembros del equipo. Tokiya, a diferencia de los otros dos, estaba en su tercer año por lo que era su superior—. ¡¿Escuchaste?!


—¿Qué cosa? —Replico manteniendo sus ojos sobre el pelirrojo, el cual tenía una sonrisa energética y entusiasta como siempre.


—¡Tendremos un partido!, ¡Y los de primero participaremos mayormente! —Respondió alzando la voz un poco, lo que le gano un regaño por parte de Tokiya—. ¿No estas emocionado? ¡Es nuestro debut! —Exclamo ignorando la reprimenda del peli-azul por completo, esté simplemente suspiro. Syo parecía estar tan emocionado como Otoya, aunque el rubio lo disimulaba de mejor manera, por no decir que el pelirrojo ni siquiera lo estaba intentando ocultar.


—Realmente, no sé si debemos estar tan ansiosos sobre ello. —Dijo Ai encaminando al grupo hacia la sala de vestidores, esa tarde tenían un entrenamiento de dos horas, donde seguramente practicarían la formación para el siguiente partido.


Ai pensó que, si bien los titulares de primer año participarían como ofensa principal, mantendrían a la defensa, lo que significaba mantener a Aine y Ranmaru en el partido, seguramente el portero titular de tercer año también estaría durante este. Mientras Ai pensaba en ello, era consciente de la conversación de los otros tres a su espalda. Su primera impresión de Tokiya había sido que era una persona indiferente a casi cualquier cosa, y que prefería estar solo en su propio mundo, pasando el tiempo se dio cuenta de que no era precisamente así, aunque su deducción no había estado demasiado lejos. Con los otros dos, noto desde un principio que eran el tipo de personas que solía evitar a toda costa, aunque esos dos de alguna manera consiguieron entablar una buena relación con el peli-turquesa.


Debido a ello, esos tres tendían a pasar el tiempo libre juntos, donde gran parte del tiempo Ai simplemente los escuchaba hablar, dando su opinión o haciendo un comentario ocasional cada cierto tiempo. Por otro lado, Ai mantenía una buena relación con sus superiores del equipo, aunque se podían contar las ocasiones en que había hablado con cada uno con los dedos de la mano, con excepción de Aine desde luego, Ai estaba obligado a hablar con este todos los días. Al recapacitar en ello, se dio cuenta de que no podía decir cuántas veces o cuánto tiempo había hablado con Ranmaru, incluso parecía ser que esos dos se conocían de bastante tiempo atrás, pues había llegado a aprender bastante del albino en poco tiempo, solo que aquello no era reciproco, pues Ai rara vez hablaba con él de sus días en la preparatoria, por no mencionar que siempre evitaba hablar demasiado de sí mismo. Más que nada, por costumbre.


Tan pronto como llegaron a los vestidores, los cuatro cambiaron sus ropas casuales por su uniforme del equipo, al ser miembros de reserva, al menos los tres de primero, sus números eran de dos dígitos. Ai tenía el número dieciséis, Syo el dieciocho y Otoya el veinte, mientras que Tokiya lucia el número siete en la espalda, el conocido número de la suerte. 


—Ai, Otoya, estarán en el equipo A en esta ocasión. —Escucharon a Aine, ellos no lo escucharon llegar, por lo que se sorprendieron un poco al escucharlo hablar—. Syo, Tokiya jugaran en el equipo B. —Siguió nombrando a algunos otros jugadores del equipo. El menor de los hermanos analizo los planes de Aine con respecto al partido.


En el equipo A, siempre jugaban Aine, Ranmaru y Ringo, ellos tres parecían ser los titulares de más importancia en el equipo, aunque ninguno destacaba demasiado en la ofensiva. Otros miembros regulares del equipo A, que a veces cambiaban al B o al C, eran Reiji la estrella de la ofensiva del equipo, e Hibiki, el portero de último año. Probablemente, si ponían a Otoya en el equipo A, era porque decidieron que Reiji estaría en el B, esto era porque ambos jugaban en la misma posición, seguramente el entrenador Hyuga quería empezar a trabajar con los novatos, pues estos continuarían jugando por un par de años más.


—Como siempre, piensas demasiado las cosas. —Ranmaru tenía la mala costumbre de aparecer de la nada, o al menos así lo veía Ai quien siempre era sorprendido por el albino—. No te preocupes demasiado por Reiji, me tienes a mí en tu equipo. —Le dijo poniendo su mano sobre el cabello de este. Ai contemplo en silencio la sonrisa que tenía el muchacho en sus labios, parecía estar disfrutando aquello.


—En ese caso, dejo la defensa en tus manos, senpai. —Replico el menor dándole una sonrisa serena, sus ojos eran confidentes lo que le hizo saber al mayor que confiaba plenamente en que detendría los ataques de Reiji. La sonrisa de Ranmaru pasó de ser una divertida a una optimista, lo cierto era que Ranmaru nunca se había molestado en bloquear a Reiji, pero, si Ai confiaba en que lo haría, entonces cumpliría con sus expectativas.


—Yo me encargo de eso, tú cumple con lo tuyo. —Replico alejándose de Ai, de modo que el segundo vio su espalda mientras salía. Poco antes de desaparecer por la puerta, Ranmaru alzo un puño en un gesto que parecía ser una promesa para Ai, la promesa de que ganarían ese partido juntos.


Ai salió del vestidor con una sonrisa –sin percatarse de ello claro–, no le interesaba demasiado volverse el portero titular, aunque, si con ello era capaz de volver a ver esa expresión en el rostro de Ranmaru, entonces valdría la pena volverse el portero oficial.


Por supuesto que, decirlo era más fácil que hacerlo. Para la segunda mitad del partido, el equipo B tenía la delantera por dos goles. Reiji estaba mostrando su orgullo como atacante principal del equipo, mientras que Ranmaru y Kira hacían lo posible por detenerlo. Ai había logrado parar tres goles, dos de Reiji y uno de Syo, y el pobre de Otoya apenas si había conseguido dos puntos para el equipo.


—Ese chico es bueno. —Escucho decir a Ranmaru, Ai sabía de sobre que estaba hablando de Eiiji, el portero del equipo, quien también estaba luchando por convertirse en el portero titular. Al ser el medio tiempo, tenían un poco de tiempo para pensar en que hacer a continuación, y mientras el resto de su equipo hablaba, Ai repasaba en su mente los acontecimientos de la primera mitad.


—¿Pueden escucharme un momento? —Llamo al resto acercándose un poco a ellos, Ranmaru y Kira le dieron una mirada suspicaz, ellos dos estaban planeado hacer algo, sin embargo, no eran del tipo que compartía sus ideas. El grupo entero escucho la idea de Ai con atención, haciendo preguntas clave en el momento. El portero aclaro todo lo que pudo antes de regresar a su puesto, pues el juego estaba por reanudarse.


