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Cosplay baby por Destroy_Rei

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Notas del fanfic:

OCHORROCIENTOS AÑOS SIN SUBIR UN FANFIC.

Minho jamás se había sentido tan atraído por el cosplay. Seguro que le gustaba un montón el anime y le hubiera gustado un par de veces personificar a sus protagonistas y personajes favoritos, pero eso de disfrazarse no era lo suyo. El cosplay en las chicas tampoco le había atraído nunca demasiado, habían algunas que lucían hermosas, eso era verdad, y otras que se veían adorables, o calientes, pero a él no le preocupaban, lo máximo que había dicho cuando Taemin le había mostrado un par de fotos era “vaya, ella luce bien” ganando burlas y comentarios escépticos sobre su supuesta heterosexualidad.

 

Hasta que la vio a ella.

 

Key era una pequeña celebridad dentro del mundo coreano del cosplay. Lo tenía todo, un rostro adorable y sexy, un cuerpo perfecto (aún cuando tenia un poco más de espalda de lo que tendría una chica normal, probablemente practicaba natación o algo así). A Minho le había gustado apenas la descubrió en Facebook, donde la preciosa muchacha subía fotos en los cosplay más lindos que el alto hubiera visto en su vida. Fue amor a primera vista, aunque solo hubiera visto fotos de ella a través de la fría pantalla de su Smartphone. Minho amaba sus ojos felinos, su boca acorazonada, no le preocupaba su pequeño pecho y le fascinaba su trasero redondo siempre luciendo tan bien con cada pose trabajada para destacar su maravilloso cuerpo en los cosplay. Era perfecta.

 

Y en aquellos primeros días él intento no ir a ninguna convención de otakus donde ella pudiera ir y presentarse. Porque seguro que quería verla en vivo (bueno, no tan solo quería verla…), pero él no tenía nada que ofrecerle, era un maldito nerd con el oscuro cabello cortado por su madre, moreno, incómodamente alto, con sus enormes ojos ocultos tras gruesas gafa. Un completo desastre que obviamente no podía ir y presentarse a la chica más hermosa del universo. Además que sus nervios lo pondrían en ridículo.

 

Pero no podía dejar de verla.

 

Descargaba sus fotos, veía una y otra vez sus videos. Envidiaba terriblemente a todas las personas que compartían imágenes con ella en su página, otras cosplayer también lo hacían, y a Minho no le importaba el tamaño del escote de esas chicas, él siempre estaba perdido en la sonrisa de gatito de Key, en sus piernas bien formadas, y sus ojos hermosos. Él sabia que era absurdo, pero no podía evitar pensar en ella, desearla, soñar con estrecharla entre sus brazos, con olfatear de su cuellos los perfumes más deliciosos del mundo, de escribir junto a ella la historia más hermosa y más cursi. Estaba perdidamente enamorado de una cosplayer, de la más perfecta, él sabia que era casi una atracción netamente sexual, pero también quería conocerla en otras dimensiones, él quería saber su música preferida, invitarla a comer a su restaurante favorito e ir juntos al cine  a ver la saga de películas que más le gustara. Era la cosa más idiota, pero no lo podía evitar, supo que estaba un poco mal, cuando su madre le miró extrañada al ver su pared llena de fotografías de una chica que sonreía un montón disfrazada de personajes de animación japonesa.

 

-       mmmh, hijo, creo que tenemos que hablar – le dijo antes de abandonar su cuarto y suspirar como si no hubiera remedio para su hijo adolescente idiota que no paraba de ver animación.

 

El alto decidió que debía contárselo a alguien.

 

-       Me gusta una chica – dijo una tarde luego de clases, cortándole el parloteo a Jinki, su mejor amigo del club de manga, unos cursos mayor que él.

-       ¿Una chica? ¿De verdad? – preguntó extrañado, Minho jamás se había se había mostrado interesado en ninguna mujer, había tenido un par muchachas tras él pero se había alejado de ellas disimuladamente porque era demasiado gentil para romperle el corazón a alguien.

-       Sip – asintió, avergonzado – una chica

-       ¡Wow! ¡No puedo creerlo! Yo ya pensaba que eras de los míos- rió abiertamente, Jinki jamás ocultó que fuera gay, no entraba dentro de los parámetros del gay estereotipado que salía en la televisión, por eso mucha gente no lo notaba, pero él era sincero y no ocultaba nada si alguien llegaba a preguntárselo - ¿Y cómo es ella?

-       ¡Es hermosa! – habló sonriendo – Es una chica que hace cosplay, la conocí por internet…

-       Espera – le cortó el otro, frunciendo el ceño - ¿La conociste por internet?

-       Si, o sea, ella no me conoce – vio como el mayor fruncía aún más el ceño – digamos que encontré su página de personaje público en Facebook y ahora me he enamorado de ella

-       ¿Sabes algo siquiera de esta chica?

-       ¡Se llama Key! ¡Y también vive en Seúl!

-       Espera – Jinki lo miró extrañado - ¿Se llama Key? ¿Es cosplay? ¿Por casualidad… no hizo un cosplay muy bueno de Ranma hace un tiempo?

-       ¡Exacto ella es!

-       Minho – le miró, intentando ocultar una sonrisa – Key es un chico.

 

El alto no lo tomo en serio, se limitó a beber su limonada antes de seguir hablando, pero Jinki no paraba de reir. Le miró molesto, y dejó la bebida nuevamente junto a la mesa.

 

-       Te estoy contando algo serio…

-       ¡En verdad es un chico!

-       ¿Cómo va a ser un chico?

-       ¿Acaso no has visto ningún video entrevista? Key es bastante popular, las chicas lo aman, y tiene muchos fan masculinos, aunque muchos de ellos no quieren realmente aceptarlo…

-       ¿Cómo va a ser un chico? – la pregunta ahora sonaba desesperada, el mayor sintió pena por el alto

-       Ven, vamos a ver un video

 

Key era un chico. Un chico de voz grave, que se reía libremente sin la delicadeza que caracteriza a las chicas. Viéndolo como hombre resaltan algunas cosas a la vista, como su delgadez, sus facciones más finas en contra posición a aquellas más masculinas. Joder, MInho debió darse cuenta. Ahora que lo veía asi, hablando con tanta pasión por el cosplay, se entendía también a si mismo al confundirlo, Key era un maestro a la hora de maquillarse, y era muy bueno pareciendo natural tras todas esas selfies que subía a su página. Lucía como una hermosa chica de cuerpo perfecto, pero era un chico. Y Minho no lo podía creer.

 

-       Bien, olvida todo lo que te dije – suspiro frustrado, aunque por dentro se sentía realmente un poco herido

-       ¿Qué? – Jinki volvió a sonreír - ¿Ya no te gusta?

-       Jinki, es un chico

-       Creo que soy la persona equivocada para recibir esas excusa – rió, dándole una palmada – pero míralo, es un chico lindo, ¿De verdad no te gusta?

-       Jinki, no me gustan los hombres – habló inseguro

-       Ya, ya, pero debes admitir que es un chico lindo.

