Una bella noche se hacía presente en la mansión Kido, Seiya había recobrado su salud al igual que los demás, Atenea hacia su labor como Diosa de la Tierra, pero también como la heredera del difunto Mitsumasa Kido, Los cinco caballeros del zodiaco vivían en la mansión de la susodicha por petición suya, después de todo lo que habían sufrido por ella es lo menos que podía hacer, además de que para ella siempre serían más que sus protectores, eran sus amigos, su familia…
Shun estaba en la sala leyendo, tranquilamente, su compañía era la soledad al igual que el silencio dándole oportunidad de concentrarse hasta que se apareció Seiya junto con Hyoga peleando como siempre
-¡Te digo que no estoy gordo!-
El menor aparto la vista para mirar a los jóvenes que habían quebrado tan armónica atmosfera -¡¿Qué dices?! Estas obeso, mira eso- dijo el ruso señalando su abdomen mientras le apretaba “los gorditos”
-¡Es musculo avestruz!-
-¡¿Avestruz?!-
Seiya comenzó a reír haciendo un tremendo escandalo -¡Si, avestruz! ¡Avestruz! ¡Avestruz!-
-¡Asno con alas!-
-¡Al menos vuelo!-
-¡Me sorprende! ¡Tragas como burro!-
Shun estaba perdiendo la paciencia, seguramente ni se habían percatado de que estaba aquí desde el principio, resignado soltó un suspiro y cerro su libro al mismo tiempo que se levantaba del sillón, los jóvenes que hace un momento peleaban voltearon sorprendidos
-Shun…- el castaño pronuncio apenado
-Lo siento, no te habíamos visto- le siguió el rubio igualmente
Desde la batalla de Hades a su regreso le tenían cierta desconfianza, había luchado a su lado en los campos elíseos y Atenea había “exorcizado” al menor del alma de Hades, sin embargo estaba la posibilidad de que lo volviese a usar y de esta inseguridad el menor se percataba.
-Descuiden… solo me iré a otro lugar- dijo algo decaído y restándole importancia
-No Shun… tú estabas primero, Seiya y yo nos iremos a la cocina- el rubio le miro un instante a los ojos y después los aparto con nerviosismo, como si el mirarlo fuera malo
Hyoga… ¿Por qué no me miras?... mírame… por favor… ¡No soporto que me ignores! ¡Mírame!
Los chicos estaban a punto de marcharse, cuando un grito de dolor los detuvo, el menor estaba de rodillas en el suelo junto con las manos en su pecho
-¡¿Shun?!- grito el rubio mientras se acercaba a él sin tocarlo
-¡Saori! ¡Saori ven pronto!- el castaño gritaba desde las escaleras con la esperanza de que lo escuchara
Nuevamente una punzada se hizo presente en el cuerpo del menor y esta hizo que callera completamente al suelo -¡Shun resiste!- el rubio tomo los hombros de Shun
La menor llego corriendo acompañada de Shiryu -¡¿Seiya que ocurre?!-la chica miro asustada al menor que se encontraba aun temblando en el suelo
-¡Es Shun! Él…-
-Hay no… así que era esto…-
Shiryu la miro confundido y antes de poder preguntar las puertas de la mansión se abrieron por una fuerte ventisca azotando contra la pared; Seiya y Shiryu se colocaron frente a Hyoga y Shun, sentían un cosmos acercarse pero no veían a nadie.
-Shiryu… es cosa mía o este cosmos-
-No, yo también lo siento… no es peligroso- pero si no es hostil… ¿Por qué Shun sufre?
De entre las sombras una silueta se acercaba caminando tranquila envuelta en una capa color marrón, cubriendo su cuerpo y rostro.
-¿Quién eres?- pregunto Seiya, al no obtener respuesta el castaño lanzo un meteoro de Pegaso, pero este fue detenido por atenea -¡¿Saori?!- dijo incrédulo el castaño
-Todos… bajen sus puños-
Shun seguía tendido en el suelo pero el dolor había pasado, ahora se encontraba entre los brazos de Hyoga y aunque no fuera buen momento lo tenía contento
-Querida prima… cuanto tiempo- la chica hablo con dulzura
-¡¿Prima?!- el castaño pregunto incrédulo -¡¿Eres una mujer?!
