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Él Heredero por Alexan

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Notas del capitulo:

¡Hola chicos! :) este vendría siendo mi primer fanfic KaZe y tengo otras ideas frescas acerca de esta pareja 乂d84;r55;d84;乂 Esperó que les guste la trama porque aun tengo dudas sobre mi forma de escribir ヽ( ´¬`)ノ

¡Disfruten! ಠuಠ

 

 

 

En una oscura y fría habitación, las cortinas color tinto se mecían con él aire dejando una pequeña ranura a la luz de la luna.  Los rayos plateados golpeaban él hermoso cabello del albino postrado en la cama y las perladas gotas de sudor caían a las sabanas arrugadas bajo el cuerpo.


Ku-rahn —Gimió Zero con un hilo de voz él apellido tan aclamado por las sanguijuelas.


Sobre el cazador y mordiendo su pálida piel cremosa se encontraba Kaname, descontrolado y segado por la sed embistiendo con fiereza a Kiryuu, dejando marcas de sus dedos en sus caderas.


Zero se lamentó él haber escuchado a su tierna Yuki. Su dulce e inocente pequeña, creyendo herido a su príncipe le había rogado con ojos llorosos que salvara a la sanguijuela.


Después de la muerte de Rido él purasangre llevaba encerrado en lo que fue su antigua habitación y no dejaba a nadie acercarse, ni siquiera Yuki.


El bastardo hacia uso de su poder para que no lograran cruzar más de los diez metros y llegaron a la conclusión de que él único que no se doblegaría al poderío era él.


De-ten... ¡Ahh!


“Patético” Pensó Kiryuu.


Kuran no estaba herido.


Había entrado en calor y Kiryuu Zero hijo de una reconocida familia experta en la caza de los seres de la noche, considerado y prospecto a profesional en un futuro, cayó redondo en la guarida del vampiro.


— ¡HAhh!..  ¡Hng hm! 


Las embestidas se volvieron más veloces y fuertes golpeando él lugar favorito del purasangre, uno que le producía un placer electrizante. Piel contra piel, los sonidos morbosos se hacían escuchar y Kaname sin pudor lamió su cuello, saboreando la fragante sangre dulce que salía a borbotones por los dos orificios recientemente hechos.


Él moreno bombeo su miembro.


— ¡No!


Y sin pedir permiso se corrió dentro de él, dejando su semilla mezclarse con la anterior eyaculación.


Él albino se desplomo sobre la cama tembloroso, sus músculos estaban hechos un lio de dolor que ya ni siquiera tenía fuerzas para levantarse, y cuando intentaba hacerlo el cansancio lo vencía. Su estómago estaba lleno al portar tanta cantidad de semen en su interior. Era algo que no esperaba sentir jamás y menos producto de su enemigo eterno.


Ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo habían hecho o cuantos días llevaba en la habitación. Si antes le hubieran dicho que sería montado por Kuran Kaname se hubiera enojado y le habría pegado un tiro justo en la frente por tal broma, pero ahora...


Cerró los ojos fuertemente y trago saliva.


Duele.


Zero se llevó una mano al vientre haciendo un pobre intento de calmar el dolor de la inflamación. Kuran no había permitido que nada se escurriese fuera de él.


Sintió algo húmedo darle pequeñas caricias en su piel. Lo estaba mimando con pequeños besos y lamidas desde su hombro hasta llegar a su rostro, como las parejas que tenían sus arrumacos después del sexo.


¡Ese imbécil!


Era lo que comenzaba odiar de él cada vez que usurpaba su interior con su semen, una actitud que había adoptado para relajarlo y tan íntimo que le daba escalofríos. Fue tan ingenuo al creer poder hacerlo entrar en razón tratando una y otra vez de recordarle a su querida Yuki, pero no tenía caso. El moreno lo seguía observando de pies a cabeza con los ojos completamente rojos y tan abiertos como los de un búho vigilándote. El nombre de la princesa no era bienvenido en lugar.


Kuran lo asaltaba con más fiereza si lo llegaba a decir, incluso había visto fugazmente los celos y la furia cuando nombraba a cualquiera que no fuese él.


—Hmm —Gimió cuando Kuran lo beso creando un chapoteo a causa de sus lenguas unidas.


Una estocada.


Zero frunció el ceño nervioso y bajo la intensidad del beso.


Otra estocada. Y otra, y otra, y otra...


¡No de nuevo!


— ¡B-basta! ¡Kuran detente!


La Bloody Rose ha desaparecido.


— ¡H-haa! ¡Duele bastardo!


Kaname relamió sus labios y enterró sus colmillos en un nuevo lugar.


—T-te odioh ahh


Jamás se había sentido así de vulnerable.


 


***


 


Kaname despertó sintiendo una sensación repugnante en todo su cuerpo. El clima estaba horrible y hacía de su piel pegajosa obligándole a abrir con pesadez sus ojos Borgoña, pestañeando ante la poca luz del sol apenas ocultándose.


