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Viento que ama la Tierra por Isuzu3112

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No había nada que hacer, el monstruo era muy fuerte...
Mas él seguía poniendo su empeño en matarlo.
Tan valiente, tan apuesto...
Daba igual que estuviera malherido y en su límite, él seguía intentando darle muerte.
Trató de devolvernos las fuerzas a todos, pero en el intento el monstruo le atacó por detrás y dio por finalizado el combate.
Pese a ello, el golpe de gracia le dió Nadia, la cual no había participado en la pelea.

Quiso salvarle.
Quiso vengarle.

Siempre sentí celos de ella.

Se acerca tanto a él...
Le conoce desde niño... vivió con él... por tanto sabe más de él que yo.

Y lo más importante... es una chica.
Para él, yo no soy nada más que un amigo.

A veces pienso que una carga para él. Todos en el grupo se esfuerzan y salen victoriosos.
A mí, sin embargo, me cuesta mucho...

Pero me alegran mucho sus palabras de apoyo cuando ve que lo voy consiguiendo.
Gracias a esas palabras me sigo esforzando cada día.
Para que algún día te des cuenta de lo que siento por tí.

Quisiera abrazarte.
Quisiera besarte.
Quisiera estar contigo para siempre y que tú me aceptaras.

Nadia le dirigió una sonrisa, a la que él resopndió con el mismo gesto, pero débilmente. Fue lo último que receurdo haber visto antes de caer inconsciente.

~~~

A la mañana siguiente, me encontraba en la cama de la posada.
Abrí los ojos poco a poco, deslumbrado con el brillo de la luz del sol.
Cuando mis ojos se acostumbraron a ello, vi una silueta a mi lado. Parecía recién duchado, y llevaba una camiseta blanca ancha y unos pantalones cortos. Estaba sentado, mirándome.

Era él.

Me sobresalté y me senté sobre la cama, sin darme cuenta de que en la batalla anterior había sufrido heridas bastante graves, por lo cual, todo mi cuerpo estaba dolorido.

-Hey, Iván ¿estás bien? - me preguntó acercándose un poco a mí, ayudándome a tumbarme de nuevo.

Su cara de preocupación... esas muestras de afecto hacia mí... aunque fueran mínimas, estaba muy agradecido de que me prestara esa atención.

-Sí... estoy bien - dije con la voz un poco ronca - Por cierto, ¿cómo es que no estás con los demás?

-Se han ido a comprar armas, parece ser que necesitamos equiparnos mejor - me dijo con una sonrisa.

Aunque sólo fuera para hacerme reír, esa sonrisa hizo que me sonrojara, no pudiendo controlar lo que, en realidad, sentía por él.

-Ah... jeje, es verdad - reí nervioso, disimulando mi sonrojo dándome la vuelta en la cama, de forma que lo que él pudiera ver era mi espalda.

Se extrañó de ello y se echó conmigo en la cama. No pude evitar que mi temperatura corporal aumentara, algo que no podía dejar que él notara.

Con solo tocarme, con solo rozarme, lo notaría...

Y mi temperatura subiría aún más.

Me abracé a las sábanas cubriendo mi cara, pensando que así podría calmarme un poco y que mi temperatura no subiera más.

Pero logré justo el efecto contrario.

-¿Por qué te giras? ¿Qué te pasa, Iván? Desde hace tiempo estás algo raro... - todo ello lo dijo en mi oreja, en un tono muy sensual.

Me volví a sobresaltar, esta vez dando un vuelco en la cama que hizo darme la vuelta.

Nos encontrábamos frente a frente, cara con cara.

Le miré. Y él me miró a mí.

Su cara tan bonita... sus preciosos ojos azules... sus labios tan bien formados... todo ello me pedía que me lanzara sobre él, que le hiciera todo lo que no me atrevo a hacerle.

Sus ojos me miraban con ternura, mirando fijamente los míos, pareciendo buscar la respuesta de sus preguntas en ellos.

No pude aguantarlo más, mi cuerpo lo pedía a gritos.

Obedecí a esa petición que me hacía a mí mismo.

Para su sorpresa y para la mía, me acerqué a su cara de forma que la punta de mi nariz chocara con la suya.

Podía sentir su aliento cerca de mí... podía observar más de cerca esos preciosos ojos azules que ahora tenía tan cerca, y que me miraban con sorpresa.

-¿Quieres una respuesta?... -me sorprendí a mi mismo diciendo esas cosas, y también a él.

Acto seguido, la mano que no tenía vendada empezó a acariciar su cabello y juguetear con él.
