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Un demonio desmemoriado por reydelosPK2

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Notas del fanfic:

Esta vez escribire por capitulos... no pude concluirla histroria, pero tiene buen avance. asi que dejo el primer capítulo. actualizare pasando dos días. bye. 

Notas del capitulo:

gracias por leer. 

Un demonio desmemoriado

 

Felicidad interrumpida

 

-Sentirte cerca es extraño. Más cuando soy yo quien suele perseguirte, acosarte… Muy extraño- susurraba Wolfram al comprobar que no era un sueño y Yuuri finalmente se animaba a un contacto físico.

-¿De verdad?- pregunto Yuuri algo contrariado. La verdad él tampoco se pensó con tal descaro, pero allí estaba con una mano bajo ese camisón y un deseo inmenso por más contacto con el rubio, contacto que no le era negado, solo cuestionado. Y no lo culpaba, ¿cuantos años de las insinuaciones del rubio y en respuesta sus continuos rechazos?  

-¿Tienes idea de cuantas noches soñé con esto?- pregunto Wolfram con la cara roja, pues uno puede esperar las cosas pero al momento de la verdad uno no está preparado para la primera vez.

-no… supongo que no- nuevamente respondió dudando, porque cada palabra del rubio le sonaba a reproche, de la nada el también se cuestionaba de seguir o no. Simplemente la mano que con descaro acaricio esa entrepierna subiendo ese camisón en clara invasión e intención de robar esa prenda íntima llamada calzoncillo dejando el espacio libre para su invasión.

Wolfram sintió esa mano retroceder y con descaro la tomo con la suya en clara agresión.

-¡Te juro que si te retractaras ahora eres hombre muerto!- Amenazo. Amenaza a la que Yuuri solo respondió con una sonrisa forzada y una gotita de agua.

-supongo que no hay marcha atrás- concluyo el rey se Shin Makoku. Wolfram sintió el instinto de querer asesinarlo. ¿Cómo podía decirle eso a estas alturas? Suspiro pesadamente recordando que era Yuuri. Esto era más de lo que el moreno podía soportar… Un sacrificio. Así lo tomo por parte del moreno. Y eso hirió su orgullo. Pero se conformaba con eso, con que hubiera un primera vez, seria paciente con Yuuri. Sabía que no le era fácil al azabache corresponder sus sentimientos. Pero bueno… era un demonio tenía una vida longeva, esperaría y aceptaría lo que Yuuri decidiera darle. Inclusive esta penosa primera vez… si es que llegaba a concluirse.

Yuuri sintió el miedo pero más fuerte fue el deseo de seguir. Como dijo Wolfram si se retractaba seria hombre muerto y como no creerle acaso ese chico de belleza despampánate no era de los que cumplía sus promesas, de los que sacaban fuego de la nada… mejor obedecerle.

No fue tan difícil. De hecho nada difícil una vez dentro. Una vez cruzado el límite, ya nada pareció complicado. Besarlo… abrazarlo con desesperación, ser abrazado con la misma intensidad. Besar ese cuello y cada parte de ese cuero… nada parecía extraño no había diferencia por el género. Simplemente no era simple sexo. Era la persona que estuvo a su lado en tantas aventuras durante ocho años. Era más que un amigo… era su prometido y sin duda pasar tanto tiempo a su lado despertó sentimientos hacia Wolfram y ahora terminaban de florecer. 

-Te amo…- susurro el rubio al sentirse lleno del semen de Yuuri

-Yo… También…- admitió con timidez y el rubio solo sonrió abrazándolo con más fuerza. 

Un brillo reconfortante ilumino al rubio al día siguiente, una extraña confianza que dejaba ciegos a muchos, pero al acostumbrarse a verle tan vivas se contagiaron de su extraña atmosfera. Ser feliz era contagioso.

-Y a todo esto… ¿A que debemos tu buen humor. Wolf-chan?-Preguntaba su madre sonriente a su hijo menor

-Nada madre. Solo que al fin las cosas van por el buen camino en mi compromiso. Al fin creo que alcanzaremos a casarnos.

-¡Qué bien! ¿Cuándo. Debo mandar las invitaciones y hacer lo preparativos?- decía la ex reina entusiasta por la felicidad de su hijo menor

-Eso aún no lo sé, pero de seguro será pronto. Si. Yuuri pondrá una fecha de bodas pronto… ahora no me cabe duda.

-No importa. Comenzare con los preparativos.

-es verdad debo hacer que costuren un uniforme blanco y uno para Yuuri también…- comenzaba el rubio – es decir es el rey no puede usar ropa ordinaria, debe ser una vestimenta a su altura- remarcaba el rubio.

Yuuri desde la puerta oía las intenciones de su prometido y la madre de este.

