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Cuando nada es como debería de ser por Shimizu Yue

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Notas del fanfic:

Un Fanfic de Kuroshitsuji donde pongo mi teoria de como se volvio demonio Sebastian Michaelis.

Los personajes: 

Sebastian Michaelis 

Ciel Phantomhive

Undertaker

son geniales creaciones de Yana Toboso

no me pertenecen

Notas del capitulo:

 

¿Que secretos puede ocultar Sebastian?

¿Nacio siendo un demonio o como se convirtio en uno? 

Es posible que haya sido convertido como Ciel. 

 

Pero de que forma sabra Ciel quien es realmente su mayordomo y como evitar que crezcan los sentimientos entre ellos dos

 

-Arthur! Oohh! Este lugar es tan bello ¿Por qué estamos aquí? - cuestionaba la hermosa damisela rubia mientras saltaba entre uno y otro pie sosteniéndose de los hombros de su pequeño acompañante-.

 

 

 

-Margarette tan solo se trata de Inglaterra. Recuerda porque estamos aquí; no olvides las instrucciones que te he dado, debes fingir que eres mi sirvienta, de esa forma el conde Phantomhive no sospechará nada-.

 

 

 

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-¡SEBASTIAN! ¡SEBASTIAN!...- La voz de Ciel retumbaba en la enorme mansión.

 

Era la primera vez en mucho tiempo que tenía pesadillas como esas. Se veía agitado y Sebastian era incapaz de despertarlo.

 

-Bocchan, es hora de despertar, bocchan-. La apariencia de Sebastian era miserable, no parecía importarle que Ciel lo llamará idiota; realmente estaba preocupado por él.

 

En realidad sabía que existía una razón por la cual estaba dolido al verlo así, pero su orgullo era lo que realmente le impedía confesarselo a Ciel. Un demonio no puede, en realidad no debe enamorarse del alma que se ha de comer. Sin embargo perduraba la duda en su mente ¿Realmente puede un demonio enamorarse? ¿De qué manera podría saberlo? Pero aún así las preguntas hacían que la herida doliera más.

 

-Sss... Sebas... Sebastiann...-Ciel por fin abría sus ojos, despertó de sus terribles pesadillas pero aún tenía la mirada perdida.

 

Sebastian se sentó junto a él. Ciel se dejo caer en el pecho de su mayordomo.

 

-Sebastian no puedes dejarme... tú... solo tú no me dejes solo... jamás...- sus palabras apenas eran audibles pero muy significativas en cada una de sus sílabas, sobretodo para Sebastian que en ese momento todo lo que deseaba era sostener fuertemente a Ciel entre sus brazos y en sus labios plantar un beso que opacara, o mejor aún, extinguiera todas sus dudas.

 

Saber que no había nadie en la mansión hacia mayor su tentación.

 

De pronto Ciel se apartó de Sebastian y agachó la mirada.

 

-Sebastian se hace tarde, ¿Qué debo hacer el día de hoy?-.

 

-Su baño esta listo para empezar bocchan-.

 

Sebastian llevó a Ciel en sus brazos hasta la bañera, después de desnudarlo y sumergirlo en el agua, se sumergió a si mismo sobre su amo.

 

-¡Sebastian! ¿Qué demonios piensas hacer?- dijo Ciel con un tono desafiante sin dejar de mirar a los ojos a Sebastian-.

 

-Tranquilo bocchan no pasará nada que usted no deseé-respondió Sebastian mordiendo su labio inferior mientras examinaba con la mirada a su pequeño amo.

 

Ciel se sintió paralizado por un instante y comenzaba a sonrojarse gracias a que Sebastian deslizaba sus manos por su torso mientras mordía delicadamente su oreja izquierda.

 

-Sss... Sebas... Ss... Sebastian! Nooo... Ooooooooohhh!!!- la voz de Ciel termino ahogada por el gemido que escapó de su garganta- Sssiii-.

 

Ciel jaló a Sebastian del cuello de forma casi desesperada y beso sus labios apasionadamente introduciendo su pequeña lengua en la boca de él.

 

Sebastian acariciaba lenta y delicadamente el miembro erecto de Ciel disfrutando de los gemidos que su amo apagaba con sus besos.

 

-Bocchan, le aseguró que esto le gustará-le decía casi en un susurro al oído mientras bajaba hasta quedar cubierto por completo por el agua de la tina, tomando a Ciel por el trasero poniendolo por encima del agua para internar su rostro entre sus delicadas piernas blancas lamiendo su miembro, besandolo brevemente y sorbiéndolo. Ciel presionando con sus pies la espalda de su mayordo, enterrando las uñas en la tina blanca, gimiendo y estremeciéndose ante el placer que le provocaba aquel ser en ese instante ya sea incitado por el amor o el simple deseo sexual.

 

Sebastian presionando la cadera de su amo contra su rostro sin dejar de mirar el placer que le provocaba a su amo.

