El pasado siempre regresa... por Evaamaelyaoi

Zero sonrió a su último cliente del día y después de despedirse de su ayudante Ruka, cerró la pastelería y se dirigió a casa.
Había sido una día muy largo y agotador y lo que más quería ahora era llegar a casa y ver una película relajado con su marido, Kaname. Al llegar a casa notó que Kaname todavía no estaba allí. No le extraño, a veces el trabajo a veces absorbía a su marido completamente.
Sin prisas, preparó la cena y buscó la película favirita de los dos. Esa noche sería especial. Decoró la sala con rosas y velas, puso la mesa y se fué a dar una ducha y vestirse de manera sexy. Sabía que a su marido le encantaba que se pusiera ropa sexy, por eso eligió unos pantalones negros super ajustados y una camiseta de seda de un color azul cielo, que sabía era el color favorito de Kaname.
El plan era simple. Kaname llegaba, cenaban juntos, veían una película romántica y depués harían el amor toda la noche. Últimamente no habían tenido mucho tiempo para satisfacer sus necesidades básicas y Zero se sentía un poco frustrado sexualmente. Esta noche Kaname no se escaparía.
Pero también había otro motivo. Zero quería un hijo y sabía que Kaname también. El castaño no insistía porque pensaba que todavía no estaba listo, después de todo le había costado mucho superar el aborto que había tenido hace poco más de dos años.  Había tenido un gran trauma después de ello. Entró en una depresión muy grande. Kaname había estado allí para él pero eso no le quitaba la pena. Llegaron a un punto de pensar en divorciarse y vivieron separados durante un par de semanas pero al final volvieron juntos. Pasara lo que pasara, ellos se querían.
Zero había pensado mucho en los últimos dos años y había decidido de que ya era hora de pasar página y intentarlo de nuevo.
Oyó la puerta de la entrada abrirse y la voz de su marido diciendo que había llegado. Salió de la habitación recibiendole. No pudo evitar sonreir al ver a su pareja pasar su mirada por su cuerpo. Dió una vuelta completa y le sonrió con picardía.
-¿Te gusta lo que ves?- le preguntó de manera sensual. Kaname le sonrió enseñando todos los dientes. Zero se estremeció. Le encantaba esa sonrisa, por ella se había enamorado de él. Claro que también ayudó el cuerpo de diós giego que se traía su marido.
-Mucho...- susurró Kaname mientras se acercaba y le daba un beso intenso. Zero iba a replicar de que primero tenían que cenar pero se perdió definitivamente cuando sintió la expreta lengua de Kaname. Se dejó arrastrar a la habitación mientras besaba el cuello de Kaname dejando chupetones de un rojo intenso. Le encantaba dejar marcas bién visibles. Algunos podían decir que era demasiado posesivo, pero no podía evitarlo. Su marido estaba bién bueno y tenía que dejar en claro que ese hombre ya tenía dueño. Tampoco es que fuera el único, a Kaname le encantaba tomarse un buén rato marcando cada parte de su anatomía, era un amante de los pleriminares  y Zero lo disfrutaba al máximo, justo como ahora. Teniendo a Kaname encima suyo enterrandose muy profundamente en él, se dabba cuenta de que había hechado demasiado de menos a su marido.
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-Se te ve pálido, ¿estás bién?- preguntó Ruka a su jefe preocupada.
-Sí, no te preocupes...- No acabó de decir eso cuando sintió un enorme mareo y notó como el sandwich que se había comido subía por su garganta. Corrió a los baños del servició y hechó todo lo que tenía en el estomago. Segundos después Ruka estaba a su lado ayudandole a levantarse.- Habrá sido algo que comí.- Dijo el peliplateado.
Una horas depués sabía que no era algo que había comido y cuando sintió un agudo dolor en el estomago lo confirmó.
-Voy a llamar a Kaito para que te lleve al hospital.- Dijo Ruka saliendo al patio trasero de la tienda donde Kaito descargaba un camión con productos.
Diez minutos depués Zero estaba en una camilla de hospital esperando al médico con Kaito a su lado intentando hacerle olvidar el  dolor.
-Ya he llamado a tu marido, esta de camino.- Zero no pudo evitar fijarse en el recelo con el que dijo marido. Sabía que Kaname no le caía bién, un día antes de su boda Kaito le había dicho que estaba enamorado de él y le pidió que no se casara con el castaño, pero Zero amaba a Kaname y le rechazó de la manera más amable posible. Ahora su relación con Kaito era de mejores amigos pero Kaname le caía fatal.
-No tenía por que venir, seguro que no es nada.
Después de la revisión del médico llegó Kaname y Kaito se fué después de un seco hola. Kaname le ignoró y se dirigió directamente a su esposo.
-Zero, ¿Que pasa? ¿Estás bién?
-Se ha pasado un poco. El médico me ha dicho que en unos minutos estan los resultados de las pruebas.
Después de unos minutos llegó el doctor y les informó que Zero estaba embarazado. Kaname le abrazó feliz y Zero le sonrió ampliamente.
-Debido a tus antecedentes de aborto, el embarazo tiene mucho riesgo. Toma muchas precauciones. Evita los sobreesfuerzos y el estrés.
-¿Que hacemos con estos dolores?- preguntó Kaname preocupado por la salud de su esposo.
-Creemos que es la reacción de su cuerpo ante el embarazo. Solo pasaron dos años desde el aborto, tal vez no está del todo recuperado, pero no vos preocupéis estás en perfectas condiciones para tener hijos, solo ten más cuidado de lo habitual. Toma estas pastillas cada vez que te sientas mareado y si vuelves a tener dolores así, ven de inmediato al hospital y te internaremos para que pases el ambarazo aquí.
-No será necesario, me cuidaré.- Dijo Zero seguro aprtando la mano de Kaname, quién le sonrió en señal de apoyo.
Después de eso salieron del hospital y se dirigieron a casa.
-Cuando lleguemos, te tomas un baño calentito y te tumbas a descansar. Me quedaré hoy contigo por si acaso.- Zero sonrió, le encantaba que su marido se preocupara tanto por él.
Subieron las escaleras riendose y hablando de trivialidades.
-¿Por que está la puerta abierta?- Preguntó Zero al ver que la puerta de su pisa estaba abierta de par en par.
-Ponte detrás.- Dijo Kaname serio y entró en la casa seguido de un asustado Zero. Se sorprendieron al ver varias maletas en la  entrada.
-No puede ser...- Susurró Zero.
-¿Zero? - una voz que los dos conocían muy bién se escuchó desde la cocina. Un chico peliplateado y de unos ojos lilas intensos salió a recibirles.- Hola hermanito, cuñado. ¿Me habeis hechado de menos?
-Ichiru...