 

Esa noche cuando Minho llegó a su casa, prometió, que nunca más volvería a ver a Key con los mismos ojos, pero la verdad es que acabo durmiendo tarde, perdido en imágenes del cosplayer, buscando en sus rasgos a la chica que veía antes y sintiendo algo extraño y confuso frente al hermoso chico disfrazado de mujer. Y era raro, mientras más contemplaba a Key como hombre sonriendo atrevido en una de las imágenes que había pegado en su pared, más hermoso lo encontraba, más ilógico y confuso se sentía.

 

El alto intentó que los siguientes días fueran tranquilos, pero seguía pensando en Key, en sus piernas femeninas, en la forma en que cada traje se ajustaba a su cuerpo. Al final acabo volviendo a descargar las imágenes que había borrado de su móvil, y el fondo de pantalla que tenía colocado en su computador. Era una locura, pero no le iba a hacer mal, ¿Verdad? Al final Key podía seguir siendo una chica en sus fantasías.

 

Eso pensaba, hasta que le vio en persona por primera vez.

 

 Fue en un evento de anime aburrido, donde había un montón de gente y pocas cosas que hacer. Las salas de proyección estaban llenas, y Minho no pudo entrar a ver las películas que le hubiera gustado, acabo afuera esperando a Jinki, que se había ido a ver películas yaoi con un amigo, ahora él estaba abandonado, caminando entre el gentío, esperando encontrar un poco de sombra para esperar tranquilo. Fue en ese momento, que chocó torpemente con una chica disfrazada.

 

Minho no se dio cuenta en un principio, porque el impacto había sido tal, que las gafas se le habían caído. Torpemente se agachó para buscarlas, mientras la chica, en lo que parecía un traje rojo súper ajustado, intentaba disculparse.

 

-       ¡Oh joder, lo siento! – habló ella agachándose junto a él para ayudarle

 

Ella no sonaba precisamente como una chica…

 

Minho levantó los ojos confundido, viendo apenas al chico que de pronto parecía haberse quedado quieto, mirándole fijamente. ¿Estaba de moda eso de ser chico e ir vestido de personajes femeninos? El muchacho estaba quieto, sin dejar de mirarle, hasta que él tosió incómodo.

 

-       ¡Oh! Perdón…

 

El chico le entregó las gafas, y cuando Minho pudo volver a ver normal, lo que se encontró frente a si le dejó completamente congelado. Era Key. El hermoso cosplayer, sonriéndole tímidamente, en un traje ajustado de Asuka Langley que resaltaba la belleza de su esbelto cuerpo. Él era incluso más hermoso que cualquier chica. Minho sintió su rostro arder. Joder, estaba frente a Key y aún no tenía nada que ofrecer, seguía siendo un estúpido nerd sin nada especial, mientras tenía en frente a la cosa más hermosa del universo.

 

-       Gracias – dijo en seguida, levantándose nervioso

-       De nada, perdón, iba un poco distraído y no te vi – sonrió más amplio, era precioso y era perfecto, tenia la sonrisa más hermosa del universo

-       Mmh… - le miró incómodo, abrumado por su belleza – bonito cosplay

-       ¿Te gusta? – el chico parecía entusiasmado, mientras peinaba la peluca pelirroja con cuidado – No fue muy sencillo de hacer ya sabes, es demasiado ajustado – rió con su voz grave y de alto volumen, como lo hacía en los videos, luciendo un millón de veces mejor en vivo – la peluca me la prestó una amiga que hace cosplay también

-       ¿Llevas mucho en esto? – sonrió un poco, intentando fingir que no le conocía de nada

-       ¡Si! He realizado muy buenos cosplay, pero ya sabes, estamos en Corea, y ser un chico que va de chica no suele ser muy común…

-       ¿Pero has ganado premios verdad? – inquirió con real curiosidad, los cosplay de Key eran los mejores

-       No – habló con suavidad, algo menos entusiasmado, luego soltó un suspiro derrotado – no tengo categoría, tengo un personaje femenino pero soy un chico, al final nunca son capaces de inscribirme y aún si las chicas aplauden fuerte ellos no son capaces de darme un premio

-       No es justo…

-       No lo es…

-       Luces increíble en ese cosplay…

-       ¿En serio lo crees? – preguntó Key sonrojado, causando que Minho se sonrojara también, ante su estupidez

-       S-si

-       Gracias – Sonrió amplio, con sincero agradecimiento

-       Me llamo Minho – se apresuró a presentarse, sin reparar en todas las cosas que decía normalmente al pensar en Key

-       Me llamo Kibum, pero mi nombre de cosplayer es Key

 

El cuerpo de Key era el de un chico delgado, pero definitivamente el de un chico, tenía algo de cintura, pero lo más atractivo de su cuerpo esbelto y bien proporcionado era su trasero, Minho tenía problemas para concentrarse en por ejemplo caminar a su lado, e intentar no llevar sus ojos  hacia esa parte de la anatomía del más bajo mientras conversaban. Muchos chicos se acercaron a pedirle fotografías, muchos de los hombres probablemente ni imaginaban que se trataba de un chico, Kibum con maquillaje era capaz de atenuar cada uno de sus rasgos masculinos e incluso crear una línea pélvica perfectamente femenina. Era un experto, pero lo que más sorprendía a Minho, era ver cómo disfrutaba llevar un personaje a la vida real.

 

Habían dado ya una vuelta completa al lugar hablando sin parar sobre mangas y animes, Kibum sabia mucho y era divertido, el alto se sentía mucho más tranquilo y cómodo, sonriendo sin parar a todas las tonteras que el otro le contaba, y apretando los puños con fuerza cada vez que un chico les paraba para fotografiarse con Key y posar abrazando su cintura. Estaba jodido.

 

Llegaron frente a los stand de ventas donde se sentaron, Minho ofreció comprarle un sándwich al cosplayer haciéndolo reír con fuerza.

 

-       ¡No soy una chica! – se burló escandalosamente, llamando la atención de los chicos en las otras mesas

-       No insinúo eso – se disculpó avergonzado – solo quería ofrecerte un sándwich, debes tener hambre…

-       Me comería todos los sándwich del mundo – suspiró, apoyándose en el hombro del moreno – pero cualquier cosa que coma se verá en este traje

 

Minho acabo comprando dos sándwich de pollo de todas formas, pero terminó comiéndose la mitad del de Kibum. Quería quedarse así por siempre, ya no le importaba en absoluto que Key, la chica de sus sueños, fueraun hombre, ahora que lo veía completamente natural, riendo divertido con sus bromas tontas y ñoñas, se daba cuenta de cuanto le gustaba sin importar su sexo.