—¿Podrás con ello? —Escucho a Ranmaru cuestionar, ya que este era la principal defensa, siempre se encontraba cercano a la portería, solo saliendo del área cuando era absolutamente necesario. El menor compartió una mirada divertida con él.


—¿Lo prometimos, no? Ganaremos esto cueste lo que cueste.


El equipo ejecuto la estrategia de Ai a la perfección, llegando a confundir a los rivales, pues a simple vista parecía que estaban dejando la defensa de un lado, no obstante, aquello era lo que estaban buscando, pues de esa manera el otro quipo bajaría la guardia de tal manera que sería más sencillo robarles el balón durante la confusión.


Como lo predijo Ai, Reiji consiguió el balón y ejecuto su jugada más exitosa, donde se acercaba por la izquierda del campo dribleando por la derecha de su oponente. Al tener esto previsto, Ranmaru fue capaz de hacerle una finta, consiguiendo que Otoya robará el balón y corriera a toda velocidad hacia la portería contraria. Todo el equipo A, sin contar a Ranmaru y Ai, protegió la oportunidad de Otoya, logrando que este anotara un punto más para el equipo.


Aine, que observaba desde fuera con el entrenador se impresiono con aquella jugada, era algo que nunca habían intentado, y que saliera bien a la primera era algo asombroso. El capitán del equipo pensó que había sido bueno obligar a su hermano menor a unirse, de otra manera, el equipo A no tendría la oportunidad de ganar como la tenía en ese momento.


Estando un punto por debajo, el grupo A parecía estar encendiendo los motores, pues después de ejecutar aquella jugada, se llenaron de emoción y ganas de competir. Por supuesto que el equipo B trataría de defender y seguir por delante, por lo que Ai se mantuvo tranquilo, concentrándose en detener los ataques de Reiji, Syo y Tokiya.


El partido acabo en un empate. Lo que en un principio no dictaba el nivel de cada jugador, pues hubo quienes se destacaron bastante bien en sus posiciones y otros que dejaron que desear.


Aine y el entrenador les dieron tiempo para estirar los miembros, mientras ellos discutían la estrategia para el juego de la siguiente semana. Durante ese tiempo, Ranmaru y Ai se mantuvieron juntos, haciendo la rutina de estiramiento en silencio, escuchando únicamente la conversación de Otoya y Tokiya, que estaban cerca de ellos.


—La próxima vez, ganaremos. —El albino levanto una ceja al escuchar aquello, empatar no le parecía nada mal, en especial cuando el grupo A de esa ocasión era más defensivo que ofensivo, siempre el equipo B lo contrario, sin embargo, entendía que Ai quería mantener la promesa que habían hecho antes.


—Bueno, aún tenemos que ver la decisión final del capitán. —Exclamo terminando de estirar los músculos de los brazos, Ai le dio una mirada careciente de emoción antes de continuar con su propio estiramiento.


El grupo entero –de doce jugadores– se sentó en el pasto artificial al terminar, comenzando a hablar sobre las jugadas ejecutadas por cada jugador, y como se desenvolvió cada equipo. Ai recibió algunos elogios por parte de sus superiores, quienes estaban complacidos por la manera en que tomo riendas del grupo A y los dirigió al empate cuando parecía que perderían. 


Él que no estaba acostumbrado a aquello, escondió un poco el rostro por la vergüenza que sentía ante las palabras de los demás, pero, la mano caliente de Ranmaru en su espalda lo hizo levantar la mirada. Haciendo contacto con los ojos plateados del muchacho, le pareció escuchar la voz de este diciendo algo como: Pon la cabeza en alto, te lo has ganado. Ai quiso sonreírle en regreso, pero, el menor se dio cuenta de algo por lo que su expresión se congelo por un instante. El otro lo noto claramente, mas, el regreso de Aine y el entrenador lo mantuvieron callado.


—Bien, lo hemos decidido. —Anunció el capitán del equipo—. El nuevo portero oficial será… ¡Mikaze-kun! —Dijo manteniéndose serio, todos sabían que Ai y Aine eran hermanos por lo que se había hablado de que el primero conseguiría la posición solo por ello—. Kurusu-kun, marcador lateral. Ittoki-kun, volante mixto.


Aine siguió repasando las posiciones de cada miembro del equipo, dando nuevas a algunos de segundo año, los cuales no parecían bastante alegres de cambiar de lugar, pero, se mantuvieron callados mientras el capitán hablaba.


Ai, que solía escuchar atentamente a su hermano mayor, en ese momento no fue capaz de hacerlo, debido a que el brazo de Ranmaru sobre sus hombros lo distrajo completamente, haciéndolo incapaz de escuchar nada a su alrededor.


—¡Eso es todo por hoy! Recuerden venir mañana a la misma hora, tenemos que practicar esta nueva alineación. —Indico el entrenador manteniendo las manos en los bolsillos de su pantalón, varios miembros del equipo pensaban que le faltaba entusiasmo al hablar, aunque lo compensaba bastante bien con sus métodos de entrenamiento. Realmente, parecía un entrenador espartano.


Tan pronto como Hyuga salió de los vestidores, el grupo entero de jóvenes adultos empezó a hacer un pequeño escándalo, algunos alumnos de último año seguían felicitando a los menores por su nueva y merecida posición en el equipo, al mismo tiempo que le daban algunos consejos a aquellos que jugaban en su misma posición. Era bastante notorio como algunos de estos jugadores querían seguir con el equipo, sin embargo, todos sabían bien que estos alumnos debían concentrarse en su último semestre de universidad, por ello era que el equipo había sido dejado en manos de aquellos que estaban uno o dos años por detrás.


—¡Debemos celebrar esto! —Grito Reiji desde las duchas, él que tenía su posición asegurada hasta que se retirara del equipo, había pasado por alto las palabras del capitán, yendo a ducharse antes que los demás. Ante la exclamación del castaño, varios jugadores vitorearon estando de acuerdo, causándole un suspiro de resignación a Aine.


Luego de ducharse, Ranmaru caminando junto a Ai siguiendo al resto del equipo, quienes habían dicho –o más bien seguido la idea de Reiji– que había que celebrar la nueva alineación y darle una calurosa bienvenida a los nuevos titulares del equipo. Los miembros veteranos del equipo hablaban de cómo iba a evolucionar el equipo con la inclusión de los nuevos miembros y lo que estos podrían hacer en un futuro cuando tuvieran más experiencia. Ai escuchaba por encima aquella conversación, no estaba prestando demasiada atención a lo que sus oídos captaban sino que estaba más consciente de lo que sus ojos veían por la periferia. El muchacho estuvo un buen tiempo mirando a su superior por el rabillo del ojo, simplemente admirando el perfil del albino. Por lo general, Ranmaru parecía estar serio y tranquilo cuando no hablaba, una vez que lo hacía era como si tuviera molesto todo el tiempo –aunque no siempre era así–, sin embargo, en ese momento parecía estar feliz, podía decirlo porque la comisura visible de sus labios estaba ligeramente arqueada hacía arriba. 