Él otro lado de la cama estaba frío. Zero se había ido.


Con pesar se llevó una mano a su rostro, recordando las veces en que él cazador estuvo bajo él gimiendo. Zero era tan erótico y él lo reconocía pero nunca lo diría. Su mano aun contenía su sangre seca y podía oler él aroma empalagoso que le había enloquecido durante días. Prácticamente se la paso metido en el cuello de su compañero inhalando su olor a profundidades.


Él cazador olía a él y saber eso hinchaba su ego. Era una droga para su poca racionalidad en él momento. Con ojos lujuriosos y brillantes de un leve tinte rojo, se deleitó con la sangre seca ante los ultimo rayos del sol mirando expectante la chaqueta negra en él suelo.


Él albino nunca le rogó por detenerse.


Sonrió divertido. Incluso siendo domado aún conservaba su personalidad salvaje.


—Haa —Suspiro cansado.


Se dirigió al cuarto de baño enjuagándose todo él semen seco en su estómago y la sangre cayendo al suelo revolviéndose con el agua. El cazador también lo había hecho antes de irse por lo que veía, él espejo del lavado estaba arañado en el centro y encontró uno de sus pircings tirado en las baldosas.


Salió envuelto en una toalla y se vistió con un pantalón blanco, y tanto la camisa y la gabardina de color negro al igual que los zapatos.


Una vez terminado de arreglarse metió el arete en un bolsillo dentro del abrigo, no sin antes haberle dado un vistazo más. Él cazador ya no se iba a detener en dispararle cuando lo viera. Bueno, no es como si no pudiera esquivarlo.


Con un chasquido de dedos arreglo lo más posible de la habitación y salió. Dejando que las ventanas abiertas dieran paso al aire natural, llevándose con este todo aroma, incluido el de Zero.


 


***


 


— ¡Kaname Nii-sama!


Él purasangre reconoció la dulce voz. Su yuki reflejaba preocupación en sus lindas facciones y no le gustaba que fuera culpa suya, ni culpa de nadie. Kaname acaricio las mejillas sonrosadas de la castaña quien ahora sonreía aliviada.


— ¿Está todo bien, Kaname-Senpai? ¿No estas herido? —interrogo Yuki


—Yuki —Nombró con suavidad— Perdona haberte preocupado, debiste estar asustada ¿No es así?


—Hm —Negó con la cabeza — Kaname-Sempai es fuerte y además...


Se pausó brevemente no sabiendo si decirlo o no.


— ¿Además?


—Zero estaba dentro también.


Las pocas hojas de los arboles volaron por él aire revoloteando los cabellos castaños de la princesa.


Sonrió levemente. La imagen de kiryuu arqueando su cadera para él era demasiado.


—Así es —dijo con un brillo en los ojos.


Yuki lo vio extrañada y después se percató de algo comenzando a mirar por todos lados.


—Ahora que lo pienso ¿Dónde está Zero?


— ¿No lo vieron salir? —Pregunto confuso


—Ah, yo lo vi ir en dirección a los dormitorios del sol —Añadió Akatsuki estoico. Detrás de él estaban Aidou y Ruka, ambos con expresión molesta— intente hablarle pero él me ignoro.


— ¡Hm! Aun cuando nos dignamos en hacerlo. En verdad que ese Nivel E es irrespetuoso —Se quejó Aidou de brazos cruzados.


— ¡Zero no es así! —Defendió Yuki.


Los dos empezaron a debatir sobre ello a lo que él suspiro tranquilo.


—Lamento haberlos preocupado —Se dirigió a los dos único que no estaban siguiendo la riña.


—Nosotros seguiremos a Kaname-sama sin importar lo que ocurra —Dijo Ruka mirándolo determinada.


Akatsuki solo asintió, más por la chica que por él mismo. Sabia de los sentimientos del hombre por la mujer aún con esperanza de que sus ojos se fijaran en ella como algo más que una subordinada, pero algo como eso no ocurrirá y eso es porque...


Yuki era su preciada princesa, hermana y prometida.


Pensó mientras miraba a la castaña.


—Seiren


La chica apareció detrás suya tan apática como siempre. A veces la curiosidad le hacía pensar en ella sonriendo alguna vez.


— ¿Está todo listo? —Pregunto. Los otros cuatro lo miraron expectante.


—Sí, Kaname-sama


—Bien, es hora —Índico comenzando a caminar a la entrada con los demás siguiéndole en silencio. Yuki se colocó a su lado y él le sonrió tomando su mano.


El director los despidió con lágrimas en los ojos, siendo retenido por Yagari quien solo los miro frío y ni un adiós les dio. Así estaba bien.


Él cazador no se veía por ningún lado, tampoco sentía su presencia. Es como si se hubiera esfumado, de todos modos lo que ocurrió con él solo fue un desliz que no volverá a ocurrir.


Con ese pensamiento en mente dejaron la academia en una limusina, mirando la noche caer sobre ellos hacia un nuevo comienzo.


 


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