 

-       Hey tengo que irme – habló suavemente el cospayer cuando empezaba a anochecer

-       ¿Por qué? ¿Tienes frio? Puedo ofrecerte mi chaqueta… - se quitó el abrigo y observó el rostro de sonrisa extrañada en el otro - … no lo hago para hacerte sentir como una chica…

-       Ya ya Minho – rió, negándose a la oferta – sé que no intentas tratarme como a una chica, tan solo eres un muchacho demasiado amable, pero no quiero tu abrigo

-       Perdón – se disculpó avergonzado, haciendo sonreir más amplio al más pequeño

-       Pero puedes ofrecerme otra cosa quizá…

-       ¿Qué cosa? – preguntó en seguida, golpeándose mentalmente por lucir casi desesperado

-       Quiero tu número de teléfono – se mordió el labio con picardía, y era lo más hermoso del mundo

-       Mmmh si, por supuesto – le dictó los números con cuidado, esperando habérselo entregado de forma correcta

-       Muchas gracias por todo Minho – le abrazó antes de despedirse, el alto cerró los ojos grabando esa dulce sensación en lo más profundo de su corazón – lo pasé realmente bien contigo hoy

-       Yo también – respondió con sinceridad estrechando la cintura del otro en el traje de cuerina

-       Mi hermano nos trajo en su auto, así que ahora debo ir al estacionamiento – se despidió, alejándose con suavidad – Hablamos

 

Minho sonrió como un tonto hacia la figura esbelta que se alejaba hacia el otro lado del parque. Joder, Key era perfecto, se quedó en silencio escuchando los latidos desbocados de su corazón sin pensar demasiado en el contexto de lo que estaba sintiendo, centrándose solo en lo importante: esa sensación que lo quemaba y lo hacia sentir vivo. Salió de su ensimismamiento, cuando recibió un mensaje de texto.

 

“¿Dónde diablos te metiste? Te vi con una pelirroja… parece que lo estabas pasando bien winkwink*

 

-       Jinki! – gritó volteándose rápidamente para ir por su amigo, mientras un grupo de nerds se burlaba de él por hablar solo y en voz alta

 

Un nuevo mensaje resonó en su bolsillo y él bufo, esperando que no fuera Jinki apresurandole para que llegara al lugar de encuentro.

 

“El miércoles en el Starbucks de la Escuela de Bellas Artes a las cinco ¡Nos vemos!

PD: Soy Key (: “

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kibum lucía diferente físicamente. No llevaba maquillaje, su cabello olía a shampoo y su cuello esbelto desprendía un suave pero varonil aroma a perfume. Seguía siendo hermoso. Por la cabeza de Minho pasó la idea de que verlo vestido de chico disminuiría su atracción y le dejaría más interesado en el cosplayer como amigo, pero nada.

 

 

-       Hola ¡Siento llegar tarde!

 

El alto lo miró y volvió a sentir esa presión agradable y dolorosa en su pecho. Kibum sonreía, cabello negro corto, rostro limpio de maquillaje, jeans sueltos llenos de cortes y una chaqueta camel estilo americana. Era aún más perfecto como Chico que vistiendo de hermosas heroínas japonesas. Tomó asiento con despreocupación y le sonrió amplio.

 

-       Hola – saludó Minho, intentando hacer funcionar su cerebro

-       ¿Pediste algo? – preguntó el más bajo, mirando la mesa caoba vacía

-       No – negó avergonzado

-       ¿Qué quieres? Tu compraste sándwich el otro día ¡Yo invito!

 

El muchacho compró dos chocolates con menta y muffins de té verde. Habló de su día agitado en la escuela de diseño, le confesó que hacia él mismo sus diseños y que una parte de él siempre había querido ser diseñador de modas, “tu puedes ser lo que quieras” pensó el alto mientras asentía embobado, viendo cómo el otro hablaba y hablaba con entusiasmo, pasión y sin parar.

 

-       ¿Tú qué haces?

 

Minho se apuntó a si mismo incrédulo, ¿Por qué una preciosura como Kibum iba a querer saber qué hacia un estúpido nerd como el?, se sintió nuevamente nervioso, y dio un sorbo a su bebida.

 

-       Estoy estudiando medicina en la universidad de Seúl – explicó sintiendo su rostro arder

-       ¿Medicina en la universidad de Seúl? ¡Woah! ¡Debes ser un genio! – exclamó sorprendido

 

El alto asintió sin mucho más que decir. No le gustaba ser llamado genio, en la escuela era un apodo con el que lo insultaban regularmente, preferiría que le llamaran alguien listo, inteligente, pero genio siempre le recordaba esos días eternos de bullyign en la escuela y los atemorizantes principios de semestre. Se sintió un poco decaído en los recuerdos, y guardó silencio, volviendo a cerrarse frente al otro. No era algo extraño, por eso le costaba salir y tener más amigos aparte de Jinki.

 

-       ¿Qué pasa? – preguntó el muchacho con ojos astutos

-       Nada – negó el moreno rápidamente, ganando un ceño fruncido y desconfiado de parte del otro

-       ¿Cómo que nada? Estábamos teniendo una conversación súper agradable aquí y tu hace un rato dejaste incluso de ponerme atención – se quejó, mirándolo serio – habla

-       Me da vergüenza decirte esto… - empezó dubitativo – no me gusta  que me llamen genio, era un insulto que me decían en la escuela

-       ¿Un insulto? – ahora Kibum lucía genuina y adorablemente preocupado

-       Si – suspiró, un poco derrotado – ya sabes, siempre he sido un poco nerd, me gustan los videojuegos, el anime, tengo enormes gafas, soy feo, no soy popular y tengo buenas calificaciones…

-       ¿De verdad crees todo eso de ti?

-       ¿Eh?

-       Minho …. – bufó, mirando el vaso de chocolate ya casi vacío - … realmente te tienes poca fe…

-       La verdad apenas podía creerlo cuando pasamos el día juntos la otra vez… es decir, no es que lo haya planeado…

-       Eres un chico increíble, eres divertido… -Kibum se sonrojó, tomando lo que quedaba de su bebida - … bueno, al menos a mi me caes bien

-       Es reciproco – sonrió torpemente el alto.

 

El lazo no tardó en fortalecerse. Si bien a Kibum no le gustaban los videojuegos y no compartía un gusto real con los animes que a Minho le gustaban, era un chico agradable para estar y para compartir sobre otras cosas. Se juntaban luego de clases o se tardaban horas hablando el uno con el otro a través del móvil. El alto se sintió escuchado cuando se atoraba con sus propias inseguridades, el miedo al resto o ese afán que tenia por encerrarse mucho en si mismo, y el cosplayer podía compartir con él sus intenciones tras crear personajes femeninos, en una sociedad tan homofóbica y escandalizada como eran los coreanos.

 

-       No creas que es sencillo – susurra en una noche estrellada en que ambos esperaban en la parada del bus – siempre me llegan mensajes internos con insultos de perfiles vacíos, ya sabes, de esos que han sido creados exclusivamente para atacar en anonimato. Me han dicho de todo desde maldito depravado hasta enfermo…

-       Pero eso te anima aún más – habla el alto jugando con las frías nubes de vapor que nacen en cada exhalación

-       Así es – se endereza, estirando sus brazos perezosamente – si hay gente molestándose conmigo es también porque he removido algo dentro de ellos, ¿no es así? Siento que he planteado cosas en ellos, quizá siga con una mentalidad negativa hacia el travestismo, por ejemplo, pero al menos se lo van a cuestionar. Algunos puede que incluso se hayan confundido con mi imagen, no sé si has visto mi página en Facebook pero me veo mucho más guapo y femenino de lo que verdaderamente soy

-       No es así – soltó sin pensarlo, dejando al otro sorprendido

-       ¿Me has visto? – preguntó Kibum confundido – Creí que no tenias idea de quién era cuando nos conocimos…

-       n-no es eso yo… - el alto vio los ojos felinos fijamente en él, y decidió que lo mejor era soltar la verdad, al final prolongar una mentira jamás había sido una buena decisión –bueno si te había visto antes un par de veces, pero no quería pensar que era un fan psicópata o algo así…

-       ¿Eres mi fan? – soltó una risa incontrolable, y luego volvió a guardar silencio, sin dejar de sonreír

-       ¡No es eso! – se quejó el moreno

-       Ya ya, esta bien, no hay muchos cosplay como el mío, lo admito, soy demasiado bueno, ¿no es así?