-Ok… les das luz verde y se pasan el continente entero…- suspiro. Como siempre Wolfram terminaba corriendo y el que pensaba que primero terminarían de acostumbrarse a eso… bueno no sería difícil, no fue difícil… pero… (Una gotita de sangre choreo de su nariz) – Esto no puede ser…- maldijo en voz baja corriendo a su recamara, ahora resultaba que era un pervertido imaginando cosas hentay con el rubio. 

Solo en su recamara Wolfram terminaba de ducharse y miraba a Yuuri sentado sobre la cama real, apenas si lo miraba y luego esquivaba la mirada a otra parte.

Wolfram rodo los ojos. Ya lo habían hecho sin protección alguna y Yuuri aun actuaba como un virgen.

-¿Quieres hacerlo?-Interrogo mirando como Yuuri caía de la cama por el impacto de su pregunta.

-¿EH?- apenas reaccionaba- ¿Cómo me puedes pedir eso tan descaradamente?- se alarmaba, con esto se iba toda la decencia que creyó tenía el rubio. Pero tampoco le sorprendió tanto que digamos, siempre fue directo.  Negó con la cabeza al tiempo que veía al rubio hacer un puchero por la rabia. Tomaba esa negación física como una negativa y se sentía herido.

Se paró y camino en su dirección, supuso que no debía dejar que Wolfram llevara la iniciativa en su relación como siempre. Cuanto tiempo el rubio peleo solo para mantener ese compromiso, para ganarse su cariño, para ganarse su amor.

Recordó su sutil amenaza cuando su prima Elizabeth vino a luchar por la mano del rubio retando al rey. Sus claras palabras:

“Si pierdes te mato”

Rio acercándose más al rubio.

-¿Tú quieres hacerlo?

-Si tú quieres… supongo, así te acostumbrarías mas rápido a eso…- replicaba el rubio refiriéndose a su parte baja. Era obvio que su homofobia llego a afectar la confianza del rubio. En su mundo no era algo raro, algo malo. Pero de la nada escuchar tantas veces replicar al rey que entre hombre no es posible… dejo sus secuelas.

-Yo quiero- le sujetaba de su mentón y al fin se animaba a volver a besarlo.

-Yuuri…-Llamo el rubio mirando al moreno al momento de alejarse- estas seguro de esto… mira que podemos ir despacio. 

Yuuri negó con la cabeza, supuso que de la misma forma que él se contenía por tantos años, el rubio también lo hizo, ambos eran hombres y tenían necesidades.

De la nada solo lo volvió a besar y con ese beso un abrazo que fue correspondido. De la nada ambos simplemente caían al suelo y se despojaban de esas batas de baño entregándose a la pasión.

Pasaron semanas, en las que Yuuri pensaba como hacer una declaración digna del demonio de fuego. Es decir, si Wolfram estaba preparando la boda, al menos debía pedírselo con clase. Demostrarle que el también podía sorprenderlo con la petición de matrimonio. Era el rey de seguro algo bueno podía hacer.

-Conrad- llamo a su padrino con algo de vergüenza

-Dígame su majestad

-Que no me llames majestad, solo dime Yuuri…- renegaba, al parecer Conrad jamás saldría de ese tonto habito.

-Dime Yuuri- como siempre sonriéndole amablemente.

-Tú conoces a Wolfram… ¿Cierto?-repuso con vergüenza.

-Si. Lo conozco, es mi hermano- dijo no con malas intenciones, solo que sonaba tan tonto. Obvio que si lo conocía, pero Yuuri no se refería a ese conocer… se mordió la lengua, supuso que él tampoco se daba a entender.

-Digo… conoces sus gustos y tips…- aclaro. Mientras Conrad no le dejaba de sonreír. De verdad era su personalidad cálida o solo se burlaba de él, ahora mismo se lo cuestionaba.

-A qué se refiere majestad

Yuuri crujió los dientes, allí iba otra vez con: su majestad. Que manía de ponerle los nervios de punta. Más ahora que estaba tan avergonzado por lo que le pediría. Como sea. Allí iba.

-Quiero pedirle a Wolfram que se case conmigo, pero quiero hacerlo de la forma correcta… de alguna que el jamás olvide.

-Que bien majestad. Me alegra que al final se anime a pedir la mano de mi hermano- repuso con sinceridad acercándosele más para poner una mano sobre su hombro derecho- Ya había tardado- se a sincero.- pensé que terminarían por romper el compromiso y vería a Wolfram marcharse a el reino Bielefeld.

-¿De verdad Wolfram se marcharía si rompía el compromiso?

-Bueno con lo orgulloso que es quizás sí.

-Valla… nunca lo pensé capaz de hacer tal cosa

-Bueno tome en cuenta que Wolfram es el heredero de ese reino, y aun que su tío lo gobierne Wolfram es el legítimo rey de esas tierras.

