Jared y Jensen se metieron al primer restaurante que encontraron abierto, considerando que eran casi las dos de la mañana, luego de terminar un rodaje en el set ambos estaban hambrientos, eran los últimos en rodar una escena de los hermanos la cual ellos mismos habían retrasados horas y horas por las bromas.
Tomaron asiento en una de las mesas luego de haber conseguido la comida, una gran hamburguesa, patatas fritas, gaseosa y un postre pequeño de chocolate que venía de regalo.
–Joder, estoy cansado hasta los huesos y pensar que hay otra convención el fin de semana, mas fans con preguntas raras. –Se quejó Jensen, dando una gran mordida a su comida.
–No entiendo de qué te quejas, tu eres el que les da material, chico Batman, de las pizzas, actua como Dean en la cama. –Comenzó a bromear con él, notando como el rubio tenía una mueca en los labios.
–¿Yo? Y tu que querías “influenciar” al pobre de Misha, pero bueno, no te culpo, es “influenciable”. –Bromeó sobre el tema, no era secreto entre ellos los chistes subidos de tono, pero aún mas que eran ambos bisexuales, era un secreto mutuo que guardaban en su “cuarto” algunas veces.
–Hasta es ship de Destiel, joder, si es el hombre perfecto, imagina las posibilidades con lo flexible que es, le daría mi infancia cuando él quiera. –Dijo relamiendo sus labios, sacando una risotada del mas alto.
–Vale, me ha quedado claro, pero te apuesto que no eres el tipo de Misha. –Aseguró. –Quiero decir, Val y él son bisexuales, pero no creo que sea infiel, no lo sé, es arriesgado. –Comentó terminando de su comida.
–Es porque eres cobarde, te apuesto a que puedo dejar mi influencia sobre Misha o…Dentro. –Sonrió ladino, seguro de sus palabras.
–No lo sé. –Jared dudó al tiempo que se levantaba, tirando del brazo del mas bajo para salir. –Una cosa es jugar entre nosotros a hacer “Wincest” algunas veces y una mierda diferente es jugar con Misha, ya sabes, el terreno que no conocemos.
–Y entre nosotros antes no había terreno, tampoco, eres un cobarde.
–Vale...Pero si tú puedes, yo también. Apostemos…–Dijo con seguridad.
–Un automóvil, nuevo, el que el otro quiera, sin trampas, sin autos de juguetes ¿Qué dices? –El mas bajo extendió la mano, con una sonrisa totalmente amplia en su boca.
–Sin trampas, Jensen o te haré sufrir. –Dio un apretón de manos y luego divisó que nadie estuviese cerca, tirando del rubio en un abrazo fuerte, chocando sus labios en un beso, mordiendo apenas. –Un mes, nada mas que un mes.
–Trato, gigantón.
Misha comenzaba a sentirse realmente extraño, si bien las bromas en set siempre eran subida de tono entre todos, parecía que nuevamente él era la victima de Jared y Jensen otra vez.
La primera semana había sido mas que nada manos por todo su cuerpo en cada oportunidad y aún cuando el jugueteaba con ellos también, cada día eran mas descaradas, susurrando cosas a su oído como.
“Castiel, ¿Por qué no me muestras tu gracia en el Impala?”
“Ángelito, ¿Qué llevas bajo esa gabardina?”
“¡Me gustaría que fueras Dios, para contarte mis pecados y deseos!”
“Aceptaría ser Lucifer otra vez, solo para meterme dentro de ti”
“Deja caer la ira del cielo sobre mí y yo te mostraré todo los pecados de la tierra, Cass”
Y las frases seguían y seguía, lo bueno, es que solo recordaba las mas decentes, porque había algunas que le hacían ponerse de color rojo, casi como un tomate, por otro lado, era agradable que fueran todas dirigidas a Castiel, no eran para él, se repitió unas cuantas veces Misha.
A la semana siguiente, las cosas comenzaban a tornarse casi bizarras, si antes era raro que bromarán con Castiel, que bromearán con él era mil veces peor. Jared se había aprovechado de las fotos con los fans, le habían vestido de mujer con pequeñas faldas y sus piernas fueron toqueteadas por cada rincón por las firmes manos del menor. Sin contar lo que hizo Jensen, aprovechando cada fan ship de Destiel, para besarle DEMASIADO cerca de sus labios, a su parecer.
Y la tercera semana fue aún peor, Misha recordaba haber besado a Matt Cohen, en broma, a Rob, también, no tan en broma, en una de las convenciones, considerando que Rob ese día había besado a medio mundo. Pero él no esperaba que Jensen le besara “accidentalmente” por despedirse. Juraba que ese beso sería en la mejilla pero terminó en sus labios y lo peor, siguió, siguió y siguió…Y cuando terminó estaba mareado y sonrojado, no alcanzó a quejarse, cuando Jensen parecía haber desaparecido.