La señorita se despojó de su capa para dejar ver su hermosa silueta, una cabellera larga castaña clara, unos ojos color miel que eran preciosos y su piel nívea
-Perséfone…- dijo Saori mientras la reconocía poco a poco
-¡Atenea!- la chica corrió a abrazarla y esta solo pudo separarla con delicadeza
-No lo harás…- Perséfone la miro triste –No te lo llevaras, tú madre lo ah prohibido-
-¡No eres nadie para que lo evite!- dijo molesta la chiquilla -¡Ahora!, ¿Cuál de ellos cuatro es el afortunado?-
La chica paso al lado de atenea admirando a Seiya con detalle –tú no, pareces muy impulsivo y tosco- el castaño no sabía si ofenderse o pasarlo por alto, la chica siguió para terminar admirando a Shiryu con detalle –Mmmm… no, tú tampoco eres- el azabache confundido simplemente la ignoro para ir al lado de Seiya, la menor siguió caminando hasta ver a Hyoga y Shun en el suelo aun “abrazados” -¡Eres tú!-
-¿Qué?- respondió Hyoga confundido
-¡Tú no!- la chica aparto al mayor de Shun y esta lo abrazo –Tú… mi amor…-
-¡¿Qué?! ¡¿Shun conoces a esta chica?!- gritaba Seiya a los cuatro vientos a Shun exigiendo que alguien le explicara que sucedía
-Seiya… silencio- pronuncio atenea al ver a su prima ayudando a levantarse al menor, esta se interpuso entre ambos –Ya te lo dije no te lo llevaras-
-¡¿Pero porque?!- hacia berrinche la menor
-¡Tú madre lo ha prohibido!-
-¡No me importa!- la mayor tomo de la mano a Shun y lo jalo con ella, el peliverde estaba confundido e incomodo
-Perséfone… ¿Dónde eh oído ese nombre?- pensó el menor mientras la miraba
La mayor se percató de esa mirada y respondió con una sonrisa para después besarlo, todos miraron incrédulos en especial cierto caballero Ruso, la menor se separó al instante con brusquedad asustada y confundida
-No… no puede ser… tú…- el peliverde se tomaba los labios con sus dedos sin creer que había sido besado por una completa desconocida –Estas enamorado… de alguien más-
El peliverde se sonrojo ante su comentario –Yo…-
La menor rio con dulzura –Descuida…- tomo su capa que yacía en el suelo y se la volvió a colocar –Aun tenemos tiempo mi amor… regresare por ti- para después desaparecer como llego.
Después de un crudo silencio y miradas sospechosas hacia Shun comenzó el interrogatorio -¡Shun! ¡¿Quién es esa?!- el castaño lo zangoloteaba mientras lo miraba molesto -¡¿Por qué te beso?!-
Saori detuvo al castaño y se colocó frente a ellos –Yo puedo explicarles…- los cuatro caballeros la miraron atentos –Ayer por la noche… tuve un sueño-
Saori se encontraba en los campos elíseos, sentada, rodeada de flores, una Diosa llego por sus espaldas y le sujeto del hombro –Atenea… sobrina mía-
La menor se giró y al admirarla con detalle se dio cuenta de su identidad- Tía Deméter… ¿Qué haces…?-
-No hay tiempo, Morfeo me concedió poco tiempo… -
-Pero… ¿De qué hablas?-
-Escúchame bien… desde tiempos remotos Hades a cortejado a mi hija Perséfone para después contraerse en unión, me entere de que derrotaste al Hades de esta era, sin embargo no planea dejarse vencer en esta, mi hija está por despertar y no tardara en buscarlo, debes evitarlo…-
-¡Pero Deméter eso es!- las flores se desvanecían y con ellas su tía despertando de aquel sueño
-Perséfone…- dijo por lo bajo Shun
-¿La recuerdas?- pregunto Shiryu tomándolo del brazo
-No, sin embargo cuando estaba en mi entrenamiento June me contaba varias historias de la mitología griega… y una de ellas fue la de las cuatro estaciones del año, se dice que Perséfone estaba en el bosque jugando y Hades al verla quedo maravillado con tal belleza haciendo que en un impulso fuera por ella, su madre Deméter la diosa de la fertilidad se molestó y trajo un crudo invierno a la tierra, negándose a producir alimento-
-Zeus al ver que Deméter no tenía intención de cumplir con su tarea envió a Hermes al inframundo pidiéndole que regresara a Perséfone con su madre, este se negó diciendo que había comido unas semillas en el inframundo- continuo Saori
-¡¿Y eso que tiene que ver?!- pregunto Seiya confundido
-Se dice que si comes algún alimento del inframundo estarás condenado a vivir toda la eternidad- respondió Hyoga molesto
-Así es… pero Hades y Deméter llegaron al acuerdo de compartir a Perséfone… una parte del año estaría con su esposo- siguió Shun con el relato
-Y en esa parte del año la diosa Deméter al extrañar a su hija traería el frio, los escases de comida y el hambre a la tierra- Saori dijo preocupada
-Otoño e invierno- aseguro Shiryu
-Mientras que el resto la pasaría con su madre, haciendo que está llena de alegría y amor por tener a su hija daría calor, abundancia y vida a los humanos-
-Verano y primavera- le siguió Seiya
-En efecto- concluyo Saori
-Pero no entiendo… ¿Qué tiene que ver Shun en esto?- dijo el rubio
-Él es la rencarnación de Hades…-Saori pronuncio con algo de obviedad –Y Perséfone no se ira sin él-