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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Buenaaas, ya he vuelto jeje voy a ir a este ritmo, actualizando cada 1 o 2 semanas :)


Muchísimas gracias a todos los que me habéis comentado, espero que os guste mucho y me sigáis hasta que me quede sin ideas :V (eso rara vez pasa jaja). Recordad que en mi perfil tengo fics y páginas para que me sigáis :)

2. D de "Dragón"


 


Habían pasado dos semanas desde ese incidente con Tohru. Ella se comportaba de esa misma forma cansina y a la vez divertida que tanto la caracterizaba. Parecía más ilusionada que nunca.


Yo también seguía igual. Kanna siempre me tenía puesto un ojo encima, esperando que diera un paso hacia su “hermana mayor”, pero no sucedía. Estar constantemente vigilada no me gustaba. O quizás solamente eran imaginaciones mías.


A quien le podía contar todo era a Quetzalcoatl, o Lucoa, como le gustaba que la llamaran. Esa pechugona fresca tan inocente era la mejor guardando secretos y era más mamá de Tohru que no yo de Kanna.


Un día quedamos unos cuantos para dar un paseo por las calles comerciales. Kanna tuvo la idea, estaba de vacaciones y quería un helado. Fue absolutamente adorable cuando se me acercó con sus pasitos de niña y su cara seria y me tiró de la camiseta para decirme lo que quería.


—Quedaremos con Lucoa para ir juntos y te compraremos ¡dos helados! —le aseguré con energía.


—¡Oooh! —dijo con esa voz queda y una mirada ligeramente ilusionada. Parecía una reacción mínima, pero en ella era como Tohru cuando estallaba de alegría. Luego se quedó un segundo pensativa—. A Saikawa también le gustan los helados. ¿Puede venir?


—¡Oh, pues claro! Pasáis realmente mucho tiempo juntas, sois muy amigas. ¿Sigue diciéndote que quiere casarse contigo?


—Ajá. Quiero que sea mi esclava.


—¿Co-cómo?


—¿No es lo mismo que casarse? En el mundo de los dragones lo decían a menudo…


—Qué deprimente es vuestro mundo… —Aunque en parte era bueno, no habría corazones rotos cerca de mi casa. Saikawa estaría demasiado dispuesta a ser su esclava.


Así que ahí estábamos, en plena calle comercial. Tohru llevaba la delantera, saludando a todos los vendedores. Era muy amiga de todos ellos.


Detrás de esa loca iban Kanna y Saikawa, que hablaban de cosas de su cole. Bueno, más bien era Saikawa dando la lata a la pobre niña-dragón sobre lo orgullosas que podían estar de ser las “líderes de clase”, significara lo que significara eso. Kanna parecía estar de acuerdo con ello, así que no quise meterme a criticar.


Y, detrás del todo, Lucoa y yo vigilábamos al rebaño. Hacía días que no hablábamos de Tohru y de mí y no sabía cómo sacar el tema.


—¿Cómo se porta Tohru? —me preguntó directamente ella. Fue sorprendente fácil y casual.


—La verdad es que bien. Sigue como siempre. Siempre pendiente de Kanna y de mí.


—Sigue sonriendo cantidad… —susurró para ambas, como si se quitara un peso de encima—. ¿Tú también sigues sonriendo?


—Sí, desde luego —contesté. No me dio reparo admitirlo ante ella, yo sabía que nunca se lo diría a Tohru—. Bueno, hace unos días tuvimos una pelea…


—Oh, no…


—No, no, lo solucionamos, es que…


Y le conté lo sucedido, cómo nos despertamos en la misma cama, lo que le dije borracha, lo que le dije sobria… No estaba contenta con lo que había pasado aquel día.


—… Desde ese día me cuido de no beber más de dos cervezas en una noche, si está ella delante.


—Es muy bonito, no quieres hacerle daño. —Lucoa siempre sonreía, pero me pareció que tenía un toque compasivo esa vez—. Ella actuó raro.