Para el fin de semana, decidió ignorar al par de acosadores que tenía como amigos y se fue a su suit, cerrando la puerta tras de sí, había sido una de las convenciones mas pesadas que podía recordar y ya lo único que quería era tenderse en su cama, se quitó la chaqueta y zapatos, estaba a punto de quitarse la camisa cuando alguien tocó su puerta.
–Joder, voy. –Dijo a regañadientes, notando de Jared en la puerta con lo que parecía una botella de licor en la mano.
–¡Hey, Misha! Vi que estabas cansado de muerte abajo en la cena, pensé en beber un poco, Jensen no quiso. Tal vez podría darte un masaje. –Jared sonrió de manera afable y Misha dio un paso al costado, dando a entender que podía pasar.
–Vale…Anda, pasa al cuarto de una vez, te cobraré la palabra del masaje. –Cerró la puerta y sin mas caminó a la cama doble, dejándose caer en esta, boca abajo. Confiaba mas en Jared que en Jensen, mucho mas luego de aquel beso.
Jared le apretó ligeramente los hombros, bajando, masajeando los músculos mas que tensos, teniendo cuidado con su espalda y no pasar a llevar nada que no debía.
–Jay, gracias. –Dijo mientras se removía en la cama. –Este mes ha sido todo realmente tenso, las cosas me han puesto nervioso, el set, joder, las fotos. –Jared le extendió una copa del licor y este no dudó en beberla.
–Si quieres puedo darte otro masaje. –Propuso, notando como Misha ya estaba totalmente relajado, bebiendo.
–Joder, sí, creo que hay aceite de masaje en la gaveta, ve. –Ordenó mientras se quitaba la camisa, dejando ver su espalda.
Jared no tardó ni un segundo el volver a la cama y tomar asiento, comenzando a extender el aceite por la contorneada espalda, jugando con sus pulgares en la cintura del mayor. Pequeños suspiros salían de los labios del moreno, comenzando casi a ser gemidos. El mas alto mordió su labio inferior, recordando la apuesta con Jensen, Dios, sin duda, Misha era MUY influenciable.
Se inclinó, notando el dulce aroma del aceite, mezclado con el aroma del contrario, besó apenas su hombro cuando el ojiazul se volteó y le abrazó sobre los hombros, mirando con esos enormes ojos.
–Ya lo sé. –Dijo con voz ronca, como lo hacía con Cass y de un momento a otro sus labios estaban juntos, los gruesos labios de Misha eran suaves y se abrieron sumisamente ante la lengua curiosa que empujaba, humedeciendo a su paso, succionando con dulzura mientras sus manos resbalosas acariciaban la cadera ajena, con insistencia. El ambiente subió unos cuantos grados mientras sus pulgares se metían bajo el cinturón ajeno, tirando un poco.
Se separaron un tanto agitados mientras Jared alcanzaba la botella, dejando esta contra los labios de Misha para que bebiera, estaba aun demasiado alerta y necesitaba dejarlo mas sumiso para sus planes. Notó como bebía con fervor, dejando que licor escurriera por sus labios, manchando su mentón y escurriendo hasta sus clavículas. Lamió cada gota, aprovechando de dejar besos hasta que Rob se removió un poco.
–Jay…Para…–El mayor intentó escapar en a la cama, rasvalando por lo torpe que se encontraba gracias al alcohol ¿Qué había bebido? Se preguntó notando como los labios del mas alto besaban su cuello, sosteniendo firme su cadera.
–Shh…No te preocupes. –Lentamente se fue posicionando sobre el mas bajo, besando su piel, bajando hasta uno de sus pezones y lamiendo mientras espasmos recorrían el cuerpo. –Solo relájate. –Empujó sus caderas contra las piernas abiertas de Misha, que se removían a sus costados mientras el sexo de ambos comenzaba a crecer en sus pantalones.
El mayor alzó sus caderas, provocando una dulce fricción un tanto molesta por los jeans, prácticamente ya no habían inhibiciones, la barba poco crecida de su compañero cosquilleaba en su pecho expuesto, mezclado con la saliva tibia y dientes, dejando marcas rojizas por la piel morena.
Ambos se giraron al escuchar la puerta sonar, girando sus rostro, las mejillas de ambos algo sonrojadas y sus respiraciones agitadas, sin contar el hecho de sus prominentes erecciones en sus pantalones.
–¿Misha? ¿Cass? –La voz preguntó desde el otro lado y el menor gimoteó, esa voz era demasiada conocía para él.