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YOI's Family por Nira Tao

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Notas del fanfic:

Hola... ok este será el primer one shot que escriba que no sea shizaya... me siento rara honestamente, pero espero les guste. 

Esto me dio de golpe a la cara... literal, espero les guste lo que mi alocada, dramatica y super azucarada inspiración me dió 

 

ACLARACIÓN. LAS ACTUALIZACIONES VARÍAN EN CUANTO A TIEMPO{ osea, cuando me llege la inspiración TuT gomen}

Notas del capitulo:

ok... sin nada más que decir en el primer one shot, espero les guste.

Ya saben criticas, amenazas de muerte, buenos comentarios, cualquier cosa son bien recibidos xD

Una hermosa tarde de abril se podía ver ese día en Tokio. El clima era agradable, las flores de cerezo pronto iban a estar en su punto máximo para que amigos, familias y parejas fueran a verlas y hacer una pequeña fiesta en los parques o en los patios de sus casas, en caso de contar con un gran espacio o mínimo un árbol de cerezos.

Las calles ya se podían apreciar los hermosos tonos rosados, verdes y varios otros colores brillantes que hacían que la mayoría de los habitantes estuviera de un ánimo excelente. Pero como se dijo, en su mayoría, ya que algunos no tenían este hermoso sentimiento de felicidad invadiéndolos. Y este era el caso de un joven japonés de veinticinco años, de cabellos negros cual carbón y hermosos ojos cafés, estos ocultos detrás de sus inseparables anteojos de marco azul. Su nombre Yuuri Nikiforov.

Este joven estaba pasando un mal rato, por no decir estresante. Sentía la frustración invadirle y estaba incluso a punto de llamar a su madre que se encontraba de Hasetsu para pedirle consejos. No necesariamente por cómo preparar algún platillo en específico, su madre le había dado un recetario escrito por ella antes de que se mudara con su esposo. Atractivo y candente esposo, por no decir, Viktor Nikiforov. Pero el punto no era ese, Yuuri confiaba en sus dotes culinarios al ser amante de la comida le ayudaba, no solo porque adoraba comer... Se contenía, para su desgracia, dado que tendía a engordar con facilidad. Pero nos desviamos de la historia de nuevo.

Su dolor de cabeza no era preparar algún platillo, el causante de su estrés no se trataba de nada más ni menos que de un pequeño infante de apenas seis meses. Un pequeño niño de cabello rubio y ojos verdes, de piel clara y de origen ruso.

-Yuri, vamos deja de moverte...-Yuuri intentaba por decima vez ponerle un mameluco de color blanco, este tenía una capucha con orejas de gatito y una pequeña cola en la parte baja de la espalda, un regalo de su mejor amigo Phichit- Vamos, tenemos que apurarnos, pronto será la fiesta y todos quieren verte...- El pequeño vio con una gran sonrisa al moreno y siguió moviéndose hasta que se quedó quieto. Yuuri pensó que por fin podría vestirlo, cuando sintió aquel peculiar aroma-... Yuri...- El bebé se rió por su "travesura". Con un suspiro Yuuri tendría que volver a cambiar el pañal del rubio bebé.

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El pequeño Yuri Nikiforov, había sido hijo de un amigo de la infancia de Viktor, pero los padres del pequeño habían muerto en un accidente de tráfico cuando este apenas había cumplido un mes de nacido. Esa noche estaban de regreso de una reunión de viejos compañeros del patinaje artístico y por fin se dirigían a casa para descansar, pero lamentablemente eso nunca ocurrió.

No se había podido contactar con familiares de la pareja, dado que los abuelos ya no se encontraban en el mundo terrenal y ninguno tenía hermanos. Por lo que en el testamento del padre de Yuri había estipulado que en caso de pasarles algo se quedaría su hijo en manos de su padrino Viktor Nikiforov.

Esa misma noche del accidente llamaron al mencionado que vivía en Japón, era algo temprano y se dirigía a la academia de patinaje donde era entrenador nivel sinior. Viktor tomó la llamada y grande fue su sorpresa de la muerte de su amigo, y más que era mencionado en el testamento. Deprimido y angustiado le informó a su esposo de su repentina partido tomando el primer avión a Rusia. Al llegar fue directamente con el abogado que lo esperaba, le mencionó que el hijo de la pareja sobrevivió y que ahora se encontraba en el hospital con heridas menores, pero que había quedado huérfano. Viktor estaba por ofrecerse de padre adoptivo, dado que conoció al pequeño por medio de video llamadas y fotografías que le mandaba, pero antes de poder decir algo el abogado le leyó el testamento donde él ahora tendría la patria potestad del menor.

