Aún estaba su conocido aroma impregnado a las sábanas donde dormían, y el fantasma de su recuerdo le atormentaba desfilando por aquella habitación en silencio, sin permitirle tocarlo o besarlo, sin devolverle lo perdido, lo que por idiota dejó escapar.
Y mientras yacía sentado en silencio rememoraba viejas caricias, las palabras perdidas, los labios húmedos, ansiosos, deslizándose sin tregua mucho más abajo, hasta perder la consciencia del acto, la cordura, hasta no ser más que piel caliente y ansiedad llevada al éxtasis.
Recordaba todo porque todo le atormentaba, desde brillantes ojos expresivos a las palabras hirientes que cortaron aquello que creían duraría el tiempo suficiente para envejecer juntos, para compartir los sueños que tuvieron por separado y crear muchos otros en conjunto.
Sólo Tony Stark y Steve Rogers contra el mundo entero.
Un amigo y un amante, ahora sólo la distancia estaba de por medio entre ellos, tenía como último recuerdo la cama helada donde hicieron el amor hasta agotarse, donde dijeron promesas que ahora parecían vacías, una oración sin fe ante el altar equivocado.
Si pudiera volver a abrazarlo, enredando sus miembros en torno a la esbelta figura y volver a enterrar sus dedos en ese espeso cabello negro que adoraba jugar para relajarlo, queriendo contemplar la satisfacción suprema compartida entre arrumacos adolescentes de dos hombres ya demasiado cansados.
Habían vivido mucho. Demasiadas sábanas y labios para uno, un sueño interminable en la soledad del olvido para Steve.
Se pertenecían, se habían pertenecido antes, cuando las cosas parecían mucho más sencillas, cuando no tenía tanto orgullo de por medio. Ojalá pudiese darle esa disculpa, arrojarse a sus pies y suplicar arrodillado que volviese a él, que no le dejase solo con hirientes recuerdos acechando desde cada esquina cuando la luna caía desde lo alto. Necesitaba su compañía y su amor. Necesitaba verse en sus ojos para saberse bueno y amado.
Aferrado a las almohadas no lograría reemplazarlo, ni consolarse a sí mismo, manteniéndose donde no debería ya volver sólo mantendría la herida abierta, porque no era su apartamento ni tenía nada ya por recoger salvo los pedazos de su alma que se dispersaban allí, entrelazados a la de Tony.
—Estoy hundido Tones...— Esa única certeza compartida con el silencio le hizo incorporarse, despacio, llevaba entumecido desde que el playboy hubo partido. —Ojalá fuésemos menos testarudos...—
Ojalá no hubiese dicho adiós al único amor que creyó merecer. El pasado perdido de lo que pudo y debió haber hecho, cuando sólo se quedó mirando mientras se marchaba, dándole la espalda pese a querer abrazarlo con fuerza. Estaba tan molesto...y ahora ni ese coraje inicial le quedaba...
Durante un tiempo pensó que Stark le pertenecía, por derecho y resolución, por haber cruzado esa línea del "amante casual" a "quien no saco de mis pensamientos". Cuando estaba tan seguro sus sueños se derrumbaron y Tony se marchó llevándose con él todo lo que tenía sentido.
Los besos llenos de propiedad pasaron a ser recuerdos marchitos, el entrelazar de sus cuerpos era la gran adicción de la cual se iba recuperando entre recaídas y llanto no derramado. Porque incluso ahora se aferraba al dolor de su ausencia como consuelo.
Dejó las llaves caer sobre una pequeña mesita, en esa puerta que no volvería a atravesar.
Miró nuevamente el apartamento y casi pudo escuchar algunas risas compartidas o los sonidos de su pasión al realizarse. Algunas cosas eran vergonzosas, otras dolían con el frío de puñales enterrándose profundamente, sabiendo cortar para no matarlo, pero dejándole desvalido y sin deseos de sobrevivir.
—Adiós Tones. No puedo decir que lamento haberte conocido...tienes un carácter de niño pequeño y a veces eras...incorregible. Pero te amé, te quise tanto que no creo volver a querer a nadie más— La mano en aquella puerta temblaba mientras se iba cerrando, mientras le daba la espalda al hogar perdido. —Espero no haberte lastimado tanto y perdóname por no haber sido el adecuado, por no poder darte lo que necesitas...ojalá seas tan feliz como me hiciste a mí durante este tiempo. Adiós mi amor.