-       Y no pareces una chica en verdad – le mira, sin poder evitarlo. Una parte de él le dice que cierre la maldita boca, y otra le dice que continúe – antes de que chocáramos esa vez, yo pensaba que tu eras algo así como … no sé, casi una chica con pene, realmente te ves femenino en internet, pero frente a frente eres un personaje, no luces ni masculino ni femenino, eres impresionante con el maquillaje, pero no luces como una chica ahora ni tampoco lo haces nunca fuera del cosplay

-       ¿Gracias?

-       Eres un chico guapo e inteligente Kibum, la vida siempre te va a sonreír

-       La belleza no lo es todo en la vida Minho – le cortó con los ojos más afilados que nunca -  Es subjetivo y es variable, todos creemos en una belleza diferente. Yo puedo ser guapo para algunos y terriblemente plano para otros, lo mismo pasa contigo. La belleza no importa, pero te concedo lo segundo, la inteligencia si

 

El cosplayer sabia decir las cosas exactas, y Minho podría tener las mejores calificaciones en la universidad, pero no tenia la claridad ni la sensatez que tenía el otro sobre la vida.

 

-       Tengo miedo siempre – suspiró el moreno una vez en un restaurante de hamburguesas

-       ¿De qué? – preguntó el otro revisando el menú de plástico

-       De todo, de la gente, de las relaciones, de mis defectos…

-       Todos tenemos miedo, pero el miedo nunca debe ser más grande que nosotros mismos – sonríe antes de apuntar una hamburguesa con queso y tocino que quiere probar.

 

El alto decide que no puede dejar que el tiempo pase más, ya han transcurrido varias semanas, se está acabando el semestre y el dolor en su alma, el escozor en su corazón no ha frenado, se ha alimentado, se nutre y se gesta con mayor rapidez en su interior, cada vez que Key sonríe, de chica japonesa o de astuto estudiante de diseño.

 

Es perfecto.

 

Minho lo rectifica en su mente aproblemada, mientras ve los últimos emoticones que le envío durante el día.

 

Jinki le invita a una fiesta un viernes después de la facultad. Minho no quiere ir pero recuerda las palabras de Kibum sobre no tener miedo, no dejarse afectar por lo demás ni por las situaciones ni por si mismo, y decide ir e invitar al cosplayer. Es una decisión difícil aún cuando invitar a un amigo a una fiesta no debería generar mayor problema, pero no puede evitar sentir que se muere cuando le envía un mensaje de escasos caracteres y al cual dio un millón de vueltas antes de enviar.

 

"Oh! Yo ya estaba invitado a esa fiesta!"

 

Le responde Kibum con simpleza, y el moreno no responde algo de vuelta porque le da vergüenza y se siente estúpido. Con un "lo considerare" seguido de una negativa se habría conformado, pero esa respuesta tan vacía lo dejaba ahí completamente confundido sobre qué hacer y posteriormente completamente inseguro y herido.x

 

Minho no debería sentirse así, Kibum jamás ha siquiera sugerido que le gustase, es cierto que se preocupa por el, que le aconseja y le ayuda pero ello no es sinónimo de que casi vaya existir algo entre ellos, no certifica en ningún sentido que Minho va a llegar a besar sus labios.

 

Pero vuelve a sonar su móvil cuando ya esta pensando en acostarse, tomarse un par de pastillas y olvidarse esa noche aunque fuera de todo

"Te arrepentiste de que fuéramos juntos?

Al menos yo iré

luego te enteraras por qué

pero te quiero allá"

 

La fiesta era en casa de un "amigo" de Jinki. Jonghyun. Un chico de estatura un poco baja, sonrisa sincera y ojos de cachorro. Era de contextura fuerte pero delgada y le estrechó en un abrazo sincero cuando les presentaron. Jinki se tardó en explicar su relación con el chico alargando inseguro la palabra "amigo" típico de Jinki y sus extrañas conquistas

 

La casa de Jonghyun no era grande ni pequeña, era la típica casa de familia consolidada, con la sala de estar llena de pequeños retratos y recuerdos de infancias añejas pero bien atesoradas. Había suficiente gente y los muebles, las alfombras, la decoración, han sido guardados junto al comedor. El piso luce brillante y ya hay gente medio alcoholizada riendo escandalosamente. No le gustan a Minho. No le gustan nada. Involuntariamente se echa un poco hacia atrás, y su cuerpo intenta esconderse tras el más bajo de Jinki (lo cual es absurdo)

 

Una mano lo agarra entre el gentío, y no alcanza a reconocer el tacto frío, cuando se encuentra siendo abrazado por el cuerpo delgado, esbelto, bonito, de un chico de pelo negro, aroma masculino y suave –mágico

-       ... Kibum-

-        ¡Bienvenido a mi casa!

-       ¿tu casa? - inquiere confundido

-        Te invitó mi hermano, ¿no es así? ¿De donde se conocen? El igual es un maldito otaku degenerado como tú, pero creo que a él le va mas el yaoi que el hentai - ríe abiertamente y el otro se sonroja, ¿por qué kibum cree que el es un maldito degenerado a quien le gusta el hentai?

-       Yo no lo invité - habla Jonghyun a su espalda - es el acompañante de Jinki

-       ¿Quién es Jinki? - pregunta kibum un poco desconfiado, y mira a Minho indescifrable, desconfiado, con una pizca de molestia

-       mi amigo, el pesado del que te he hablado – explicó el alto nervioso

-       ¡hey! - se queja el mayor detrás, apareciendo junto al más bajo

-       ¿tú fuiste el que se raptó a mi hermano la otra vez en el parque? Luces diferente al príncipe que kibum describía.... – Habla ahora Jonghyun mirando a Minho. El cosplayer se ríe exagerado y palmea quizá demasiado fuerte a su hermano, dejándolo casi sin aire del golpe.

 

La fiesta empieza a tomar mas forma, todos comparten vasos plásticos revueltos de alcohol y bebidas endulzadas. Kibum le prepara a Minho un mojito y se prepara uno para si mismo, nota la incomodidad en el alto y torpe adolescente, así que decide invitarlo escaleras arriba para una fiesta menos ruidosa y mas divertida.