 

 

 

Pronto el momento que parecía llevarlos al extasis se vio turbado por de un par de seres extraños.

 

 

 

Alguien tocaba a la puerta del pequeño conde Phantomhive.

 

 

 

Sebastian se levantó apresurado y en menos de un segundo se encontraba frente a la puerta. Su traje chorreaba y en su mirada se veía ira debido a la interrupción. Ciel volteaba a mirarlo con las mejillas al rojo vivo, jadeante y su pecho se movía con gran rapidez.

 

 

 

-¡Maldito demonio! ¡¿En qué diablos piensas?! ¡Ven aquí y termina..!- su voz era entrecortada y su cuerpo temblaba ligeramente y su rostro comenzaba a palidecer.

 

Sebastian sonreía ligeramente observando con ternura a su joven amo. Ciel al percatarse de esto se colocó serio y posesivo como solía hacerlo siempre. -Quitate ese traje no quiero que mojes mi mansión-término de decir con una enorme sonrisa enmarcada en su infantil rostro.

 

 

 

-Yes my lord- respondió inclinandose antes  de salir del cuarto de baño.

 

 

 

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Sebastian ya se encontraba seco al llegar a la puerta principal de la mansión. Estiró la mano para abrir la puerta, mientras pensaba en lo que acababa de ocurrir con el conde. Justo antes de abrir sintió una extraña ráfaga recorriendo todo su cuerpo, tenía un mal presentimiento sobre la persona tras la puerta.

 

Al abrir vio su sospecha confirmada al notar un rostro familiar en el rostro del invitado de Ciel.

 

- ¿Cuánto tiempo sin vernos? ¿Cómo has estado Sebastian? Dime- examinó la mansión con la mirada- ¿Dónde se encuentra tu amo?-decía con una voz burlona y al mismo tiempo amenazante. Sus ojos eran de un azul más oscuro que los ojos de Ciel y en ellos se veía lo profundo de la noche, donde todo se confunde y el  pecado abunda.

 

 

 

-Pasen,-respondió Sebastian con amabilidad pero sin poder cambiar su mirada hostil.

 

 

 

Para Sebastian todo en esa escena representaba repugnante, desde el pequeño chico que se parecía tanto a Ciel pero éste en una transición de niño a hombre hasta el punto de tenerlo justo enfrente dentro de la mansión Phantomhive.

 

 

 

-Mi nombre es Arthur y me entusiasma conocer a tu amo, de quien he oído hablar mucho...- se acercó lentamente a Sebastian, arqueando una de sus cejas -Ve por tu amo de inmediato. Estoy harto de ver su imagen en tus ojos- se oía la desesperación en su voz, la ira, pero ¿De dónde provenía esa ira?

 

 

 

Sebastian lo miró seriamente, examinando todo en aquél ser que parecía inocente pero que él conocía perfectamente, sabía que la maldad de su alma relucía  en el azul intenso de sus ojos.

 

Por fin subio a la habitación buscando a su amo.

 

 

 

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Entró en la habitación aún aturdido, tratando de ocultar su confucion. Ciel se encontraba desnudo sobre su cama la cual ya se encontraba empapada.

 

Tenía un aspecto angelical e inocente a pesar de la pose que trataba de hacer al aferrar su cadera y sus codos en el edredón dorado. Sus manos temblaban ligeramente ante el frío que sentía.

 

 

 

-Sebastian te has tardado mucho...- su voz no temblaba, no existía signo alguno de duda y lo hizo sentirse bien al saber que él no era como Arthur, que a pesar de el parecido físico no había nada en sus almas que pudiera compararse.

 

Se acerco lentamente a él y poso una de sus manos sobre su frente.

 

-Bocchan aahh! Tendre que cambiar las cobijas de inmediato. También debo vestirlo o podría resfriarse-.

 

 

 

-Sebastian!!! Ven aquí-. Ciel tenia una apariencia frágil y eso siempre seducía a Sebastian.

 

 

 

Sebastian paseo sus dedos enguantados por sus labios y se quito el guante con los dientes arrojandolo sobre la alfombra vino. Se colocó sutilmente sobre Ciel y besaba su cuello mientras el pequeño se aferraba a él con pies y manos.

 

 

 

Se escuchaba un ligero golpeteo en la madera pero a quien le importaba eso en un instante como éste. El golpeteo fue en aumento hasta que ambos se volvieron, el golpeteo se escuchaba en la puerta de la habitación. Sebastian se levantó rápidamente sin antes darle un beso en la mejilla a Ciel.

 

 

 

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Sebastian veía friamente a la chica rubia que tenia en frente. Ella media unos centímetros menos qué él, poseía una gran belleza, unos rizos muy rubios enmarcando un rostro perfectamente redondo y pálido. Sus ojos verdes confesaban su inmundicia y en su boca de corazón se encontraba una horrible sonrisa infantil.