—Vámonos. —Murmuro el albino cerca de su oído, de un momento a otro se habían separado cierta distancia del resto del equipo, Ai no lo había notado ya que estuvo mirando a Ranmaru y no al resto durante ese momento—. Se dé un lugar que te gustará.


Ai dudo por un momento en seguir a Ranmaru, ya que se suponía que estaban en una celebración por el equipo, lo más normal sería quedarse con todos y pasar el rato en conversaciones grupales. Si bien dudo en ello, termino siguiendo sin dilación al albino, acelerando un poco el paso para ponerse a su altura. El menor quería preguntar a donde iban, pues aquello de que se trataba de un lugar que le gustaría lo dejo con algo de intriga, no le venía a la mente ningún lugar que le gustará al que no hubieran ido ya, lo que dejaba fuera el parque y la feria.


—¿No es muy tarde para estar vagando por la calle? —Pregunto el menor después de un rato de estar caminando en silencio. De un momento a otro, había pensado que aquello solo había sido una excusa para alejarse del grupo, pues sabía bien que a Ranmaru no le gustaba estar con muchas personas.


—Si estuviéramos vagando, sí, pero, nosotros estamos yendo a un lugar. —Replico guardando sus manos en los bolsillos de sus jeans, Ai puso una mueca crítica en el rostro. Un lugar podían ser distintas cosas, no necesariamente de su gusto—. Además, ¿Preferirías estar con el molesto de Reiji y el tú hermano? —Tuvo que aceptar que tenía un buen punto ahí, Ai siempre evitaba quedarse a solas o estar más cerca de lo necesario de esos dos, pues solían molestarlo todo el rato.


—¿Entonces a dónde vamos? —Cuestiono mirando el perfil de Ranmaru, notando que sus labios se arquearon ligeramente hacia arriba, lo que parecía ser una señal de que estaba de buen humor. Ai estuvo por preguntar por segunda vez, pero, Ranmaru detuvo el paso haciendo que el otro por reflejo también lo hiciera, para luego mirar en la misma dirección que el mayor—. Ranmaru-senpai…


—Supe de Aine, que te gustan mucho los acuarios, así que conseguí que un amigo nos diera pases VIP. —Le dijo con una sonrisa que Ai no había visto antes, era distinta a la que vio durante el partido, pero, sin lugar a dudas era aun mejor que esa. Ranmaru observo la emoción en el rostro de Ai al ver los pases, lo que le provocó una tenue risa—. Anda, no te contengas.


El menor se acercó a paso apresurado al edificio, incapaz de contener la sonrisa sobre sus labios, era cierto que visito varios acuarios en su infancia acompañado de su madre, pero, nunca había ido al gran acuario de Tokio, y que Ranmaru lo llevará ahí justo después de convertirse en el guardameta del equipo solo hacía de esa visita mejor.


El albino se mantuvo por detrás de Ai, simplemente mirándolo ir de una piscina a otra observando los diferentes tipos de animales acuáticos que estaban ahí, lo cierto era que él no tenía el mínimo interés en la vida marina, pero, Ai que estaba estudiando biología marina debía estar maravillado con aquello, puede que un poco disgustado también, aunque no tocaría ese tema en esa ocasión.


—Ai, todavía queda una pequeña sorpresa. —Lo llamo a sus espaldas, el menor giro casi de inmediato con un brillo desconocido para él en los ojos, Ranmaru tuvo que llevarse una mano a la nuca para recordar que no podía simplemente quedarse callado solo por ver esa expresión en el rostro del menor—. ¿Te gustan los delfines no es cierto? —Cuestiono conociendo la respuesta, sencillamente solo quería reiterar lo que sabía. El peli-celeste sonrió mostrando los dientes antes de darle un energético asentimiento al mayor.


El albino simplemente se acercó lo suficiente a él para tomar su mano, encaminándolo a su lado hacia la última sorpresa que había conseguido. Ai, sintió una ligera tensión en su pecho ante ese contacto, no era la primera vez que pasa tiempo solo y tan cerca de Ranmaru, ni mucho menos el contacto físico más bochornoso que habían tenido, bastaba con recordar la primera practica que tuvieron juntos, sin embargo, ese día era completamente diferente.


Ranmaru, considero varias formas de decir lo que iban a hacer, pues simplemente llevarlo de un lado a otro –otra vez– no le parecía del todo correcto, por ello era completamente inconsciente de la mirada perdida de Ai, incluso estaba pasando olímpicamente del resto de visitantes del acuario, quienes les daban una mirada rápida al verlos pasar.


—Espero que disfrutes de esto, no todos los días consigo un tiempo con los delfines. —Le dijo el albino al otro con una sonrisa perezosa en los labios, mientras que sus ojos denotaban que estaba disfrutando de aquel momento. Ai pareció perder toda capacidad de hablar con tan solo “tiempo con los delfines”.


¿Acaso era posible?, ¿Quién era Ranmaru para conseguir aquello con tanta facilidad?, ¿En verdad no estaba soñando o imaginando cosas?, ¿Ese día sería perfecto? El peli-turquesa estaba en shock, casi por completo. Sus palabras apenas si salían de sus labios, haciendo que Ranmaru se riera al escuchar ese “gracias” lleno de trabas.


—Esto, ¿Cómo y porque? —Alcanzo a decir sin trabarse en sus palabras, Ranmaru simplemente lo miro unos segundos antes de hablar con uno de los encargados de aquello. Ai no presto demasiada atención a aquello, seguía pensando en porque Ranmaru llegaría tan lejos por él. Eran amigos, sí, pero… ¿Los amigos podían ir tan lejos por ellos? Él no lo sabía porque nunca antes había considerado a alguien un amigo, mucho menos alguien lo había considerado a él un amigo.


—Te has esforzado demasiado por el equipo, esto es como una recompensa por todo eso, además, Aine me dijo que habías estado esperando por una oportunidad como esta por mucho tiempo. —Explico el albino mientras avanzaban a un pequeño vestidor, pues para pasar el tiempo con los delfines tenían que ponerse un traje.


—Pero, ¿Esto no es demasiado? Debió costarte mucho, además… —Ai no tenía muy claro que decir en ese momento, pensaba que era demasiado para una simple recompensa por su esfuerzo, por otro lado, se encontraba bastante feliz de estar con Ranmaru en ese lugar.


