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It's impossible, but it happened. por MayCat94

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Notas del fanfic:

Los personajes de Vampire Knight no me pertenecen.

 

 

Notas del capitulo:

No sabía de que escribir, pero al final esta idea surgio. Sé que Zero y Kaname salieron bien occ XD 

Espero lo disfruten. 

Eso tenía que ser una jodida broma, debía y tenía que serlo. De eso se trataba de convencer Zero mientras caminaba en círculos en la sala de su departamento. Todo el día fue una porquería para él y no pudo cerrar con mejor broche de oro que el enterarse que encontró a su pareja vinculada. Zero no tenía nada en contra, pues siempre considero que encontrar un lindo beta o un tierno omega para vincular era el regalo más grande que podían dar los dioses. Vincularse con la persona con la que uno se complementaba en cuerpo y alma. Todo ese se lo explicaron cuando apenas era un niño. Acepto la sangre alfa que corría por sus venas, era considerado una buen alfa y un apto candidato para ser el alfa líder de la manada al ser un excelente compañero y alguien leal. Sus habilidades no solo se encasillaban en la caza sino en saber mantener la compostura y ser alguien muy sensato a sus veinte años.

 

Apenas dos años antes había dejado de ser un cachorro para pasar a ser parte de la manada como un lobo activo en las de las decisiones que se tomaban. Toda esa transición de cachorro a adulto las acepto de buena gana.  Pero esto no lo podía aceptar. Su pareja apenas era un cachorro…  no, ni siquiera eso. Era un niño. No entendía que carajo pasaba con su lobo interior para haberse vinculado con un niño de doce años. La edad mínima para vincularse y posteriormente aparearse era a los 18 años, no a los doce.

 

El caso causo gran conmoción en Zero y no solo en él, sino también en la familia del pequeño quien no estaba para nada contenta con esa ‘grandiosa’ noticia.

 

- ¿Qué piensas hacer, Zero? - Preguntó el papá de Zero que estaba sentado en un sofá individual viendo como Zero daba vueltas por toda la sala en un estado entre angustiado y molesto.

 

-No tengo ni la menor idea. - Un suspiró algo cansado salió de sus labios rindiéndose y dejándose caer de lleno en un sillón que estaba al fondo del salón. - Haruka quiere matarme en estos momentos.

 

Zero se estremecía de solo recordar la mirada de muerte que le dedicó cuando uno de los médicos de la manada corroboro lo que tanto temía. Kuran Kaname era su pareja vinculada… con solo doce años.

 

Nunca había visto al niño antes por lo que verlo en la reunión mensual entre los líderes fue una sorpresa. Su primera impresión fue que era un niño muy amable y dulce, como todo un omega. Que sería un gran compañero, pero los pensamientos llegaron hasta ahí, pues cuando Kaname reparo en su mirada evaluativa, sintió casi una punzada en su corazón, las manos le sudaban y su lobo aullaba con alegría.

 

 El chucho pareció tomar posesión de su cuerpo pues por más que Zero quiso detenerse y alejarse del menor de los Kuran, pero no pudo. Su mente pareció estar en un trance durante algunos segundos en los que su mente se puso en blanco y cuando recobró la conciencia tenía la mirada horrorizada de los demás sobre él y sobre el pequeño. Menuda razón había, prácticamente salto sobre el menor y lo reclamo mordiendo su cuello.

 

Esta abochornado y no deseaba salir de su casa en lo que le quedara de vida, pero ahora tenía la responsabilidad de un compañero para desgracia de Zero y enojo de los padres de Kaname.

 

-No lo culpo. Es su último hijo. -Metido el señor Kiryuu. - Y además es omega… sabes que algunos padres son sensibles ante ello. Quieren que sea un buen alfa o beta, que lo cuide y lo proteja, además del pequeño detalle que aún es su bebé.

 

 Zero gruñó en respuesta. Su maldito lado posesivo le decía con fuerza voraz que su compañero no era el bebé de nadie más que de él. Kiryuu Zero.

 

-No soy el culpable. - Respondió Zero tajante disipando la punzada de posesividad y celos que sentía por los progenitores de Kaname. - Ni los médicos y ancianos saben que carajos pasó en esa sala.

 

Porque hasta donde su padre y su hermano le contaron los ojos tanto de Zero como de Kaname se volvieron rojos y algunos rasgos lobunos asomaron: unas afelpadas orejas aparecieron sobre las cabezas de ambos, al igual que una juguetona cola que se movía con alegría (Según palabras de Ichiru) Teniendo como resultado final a Zero mordiendo el cuello del Kaname reclamándolo como suyo. La escena parecía una triste mala broma, porque a Kaname le faltaban seis años antes de ser adulto y estar disponible para vincularse con su compañero de vida, pero con doce años ya tenía pareja. Un vínculo irrompible, ni anqué ambos se opusieran o que los padres del menor se mostraran horrorizados ante la idea de perder a su hijo menor.