 

 

 

-Mi amo desea una copa del mejor vino que tengan en la mansión y espera que llevé pronto a su amo- su voz era corriosa, su forma de hablar era torpe, no tenia buenos modales. «Para Arthur ¿Que significa ella? Es torpe y exagerada, todo lo que él odia» Pensaba Sebastian mientras la examinaba.

 

«Incluso su forma de vestir, lazos y encaje por todos lados, una falda corta rosa con olanes y un corpiño blanco de encaje con lazos en forma de moño en la cintura. Parece como si tratara de imitar a una muñeca, pero no es tan delicada como ellas».

 

 

 

-Llevemos ese vino exquisito hasta tu amo- dijo Sebastian con una voz seductora acorralando a la chica contra la pared-. Margarette veía atónita al mayordomo; él comenzó juguetear con el pelo rizado de ella, se acerco a su oído:

 

-No habrá ningún problema si la copa de vino tarda un poco ¿No es verdad?-tomó la mano de la muñeca artificial que tenia enfrente y la atrajo hacia sí, la sostuvo con fuerza por la cintura con el otro brazo dando de vueltas con ella mientras tarareaba una canción.

 

 

 

Margarette se reía a carcajadas viendo todo como si estuviera mareada o quizá ebria. Sebastian se detuvo intempestivamente y ella puso una mueca de desagrado. Sebastian sostuvo su barbilla con dos de sus delgados dedos enguantados y estaba a punto de de plantar un beso en los rosados labios de Margarette....

 

....Ella se apartó riendo a carcajadas incluso más altas que antes e histéricas. Sebastian la veía incrédulo y sofocado por esa risa.

 

 

 

-Acaso... ¿Creíste que esa actitud del “Hermoso caballero" funcionaría conmigo? ¿No lo has notado? Soy un demonio al igual que tu, de la misma forma en que Arthur lo es-.

 

Continuó con su maldita risa hasta acabar con la paciencia de Sebastian quién la tomo por el cuello y la levanto por encima de si mismo:

 

-Entonces ¿Qué diablos planean? No permitiré que nadie toque a mi bocchan-. La arrojó por el pasillo haciendo tronar todos los cristales de las ventanas del mismo con su ira.

 

 

 

Margarette se puso de pie con su ropa rasgada, el pelo revuelto y algunas heridas que no tardaron en sanar.

 

-Yo trabajo para Arthur, es él quien tiene planes contigo- Margarette se colocó frente a Sebastian en menos de un segundo y deslizando su mano por el pecho de él continuó: -No importa lo que tenga en mente... siempre consigue lo que quiere ¿No es verdad?- lo besó rápidamente en los labios y se fue danzando - No olvides su copa de vino-.

 

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Sebastian llevaba dos copas de vino en la charola reluciente de plata. Arthur se encontraba sentado muy cómodamente en un sofá  mientras Margarette analizaba la habitación a detalle .

 

 

 

-Te lo agradezco Sebastian- dio un sorbo a la copa.- Realmente su vino es otro nivel, digno de un Phantomhive. Por cierto donde se encuentra tu pequeño amo? Ve por él sabes que no soy muy paciente-.

 

-Bocchan lo espera nuestro invitado-.

 

-Muy bien- se puso de pie Ciel.-Aunque por tu expresión diría que no es muy agradable-.

 

Sebastian lo arreglo como de costumbre y bajaron a ver a Arthur.

 

 

 

Ciel se sorprendió al ver en Arthur sus mismas facciones, tanto sus ojos y su cabello eran del mismo color pero había algo más en él que parecía intimidante.

 

 

 

-Mucho gusto en conocerlo Conde Phantomhive-. Ciel se sintió extrañado era como mirarse en un espejo con la diferencia de que el lucia dos o quizá tres años mayor.

 

 

 

-Debo admitir que me sorprende el parecido entre usted y yo como he oído mencionar Duque Aubrey...-.

 

 

 

-A mí también me sorprende Conde Phantomhive- respondió Arthur con una amplia sonrisa.

 

 

 

Ciel irritado por su interrupción respondió de forma irónica y vehemente:

 

-Sin embargo dudó que valla más allá de la apariencia-. Se dirigió a Sebastian- todo esta listo-.

 

 

 

-Yes my lord.- dio una vuelta y respondió- siganme al comedor-.

 

 

 

Arthur miraba a detalle a Ciel.

 

«Conde Ciel Phantomhive hijo de Vincent Phantomhive no cabe duda de que es digno de portar ese apellido. El parecido entre él y yo es sorprendente, es idéntico a mi cuando tenía su edad, aunque el tiene razón eso es solo el físicon, porque nunca ha conocido a alguien como yo, haré que su mundo se hunda lentamente»

Notas finales:

Espero les guste este fancific 

Es el primero que hago de Kuroshitsuji

Consta de 20 capitulos

Los personajes:

Ciel Phantomhive 

Sebastian Michaelis 

No me pertenecen son creaciones de Yana Toboso


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