En todos esos días que habían pasado juntos, poco a poco los sentimientos de Ai empezaron a tomar forma. Había empezado desde una pura admiración por el arduo trabajo que hacía el albino, por todo ese esfuerzo que ponía en mejorar y en hacer que el equipo fuera cada día mejor, después paso a trabajar una irregular amistad con él, pronto había encontrado que pasar el tiempo con el albino era mejor que estar en su casa, o con otros de sus nuevos amigos, pero, en el último par de días había tenido la mente muy espesa, llena de pensamientos e ideas cada una más loca que la anterior.


Por supuesto, desde un inicio supo de qué se trataba, pues no era la primera vez que experimentaba algo como eso, la diferencia en esa ocasión, recaía completamente en que sabía que las posibilidades eran completamente nulas, por lo que no quiso aceptarlo en un principio.


Ahora, viendo la sonrisa del albino, no le quedó otra opción más que aceptar lo que en verdad sentía.


—Eso no importa, puedo permitirme esto y más. —Replico dándole una ligera palmada en la espalda, haciendo que Ai perdiera el equilibrio por un segundo—. Aunque, eso no significa que haré algo como esto todo el tiempo. —Aclaro revolviéndose el cabello del menor junto a una burla en su risa—. Más vale que lo disfrutes, Ai.


—¡Muchas gracias, Ranmaru-senpai!


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Pasar aquella media hora con los delfines fue todo un espectáculo. Ai se la paso sonriendo mientras los animales marinos se aferraban a él, casi parecía que se sentían atraídos a su sonrisa y se acercaban para apreciarla mejor y por más tiempo, mientras que parecían huir del albino, siendo solo uno de estos el que se quedó a jugar con él. Claro que, el albino lo prefirió de aquella manera, él no era un fanático de los delfines ni de los animales marinos para ser sinceros, de manera que ver al menor tan feliz era lo que le importaba en el momento.


Ranmaru llego a pensar que Ai luciría triste o incluso decepcionado una vez que el tiempo se les acabara, justo como lo haría un niño pequeño al que tiene que alejar de un parte de diversiones, no obstante, el peli-celeste lucía más complacido que otra cosa.


El par duro en silencio un buen rato después de salir de ahí, ya con sus ropas e incluso una bufanda debido al frio, Ranmaru noto un ligero color en las mejillas del otro, pensando que debía tener algo de frio para que su rostro se pusiera así, por ello fue que le cedió su bufanda, la cual Ai termino aceptando a regañadientes, argumentando que era preferible que se enfermará él a que lo hiciera el albino, por supuesto que, Ranmaru uso la carta de ser mayor y más listo para hacerlo obedecer.


—Muchas gracias por este día, senpai. —Le dijo en un murmuro luego de cruzar una calle, Ranmaru lo miro por la periferia del ojo, percatándose de que Ai estaba mirando al suelo con una mirada embelesada—. Realmente, me divertí demasiado de principio a fin.


—Me alegra oír eso, Ai. —Le dijo poniendo una mano en su hombro, haciendo que ambos se detuvieran a la mitad de la acera. Al ser algo tarde y en invierno habían pocas personas en la calle, en aquel momento, solo estaban ellos ahí—. Si no lo hubieras disfrutado, no sé qué habría hecho. —Comento con una mueca juguetona a la vez de sorna, Ai pensó que estaba imaginando algo que podría haber hecho, mas, lo que le importaba era que esa expresión era sumamente rara en Ranmaru, solo lo había visto así en un par de ocasiones, y siempre había sido a razón de Aine y no de él.


—Es imposible que no disfrutará de ello —replico mirándolo a los ojos—. Yo… Nunca había disfrutado del futbol, solo lo hacía porque era bueno y mi familia quería que continuará con ello, al menos, hasta que me mude con mi madre y ella acepto que no era algo que me hiciera feliz, pero… Después de conocerte, de practicar tanto para alcanzar al equipo, me di cuenta que si es divertido, que me gusta jugar contigo y buscar la victoria. —El albino mantuvo sus ojos plateados sobre los turquesas del menor, escuchando con suma atención cada palabra que salía de la boca de Ai, era como si todos los otros sonidos que viajaba en el aire se hubieran apagado, él solo podía escuchar la voz de Ai—. Durante el partido me sentí muy feliz al ver que mi idea funciono, que todos confiaran en mi me hizo sentir parte del equipo.


—Tú eres parte del equipo, Ai, eres importante para nosotros. —Interrumpió para aclarar ese punto. Ranmaru, Reiji, Aine, Otoya y Syo no podían coincidir el equipo sin Ai, para ellos era como si el mencionado hubiera estado ahí todo el tiempo, se había mezclado tan bien en el equipo que todos lo aceptaban como un miembro importante, por dicha razón, no había habido ni un comentario de que recibió el puesto solo por ser el hermano menor del capitán.


La mirada que recibió de Ai era de completa felicidad, no se trataba de un derivado de dicha emoción, era la emoción como tal y por ende, la sonrisa en el rostro del menor era de lo más hermosa. El albino dejo de respirar por un momento, ver esa expresión tan pura en el rostro de Ai lo hizo sentir un ligero calor en el pecho, uno que no recordaba haber sentido nunca.


—La visita al acuario, me hizo muy feliz. —Agrego el menor acortando un poco la distancia en ellos, aunque no fue consciente de que se movió—. Creo que es obvio ahora, pero, en verdad me gustan los animales y encuentro a los marinos especialmente interesantes aunque a mí me da miedo el mar así que no podría convivir con ellos como mis compañeros, por ello visitar los acuarios es muy especial para mí.


No habían muchas ocasiones en que Ranmaru se quedará sin palabras, y la mayoría era debido a que no tenía nada que decir, no que no supiera que responder. Mayormente, eso se daba cuando escuchaba las explicaciones de su padre. En ese momento, se sentía perplejo ante la situación debido a que nunca nadie se había dado la molestia de agradecerle de ese modo, no había que ser un genio para saber que Ai estaba hablando desde su corazón, era bastante obvio si prestaba atención al brillo en sus ojos. El problema estaba en que Ranmaru estaba habituado a que las personas esperaran amabilidad y detalles por parte de él, por ello que Ai luciera como si le hubieran dado el mejor regalo de su vida, lo tenía sin palabras en la boca.


Ranmaru estuvo a punto de decirle algo, sin embargo, tan pronto como sus labios se separaron para dejar salir sus palabras, se escuchó una tercera voz.


—Anda, si tienes un nuevo novio. —El oji-plateado rápidamente envió su mirada al dueño de aquella voz quien estaba acompañado por un segundo. Ranmaru no reconoció a ninguno de los dos, sin embargo, dándole una mirada rápida a Ai, supo que este si los conocía—. Debo admitir que tienes buen gusto, Ai-chan.