 

- ¿Nunca antes habías visto a Kaname, Zero?

 

-No. - Contestó Zero manteniendo la vista en el techo recodando con vagues los sucesos del pasado. - Cuando Kaname nació no me encontraba en la ciudad. Estaba en mi entrenamiento con Yagari sensei y cuando volví, Kaname estaba con su hermano mayor, Rido. Nunca había visto al menor de los Kuran… hasta hoy.

 

- Al menos ve el lado positivo. Si lo hubieras reclamado cuando era más pequeño sería aún más escandaloso. - Comentó divertido el padre de Zero, aunque al peli-plata el asunto no le diera ni una pizca de gracia. - Porque debes aceptar, Zero, que Kaname era y es tu pareja vinculada desde siempre. Sus destinos estaban unidos desde antes que nacieran. No debo recordarte tus lecciones y la historia sobre los cambia-forma. Así que tarde o temprano se tendrían que ver y esto hubiera sucedido de un modo u otro.

 

- Lo sé. - Se lamentó con pesar. - Sé que tienes razón. No reniego de mi pareja, pero es solo un niño. - Al finalizar sus palabras Zero su lobo interior gruñó con insatisfacción ante la falta de tacto de su torpe humano para con su compañero.

 

- Pues parece que sí estas renegando de tu compañero. - Dijo con tonó más severo. - Te recomiendo que no lo hagas. Los omega son algo sensibles con ciertos temas y el que su pareja los rechace es uno de ellos.

 

- Papá me encantaría seguir charlando contigo, pero debo ir por Kaname.- Musitó casi temiendo decir esas palabras.

 

Se incorporó con pesadez frotando el entrecejo con algo de nervios. La idea de ir a la casa de sus suegros por su compañero lo aterraba, pero debía ir porque era bien sabido que las parejas recién vinculadas debían de pasar tiempo juntos sin separarse por largos lapsos de tiempo.

 

[…]

 

Si Zero pudiera describir como fue el recibimiento en la casa de los padres de Kaname, diría que fue espantosa. La escena era aún más triste y sentía una gran pena. Kaname tenía los ojos e hinchados por llorar, muchas lágrimas descendían por sus mejillas y de nuevo estaba su estúpido instinto de proteger y consolar a su compañero, teniéndolo que reprimir abrazándose a si mismo. Kaname estaba destrozado sin querer separarse de su madre, mientras Haruka sostenía la maleta del pequeño a un lado. Sus hermanos también estaban en casa, lo cual le sorprendía al saber que Rido vivía lejos de la ciudad y Yuki, por otro lado, estaba estudiando en un internado para betas.  Todos parecían conmocionados y con tristeza viendo como el menor de la familia se iba de casa. Zero no se podía sentirse más mierda de lo que en esos momentos se sentía.

 

- Zero, por favor cuida de nuestro pequeño. - Dijo con una sonrisa triste, Juri. La madre de Kaname. Se notaba que le estaba costando decir esas palabras.

 

- Sí, Zero kun, por favor cuida mucho de nuestro onii chan. - Fue el turno de Yuki de hablar antes de ir hasta Kaname y abrazarlo, dejando caer algunas lágrimas al no poderlas retener más tiempo.

 

- Sé que hablo por toda la familia; así que lo diré de la forma más clara, si haces sufrir a Kaname o siquiera derrama alguna lagrima por algún desaire tuyo, eres hombre muerto. - Rido habló con tono frio viendo directamente a Zero a los ojos para hacerle saber que no estaba bromeando.

 

- Zero, lo que Rido quiere decir es que Kaname aún está muy pequeño, por lo que ten mucho tacto y paciencia con él. -  Para sorpresa de Zero, Haruka parecía más tranquilo. - Sé que eres un buen alfa y serás un excelente compañero, pero mis hijos son lo más valioso que tenemos Juri y yo, y no permitiremos que ninguno sufra, aunque eso signifique que tengamos que romper el vínculo que los une a ti y a Kaname.

 

Solo había una forma de romper el vínculo y esa era eliminar a uno de los dos compañeros condenando a una vida de soledad al que quedara vivo. Recurrir a esa alternativa era el último recurso cuando los betas u omegas terminaban vinculados con alfas que los maltrataban o cosas peores, aunque lo casos eran tan pocos que apenas se tenía registro de ellos.

