Cada vez que me besabas
Yo temblaba como un niño
Reuníamos rosas
Y cantamos para la esperanza
Tu voz está en el latido de mi corazón
Más dulce que mi sueño
Estábamos ahí, en un eterno florecer
Eres un infeliz, ¿cómo te atreviste? Y lo que es peor… yo caí en tus redes. Aun no me puedo creer que hayas logrado llegar tan dentro de mí, cuando nadie más lo hacía… cuando lo intentaban, siempre se rendían al ver que no lograban nada.
Recuerdo que juntos recorríamos los campos, como amaba ir a tu lado… aunque a veces me desesperabas: nunca te callabas, te reías a todo pulmón sin importar que otros nos miraran raro. No te imaginas la vergüenza que pasaba, pero a la vez, me hacía amarte más cuando tenías ese bello detalle de darme una flor; ya fuera una clásica rosa, una pequeña violeta, un radiante girasol no importaba, te amaba.
Rosas mueren
El secreto está en el interior del dolor
El viento sopla en lo alto de la colina
¡No puedo escucharte!
Ven y abrázame
Estoy temblando de frío en medio de la lluvia
Cae la oscuridad, y grito al amanecer
Pero todo comienzo tiene un final… al igual que tu amor… ¿Por qué?, nunca te había importado el que dirán, ¿Por qué ahora sí?, no lo entiendo; frecuento los lugares a los que solíamos ir, espero poder encontrarte, nada, no estás ahí con tu estúpida sonrisa.
¿Cuantas noches?; ¿cuantos días, nublados o lluviosos o soleados tendré que esperar para vengas a mí de nuevo?, ¿Qué más quieres que haga para que regreses a mí?, lo único que puedo hacer es llorar de frustración y dolor
La vajilla de plata para los recuerdos
Para los días que sean ido
Cantando a esas promesas
Que mañana quizás llegaran
Guardo todo el cariño antiguo
Las rosas del pasado
Cae la oscuridad, y el verano se ha ido
Últimamente mis días se han vuelto cotidianos, regreso a la que fue nuestra casa y la encuentro vacía y fría. Cada que preparo algo, es solo para mí pero en la mesa siempre hay un plato y unos cubiertos extra. Pero solo me acompaña un florero que contiene todas y cada una de las diferentes flores que me dabas, no importan si están secas, yo aún las veo vivas; ¿Por qué las conservo?, sabes que siempre valoro lo que más amo.
Gozo de la luz del día
Las sombras de las estrellas
Todo era dulce a tu lado, mi amor
Lágrimas de sangre han venido a mí, por tus últimas palabras
Estoy aquí sola cantando mi canción de dolor
Esperando por ti, mi amor
Como ayer, salgo a pasear de día; antes me gustaba más caminar bajo la luz de la luna y sus las estrellas, pero al conocerte, hiciste que me gustara caminar bajo el sol y las nubes.
“Lo siento me equivoque, solo eres mi hermano y te amo como tal”, esas palabras aún resuenan en mi oídos, mi cabeza aun las recuerda y están clavadas en mi corazón como agujas.
¿Por qué aún sigo esperándote si sé que nunca vendrás?, porque soy un tonto… ¿Qué tiene el que no tengo yo?
(Samia mia ii sama tia disama ia mafia
Mistia ii samantia kastiria ira imenitara)
(Mora asore amorita midora
Arta karia imifita midola)
Ahora deja que mi felicidad cante en mi sueño...
Ahora que te veo feliz junto a él… déjame ser feliz a mí…
Cada vez que me besabas
Mi corazón estaba sufría
Reuniendo las rosas
Cantábamos al dolor
Tu voz está en el latido de mi corazón
Más dulce que la desesperación
Estábamos ahí, en un eterno florecer
Déjame ser feliz a mí, aunque no pueda olvidar tan fácilmente cada beso, caricia y palabra de amor; aunque mire cada flor marchita que me diste; aunque me quede estancado en nuestros recuerdos, siempre me veré junto a ti, ¿Cómo?, es mejor que nunca lo sepas
Debajo de las estrellas
A la sombra de las flores
Bésame un día de melancolía del verano, mi amor
Eres todo lo que quiero, mi esperanza y mi canción
Voy a estar aquí soñando en el pasado
Hasta que nos encontremos
Hasta que cerremos nuestros ojos
Ya seis años han pasado desde que me dejaste por él, aun continuo recordando nuestro tiempo juntos, aun no puedo dejarlos atrás, pues tengo algo que me impide hacerlo y gracias a eso, sigo vivo
Podía sentir el leve frio que venía con el viento, sonrió un poco luego de subir la cremallera de su abrigo, tenía su mirada atenta en esa puerta al mismo tiempo que veía su reloj, ya quería escuchar el timbre, pero antes de que se escuchara
- ¿Hermano?, ¿eres tú?
Esa voz lo hizo sorprenderse, pensó que jamás lo volvería a ver, tomo aire antes de encararlo; lentamente giro, esperaba lo contrario pero estaba junto él, aquel que alguna vez fue un amigo de ambos más de uno que del otro
- Hola - saludo
- Mírate - sonrió- no has cambiado nada
- Tú tampoco, ¿Cómo están ambos? - viendo a la pareja
- Bien - respondió su cuñado - ¿Qué hay de ti?
- Bueno…
En eso se escuchó el timbre, haciéndolo mirar hacia la entrada de la cual salían muchos niños y una sonrisa se dibujó en su rostro
- PAPI
Un pequeño muy parecido a él se acercó para abrazarlo con fuerzas, para luego colocarle la bufanda que le había llevado
- Kaworu, volviste a olvidar tu bufanda
- Lo siento -sonrió- ¿Quiénes son?
- Hermano…
- Kaworu, saluda a…
- Tenemos que irnos -hablo él- si nos disculpas, tenemos que irnos -sonriendo- me dio gusto verte
- El gusto fue mío - sonrió- cuídense
Dicho eso, padre e hijo se fueron tomados de la mano, el pequeño se despidió con la mano. A lo lejos la pareja lo veía con asombro, en especial
- ¿Ashura?
- Taizo… ese niño
- No se parece nada a ti
- Indra… ¿Por qué no me lo dijiste? - pensó
A lo lejos, Indra, a pesar de que el dolor de enfrentar a su antiguo amante lo iba a invadir al igual que seis años atrás, la sonrisa del hijo que ambos habían engendrado le devolvía las fuerzas para vivir.