—¿Qué quieres decir?


—La he visto volverse loca por cosas tuyas muchas veces… Debería haberse alegrado como nunca de todo lo que pasó.


—Ya…


Nos topamos entonces con el puesto de helados. Kanna cogió de la mano a Saikawa y ambas se acercaron hasta el vendedor. La castaña no tuvo tiempo de adorar a Kanna, porque le entraron las vergüenzas cuando tuvo que pedir su helado. Menos mal que la pequeña dragona sabía lo que su amiga (o ya no tan amiga) quería:


—Un helado de chocolate y nata y uno de limón, por favor.


—Ahora mismo, princesitas.


—Soy un dragón —susurró Kanna, con toda naturalidad. El heladero se quedó de piedra—. Ella es la princesita.


—¡No soy una princesita!


El heladero se abstuvo de preguntarnos. Yo puse cara de circunstancias y ya entendió que eso era lo habitual en casa. Le pagué y, entonces, todos presenciamos una escena realmente tierna. Kanna cogió ambos helados con sus manitas, le dio el de limón a Saikawa (todo normal) y entonces partió un trozo de una de las bolas de helado que tenía ella y se la dio a su rebelde compañera.


—Toma, prueba —le propuso Kanna, con el trocito de helado entre sus dedos.


—¿Pa-para mí?


—Claro.


Saikawa tardó unos segunditos a reaccionar y agarrar con la boca el trocito de helado. Yo me quería morir de la adorabilidad allí mismo (y creo que el resto de los presentes también). Saikawa también se moría, pero de la vergüenza. Y más cuando, después de empezar a caminar de nuevo, Kanna le dio la mano para ir juntas todo el rato. La pobre niña era incapaz de hacer nada que no fuera comerse su helado de limón.


—Ese par están para comérselas —dijo Lucoa con voz cantarina.


—Kobayashi… —susurró Tohru, acercándose a mí—. ¿Me compras un helado?


—Ya te veo a venir. Es algo desesperado, ¿no crees?


—Aaah, Tohru —suspiró Lucoa, ante la mini-depresión de su amiga—. Para conquistar a Kobayashi hay que ser más sutil y creativa…


—¿Y tú qué sabes? —preguntamos tanto Tohru como yo, a la vez, cada una con un tono distinto. Yo esperaba que mantuviera la boca callada. Ella, que siguiera hablando.


Tohru juró y perjuró que averiguaría ese “secreto” para conquistarme y salió corriendo tienda por tienda a buscar ideas para hacerlo. Se llevó a las niñas, de paso, porque siempre había juguetes cerca.


—Me has pegado un susto…


—¿No piensas hacer nada? Con todo lo que se esfuerza…


—No me lo recrimines, que me haces sentir peor… Quiero que salga de mí.


—Vale, eso ha sido bonito —me sonrió la dragona.


No nos pusimos a perseguir a las tres chicas, así que paseamos por las tiendas de ropa. Lucoa no necesitaba ropa nueva, y no la había visto nunca comprarse nada, pero siempre miraba un poco a ver qué había.


—¿Solamente sabes escoger ropa provocativa?


—Pero si es normal…


—¡Sería una camiseta normal si tus… “enormes melones” no ocuparan media prenda!


—Aaah, estás celosa… —La tía estaba entre la risa y la pena—. Lo siento. Es la “D de dragón”, que dice Tohru.


—No, perdona, es que… realmente te queda bien esa ropa, aunque enseñe medio obligo.


—Gracias. Y oye… ¿no has pensado en comprarte nada tú?


—Estoy bien así —dije con algo de reparo. Lucoa me miró con algo de intensidad y me vi obligada a hablar—. Bueno, es que… la ropa no me queda bien. Tengo más cuerpo de chico que de chica y cuando me pongo cosas veraniegas… me acompleja un poco. Por eso os tengo envidia. Todas sois de buen cuerpo, incluso Elma.