Cuando Viktor salió de la oficina llamó a Yuuri contándole todo lo acontecido. Él por el momento se encontraba en un periodo de descanso, ya que la temporada de las nacionales empezaría dentro de dos meses y apenas empezaría a hacer su programa con Viktor. Yuuri  no pudo contener las lágrimas y sin pensarlo tomó el primer avión para encontrarse con su esposo.

Al llegar fueron escoltados al hospital donde tenían al bebé, Yuuri se atrevió a buscarlo hasta su habitación mientras Viktor conversaba con el médico de cabecera, el pediatra y el abogado, la enfermera que estaba a cargo lo escoltó hasta la habitación. Ya ella sabía de quien se trataba, todos estaban enterados de la trágica historia del pequeño y todos rezaban porque todo saliera bien.

Cuando Yuuri entró a la habitación donde tenían al bebé en una pequeña cuna con varias vendas y cables pegados a su cuerpo le partió el corazón. Yuri fue el único sobreviviente del accidente que implicaba el pequeño auto familiar y un camión de carga que fue a caer en una ladera dejando tanto al conductor como el copiloto del veículo sin vida.

Yuuri apenas notaba a la enfermera para revisar al pequeño, su vista no se separaba del pequeño cuerpo que era cubierto por suaves ropas azules y mantas del mismo color. Con nerviosismo pidió verlo, la enfermera con una sonrisa le indicó que se acercara del lado contrario al que ella estaba revisando al infante. Con cuidado Yuuri acercó su mano con intenciones de tocarlo, pero tenía miedo de lastimarlo, así que con nervios apenas rozó un dedo contra una de sus manitas, este lo sujetó al instante. Yuuri podía sentir aquel fuerte agarre, como una muda suplica, de que no lo abandonaran. El pequeño abrió sus ojos al sentir el calor de alguien muy diferente, el tacto era cálido, no como las frías manos de las enfermeras o médicos. Sus ojos se encontraron, viéndose fijamente. Yuuri le preguntó a la enfermera el estado del bebé sin apartar la mirada.

-No se preocupe, sus heridas son menores- La enfermera empezaba a retirar algunos cables- El tratamiento intervennos ha concluido, ahora será llevado a otra habitación.

La enfermera al quitar la intervennos con sumo cuidado el bebé soltó a llorar. Yuuri en ese momento sintió que su corazón vio un vuelco, llenándose de toda clase de sentimientos. Angustia, temor, serenidad, ansiedad, amor. Sus manos le picaban y sentía que lloraría en algún momento. A veces odiaba ser demasiado sentimental, pero era un encuentro de emociones que ni el mismo podía comprender. Apenas la enfermera terminó, cargó al bebé y se lo entregó al Yuuri, quien algo torpe lo sostuvo entre sus brazos y contra su pecho.

-Su nombre es Yuri, creo que le vendría bien algo de amor y mimos de parte de su nueva familia. Ya vuelvo con la formula, espere aquí- La enfermera salió dejando al japonés solo con un infante llorando.

-Yuri...- Dijo con una voz suave. Al instante el bebé bajó la intensidad de su llanto.- Yuri... Hola, soy tu nuevo papá...

Yuuri de nuevo puso su dedo cerca de las pequeñas manos del rubio, sintiendo su cálida, delicada y suave piel, y este lo sostuvo, aun hipaba pero había parado su llanto, se sentía seguro. El palpitar de un tranquilo corazón y ese cálido abrazo en el que era envuelto lo tranquilizó. Yuuri sin poder evitarlo lo meció lentamente y empezó a cantarle una dulce nana japonesa.

La enfermera llegó en compañía del médico en jefe, el pediatra, un abogado y su esposo. Viktor al ver a su amado cuidando al pequeño le enterneció la escena. Sí, estaba completamente seguro que el pequeño Yuri estaría bien ante su cuidado, y pensaron lo mismo el resto de los presente.

-Bueno, creo que no hace falta ya mucho que hacer- Habló primero el abogado, un hombre de alrededor de cincuenta años, hablándole a Viktor, dado que sabía de antemano que el moreno no hablaba su idioma en su totalidad- Solo necesitaré un par de firmas de parte de ambos y yo me encargaré del resto del papeleo.