 

-       Tienes muchos trajes -observa el moreno distraído, dando un sorbo largo a su vaso

-       Empecé a disfrazarme apenas conseguí un trabajo de medio tiempo en la escuela - explica acariciando la tela brillante de una falda escocesa - es divertido, es un arte, me siento orgulloso aunque a mi padre aun le preocupe un poco - ríe libremente y Minho también lo hace porque esa carcajada limpia y despreocupada indica que no es algo que deba tomarse demasiado en serio

-       Nunca te lo he dicho, pero me inspiras un montón - habla el alto sentándose sobre la cama acolchada de colores neutros, mientras el otro coloca una película de Ghibli en el enorme televisor de su cuarto

-       Tú también me inspiras.... - suelta en un suspiro -... Pero en otras formas - se corrige, se le cae la caja de las películas y arma un pequeño alboroto - es decir, como amigo, ya sabes, Minho eres genial y todo eso

 

Ven la película en un cómodo silencio interrumpida por la fiesta que apenas y se escucha desde abajo. Están sentados a los pies de la cama, y Kibum se ha acomodado casi contra el pecho del otro argumentando comodidad, mejores planos y un millón de cosas que al alto no le importan, a el le encanta tenerlo contra su cuerpo de esa forma, se siente bien, se siente necesario, y le gusta acariciarle el cabello negro tan sedoso y bien cuidado, Kibum se preocupa de su físico, aun cuando una belleza como él no debiera preocuparse por absolutamente nada .

 

–      Minho...

 

 

Kibum susurra en la oscuridad, cuando llega ese momento de la película que es puro surrealismo y es nostalgia y es congoja y es amor, se acomoda mejor, perezosamente mira al otro a los ojos y no tienen que decir nada, incluso un idiota en las relaciones como Minho no debe decir ni escuchar nada para entenderlo. Se besan suave, apenas, la boca de Kibum es rastros de mojito y labios tibios que son deliciosos, se besan de nuevo, separan escasos milímetros las bocas, con mas ganas. Las manos del alto se pasean nerviosas por el rostro hermoso del chico que le encanta disfrazarse. Es extraño, es perfecto. Los latidos duelen y resuenan y le recuerdan que esta vivo, está consciente, no es un sueño, es lo mejor que le ha pasado, lo mejor que le puede pasar en la vida

-       Kibum... Perdón, yo... - el alto se aparta, asustado, inseguro, como siempre - joder, he arruinado todo, no es así?

-       ¿Qué...? –

-       De verdad yo, intente no hacerlo, por favor perdóname, no pienses que soy un maldito pervertido. Me gustas. O sea, si tu prefieres podemos seguir como amigos, eso estaría bien? Perdóname Kibum por favor... –

-       Minho - le corta, hablando firme, y luego lo besa, profundo, pasando sus manos por el pecho que se mueve errático del otro, deteniendo su locura, su verborrea absurda y asustada - me gustas tonto, deja de disculparte o me harás sentir culpable

-       Kibum... - Minho también le da un beso, uno torpe pero que derrite el corazón del otro - ... Yo no puedo ofrecer nada... –

-       Tienes mucho para ofrecer - se ríe contra su boca, con toda la película y la fiesta sonando de fondo - y lo quiero todo, quiero todo de ti –

-       Tú eres hermoso, eres perfecto, yo solo soy un idiota, uno poco agraciado y cobarde... –

-       Eres todo lo que quiero - Kibum deja un beso que dura mucho tiempo, lo aprieta contra si - y mucho mas –

-       Tus expectativas están un poco en declive - observa el menor aun inseguro, haciendo reír al mayor –

-       Tú excedes todas mis expectativas imbécil

 

Kibum es el mejor novio, Minho no entiende cómo lo aceptó (o lo eligió o lo que fuera). El alto se siente mas feliz que nunca, incluso en los días en que se siente temeroso de las personas, de sus propias capacidades, inseguro de lo quiere, solo seguro de que los besos dulces, a veces calientes, de su novio, son lo único que le reaniman, mejor que cualquier droga idiota, exclusiva y costosa. Kibum es lo mejor, su terapia, su amor eterno, sus intenciones mas puras para superar todo lo malo y empezar en lo bueno.

 

-       ¿puedes hacerme una fotografías? - llevan dos meses de novios, con altibajos y todo, donde Kibum sufre porque quiere que se vean mas y donde Minho esta corriendo de un lado a otro para reunir más minutos junto a su novio

-       ¿Fotografías? ¿De qué? - pregunta extrañado el alto desde el otro lado de la línea –

-       De un especial de video juegos.

-       Sabes que me gusta la fotografía – sonríe Minho – y además tu eres hermoso y…

-       Ya, no me avergüences – sonríe, sonrojado como un idiota

 

 

 

 

 

-       Podemos tomarlas en mi jardín, y luego te puedes quedar a dormir en mi casa – ofreció el alto, mientras caminan al salir del cine en una cita muy improvisada después de la universidad

-       ¿No hay problema con que me quede en tu casa? – pregunta con entusiasmo, en todo ese tiempo jamás ha ido a casa del alto

-       Por supuesto que no, además mis padres están de viaje

-       ¿No será demasiado intimo y peligroso que nos quedemos solos? – Kibum movió sus cejas de forma coqueta, haciendo que el otro riera nerviosamente

-       No necesariamente, y-yo, Kibm, no, no es lo que crees, no pienses que te estoy invitando porque ellos no van a estar…

-       Cállate, deja de darme explicaciones – rió divertido, golpeándolo suavemente

 

La semana transcurrió más rápido de lo previsto, entre todos los ensayos que Minho tuvo que hacer para investigaciones patológicas, fue escaso el tiempo que pudo dedicar en asimilar que su novio se iba a quedar en su casa el viernes. Antes de que se diera cuenta se encontraba saliendo de la universidad para juntarse con él. El alto estaba cansado, pero sonreía amplio y sincero al chico que le esperaba oculto tras un enorme abrigo azul.

 

-       Te ves adorable – rió luego de abrazarlo afectuosamente

-       No me avergüences, deja de avergonzarme – habló fingiendo molestia, mientras empezaban a caminar hacia la casa del otro - ¿Vives muy lejos?

-       No, vivo como a quince minutos – explicó con tranquilidad, sintiéndose mucho más relajado y tranquilo de lo que se había sentido en mucho tiempo, tomó tímidamente la mano del otro y le vio sonreír alegre. La vida con Kibum era perfecta.

 

Kibum observó la casa de su novio. Era amplia, de colores claros, parecía un hogar pulcramente ordenado, demasiado espacioso y un poco frío, pero no le producía incomodidad, el lugar estaba bien. El alto estaba emocionado de que el mayor fuera a su casa, se pasó la mañana antes de ir a la universidad, ordenando todo, incluso preparó snacks que dejó perfectamente sellados y refrigerados en la nevera para comer juntos en la noche.

 

-       ¿Dónde puedo cambiarme? – preguntó Kibum luego de dejar sus cosas en el sofá

-       ¿Cambiarte?

-       Si, ya sabes, para hacerlas fotografías rápido…

-       ¡Oh! ¿En mi cuarto estaría bien? Es escaleras arriba, en la puerta caoba más oscura

 

El cosplayer subió con una bolsa de H&M donde había guardado su último traje, era un conjunto ajustado negro lleno de bolsillos, que incluía armas de plástico para las fotografías y una peluca de cabello castaño con volumen. Mientras el chico subía la escalera no podía dejar de pensar en cuanto esperaba que a Minho le gustará, en realidad jamás le había preguntado qué cosplay le habían gustado más y cuales menos, pero esperaba que este funcionara bien, después de todo, llevaba un tiempo desde que se disfrazaba en frente de Minho.

