La habitación poseía una gran cama de cuatro plazas con sábanas rosas y almohadones blancos. Paredes decoradas con estampados infantiles en muchos colores. Una de las dos puertas fue abierta por un hombre, con una niña en brazos. Rido Kuran, de ojos bicolores y cabellos cobrizos rebeldes, ingresó con una patada y en sus brazos traía una niña con cabellos plateados. Caminó hasta llegar en una de las camas, donde deposito a su durmiente hija.
Volteo al escuchar a otra persona ingresar. Su hermano menor, Haruka llevaba a su hija en la espalda. Haruka tenía el cabello y sus ojos marrones, en contraste con su hija, quién tenía ojos marrones, pero el tono plateado que su hermana tenía. Le estaba dificultando el andar, pues estaba jugando y molestándolo, tapando los ojos de su padre. Rido reía mientras observaba como su hermano se tambaleaba en busca de equilibrio.
- Miyuki, cariño, no dejas que tu padre vea. – Una voz suave hizo eco en la habitación, despertando a la niña dormida.
- ¡Oka-sama! – Miyuki salto de los hombros de Haruka y corrió a los brazos de su madre.
En verdad su “madre” resultaba ser un joven de cabellos plateados, recogido en dos coletas – producto de las fechorías de sus hijas – sus ojos como piedras amatistas brillaban con tintes turquesas, lilas y grises. Miyuki salto en sus brazos y fue acogida con mucho amor. La otra niña hizo un mohín en reproche. Sus ojos bicolores como los de su padre brillaron en rojo, conteniendo sus celos.
- Oh vamos, Rei, te he abrazado mucho hoy. – Zero, su madre se sentó en la esquina de su cama. – Tienen que dormir, mañana hay cosas que hacer mis princesas.
- ¿Nos puedes leer un cuento, mami? – Ambos Kuran rieron, a su esposo no le gustaba que lo llamasen así.
- Tienen que dormir. –
- ¡Por fa, por fa! – Las dos niñas insistieron, amaban escuchar como su madre les contaba su vida. – ¡Cuéntanos como conociste a nuestros papás!
- Bueno, bueno. –
Haruka se acostó al lado de su hija, Miyuki. Rido se acomodó al lado de Rei, esta lo abrazo gustosa. Zero se metió en medio de sus hijas, las niñas lo ahogaron en besos y abrazos. Zero las atrapo en un abrazo fuerte, entonces los hermanos se miraron de forma maléfica, con una sonrisa aterradora prosiguieron a arremeter contra su esposo, quien se moría de la risa por culpa de las cosquillas proporcionadas por sus dos maridos. Después de aquel momento cómico en familia, todos quedaron en un silencio tranquilo, observando como las llamas de la chimenea bailaban felices. Era invierno y las niñas amaban dormir calentitas, por lo que instalaron una chimenea.
Zero se quedó pensando en su vida. Nunca fue tan feliz como lo es ahora, ambos hermanos le habían dado una felicidad tremenda. Y sus hijas se robaron su corazón, en el primer instante en ver a los ojos a ambas quedó completamente enamorado de ellas. Su mundo fue conquistado por cuatro personas, y estaba feliz por eso, feliz por tener a su familia.
Y recordando su larga existencia, comenzó su relato…
-“En el mundo en que vivimos los vampiros, es gobernado por un rey omega soberano, a quién llaman la reina suprema. Existían tres razas de vampiros, los Alfas, los betas y los omegas. La familia Kiryuu, desde hace milenios, son dueños del trono vampírico. Ellos tienen ambas razas en su legado, siendo solo los omegas los herederos a la corona, convirtiendo a sus alfas o betas en reyes consortes. Como los reyes del siglo pasado tuvieron tres hijos, un alfa y dos omegas. El alfa era llamado Kristhan y poseía la belleza digna de los Kiryuu – cabellos plateados y ojos violetas-, los omegas eran mellizos. Kaien y Shizuka. El príncipe Kaien había quitado la apariencia de su tátara abuela, cabellos miel y ojos cafés. La princesa Shizuka, quien parecía más digna al trono, con sus cabellos blancos y hermosos ojos rosas, regalo de su padre. Pero algo paso, Shizuka y Kristhan cometieron incesto y fueron exiliados. Como único hijo y único príncipe, Kaien heredo el trono y la corona. Fue desposado por Yagari Touga, un alfa reconocido por haber sido un cazador de vampiros antes de transformarse en uno.
“Convencidos de que Yagari sería un buen esposo y consorte de Kaien, los reyes dieron la bendición y se casaron en la primera luna antes del largo invierno. Kaien fue coronado como reina suprema, Yagari como rey consorte tres lunas después de su casamiento. Tres años después de su coronación, los reyes regentes tuvieron sus primeros hijos. Dos niños con cabellos ocre y ojos azulados. Los herederos, Karin y María, ambos gemelos, pero Karin una hembra alfa y Maria una hembra omega. Pero la felicidad no duro mucho. Fue cinco años después, cuando las princesas tenían una fiesta familiar muy íntima. Unos cazadores rebeldes entraron en la casa principal, el palacio de Windford, asesinaron a los ex reyes supremos, ejecutaron a las princesas. Kaien, ardiendo en furia, desato su ira, asesinando a muchas personas con el poder que solo los Kiryuu poseían, solo Yagari lo pudo detener, calmándolo. Luego, dos años después de esa masacre. Los reyes supremos volvieron a tener hijos, gemelos, y esta vez, ambos heredaron las características de los Kiryuu, pero lo que no sabían, es que ambos no solo heredaron la belleza, si no aquel poder devastador que hacía de los Kiryuu una aterradora y hermosa familia. Ambos machos, uno beta y el otro omega. Pero el omega había nacido con una extraña condición, poseía dos alfas.”
Los niños fueron conocidos como Hichi y Tsero, pero al ser coronados como príncipes, fueron llamados como Ichiru y Zero.
Ichiru un macho beta, destinado a un alfa o a un beta. Y luego estaba…. Su hermano mayor, Zero. Un macho omega destinado a dos alfas…. Pero no solo dos alfas. Si no, los alfas hermanos, Regentes de los demonios. Los hermanos Rido y Haruka Kuran.