-¿Se hará un nuevo registro para Yuri?- Viktor no apartaba la vista de Yuuri, quien alimentaba a Yuri con la formula que la enfermera le dio, y dándole instrucciones para la manera correcta en la cual debía de alimentarlo y después sacarle el aire.

-Sí, se creará una nueva acta de nacimiento y se registrará como adopción, las autoridades ya están al tanto, así que el trámite durará una semana. Podrán llevárselo a Japón en dos semanas a lo mucho. Aun hay asuntos que atender con las propiedades de los padres...

-Ya veo... Dos semanas...-Pensó un poco, tendría que tomar las decisiones correctas para Yuri, aunque dentro de un par de días sería legalmente su hijo, esperaba que cuando este creciera supiera de su verdadero origen y si lo deseaba poder regresar a Moscú- Me gustaría poner en renta la casa de mi amigo, y el dinero que se quede en un fondo de ahorro a nombre de Yuri.

-No hay problema- El abogado tomó nota en un pequeño cuaderno- El testamento igual estipulaba que todas las propiedades quedarían para el primogénito.

-Entonces no se hable más... ¿Mañana en su despacho?- El abogado asintió con una sonrisa.

Aquel hombre se fue con una sonrisa de oreja a oreja. Su primera impresión al conocer a Viktor no fue de su agrado total, dado que al preguntar por su relación con el fallecido, este le dijo que eran amigo de la infancia, pero a pesar de que ahora vivía en Japón con su esposo, aun mantenía comunicación con este. Fue ahí cuando no le gusto eso, mandar a un bebé al cuidado de una pareja homosexual, dudaba en darles al pequeño y mejor mandarlo a un orfanato, pero el testamento estaba ya escrito y como abogado del fallecido debía de cumplirlo. Pensó en ponerle trabas a la pareja, pero al ver al joven japonés ver con tanto amor y tratar con tanto cariño a bebé como si fuera suyo le hablando el corazón, y la manera en la que el bebé parecía aferrarse a su pecho cuando el doctor intentó quitárselo para revisarlo, el pequeño Yuri explotó en llanto hasta que Yuuri de nuevo lo tuvo en sus brazos e intentó calmarlo y "explicarle" que tenía que verlo el doctor. Eso le rompió el corazón, no podría separar a ese pequeño de una pareja que ya lo amaba apenas lo vieron, no sería lo mismo si lo mandaba a un orfanato, donde su paradero sería desconocido en un futuro.

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Yuuri y Viktor se hospedaron en la casa de la pareja fallecida, ambos se encargaron de empacar todas las pertenencias del bebé y las fotos familiares. Yuuri se encargó de que Viktor las guardara adecuadamente para que no se estropearan en la paquetería, él quería que su pequeño Yuri creciera al menos con el recuerdo de sus padres biológicos. Lo primero que mandaron a su casa de Tokio fue lo menos necesario, en este caso objetos como fotografías y algunas ropas que Yuri no usaría por el momento, lo último que mandaron en esas dos semanas fueron los muebles del bebé, estos viajaron con ellos.

Durante su estadía Yuri se veía más alegre y sano de cuando lo vieron en el hospital. El funeral se llevó a cabo en la primera semana, asistiendo únicamente ellos tres y unos cuantos amigos más de la pareja. Todos en llanto decía que Yuri era la viva imagen de su padre, Viktor con una sonrisa triste confirmaba eso mientras acariciaba la cabecita del pequeño. Yuuri se encargo que de su pequeño no se estresara con tantas personas y lo paseaba cerca de las lápidas de sus padres.

-Cuando crezcas, te traeremos para que los visites- Le decía con una sonrisa. Yuri solo balbuceaba con su chupón en la boca- Pondremos un altar igual en casa...

-Esa es una gran idea, mi Yuuri- Viktor abrazó por la espalda a su amado y dándole un beso en la nuca- ¿No tienes frío?

-Algo. Me sorprende que Yuri lo soporte-  Sonrió viendo el hermoso trajecito completo de lana de color amarillo, un gorrito en forma de tigrecito y bien abrigado en varias mantas de color blanco.

-Eso es porque es ruso- rió entre dientes- Vamos, entremos, pronto servirán la cena.

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Después de esas dos semanas, la nueva familia voló de regreso a Japón, donde los padres de Yuuri los esperaba con una gran sonrisa. Hiroko, la madre de Yuuri, fue la primera en abrazarlos y ver encantada al pequeño de ojos verdes.