Experimenté un sentimiento de deseo, deseo hacia él, algo que no le debió de gustar, porque se apartó un poco de mí.

Al repelerme... me dolió, no pude evitarlo.

Pero no era momento para parar algo que no podía terminar.

Usé la mano que acariciaba su pelo para atraer su cara a la mía.
La distancia se fue acortando, hasta que sellé sus labios con los míos.

A pesar de que, probablemente, no era correspondido... la sensación que tuve fue fantástica.
Aproveché que su boca estaba algo abierta para colar mi lengua en ella, recorriendo cada lugar de su boca.
Sentí que el mundo se rendía ante nosotros, no existía nadie, salvo él y yo.

De pronto, sentí la fuerza de una mano empujando mi pecho. Era su mano.
No le puedo culpar... él no siente lo mismo que siento yo por él.
Pero me dolió mucho.
Y más me dolió su comentario:

-¿¡Q... Qué haces!? ¿¡Por qué razón has hecho eso!? - saltó de la cama y me miró desafiante, con una expresión sonrojada. Yo me senté sobre la cama como pude.

-Esa era la respuesta que te quería dar... -no me lo quería callar más, tenía que decírselo.- Te quiero, Hans. No desde el primer día en el que te conocí... pero viéndote... siendo tan valiente... te preocupas tanto por tus amigos... y sobre todo, eres bellísimo tanto por dentro como por fuera.
Quise decírtelo... porque no podía más. Cada vez que estás conmigo... cada vez que te acercas a mí... aunque se que mis sentimientos no son correspondidos, me alegra muchísimo. Me alegra mucho que prestes tu atención en mí...

Bajé la cabeza y rompí a llorar. Todo lo que tenía dentro se lo había dicho. Me sentía a gusto, pero a la vez muy triste porque sabía que nunca me iba a responder.

-Sabiendo sólo... que me vas a prestar atención... que no vas a alejarte de mí por lo que siento... me sentiría enormemente feliz... porque se que tú no sientes lo mismo que yo siento por tí... que yo para tí sólo soy un amigo...

Lloré más fuerte, echando fuera todas las lágrimas que había contenido.

Supuse que se había ido... que no me estaba escuchando...
... pero seguía ahí, mirándome con sorpresa.
Había cambiado mucho su expresión después de decirle eso...

Me culpé por ello.
Ahora tendría la carga de saber que alguien a quien él consideraba un amigo, él no lo consideraba como tal.

Si no como un amante, como la persona más especial para él.

Mi llanto empezó a ser más fuerte, pero ocurrió algo que no me esperaba en absoluto.

Sus brazos me envolvieron con cuidado para no dañar ninguna herida. Podía sentirle cerca, y también noté su propio llanto, algo que me sorprendió.

¿Por qué...?

¿Por qué lloraba...?

"Perdóname..." pensé mientras me introduje en sus pensamientos.

"Lo siento... lo siento mucho, Iván... de verdad que no quiero causarte este sufrimiento... tú para mi no eres un amigo, no te quiero así... Eres muy importante para mí, Iván, no quiero que sufras por mi culpa..."

Al salir de su mente, tuve dudas.

"De verdad... ¿de verdad soy tan importante para él...?"

Quise oírlo con sus propias palabras.
Quise que me aclarara lo que leí en su mente.
Quise... que me quisiera.

-Hans... ¿que pasa...?- dije entre sollozos.

-No quiero que pienses eso, Iván. Tu para mí eres muy importante, no quiero que sufras así...

Separó de mí sus brazos y me miró a la cara, esta vez con una expresión de disculpa y dolor.
Su cálido aliento... sus ojos azules... hicieron que casi perdiera el sentido.

Lentamente, sus labios llegaron hacia los míos. Nos fundimos en un beso muy tierno y cálido.
Por fin... me correspondía.
Por fin... sentía una felicidad inmensa a su lado.
Supe entonces que lo que sentía por mi era lo mismo que yo sentía por él, sólo que él trató de ocultarlo.
Sus labios se separaron de los míos... Casi estaba perdiendo la consciencia... cuando oí las palabras que más quería que salieran de su boca:

-Yo también te quiero, Iván.

Y se quedó a mi lado en la cama, durmiendo conmigo, por fin llenos de felicidad, sin remordimientos ni penas.
Por fin supimos todo lo que el uno sentía hacia el otro.
Por fin... estábamos juntos.

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