—No es un buen momento para tus bromas, Takuya. —Le dijo el menor mostrando una seriedad apagada similar a la que mostraba cuando el albino lo conoció. Ranmaru se limitó a escuchar, actuar sin conocer todo no le era conveniente.


—Oh, el pequeño Ai-chan parece haber ganado algo de confianza. —Comento el otro con una sorna nada disimilada en su voz, haciendo que el albino frunciera los labios en un intento de contener sus pensamientos—. Takuya, ¿No crees que el pequeño necesita una lección?


—Tatsuya, tenemos un invitado aquí. —Replico el primero dándole una mirada inquisitiva a Ranmaru, quien no podía mantenerse más al margen de todo eso.


—Es suficiente ustedes dos, Ranmaru-senpai no tiene nada que ver en esto. —Exclamo Ai dando dos pasos por delante, el mencionado fijo sus ojos en el cabello de este, tratando de descifrar lo que estaba pensando en ese momento.


—¿”Ranmaru-senpai”? —Repitieron al unísono sonando en primera instancia sorprendidos, para luego mirar por encima Ai con lo que simulaba ser un brillo amenazante en sus ojos. Takuya se acercó lentamente a Ai, tronando los huesos de sus dedos de un solo movimiento, no obstante, antes de que estuviera a una mínima distancia de Ai, fue detenido por Ranmaru, quien pareció moverse en un flash. El albino coloco una mano sobre el hombro de este, antes de murmurarle al oído.


—No me interesa quien seas o que problema creas que tienes con Ai, pero, hoy es el peor día que pudiste elegir para molestarme. —No solo su mirada indicaba una hostilidad sin límites, su propia voz irradiaba lo furioso que se encontraba en ese momento. Aquellas dos cosas combinadas lograron hacer que Takuya lo pensará un poco.


El problema recayó en que Tatsuya no era consciente de la agresividad del albino, mucho menos de los pensamientos vacilantes de su hermano, por lo que sin pensar en nada, se abalanzo sobre Ranmaru, alejándolo de un puñetazo del otro. El albino escucho como Ai exclamaba su nombre, aunque poco le importo en el momento, debido a que el ligero sabor a sangre su boca lo distrajo.


Ai atestiguo –sin quererlo– una pelea sin sentido alguno para él, desde luego que intento pararlos en más de una ocasión, pero, en cada una de esas fue apartado por Ranmaru, quien le dijo que no hiciera nada estúpido, ¡Si era él quien estaba actuando como un idiota!


Llego un momento en que Ai se hartó de ver como Ranmaru recibía los golpes de los gemelos, apretó los puños llegando a dejarse los nudillos blancos, y se decidió a hacer algo. El menor se movió con agilidad, evitando uno de los puños de Tatsuya. Tomo la mano de Ranmaru y lo obligo a correr a su lado. En ese momento, agradeció las tardes en que se las pasaron corriendo de un lado a otro, ya que su velocidad había incrementado lo suficiente para dejar atrás a los gemelos.


En un momento dado, Ai empujo a Ranmaru a un arbusto haciéndolo caer entre las hojas, de modo que estaba medio oculto, luego corrió hasta un policía cercano y le dijo que un par de maleantes lo estaban persiguiendo. El oficial no dudo ni un momento de las palabras del chico y se encamino a hacer su deber.  El peli-turquesa regreso con Ranmaru quien lo miro desde el suelo con fastidio, aunque Ai no tenía tiempo de sentirse intimidado por la mirada de Ranmaru, sencillamente lo ayudo a levantarse y se quitó la bufanda que le había prestado antes, usándola para limpiarle la sangre del rostro.


—No tenías por qué haber hecho eso. —Le dijo aplicando una leve presión en la tela para limpiarle la sangre desde la herida. Ranmaru simplemente miro la tela mancharse con su sangre, el contrario podría jurar que había algo de culpa en sus ojos, pero, siendo sincero dudaba que fuera debido a meterse en aquella pelea.


—No tenían derecho a arruinar un buen día, mucho menos burlarse de ti por algo tan trivial. —Replico con una tranquilidad sorprendente, si bien parecía estar tranquilo Ai pensó que más bien se escuchaba vació.


—Deberíamos tratar correctamente tus heridas. —Comento el menor mirando hacia el suelo, Ai no podía más que sentirse mal por arrastrar a Ranmaru hasta sus problemas.


—Vamos a mi casa, Camus está fuera con su novia.


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Ai limpio con agua oxigenada las heridas de Ranmaru, aplico pomada en los moretones que le quedaron en el torso, y se aseguró de vendar apropiadamente cada herida que lo necesitara, todo ello en silencio. El menor tenía la mente relajada, no estaba pensando en nada innecesario mientras hacia lo suyo, al contrario de Ranmaru, quien parecía tener demasiadas cosas en su cabeza, razón por la cual no había dicho nada desde que se libraron de los gemelos.


—Parece que al fin se invirtieron las tomas, ¿No? —Aquel comentario por parte del albino lo tomo por sorpresa, Ai, que había evitado pensar en nada que no lo ayudará en su momento, recordó el primer día que paso con Ranmaru, cuando este trato las heridas que los gemelos le habían hecho la noche anterior—. Creo que te debo una disculpa. —Ai miro vacilante el rostro de Ranmaru, no se sentía capaz de decir lo que en verdad estaba en su mente, pero, peor sería no prestarle la debida atención al albino.


—¿Disculpa? —Más que extrañado, se sentía atontado. Ai no veía razón alguna para que Ranmaru se disculpará con él, en todo caso debía ser el propio Ai quien pidiera perdón. El menor hizo un gesto de negación, aunque antes de que pudiera hablar el otro empezó a hacer.


—No tendría que haber iniciado una pelea con esos idiotas, solo conseguí arruinar tu día. —Ai quedo expectante ante aquello, era cierto que aquello fue algo estúpido aunque lo había hecho para defenderlo del par de idiotas—. Solo quiero saber algo…


—Entiendo. —Interrumpió alejándose de él, Ranmaru desvió sus ojos a la bufanda manchada de sangre que estaba recargada en una silla—. Hace bastante tiempo, a pesar de mi infortunio para hacer amigos, me las arregle para tener un pequeño grupo con quienes salía, entre ellos la única persona a la que en verdad había llamado “mejor amigo”, eso fue mientras vivía con mi madre claro. —Empezó a explicarle mientras mantenía la mirada en el suelo de madera—. El caso es que… Luego de un tiempo surgió el rumor de que estábamos saliendo, claro que era solo un rumor y nuestro grupo lo sabía muy bien, o eso era lo que pensábamos.