-Es una pena lo de sus padres- Dijo con ternura Hiroko acariciando la suave mejilla de Yuri- Pero por algo pasan las cosas. Igual ustedes quería un hijo, ¿No Vikchan?- Vio al albino sonrojarse levemente.

-Sí, ya estábamos a punto de pedirle ayuda Mari. Aunque temía que terminara golpeándome- Rió nervioso al saber el carácter que tenía su cuñada, en especial si el tema se trataba de su hermano menor.

-Mari-neechan hubiera aceptado si se lo pedía. Pero con Yuri estaremos bien- Yuuri vio con amor a Yuri para luego darle un peso en su frente.

Ese día los padres de Yuuri se habían quedado en casa de los Nikiforov para ayudarlos con la remodelación del cuarto/almacén que estaba al lado de su habitación. Hiroko con ayuda de Mari, hermana mayor de Yuuri, Yuko, amiga de la infancia del mismo, y Minako, la ex profesora de ballet del japonés, decoraron la habitación como si se tratara de un bosque mágico, era hermoso. La ventana era cubierta con una suave tela blanca y debajo de esta un más gruesa de color verde opaco para que no entrara la luz para molestar al nuevo príncipe, las paredes tenían hermosos diseños de árboles que hacían juego con los muebles blancos con grabados verdes. Yuko fue quien dio el tema, ya que Yuuri les mandó un par de fotos de los muebles que el pequeño ya tenía, y aprovecharon ese tema "mágico" que tenían.

Durante el resto del día, Toshiya y Viktor armaron la cuna y terminaron con los últimos detalles de la habitación de Yuri, las lámparas y acomodando la ropa, peluches y libros infantiles. Colocando el móvil a la cuna y probando el comunicador para cuando Yuri durmiera solo. En cuando a Yuuri, estaba recibiendo una intensa clase de paternidad, de parte de su madre. Yuuri como buen "estudiante" tomaba nota a todo lo que su madre le decía, mientras ella le daba biberón al pequeño.

Al inicio Viktor pensó en comprar un pequeño apartamento para vivir con Yuuri cuando se casaron, pero este se había enamorado de esa misma casa que vieron en una revista. Era de dos pisos y tenía un gran patio, al inicio no estuvo convencido, pero Yuuri terminó doblegándolo con aquellos ojos que tanto amaba y con la idea de que en un futuro podrían adoptar hijos y claro, el gran jardín para Makkachin, su inseparable caniche de Viktor.

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-¡Makkachin!- Yuuri gritó al ver la hora. Por fin había logrado ponerle aquel trajecito a Yuri, quien lo veía con un adorable puchero al ser vencido. Vestido.

El canino entró corriendo a la casa, él solía tomar el sol por las tardes en el patio, pero el llamado del moreno lo hizo entrar por la puertecilla de la cocina, encontrándolo en la sala de estar. Soltó un ladrido para avisarle a su dueño que estaba ahí.

-Makkachin, vigila a Yuri- Metió al pequeño en un corral y dejó entrar al gran caniche, este se echó cerca del bebé que bien sentadito se ponía a jugar con las orejas del canino- Ya vengo, no demoraré.

Yuuri corrió lo más rápido al segundo piso a buscar la pañalera y su celular. El japonés confiaba plenamente en el caniche. A pesar de que muchos pensaban que el perro podría atacar al bebé por su edad, Yuuri y Viktor aseguraban que eso no pasaría. Makkachin tomó una actitud sobre protectora al bebé apenas llegó.

Mientras bajaba las escaleras Yuuri vio al Makkachin "gateando" junto a Yuri.  Eso le recordó su primera noche de Yuri en Japón. Su primera noche fue difícil, no quería dormir por estar en un ambiente muy diferente, no importaba cuantas veces Yuuri y Viktor, incluso los nuevos abuelos, se turnaran para tratar de calmarlo, este no se dormía. No fue hasta altas horas de la madrugada que Viktor salió a tomar aire, había dejado a Makkachin afuera por miedo a que pudiera tener una reacción negativa, tenía pensado acercarlo poco a poco, pero el perro apenas vio la puerta abierta entró a la casa. Al escuchar el llanto y el cantar de su otro dueño subió a la habitación, con Yuuri medio dormido y meciéndose en una mecedora con Yuri en brazos entró a la habitación sin que el moreno se percatara de su presencia. Viktor entró corriendo asustado.