 

Abrió la puerta más clara de todas, las puertas eran diferentes gamas de caoba, y la de Minho estaba casi en frente al final de la escalera, abrió esperando cualquier cosa, cualquiera, fotografías de chicas de videojuegos, de hentai, pero jamás, jamás pensó que la pared estuviera completamente llena de fotografías de él en sus innumerables cosplay, con una imagen especialmente grande de aquel cosplay que hizo de Ranma hace tantos meses.

 

Sintió que su corazón latía más fuerte que nunca, ¿tanto le gustaba a Minho? Joder, eso no podía ser cierto. Tenía las imágenes más sugerentes impresas en formatos más grandes, quizá les faltaba dar un paso más en la relación… no es que él no lo quisiera, pero el alto siempre parecía tan cuidadoso, tan respetuoso de su espacio, dando con suerte a veces un apretón con sus manos grandes en su cintura, pero nada más allá de los besos calientes que compartían escondidos en los últimos asientos del cine luego de no verse en mucho tiempo.

 

Se vistió con rapidez, viendo luego su reflejo en el espejo de cuerpo entero que el alto tenía en su cuarto, y lucia bien, especialmente su trasero. Kibum sonrió ante aquel pensamiento, él sabia cuales eran sus atributos, las miradas disimuladas de su novio se lo habían confirmado también. Se maquilló suavizando sus rasgos más masculinos, dando color a su rostro pálido, y luego se colocó la peluca dejándola lo más natural posible. Se veía bien, incluso más guapo que la mayoría de las chicas. Caminó seguro fuera de la habitación, equilibrándose torpemente sobre los tacones mientras rogaba no caerse de bruces antes de llegar donde su novio.

 

El moreno estaba sentado, revisando uno papeles que supuso, eran de su universidad. Minho era perfecto, era guapo, era adorable, era inteligente y le quería con sinceridad. Era el más guapo, y no podía entender cómo no se daba cuenta, seguro que se vestía pésimo, con jeans rectos y poleras que siempre se veían demasiado grandes o demasiado anticuadas, pero si solo se arreglara un poco más, estaría seguro que todas las chicas le quedarían viendo en la calle, y Kibum no quería eso, claro que no, aunque si le gustaría que el alto se diera cuenta de lo hermoso que era, de lo perfecto que era, y dejara de lado esas ideas absurdas de que era demasiado poca cosas e insignificante, porque era lo más valioso que tenía en la vida.

 

-       Minho – habló suavemente llamando la atención de esos ojos grandes– estoy listo

 

El moreno se puso de pie mirándole sorprendido, tragando duro ante su cuerpo perfectamente acentuado con la ropa oscura. Kibum se acercó a él, hipnotizado por la forma en que sus pupilas se veían tan oscuras, y se inclinó a besarlo con suavidad, casi recostándose contra él en el sofá. Minho era perfecto. El novio perfecto. Abrió más la boca contra él, cuando sintió cómo sus manos se habían posado tímidamente en sus caderas. Acarició su mandíbula fuerte, marcada, con su pulgar con suavidad, y Minho le besó más profundo introduciendo su lengua caliente, haciendo que el mayor olvidara todo y se dejara llevar por la intimidad del momento.

 

-       Te amo – susurró Kibum contra los labios anchos y húmedos del moreno – te amo demasiado…

-       Yo te amo más – suspiró Minho, apretándolo más contra así en su agarre, volviendo a besarlo con necesidad – eres hermoso Kibum…

 

Minho sintió el cuerpo caliente del más bajo entre sus manos y se sintió abrumado por la belleza en su rostro sonriente y sonrojado, por la intensidad de la intimidad en ese instante, debía ser el hombre más afortunado del universo. Kibum volvió a besarlo, moviendo su cuerpo suavemente contra el suyo, y la vibración que envío aquel roce por todas partes le hizo entender que lo mejor era separarse o acabaría arruinando todo. Lo apartó con suavidad, viendo la confusión en las bonitas facciones, y se irguió avergonzado.

 

-       ¿Empezamos las fotografías? – preguntó, mientras apartaba la vista para ir a buscar su cámara

-       Cuando quieras- respondió como perdido, y lucia delicioso con la ropa ajustada y su expresión confundida, llena de pinceladas de deseo.

 

Las fotografías habían sido una tortura.

 

Salieron al patio y en medio del anaranjado atardecer Key resplandecía como el hermoso cosplayer que era. Minho podía ver que Key era una personalidad diferente, mucho más atrevida y sexy, estaba causando problemas nuevamente en su mente y cuerpo, era difícil fotografiarlo sentado entre las macetas de su madre, con sus deliciosos muslos, con su sonrisa coqueta, con su arrogante perfección. El estudiante apenas y podía mantener la cámara en forma, mientras se acercaba a capturar su belleza infinita, y no supo en qué momento pasaron de fotos atrevidas a casi armar un catalogo que rosaba lo erótico, con el otro apoyado contra la pared empinando su hermoso trasero.

 

-       ¿Qué estamos haciendo? – jadeó mientras se apretaba contra el otro, capturando la expresión nuevamente deseosa y excitada en los ojos felinos de su novio

-       no lo sé – suspiró cerrando los ojos, luciendo jodidamente delicioso. Minho tragó con dificultad, apretando torpemente su erección contra el cuerpo que ahora temblaba del mayor – Minho…

-       Kibum…

-       Ah… sabia que eras un pervertido… todas esas fotos mías en tu cuarto…

 

El alto se apartó entonces, dejando su cámara a un lado, avergonzado. Kibum gruñó para si mismo por lo descuidado que había sido, y se enderezó, empujando al alto contra la silla de playa polvorienta y olvidada a un lado del patio, la silla que vio tantas lluvias y había sido durante tanto tiempo decolorada por el sol. Choi estaba sorprendido, y no alcanzó a reaccionar, cuando volvía a tener a su novio besándolo apasionadamente, vestido como una caliente chica de videojuegos, demandante, excitado.

 

-       Deja de apartarte de mi… - habló Kibum contra su boca, bajando su mano para acariciar la erección evidente del alto por sobre el jeans

-       Kibum… - gimió, sintiendo cosas que jamás había experimentado, que no se comparaban a todas noches de fantasías que lo desvelaban desde que había visto por primera vez las fotos de ese cosplayer de ensueño -  … no

-       Si Minho, déjate de pensar tanto, idiota – rió sonrojado, besando cada exclamación silenciosa que emitía el alto cuando él repasaba su duro pene por sobre la ropa – te amo…

 

 

Minho suspiró luego en la noche. No habían llegado más allá de acariciarse en la silla de playa gastada, pero seguro que habían subido a otro nivel en la relación. Ahora estaban acostados perezosamente sobre su cama, viendo una película de acción cualquiera mientras devoraban los snacks que él había preparado en la mañana. Sonrió a la oscuridad, pensando en cuanto amaba a Kibum, y en cuan feliz le hacia sentir el poder abrazarlo, besarlo y dormir con él. Lo apretó a su cuerpo, y le dio un beso en el cabello, escuchando la risa burbujeante y cansada del mayor.