Ranmaru escucho por encima la historia de Ai, estaba analizando lo que escuchaba con un retraso de dos segundos, sin embargo, su mente también estaba vagando por sus propios recuerdos, los que parecían perseguirlo siempre por esas fechas. Todo lo que el albino entendió de la historia de Ai, lo hizo enfurecer aun más si es que era posible. No podía creer que hubieran personas tan tontas en el mundo, no lo creía bastante bien, lo que no podía aceptar era que lastimaran a diestra y siniestra a personas tan inocentes como Ai.


Una vez que el menor termino de decirle aquello, agrego una disculpa por usar la bufanda de color claro para limpiarle la sangre, a lo que Ranmaru simplemente le restó importancia con un gesto de muñeca. El par duro en silencio lo que se sintió como una eternidad, aunque no habían sido más de un par de minutos. Finalmente, Ranmaru enfoco sus ojos en los de Ai aunque su mirada seguía pareciendo completamente vacía.


—El único problema con su anécdota, es que no me estás diciendo todo. —Le dijo con la mirada pérdida, a los ojos de Ai, era como si Ranmaru estuviera viendo a través de él. El menor trago saliva sin decir nada después, era cierto que no le dijo la historia completa, pero, en verdad pensaba que no era necesario decir nada más que aquello—. Te enamoraste de tu amigo, ¿No es cierto? Esos imbéciles lo supieron y por eso te molestan. —Afirmo recargando la espalda en la pared, Ai simplemente mantuvo su mirada lejos del rostro de Ranmaru, sabía desde un principio que para Ranmaru sería bastante obvio, y aun así lo había dicho—. También es por eso que me llamaron “tu nuevo novio”.


—Lo siento. —Dijo con debilidad, Ai sentía que sus ojos se volvían pesados, incluso tuvo la sensación de empezaron a cristalizarse. Llorar no era una opción en ese momento, no podía permitirse verse tan débil ante Ranmaru. El albino cerró los ojos antes de decir:


—No veo porque tienes que disculparte por otras personas. —El que conocía a una buena cantidad de personas, nunca había visto que ninguna se disculpará con tanto afán por las acciones de otras, tampoco pensaba que fuera necesario a hacerlo, al fin y al cabo, nunca podías saber si sentían o no, por eso veía aquello casi como una mentira.


—No debería involucrarte en mis problemas. —Ignoro el comentario del otro, al menos por el momento. Ai comprendía el pensamiento de Ranmaru, lo había llegado a conocer en esas semanas y sabía más o menos como pensaba el albino, no obstante, no encontraba otra cosa que decirle más que una disculpa por todo aquello.


—Lo hice yo mismo. —Replico el albino frunciendo ligeramente las cejas, él no quería ni necesitaba una disculpa, en ese momento, lo que menos necesitaban era que Ai tuviera sentimientos de remordimiento.


—No voy a molestarte más. —No estuvo seguro de que quiso decir con aquello, ¿Molestarlo? Nunca lo había hecho, ni siquiera cuando tuvo que entrenarlo por separado, incluso en aquellos días se había divertido bastante con los comentarios inteligentes de Ai.


—No lo estás haciendo. —Le dijo buscando su mirada, pero, Ai seguía mirando a cualquier otro lado menos a él, como si tuviera miedo de cruzar con su mirada. El albino se estaba impacientando, que lo ignoraran de esa forma era algo que odiaba de toda la vida.


—¡No seas condescendiente conmigo! —Grito Ai levantándose de un salto, por primera vez desde que termino de contarle aquello, lo miro a los ojos y Ranmaru contuvo sus palabras al ver que sus ojos estaban llenos de lágrimas contenidas.


—Creo que sabes muy bien que nunca trato a los demás como esperan que lo haga, sino como lo merecen. —Se aseguró de no sonar exaltado ni molesto, el albino estaba intentando entender los sentimientos de Ai, por lo que estaba pasando un mal momento al momento de elegir sus palabras.


—¿Por qué no me dices que me aleje de ti? —Pregunto el menor entrecerrando los ojos, dejando escapar un par de lágrimas de cada uno. Ranmaru, instintivamente quiso acercarse a secarlas, mas, termino conteniendo aquello quedándose sentado en el mismo lugar de antes, mirando al menor desde abajo.


—No veo porque tendría que hacerlo. —Replico levantándose, manteniendo la espalda pegada a la pared. Ai cerró los puños al mismo tiempo que los ojos—. Tu eres mi amigo y un preciado pupilo, tu orientación sexual no es algo que me interese, no debería ser importante para nadie. —Aclaro llevándose una mano a la cadera, él no conocía muchas personas que aceptaran abiertamente –aunque fuera a una sola persona– que eran homosexuales, claro que, posiblemente conocía a alguien más que lo fuera aunque no lo hubiera dicho aun, sin embargo, sabía muy bien que eso no le interesaba en lo más mínimo para trabar amistad con nadie.


—¡Porque te quiero! —Exclamo el menor abriendo los ojos, mirando fijamente los ojos plateados de Ranmaru, los cuales no parecieron sorprendidos por aquello—. Será molesto para ti tenerme cerca todo el tiempo, y doloroso para mi saber que no pasará nada.


—Ai.


—Tengo que irme.


—Oye.


—Adiós, senpai.


Ranmaru no fue capaz de detener al menor, no porque no pudiera alcanzarlo o no tuviera la fuerza para hacerlo, la realidad era todo lo contrario no solo era más fuerte sino también más rápido, pero, él entendía bastante bien que Ai debía pensar las cosas por sí mismo así como comprendía que no haría nada estúpido, o eso esperaba.


El albino tomo la bufanda ensangrentada en sus manos, dedicándole una última mirada antes de tirarla a la basura.


—Lo siento, Elen, no cuide tu último regalo.


.~


—Oye, Ai, no es bueno que te encierres. —Repitió su hermano mayor después de tocar la puerta por quinta vez en el día. Era domingo y descansaban del club, razón por la cual Ai no había querido salir de su habitación ni siquiera para desayunar—. ¿Vas a decirme que paso? ¿O tendré que ir con Ranmaru? — Aine sabía perfectamente bien que cualquier cosa que hubiera pasado, involucraba al albino, pues su hermanito se había vuelto muy apegado al mencionado, de forma que, para que algo le afectará a esa escala, si o si tenía que involucrarlo.


—¿Por qué irías con Ranmaru-senpai? —Pregunto el menor entre abriendo la puerta, Aine aprovecho aquello y entro de golpe en la habitación, sorprendiéndose poco de lo desordenada que estaba—. ¿Y bien, hermano?