—¿Y si se lo pides a Tohru?


—¿Cómo dices?


—A Tohru. Ella tiene muchos poderes, más que toda su familia junta, y estoy seguro que la metamorfosis permanente es uno de ellos. Te podría poner un par de pechos bien bonitos en menos que canta un gallo.


—Eh… Yo… —Estaba sorprendida por ese poder, avergonzada por estármelo pensando en serio y agobiada por mi confesión. No sabía por dónde seguir—. Creo que… mejor me quedo así.


—¿Seguro?


—¡Seguro! Es mi cuerpo… Y… bueno…


—Tú piénsalo.


No supe qué decir, me quedé bloqueada de la vergüenza. Lucoa se paseó por la tienda buscándome ropa pero, al tener cuerpos tan distintos, no se decidía.


—De veras que no hace falta…


—¡Pero tienes que sentirte guapa! Además, a Tohru le gustará ver que te cuidas.


Entonces me acordé de cuando, a media mudanza, ella y Kanna descubrieron mi vestido de maid, el que no me iba bien. Ambas estaban ilusionadas con que me lo pusiera… En cambio, yo solamente vi los pechos de Tohru enormemente remarcados en ese vestido (y no en el buen sentido).


—Puede que tengas razón…


Empezamos a mirar algo juntas, pero el tema de camisetas no me convencía. Muchas tenían algo de escote, pero como en mi caso no daría ningún efecto…


Hasta que pasamos por delante de algo como un yukata convertido en camiseta. Ligera, algo apretada, de azul noche con unas flores. Era algo demasiado femenino para mí, pero me gustó. Además tenía unos pliegues en el centro para enseñar o menos escote según quisiera.


—No te veo con nada más que con esto —me aseguró Lucoa—. Estás preciosa.


—¿De verdad? —No estaba convencida, pero traté de no pasar mucha vergüenza mirándome al espejo.


Salimos de la tienda con mi nueva camiseta en una bolsa. Las tres chicas aparecieron al cabo de unos segundos y Tohru me preguntó qué me había comprado. Kanna insinuó que quería ponerme guapa para Tohru y Lucoa le rio esa ocurrencia… Y yo me mantuve serena para indicar que volvíamos a casa.


Ya en el apartamento, sin Lucoa y Saikawa, que habían vuelto a casa, tuve voluntad para enseñarles la prenda.


—¡Venga, sal, Kobayashi! ¡Queremos verte! —me presionó Tohru.


Salí de mi cuarto con la impresión de que me lo había puesto mal, pero esa impresión no fue la que di a ellas.


—Kobayashi está preciosa… —susurró Kanna, con la mirada iluminada.


—¡Me encanta! Pero no deberías invitarme a estas cosas con Kanna delante… —dijo riéndose un poco, como quien pasa vergüenza falsa.


—¿¿Invitar a qué cosas?? —preguntamos Kanna y yo a la vez. De nuevo, mi tono iba por otro lado, y me estaba mirando mi pecho. Pensaba que quizás estaría enseñando demasiado, ¡pero es que estaba todo bien tapado! Qué habría imaginado esa chica... Menos mal que Kanna era demasiado inocente para entenderlo.


—Oh, Kobayashi, no sabía que tuvieras esos pensamientos.


—¡Ya estamos otra vez! Me lo voy a quitar —solté, mientras me disponía a volver sobre mis pasos. Aunque Lucoa había tenido razón, le encantaba a Tohru.


—¡No! ¡Déjatelo puesto un rato, que me gusta mucho!


—Otro día.


Y me encerré en la habitación para cambiarme con una sonrisa en la cara. Me había sentido guapa por una vez.

Notas finales:

Espero que os haya gustado :) ¡comentad y recomendadme a más fans! (no es obligatorio :V)

Y ya sabéis, encontradme en Mundo Yuri o en Facebook (kaiku-kun fanfics) jeje

¡Hasta la próxima!


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