 

-       Eres lo mejor amor… - susurró con suavidad, haciendo que el chico levantara el rostro para verlo con sus ojos felinos

-       El mejor, pero aún así no quisiste hacer nada allá abajo – hizo un puchero

-       K-kibum, no es tiempo…

-       Ya, déjalo – lo besó suave, y luego se apartó mirándolo fijamente – ya vas a caer genio

-       No me digas así – reclamó, haciendo sonreír al otro contra su boca

-       Tú quita todas esas fotos, maldito pervertido

A la mañana siguiente, el mayor se encontró atrapado por el abrazo cálido y confortable que ofrecía su novio moreno y torpe. Se movió suavemente, hasta quedar frente a frente con su rostro apacible, dormido, se veía casi de fantasía. Minho era perfecto. Era el hombre más guapo, y seguro que le faltaba un poco de personalidad, le faltaba explorar más su lado sexual y todo sería aún más mejor. Joder, Minho era caliente, incluso si no se daba cuenta, pero tras sus horribles gafas se escondía un hombre de proporciones exactas, de hermosos ojos café oscuro, de labios llenos, dientes casi alineados y… ¿Cómo no iba a estar deseando llevárselo a la cama? Si solo dejara de ser un maldito respetuoso y soltara su lado pervertido… Algo tenían que hacer al respecto, pensó mientras se acomodaba en su pecho, suspirando suavemente.

 

 

 

Para el día de Halloween, los hermanos Jonghyun y Kibum organizaron una fiesta de disfraces. Luego de semanas terribles con exámenes finales, pasantías y proyectos, Minho se mostró más entusiasmado de lo que su novio podría haber imaginado, especialmente porque siempre decía que no estaba acostumbrado a disfrazarse.  Para sorpresa del cosplayer, el alto le comentó casualmente que tenía un disfraz en mente para la ocasión.

 

-       ¿De qué? - preguntó el mayor curioso, ganando una sonrisa avergonzada del chico de gafas que se comía perezosamente las papas fritas cubiertas de ketchup que habían pedido en una fuente de soda

-       es un secreto...

-       ¿una sorpresa?

-       ... Dejémoslo en secreto

 

Y aunque Kibum quería arrancarle el secreto del disfraz, decidió esperar, al fin y al cabo era probable que el moreno lo sorprendiera con un disfraz adorablemente ridículo, especialmente conociendo su gusto por los animes shonen de deporte que tanto disfrutaba.

 

El cosplayer por su parte preparó todo meticulosamente, desde la decoración, la bebida y la comida de la fiesta, hasta su disfraz para la ocasión: una versión más adulta y quizá tenebrosa, de la chica Gato de Kitaro. El día de la fiesta tanto Minho como jinki llegaron a ayudarles desde temprano porque la idea de una casa embrujada cubierta de telarañas y tarántulas de plástico no salía de la cabeza de los hermanos. Minho además aportó con un esqueleto de yeso de tamaño real, que colocaron en uno de los sillones con un vaso rojo vacío en su mano huesuda. Hornearon galletas y cupcakes con decoración especial, además de otros snacks y salsas con su versión de terror, que incluían ojos de verduras y dedos de masas saladas.

 

-       Llega a la hora - habló Kibum contra los labios anchos de su novio, estaban despidiéndose en la puerta por lo que sería como máximo una hora, para que prepararán sus disfraces

-       Llamaré un taxi para no retrasarme, eso está bien? - inquirió el alto embelesado, relamiéndose los labios sin soltar el agarre firme en la cintura de su novio

-       Eso está muy bien - sonrío como un idiota el mayor, antes de volver a dejar un beso lento y húmedo en la boca del moreno –¡Ya, apresúrate! ¡Quiero ver tu disfraz!

-       No te entusiasmes tanto - río con diversión - puede que no sea tan sorprendente


El menor de los Kim sonrió divertido mientras el de gafas se iba, estaba seguro que el disfraz sería un pokemon o algo por el estilo.

 

Para las nueve Minho aún no llegaba. La casa estaba atestada de gente ya bailando y empezando a embriagarse, Kibum estaba impaciente esperando a su novio, alisando su corto vestido rosa, frunciendo el ceño enfurruñado cada vez que revisaba la hora en su reloj mural y veía que los minutos avanzaban sin la presencia del alto, ¿cómo se supone que iba a disfrutar de su fiesta si la persona más importante era incapaz de llegar? Cuando ya habían pasado otros treinta minutos y estaba a punto de marcarle, sonó el timbre. Se apresuró entre el gentío para abrirle, y se quedó con la puerta en la mano, sorprendido.

 

Minho lucía jodidamente bien.

 

Tragó duro mientras veía a su novio sonriente, con el cabello un poco más corto, sin gafas, luciendo simple en el uniforme blanco de Shohoku con el número 14 estampado en el pecho. Si, era un uniforme simple, pero joder, los brazos de Minho resaltaban, resaltaban sus muslos fibrosos, y los últimos vestigios de su imagen nerd habían desaparecido ante su falta de lentes. Era perfecto.

 

-       Amor, lamento el retraso – dijo el moreno entrando a la casa, tomándolo en un abrazo suave con su brazo derecho, dejando un beso en su frente – te dije que no era nada especial, lo siento

-       N-no es eso – tartamudeó, volviendo a obsérvalo. Joder, era perfecto. Bajó sus manos por los brazos fuertes, mordiéndose el labio. ¿Cómo podía ser que su novio fuera tan sexy y a la vez tierno, sosteniendo torpemente un balón de basquetbol bajo su brazo izquierdo? – te ves bien amor…

-       Tú también – sonrió, cogiéndolo por la cintura – siempre he pensado que eres como lindo felino…

-       ¡Ya! ¡Vas a avergonzarme otra vez!

 

La fiesta siguió su transcurso tranquila, Minho estaba distraído comiéndose los cupcakes, y se veía hermoso, pero Kibum se sentía intranquilo. Había visto cómo las chicas miraban a su novio, la sonrisas poco discretas, cómo miraban su cuerpo sin ningún pudor porque el estúpido no se daba maldita cuenta. Y aunque el cosplayer no quisiera aceptarlo estaba un poco celoso, solo un poco, o tal vez más que un poco, pero no podía aguantarlo, quería marcarlo como suyo y que ninguna de esas degeneradas siguiera viéndolo. Maldita sea. Iba a encerrar a Minho o iba a tatuarle esas gafas en la cara para que nunca nadie más se atreviera a verle de esa forma. Y todo estaba relativamente controlable, hasta que la imbécil de Tiffany, una compañera que recién llegaba de Estados Unidos, decidió que no tenía nada mejor que hacer que sacar a bailar al “basquetbolista”.

 

Kibum sonrió asintiendo con la cara casi tiesa cuando los hermosos ojos del alto lo buscaron ante la petición de la muchacha. Le vio levantarse para ir al encuentro de esa odiosa, que alargaba la mano para cogerle por el antebrazo. Contó hasta diez. Tiffany se colgó de su cuello largo sonriendo como idiota, equilibrándose en sus altos tacos en ese vestido de Alicia de Alicia en el país de las maravillas, y si, se veía bonita, pero era una estúpida. El más bajo vio como su novio se movía tímido, inseguro, o simplemente inexperto, y cuando ella, en su estado de evidente ebriedad, intentó darle un beso, el menor de los Kim decidió que era suficiente. Tiró su vaso de vodka a un lado, y apartó al estudiante de medicina de la chiquilla, conduciéndolo escaleras arriba sin voltear a ver su expresión o escuchar sus preguntas.