—Porque anoche te fuiste con él por otro lado, no hay que ser un genio para saber que algo ocurrió entre la ida a la celebración y cuando llegaste a casa con lágrimas en los ojos. — La mayor parte del tiempo, Aine no le prestaba atención al menor, por eso Ai odiaba que los momentos en que estaba pendiente de él, eran justamente cuando menos quería que lo notaran—. Ahora, ¿Qué fue lo que paso?


Ai no habría querido decirle nada, explicar todo otra vez era un fastidio tremendo, y ahora la historia era algo más larga porque también tendría que explicar su pequeña discusión con Ranmaru, la cual para ser sincero no era nada que no pudiera arreglar disculpándose, a excepción de un pequeño detalle.


Aine suspiro una vez que Ai termino de contarle lo sucedido, pensó que todo eso fue estúpido, que era algo que con facilidad se hubiera evitado si el menor escuchará lo que los demás dicen con más atención, aunque no podía culparlo del todo por ser como era, después de todo, estaba acostumbrado a que le mintieran.


—Ranmaru no quiere disculpas innecesarias, tú debes de saber que no había ninguna razón para que le pidieras perdón, él mismo inicio aquello. —Lo sabía muy bien, aun así se sentía peor la idea decir: “gracias por defenderme de esos patanes”, en especial porque el mismo Ai debería ser capaz de hacerles frente por su cuenta, sin depender de nadie más.


—Aun así…


—Pero, me sorprende que no se enfadará por la bufanda. —El comentario de Aine, si bien lo interrumpió, le recordó la mirada que puso el albino sobre la prenda al verla mancharse de sangre.


—¿Esa bufanda es especial? —Pregunto el menor sin disfrazar su interés, ahora Aine sabía de lo que sentía, lo había tomado bastante bien, puede que demasiado bien.


—Se la dio su prometida, Elen. —Respondió mirando por la periferia del ojo la reacción de Ai, este pareció congelarse por un momento, intentando recordar si Ranmaru la había mencionado en algún momento—. No es de extrañar que no te dijera. Ella murió el diciembre pasado, justamente el diez.


—Ayer fue diez… —Murmuro Ai sintiéndose peor de lo que ya hacía.


—Por lo que sé, ella sufría de un cáncer en los huesos, y en sus últimos días tejió la bufanda para Ranmaru, algo así como un último regalo. —Termino de explicarle al poner una mano sobre su cabello—. Si Ranmaru te dejo usarla, y no dijo nada sobre usarla como un paño para la sangre, es porque ya no le tiene apego al recuerdo. —Ai supo de inmediato que era un tipo de consolación para él, porque la mirada vacía de Ranmaru al ver la prenda manchada de su propia sangre le había dicho lo contrario.


Ai se quitó su hermano de encima, más que estar deprimido por la vida, quería hacer algo para arreglar un poco lo que había ocasionado, para lo cual quería tener algo de privacidad. Aine lo entendió sin ni una sola palabra, y se apresuró a salir de la habitación del menor, deteniéndose un instante en la puerta para decir:


—Elen, ella se parecía a nosotros, mismo color de ojos y cabello, aunque no era tan linda como tú, Ai.


Aine tuvo una pequeña idea de que era lo que planeaba hacer su hermano menor, por ello le dio el tiempo y la privacidad que necesitaba, indicándole a su padre que el menor estaba bien, que solo necesitaba algo de tiempo para realizar unos proyectos personales que tenía por ahí.


Los siguientes días, se las arregló para mantener el equipo en tranquilidad, pasando a Ai al equipo C, junto a Reiji y Kira. También, hablo con Ranmaru para que este le diera el espacio suficiente al menor, de paso disculpándose por ensuciar el recuerdo de Elen, aunque el albino respondió a aquello que no importaba, que él lo había permitido así que era culpa de sí mismo y no de nadie más.


.~


Las vacaciones de invierno llegaron un poco antes para los alumnos de la universidad de Meshin, quienes habían adelantado los cursos alrededor de dos semanas, por ello fueron capaces de salir antes de los días veinte.


Aine se encontraba en la estancia de su casa, mirando a su hermano menor terminar una bufanda de un color guinda, con pequeños detalles en índigo, esa combinación le parecía bastante extraña, no obstante, se veía bastante bien. Ai había estado en silencio esos últimos días, meditando sobre cierta invitación que había recibido para el siguiente año.


—Sabes, no tienes ningún compromiso con nadie aquí, puedes ir libremente. —Comente Aine cambiando el canal de la televisión, no le interesan demasiado los programas de variedades, ni que decir de los dramas japoneses—. Ahora, si me dices que quieres quedarte no te detendré, pero, tu sabes mejor que yo que es una excelente oportunidad como para dejarla ir por nada. —La verdad era que Aine no quería que lo separan de su hermano otra vez, mucho menos ahora que el torneo de primavera daría inicio oficialmente, mas, como él mismo había dicho, era una oportunidad de oro para Ai, desperdiciarla por un deporte al que no se dedicaría de forma profesional sería algo verdaderamente estúpido.


—La idea de irme solo a Australia no me hace demasiado feliz. —Replico el menor dándole una mirada rápida al televisor, que estaba emitiendo un capítulo del a famosa serie americana “American Horror Story”, Ai nunca le había prestado atención a la televisión americana, aunque admitía que en algunas series se lo curraban bastante.


—Tómalo como parte de la aventura, sin mencionar que, de esa forma quizás termines de despejar tu mente. —El menor miro detenidamente a su hermano, ellos no hablaban de cosas profundas más bien no hablaban de casi nada entre ellos, por lo que escuchar aquello de su parte solo le aseguraba que seguía estando preocupado por él.


Desde aquel incidente, Ai no había hablado apropiadamente con Ranmaru, ni siquiera para disculparse como habría querido en un principio, incluso llego un momento en que empezó a evitarlo, solo pasando tiempo con él en compañía de otros miembros del club.


—Quizás, por esta ocasión tienes razón. —Murmuro Ai dejando de lado la bufanda, la cual solo necesitaba cerrarse y agregarle la barbilla.


—Yo siempre tengo razón. —Replico Aine alzando un poco la voz, lo que le gano un comentario de su padre en la cocina, diciéndole que no gritara.


—Como dije, quizás tienes razón.


 


Más tarde, ese mismo día:


 


Ranmaru estaba terminando de arreglar su maleta para irse, pasar la navidad con su familia era lo menos que podía hacer al vivir al margen de ellos, lo cierto era que solo mantenía una buena relación con su padre, su madre y su hermana le daban casi igual, sin embargo, no ir por navidad significaba ir para año nuevo, lo cual era completamente peor, pues en año nuevo ya no solo era una celebración entre los Kurosaki, sino que invitaban a muchas otras personas a una gran fiesta, y el albino prefería evitar esas cosas mientras aun podía.