 

[…]

 

La noche arribo en la ciudad recibiendo a un Zero exhausto después de una charla larga con Haruka y Rido sobre que le pasaría si hacía sufrir a Kaname o si le tocaba un solo cabello antes que dejara ser un cachorro.  El pequeño Kaname ni siquiera había tenido una transformación completa, apenas y podía hacer una transformación parcial. Y ni que decir de su primer celo… ese lo tendría hasta que cumpliera los 19 años.

 

- Disculpe, Zero san. - Una vocecita lo sacó de los abismos de sus pensamientos reparando en la pequeña figura que estaba parada detrás de él. Una expresión triste lo acompañaba en su delicado rostro. - ¿Dónde dejo mi maleta? - Zero suspiró viendo ese molesto equipaje. Kaname se negó a que le ayudara. El pequeño era bastante testarudo y un no, era un no.

 

- En nuestro cuarto. - Respondió con algo de vergüenza recodando tendrían que dormir juntos.

 

Esta vez sin pedir permiso a Kaname tomo su maleta y se la quitó con gentileza llevándola hasta el cuarto que de ese día en delante compartirían.

 

- Mi papá me explicó porque debo vivir con usted, pero… - Zero esbozó una suave sonrisa instando al menor a que continuara. - ¿Podré ir a visitarlos?

 

Una parte de Zero se negaba a dejar ir a su pareja a cualquier lado solo, pero la parte razonable por otro lado tenía claro que Kaname tenía todo el derecho a visitar a sus padres; porque prácticamente Zero le estaba robando seis años de su vida como cachorro, donde su única preocupación debían ser sus clases de omega.

 

- Claro, pero tendré que acompañarte. Al menos hasta que nuestro vinculo se estabilice. - Contestó Zero no pudiendo reprimir el dejar una caricia sobre los cabellos castaños de Kaname.

 

- Mi-mis responsabilidades como tu omega…

 

Zero entendió a la perfección a lo que se refería Kaname, por lo que rápidamente negó con un movimiento de cabeza.

 

- No, no, Kaname. - Cortó - Tus responsabilidades serán tus estudios después de que nuestro vinculo se estabilice, ¿de acuerdo? - La voz de Zero salió aterciopelada dándole una mirada cariñosa al pequeño que estaba sentado sobre el suave colchón de la cama con sus pies balanceando en el aire al no poder alcanzar el suelo.

 

El pequeño Kaname asintió curvando una minúscula sonrisa. Esa pequeña acción hizo que el corazón de Zero se pusiera a latir con fuerza y el lobo en su interior aullara derretido de la ternura.

 

[…]

 

Una semana se convirtieron en dos y esta luego en tres. Tres semanas pasaron desde que vivían juntos. A Zero le costó mucho que Kaname le hablara informalmente, pero es que al peli-plata le parecía ridículo que tuvieran formalidades cuando tenían toda la vida para conocerse, además quería la confianza de su compañero. Las cosas fueron muy tensas los primeros días, su lobo le exigía que fuera más cariñoso con Kaname, pero no podía cuando el niño le tenía temor y vergüenza.

 

Zero adoraba esos pequeños sonrojos que se apoderaba de las mejillas de Kaname y trataba de no hacerlo notar su devoción por el carmín sobre su piel.

 

- Kaname, ¿estás listo? - Gritó Zero desde la sala. Pues ese día lo dispusieron para ver películas todo el día. Era su único día libre entre las pruebas a las que se tuvieron que someterse tanto él como Kaname para determinar el peculiar caso de su vinculación.

 

Los resultados no eran muy alentadores al no haber ninguna respuesta clara. Zero llevaba a Kaname sin falta todos los días a la casa de sus padres después de finalizar el agotador día. Esa era su pequeña rutina: Despertar, preparar el desayuno, despertar a Kaname y hacer que se metiera a la ducha antes de desayunar, después de su ajetreado, pero refrescante desayuno, tocaba la parte menos favorita del día al ir al centro médico y someterse a pruebas e interrogatorios por parte de los ancianos de la manada.

 

- ¿Qué películas vamos a ver, Zero? - Esa vocecita hacía estragos en todo el cuerpo de Zero. Era considerado de los alfas más fuertes y fríos, pero toda su voluntad se doblegaba por un niño de doce años, pero no cualquier niño, no, este era Kaname, su pareja. Su tierno y joven compañero.

 

- Pues la elección es toda tuya, mi dulce niño.

 

- ¡No me digas así! - Respondió con notable vergüenza, aun sin acostumbrarse a que él mayor le hablara con tanta dulzura.

 

- Pero si eres un niño muy dulce, y eres mío. - Esa la parte posesiva de Zero que lo instaba a ser tan meloso que su lobo interior se sentía muy feliz de la actitud de su parte humana.

 

- Pero… pero, Zero. - Exclamó con más vergüenza refugiándose en su pecho.