 

Entró a su cuarto molesto, encerrándose con el moreno, y apenas estuvieron frente a frente, le besó con fuerza, como jamás lo había hecho, era un beso furioso, cuyo ritmo el otro apenas y podía alcanzar.

 

-       ¿Qué pasa? – preguntó confundido al apartarse, viendo la cara molesta del muchacho disfrazado de niña gato - ¿Estás celoso?

-       ¡Si! ¡Si! – se apartó, con la cara molesta y roja de vergüenza – Se que te dije que podías bailar con ella, ¡Pero estoy celoso y molesto! ¿Cómo te atreves a llegar vestido así a mi fiesta? ¿Sabes cómo estaban todas esas babosas abajo mirándote? ¡No te voy a permitir vestir así nunca más!

-       Mmhh creo que eso suena muy enfermizo, amor – sonrió divertido, pasando sus manos por la cintura del otro, atrayéndolo hacia su cuerpo.

-       Es que estoy ebrio – hizo un puchero, logrando hacer reír al otro – y tu eres demasiado guapo, ¿te das cuentas?

-       No soy guapo – negó extrañado – solo me puse lentillas.

-       Eres el hombre más guapo del mundo – se apretó más a su cuerpo, ronroneando contra sus labios - y eres solo mío

-       Solo tuyo, bebé – rió divertido – y tu eres solo mío… - lo cogió del trasero haciéndolo jadear, besando su boca con deseo.

 

Era un beso diferente, ese momento era diferente. Kibum suspiró contra los labios gruesos que amaba, mientras el otro continuaba masajeando sus nalgas, besando su cuello como si fuera lo más lindo del mundo. Bajó su mano trémula, deslizándola por el pecho del alto, hasta coger su pene semi-erecto, y se sentía tan bien a través de la tela delgada de sus pantaloncillos. El moreno soltó un gruñido y todo su cuerpo tembló. El más bajo sonrió con suficiencia, entendiendo cual era el poder que tenía sobre su novio.

 

-       Te amo – habló Minho, besándolo con hambre

-       ¿Me amas a mi o amas mi trasero? – rió divertido el otro, viendo cómo las manos grandes hacían amago de soltarle – no, no pares por favor – le pidió, con ojos brillantes, haciendo enrojecer el rostro del otro

-       Lo siento, soy un pervertido…

-       Si, lo eres, pero me gustas así mi amor…

 

Minho no aguantó más, volvió a besarlo con desespero, desordenando, besando su mentón y su nariz, respirando torpemente, recostando a Kibum en la cama para poder meter las manos bajo el vestido y deslizar su ropa interior con mayor facilidad. El más bajo era perfecto ahí todo sofocado en el placer, jadeando desesperado mientras el moreno se quitaba la camiseta y el pantaloncillo de baloncesto con rapidez, apenas y quitándose las zapatillas deportivas antes de volver a acorralarlo contra la colcha.

 

-       Eres perfecto – suspiró contra su oreja, masajeando ahora su trasero desnudo, haciendo ronronear al otro contra su cuello largo.

-       Minho, por favor… - suspiró, los dedos largos subieron a apartar las hebras de cabello plástico de su rostro todo sudoroso - … por favor, amor.

 

 

 

 

 

 

Fue perfecto, desde la forma en que el moreno le había quitado el vestido, le había preparado, hasta el momento en que se hundió en su interior, gruñendo como si hubieran desatado su lado más animal.

 

-       Más – exigió el de ojos felinos, mientras ambos se movían lentamente, explorando la sensación, apretándose contra el otro, buscando más fricción, más placer

-       Joder – gimió ronco Minho, mientras el mas bajo besaba sus labios quedamente

-       Para ser tan inexperto eres un tremendo novato mi amor – río ahogado Kibum, mordiéndose el labio cuando el pene rozó su próstata y los dedos del otro se cerraron un poco más en torno a su hombría

-       Créeme bebé, tenia muy claro lo que quería hacerte – sonrió – eres hermoso, te amo…

-       Yo también te amo – suspiró, cogiendo al alto de las nalgas para impulsarlo mas profundo en su interior – Si… así…

 

Minho buscaba sus ojos, quitándole el cabello del rostro, jadeando con la mirada propia nublada en lujuria, pero no quería perder si quiera un segundo del hermoso muchacho bajo su cuerpo, de sus expresiones de satisfacción, de la sensación indescriptiblemente cálida y deliciosa de estar compartiendo ese instante solo ellos dos, de saber que era él, ese cosplayer precioso, el que estaba recibiendo, aceptando y correspondiendo su amor, era su orgullo, todo lo que podía pedirle a la vida, porque no solo era el novio más hermoso que podía pedir, si no que también era el mejor, el más listo, el más dulce y perfecto.

 

 

 

 

 

 

 

El moreno abrazó con más fuerza el cuerpo delgado de Kibum entre sus brazos. Los bajos de la fiesta aún resonaban en las murallas mientras ellos se acurrucaban bajo los cobertores de la cama del menor de los Kim. Los labios gruesos del alto besaron el hombro desnudo de su novio y luego suspiró contento, pegándose completamente a la espalda del otro, cobijándolo contra su cuerpo, y ese momento exacto, era todo lo que necesitaba en la vida para ser el hombre más feliz y afortunado del universo.

 

-       Ya, para con tanto besito, degenerado. Aún no estas perdonado por lo de la estúpida de Tiffany – se removió, volteándose para mirarle con el ceño fruncido. Minho sonrió amplio, besándolo con suavidad, envolviendo con sus brazos la cintura del muchacho

-       ¿Y qué tengo que hacer para que me perdones? – rió, disfrutando de la sensación electrificante de aquel abrazo que se regalaban completamente desnudos.

-       Primero que nada, nunca vas a dejar tus gafas – empezó enumerando, mientras empujaba suavemente al menor para que se recostaran y el se acomodara cómodamente sobre el otro.

-       ¿Y segundo? – le acarició esos pómulos que eran una obra de arte

-       Vas a tener que mirarme solo a mi para siempre – sonrió, escondiendo su rostro en el cuello largo del alto

-       Es lo que hago siempre tontito – le acarició el cabello con suavidad, luego deslizó sus dedos bajo el mentón y le alzo con suavidad el rostro para besarlo bien lento – te amo

-       Y yo a ti – sonrió en el beso, para luego volver a acurrucarse contra su novio.

 

Minho sonrió a la oscuridad del cuarto, a la fiesta lejana, disfrutando de tener a su novio así, tan cerca suyo, y en verdad, tan suyo. Dio gracias una y mil veces por haberlo encontrado en internet, por haber chocado con él en la convención y luego haber empezado a crear algo juntos. Lo estrecho un poquito más, dándole las gracias ahora a él directamente, por amarlo tanto, y por permitirle amarlo de esa forma.

 

Notas finales:

Realmente llevo muchisimo tiempo sin subir nada, ¡Lo siento, lectores nuevos y antiguos! Espero les haya gustado, les juro que pasé meses escribiendo esto, aunque como máximo haya tomado un par de dias, es que estoy tan floja ;O; perdonenme la vida.

Besos :)


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