Pero grande fue su sorpresa al ver como Makkachin lamía la mejilla de Yuri como consuelo. Puede que la primera noche no fuera una cama de rosas, pero desde entonces el caniche no salía de la habitación del bebé, el perro se resistía cada vez que intentaban sacarlo y lloraba fuera de la puerta del bebé, y Yuri de igual modo, no dormía tranquilo hasta no escuchar la respiración de su guardián junto a su cuna.

A la tercera noche Yuri ya dormía un poco más, con la compañía de Makkachin a un lado de su cuna. Incluso antes de que él llorara por su leche, Makkachin ya estaba en la habitación de la pareja intentado despertar a uno de los dos para atender al bebé.

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-Makkachin, eres una gran niñera- Dijo Yuuri sentado en el sofá con Yuri en su regazo, el perro estaba sentado frente a él dejando que el bebé jugara con sus orejas.

-Lamento llegar tarde- Viktor entró apresurado, jadeando hasta llegar a la sala de estar donde vio a Yuuri ponerse de pie con Yuri en brazos- Estoy en casa.

-Bienvenido- Le dio un beso en los labios- No te preocupes, acabo de lograr vestir a Yuri. Es muy rebelde.

-¿Eh? ¿Eso es verdad Yurio?- Dijo entre risas. Mari había apodado al bebé de aquel modo, haciendo que toda la familia llamara así de cariño al bebé- Serás muy rebelde cuando crezcas.

-Espero que no- Soltó un suspiro- ¿Nos vamos?

-Sí, me llamó Chris, dijo que ya estaban esperándonos en el parque central- Viktor tomó la pañalera del sofá y le colocó su correa a Makkachin, no la necesitaba pero la llevaba solo para no molestar a los demás- El cochecito de Yurio ya está en el auto.

Yuuri puso a su pequeño en el asiento para bebés en la parte trasera, Makkachin se sentó a su lado. En verdad no podrían separar a ese par. Una vez todos asegurados, Viktor arrancó el auto, tomó la mano de Yuuri, besando su anillo de bodas antes de avanzar. El moreno solo se sonrió ligeramente sonrojado, le gustaba que Viktor fuera romántico y meloso con él, le daba esa seguridad que necesitaba.

-¿Por qué demoraste?- Preguntó Yuuri.

-La asociación quiere que vuelvas a patinar- Vio de reojo a Yuuri torcer la boca y fruncir el seño- Ya les aclaré que estás cuidado de Yuri, pero esto aun insisten en tu participación con...

-Si quieren que vuelva al patinaje tendrán que esperar. No quiero dejar a Yuri solo...- Le interrumpió. Le molestaba que la asociación lo presionara con eso, ya había dado cuatro años seguidos con victorias para su país antes de la llegada del bebé. Viktor ya había pasado la edad para seguir patinando y se había vuelto su entrenador antes que su esposo, pero al tener a Yurio le hizo darse un descanso para criarlo él mismo mientras Viktor trabajaba, además dinero no les faltaba igual.

-Lo sé, quieren que al menos seas entrenador como yo. Les dije que eso sería una buena idea, enseñar a niños.

-¡Viktor!- Yuuri lo vio molesto. Ya había aparcado cerca del parque, así que vio con ojos matadores a su esposo, y su ira aumentó al verlo sonreír tan despreocupadamente.

-¿Te gustaría volver a Hasetsu?- Aquellas palabras lo descolocarlos, Yuuri lo vio confundido, cosa que notó Viktor, volvió a tomar la mano izquierda del moreno depositando un beso en su argolla- Logré que aceptaran el proyecto de Hasetsu.

-¿Qué?- Yuuri aun no salía de su impresión. Viktor era un gran y reconocido entrenador en la división sinior de Tokio y también trabajaba en la asociación de deportes.

-¿Recuerdas mi proyecto secreto?- Yuuri asintió con la cabeza- Quiero formar una escuela de patinaje contigo en Hasetsu- El japonés abrió los ojos con sorpresa. Viktor notó la emoción y ese brillo en particular que mostraban la felicidad de su pareja- A Yurio le gusta estar con sus abuelos, me rompe el corazón cuando llora al verlos partir, así que pensé que lo mejor sería mudarnos con ellos... Ya lo hablé con tus padres y ellos me dijeron que estarían más que encantados con tenernos a los tres...- Un ladrido de la parte trasera lo hizo reír- Perdón, los cuatro en Yu-Topia.

-Viktor... Eres un idiota- Yuuri limpió las lágrimas que se asomaban en sus ojos y abrazó a su esposo- Eres un idiota, pero te amo por eso.