—Dejaron esto para ti. —Camus le dio un pequeño paquete envuelto en papel verde, con un moño celeste decorándolo, al no ver una tarjeta dudo un momento en si no era un regalo de parte de Camus, este último pareció leer el pensamiento de Ranmaru, por lo que dijo: —Un chico de cabello turquesa vino a dejarlo, me dijo que no lo abrieras hasta navidad.


—Gracias, Camus. —Ranmaru lo acepto y lo guardo rápidamente en su maleta.


El albino no pensó ni por un momento que era un regalo de parte de Aine, porque había quedado con él para el veintisiete de diciembre. Aine había planeado una fiesta con todos los miembros del equipo, por lo que harían un santa secreto y ahí mismo se darían los regalos, ya fueran por el intercambio o porque quisieran tener un detalle. Por ello, supo de inmediato que era un regalo de parte de Ai.


Ranmaru lo habría abierto de inmediato de no ser por aquella indicación, al oírla actúo como si recibir ese regalo le fuera algo inútil, pero, la verdad era que se sentía agradecido por recibirlo, de hecho, quería enviarle un mensaje a Ai para hablar correctamente con él.


El albino respeto todo ese tiempo el que Ai no quisiera hablar con él, le dio todo el espacio que este parecía necesitar, pero, ¿Qué había de él?, Ranmaru también necesitaba aclarar las cosas, y dejar pasar tanto tiempo solo lo estaba molestando.


—¿Estarás bien sin mí? —Cuestión el albino en un tono socarrón, tenía una extraña amistad con el rubio, de manera que siempre estaban molestándose el uno al otro.


—Estaré complacido de que no regreses nunca. —Aunque sonaba terriblemente serio, Ranmaru sabía que no hablaba en serio al decir aquello. El albino simplemente dijo estar de acuerdo con ello, antes de retirarse con su maleta.


.~


La fiesta navideña en familia no fue tan mala como el año pasado, al menos en esa ocasión su hermana no le lleno el jabón para cabello con tinte negro, alegando que debía usar su cabello con su color natural. También, no hubo muchos comentarios de su madre sobre su vida personal, lo que era un completo alivio para él.


El año pasado, lo habían tratado con condescendía debido a la muerte de Elen, incluso los meses siguientes evitaron hacer comentarios sobre ella, cortando casi por completo la relación con la familia de su fallecida prometida. Por supuesto que, todo aquello lo molesto bastante, Ranmaru odiaba que tuvieran lastima por él, no importaba la razón que fuera, prefería no hablar con nadie si iban a tratarlo de esa manera.


Ahora, Ranmaru había esperado que su madre le comentará sobre otras muchachas a las que podía conocer, y al no hacerlo pensó que era obra de su padre, quien sabía lo mucho que él había querido a Elen.


—Realmente, no es una navidad muy alegre. —Murmuro el albino para sí mismo en el balcón de su habitación, hacia bastante frio esa noche de invierno, pero, él solo llevaba el traje que uso en la cena, sin cubrirse con una chaqueta aparte o una bufanda. Ranmaru, miro al cielo por un instante, fijando su mirada mayormente en la luna blanca que brillaba aun más hermosa esa noche, hasta que un destello fugaz lo distrajo—. ¿Nagareboshi*?


Ranmaru no recordaba haber visto ninguna estrella fugaz antes, aunque su memoria no era demasiado buena si hablaba de los recuerdos de su infancia, sin embargo, lo importante no era ello, sino que, poco después de ver la estrella, recordó que no había abierto el regalo de Ai todavía.


El albino regreso a su habitación, buscando el regalo en la maleta, el moño se había aplastado un poco por el peso de las otras cosas que habían quedado por encima, aunque poco le interesaba un tonto moño.


Ranmaru abrió la caja encontrándose con una carta en papel azul, arriba de un algo esponjado.


 


››Para Ranmaru.


Lamento mucho no haber pasado más tiempo contigo, haberte evitado fue tan doloroso como lo había imagino, quizás incluso más, aun así… Realmente creo que fue lo mejor, ahora mismo tengo mis pensamientos ligeramente más claros. Antes te dije que te quería, aunque lo dije estando exaltado, irritado e incluso asustado, ahora mismo puedo confirmarte que es cierto. Antes que nada, llegue a admirarte, luego quise ser como tú y al final me enamore de ti, incluso antes del acuario ya había pensado que me gustabas bastante, pero, durante esa visita, cuando te peleaste con Takuya y Tetsuya, me di cuenta que lo que sentía era más profundo. Por supuesto que, estuvo claro para mí en todo momento que era tonto sentirme así, que no ibas a corresponderme de ninguna manera. Por ello puedo decirte que escribir todo esto es muy vergonzoso, y no quiero imaginar el rostro que debes tener al leerlo.


Pero, si te escribo esta carta no es solo para decirte lo que siento, sino para disculparme por arruinar el último recuerdo de tu prometida, que en paz descanse. De haberlo sabido, no lo habría hecho, te habría tirado con agua helada antes que usar la bufanda. Por eso te hice este regalo. No es un remplazo de su recuerdo, mucho menos creo que lo llegues a atesorar tanto como el de Elen, pero, te pido que lo uses si pasas frio, y que solo lo uses hasta que te enamores de alguien más.


Yo… Estoy yendo a un intercambio en Australia, me iré antes de navidad… De hecho, ya esteré allá para cuando leas esto, así que, no intentes contactarme, ya le pedí a mi hermano que no te diga mi número de contacto bajo ninguna circunstancia. Senpai, quiero que seas feliz, no importa con quien, solo quiero que pongas esas sonrisas tan inusuales en tu rostro, aun si no son para mí.


Y por favor, olvida todo sobre mí. No creo, ni espero que nos volvamos a ver, así que es mejor que olvidemos todo sobre el otro.


Ai. 


Ranmaru dejo el manuscrito en el enredón de su cama, y saco el regalo de la caja, encontrándose con una bufanda de un guinda vino, su color favorito, la cual estaba adornada con pequeños detalles en forma de trébol de un color índigo, el color favorito de Ai.


—Pequeño idiota. —Murmuro sosteniendo la bufanda en sus manos como si se tratará de un objeto de cristal—. Espero que no creas que no voy a perseguirte. —Agrego colocándose la prenda alrededor del cuello antes de volver a salir a mirar la luna.

Notas finales:

Hace tanto que no escribo nada para este lugar que me siento mal, por ello decidí compartir este OS que escribí como especial de invierno para wattpad (@fershu-senpai), espero que les haya gustado, y que me digan si quisieran saber como continua esta historia. 

¡Muchas gracias por leer! 


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