 

A Zero particularmente le enamoraba lo inocente que era Kaname. Aunque eso tenía su explicación basado en que el castaño era un niño aún.

 

- Pero Zero, nada. Ahora pon atención que la película está por comenzar. - Dijo con ternura dejando una caricia sobre sus cabellos castaños. Quien viera a Zero en esos lo desconocería, incluso sus padres, porque con la única persona que era meloso, posesivo y celoso era con ese peli castaño que veía embobado la televisión.

 

[…]

 

- Zero, no quiero ir al centro médico. - Dos meses después de su vinculación y que vivieran juntos su rutina no varió mucho, pero Zero aceptaba que lo que decía Kaname era cierto: ambos estaban cansados de tantas pruebas y análisis.

 

- Hoy no iremos. - La tranquilidad era perceptible en la voz de Zero mientras servía el desayuno.- Porque este día trabajaremos en tu transformación completa.

 

- Pero mi papá dijo que la primera transformación completa era hasta los quince años.

 

- Sí, pero según se sabía la vinculación ocurría hasta que ambos compañeros tuvieran 18 años, pero míranos aquí. Yo tengo 20 años y tú apenas 12 años. - Razonó Zero.

 

- Pero Zero… tu eres un alfa y bueno… no es lo mismo. - Trato de explicar el pequeño mientras jugaba con la comida sin siquiera ver a Zero.

 

- Lo sé, pero al menos podré explicarte la parte teórica. Antes que comiences tus clases y podremos perfeccionar tu transformación parcial también. - Respondió con naturalidad. Las clases de alfas, betas y omegas eran distintas, por lo que era consiente que las clases de su pequeño castaño eran diferentes, pero no significaba que no pudiera instruir a su Kaname en cosas básicas de su parte lobuna.   

 

- De acuerdo.

 

- ¿Te ocurre algo, Kaname?

 

- No, solo que quiero dormir.

 

- ¿Quieres tomar una siesta?

 

- Sí, aún tengo sueño.

 

- Entonces vamos a la cama. - Zero notaba como los ojos de Kaname se cerraban cada tanto y eso le hizo cuestionarse si Kaname durmió algo la noche anterior.

 

Kaname ni siquiera se molestó en contestar puesto que tan solo se levantó de la mesa y tomo una de las manos de Zero instándolo a levantarse para que lo acompañara a al cuarto. Algo que Zero debía reconocer era que Kaname era muy caprichoso y que secretamente Zero adoraba complacer a Kaname porque siempre obtenía tiernas reacciones de su parte.

 

- Zero… crees que esto funcione. - Musitó Kaname cuando estaban en la cama tratando de no dormirse porque esas dudas lo abrumaron la noche anterior.

 

- No entiendo a qué te refieres. - A Zero le extrañaron las palabras de Kaname y no entendía que se refería.

 

- Nosotros. ¿Crees que nuestra relación funcione? - Tanto Kaname como Zero sabía que no tenían opción, pero la vinculación era el lazo más sagrado pues ambas personas estaban destinadas a estar juntas y amarse.

 

- Claro que sí. - Zero fue lo más sincero que pudo ser para disipar las dudas de su pequeño. - A pesar de que las cosas ocurrieron de forma muy distinta a lo habitual, no me arrepiento que seas tú mi pareja.

 

- Al principio no me agradabas, por más que mi lobo quisiera estar abrazado a ti, porque pensé que me estabas alejando de mis padres.

 

- No te culpo, me sentí muy culpable cuando todo inició. - Confesó. Las bases una relación eran la comunicación y la confianza y que Kaname se sincerara con respecto a cómo se sintió era importante porque ahora eran una pareja y lo serían por el tiempo que les quedara de vida.

 

- Tengo miedo. - Kaname quizá ya no era consciente de sus palabras al encontrarse con los ojos cerrados producto del cansancio que lo atacaba.

 

- También tengo miedo. - Susurró Zero con voz muy baja para no perturbar el sueño de Kaname. - Pero prometo que mientras tenga vida tratare de ser el mejor alfa y compañero para ti, Kaname. Prometo amarte y enamorarte cada día de nuestra existencia.

 

Zero sabía que Kaname no lo escuchaba y que estaba profundamente dormido al tener una respiración acompasada por el modo en que subía y bajaba su pecho. Pero era una promesa que se hacía a él mismo de querer a ese tierno castaño que dormía plácidamente en la cama. Que ese solo era el caótico, pero hermoso inicio de su historia. 

Notas finales:

Gracias por leer n-n

Perdón cualquier error u horror ortográfico que se me pasara por alto.

Algunas escenas pasaron rápido, pero no podía exderme mucho más por ser un one shot. <|3

Naomi si deseas conti me dices y tratare de hacerla. 


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