-Waa, que clase de declaración es esa- Rió, besó suavemente los labios de Yuuri, como amaba comer aquella deliciosa boca, era su pecado, su condena, su perdición, pero era inmensamente feliz.

Estaba a punto de profundizar el beso cuando un quejido y un ladrido les hicieron separarse. Los pasajeros empezaban a aburrirse y frente a ellos estaba Phichit tomándoles fotografías, como siempre. Entre risas y con un Yuuri avergonzado bajaron todo lo necesario del auto con ayuda de Phichit y Chris.

Esa tarde todos sus amigos patinadores se habían reunido por el evento que habría esos días en Tokio, así que aprovecharían en visitar a la familia. Phichit era el más emocionado de todos, le encantaba sacar miles de fotos de Yuri, quien hasta cierto punto empezaba a hacer caras graciosas y molestas, pero el tailandés no se detenía, decía que aquello tenía que quedar grabado para la posteridad.

Georgi y Mila mimaban al pequeño, y fantaseaban pensando en verlo en la pista al igual que ellos y sus padres, aquel par eran amigos inseparables y hace poco habían ganado una competencia de patinaje en pareja. Chris era el amigo más cercano de Viktor y su antiguo rival en la pista, ahora Chris estaría en su último año de patinaje y luego se especializaría en el modelaje en Suiza. Phichit al tener la misma edad de Yuuri, aun estaba en el deporte y había llevado varias veces el oro a su país.

Todos recibieron la noticia que pronto se mudarían de regreso a la ciudad natal de Yuuri, a Hasetsu, para fundar una academia de patinaje, Viktor se encargaría de la sección sinior y Yuuri de los junior. Claro que no serían los únicos entrenadores tendrían a muchos otros colaboradores y eso les emocionaba. Sus amigos les felicitaron y apoyaron, diciendo que si en algún momento necesitaban de su ayuda ellos se las brindarían. Mila fue la primera en pedirles ser profesora, ya que al igual que Chris se retiraría, y le gustaría pasar tiempo en Japón, en cuando a Georgi regresaría a Rusia con su entrenador Yakov.

Yuuri estaba feliz, sus amigos y familia apoyándolos en todo. En un inicio pensó que su vida terminaría siendo solo Viktor y el patinaje artístico, claro pensaba en adoptar niños pero por sus carreras lo pensaba demasiado y hacía que las oportunidades se le fueran de las manos más de una vez. Y cuando terminara su carrera de patinador por la edad se preguntaba qué haría. Ser entrenador no sería mala idea, pero aun así se sentiría, extrañamente solo. Claro tendría a Viktor a su lado siempre pero, era una sensación diferente que lo hacía sentirse inseguro. Y no fue hasta que ese pequeño ángel de ojos verdes, cabellos rubios y piel blanca cual porcelana, le llenara su corazón y alma de lo que tanto anhelaba.

-Yurio, todo es más brillante desde tu llegada- Le dijo a su bebé mientras este lo veía con una sonrisa.

-¡Mama!- Todos rieron al ver como Yuri se refería al japonés. Yuuri terminó resignado, al ser "bautizado" como la mamá de la familia por el rubio- ¡Mama! ¡Chi!Chi!

-Sí, sí. Puedes jugar con Makkachin- Sentó al pequeño en el mantel que hasta ese entonces lo tenía en su regazo. Gateó un par de "pasos" hasta llegar a Makkachin que lo dejaba jugar con sus patas.

Sí, todos eran felices con sus vidas. Cada uno de ellos viviéndola a su modo, llenos de felicidad y plenitud. Pero en ese círculo de amigos, Viktor se sentía el más bendecido, con una familia a la cual amaba con locura y unos amigos en los cuales confiar. Sí, Yuuri fue su "Love & Life" desde el primer momento en que se conocieron, y con la llegada de Yuri esas dos palabras aumentaron de peso en su corazón. El solitario Viktor Nikiforov ya no se encontraba solo y triste en ese mundo, y todo por la llegada de sus dos Yuri's.

Notas finales:

Espero les haya gustado TuT... porque me siento primerisa escribiendo algo fuera de mi shizaya... ok...

sé que deberia estar actualizando No soy tu conejillo de indias... pero mis manos me traicionaron y necesitaba algo bueno para esta semana porque el capitulo 11 me diolo... asi que algo de azucar para andulzarnos la semana TuT

que el vikturi nunca muera y que kubo-sensei nos tenga piedad xD


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