-Ya veo… esas son las tierras de fuego. ¿Cierto?

-Si la mayoría de los mazokus de fuego proviene de las tierras Bielefeld. Son los herederos de la voluntad de fuego

-¿La voluntad de fuego?

-Si. La voluntad de fuego se caracteriza por ser personas determinadas, orgullosas y precipitadas.

-sip… Wolfram definitivamente encaja en esa voluntad- admito Yuuri no muy orgulloso de que el rubio perteneciera a esa denominada voluntad.

-Gwendal pertenece a la voluntad de tierra- Yuuri abrió los ojos con más detenimiento mirando a Conrad. Esa no se la sabía

-De hecho los mazokus de su reino son de personalidad fieles a sus principios, pacientes y fuertes.

-Y ¿tú?-Interrogo Yuuri a su padrino. Este tema le aprecia muy interesante.

-bueno, soy hibrido. Mi madre es mazoku y mi padre humano, pero nací en un reino que rige a voluntad de viento.  De  personalidad voluble pero fija a sus creencias, fácil aprendizaje y comprensiva.

-por eso te amoldas fácilmente a todos…- afirmaba Yuuri con la cabeza

-eso creo…-rio

-Y Cheri-sama, que voluntad rige a tu madre. Seguro la de fuego

-No-rio Conrad- mi madre tiene la voluntad de agua

-¡Wow!- soltó sorprendido.

-Apacible, pero a la vez impredecible, es al igual que la tierra, una voluntad que busca a protección de la vida- repuso con tristeza- el viento y el fuego no son muy amigos de la vida. El fuego busca consumirla, el aire simplemente no le interesa, puede persistir o no con la vida. En cabio la tierra y el agua están directamente relacionada con la vida que viene a ser la luz. Y el aire no tanto como el fuego se interrelacionan con la oscuridad.

-Valla- seguía el azabache sorprendido.

-Esas son las bases de la magia, de hecho esa es la razón por la cual a los demonios de fuego les cuesta tanto dominar la magia curativa y muchos como Wolfram la odian y menos precian.

-Pero Wolfram no es malo

-Nadie dice que deba serlo. Pero en su mayoría son algo orgullosos y cabeza duras- admitió- cuando se cierran en su mundo no hay quien les haga cambiar de opinión. La mayoría que conozco son de buen corazón, pero suelen tener problemas para demostrar sus sentimientos, pero una vez que se sienten seguros bueno ya tienes experiencia con Wolfram. Te seguiría hasta el mismo fin del mundo.

-y veo…-  Yuuri rememorando todo su trayecto de pareja, de no ser por la terquedad y el orgullo de Wolfram de seguro no alcanzaban la felicidad actual, pues de ser cualquier otro de seguro ya lo dejaba y rompía el compromiso al primer año. Supuso que si era verdad que estaban destinados aunque... Miro nuevamente con detenimiento a su padrino que le seguía sonriendo- ¿Y que voluntad se supone que soy yo? ¿Agua?- pregunto dudoso, pues si el elemento agua era el que solía controlar con más frecuencia en el modo Maou

-Exacto- dijo Conrad

-Ya veo…- concluyo para nuevamente despertar de su asombro por conocer el tema de las voluntades- pero eso no me ayuda. ¿Cómo le pido matrimonio a Wolfram?- preguntaba dudoso- tiene que ser algo que nunca lo olvide y lo sorprenda tanto que llore de felicidad.

Seguían hablando y es que de la nada a Yuuri se le ocurrió hacer un campeonato de béisbol entre los diez reinos y al final frente a todos pedirle a Wolfram que se case con él. Si. Como lo hacen en la tierra. De seguro el rubio jamás lo olvidaría.

Wolfram por su parte visitaba a Gisela. Comenzaba a tener algunos problemillas de náuseas y no tenía muchas ganas de vomitar, prefería hacerse un chequeo y acabar con el mal estar de una buena vez. Después de todo ahora que vivía feliz desde hace dos meses no dejaría que nada irrumpiera su dicha.

-No. No cabe duda- repuso la médico- esta embara…-Wolfram le tapó la boca

-Ni se te ocurra decírselo a nadie- renegaba Wolfram, es que no quería que Yuuri lo supiera, si el azabache se casaba con él debía ser por voluntad no por obligación. Conociéndolo de seguro que por el niño le pedía casarse quisiera o no.

-Pero…

-Quiero darle una sorpresa- repuso para calmar a la chica y dio gracias al cielo que nadie más estuviera presente.  

Sinceramente Wolfram no comprendía porque de la noche a la mañana desde hace un mes Yuuri se afanaba en entrenar a los representantes de los diez reinos sobre las reglas y el cómo se juega béisbol.

Miraba desde la distancia a su prometido en el patio del palacio con extraños, sinceramente tubo que controlar sus ganas de quemarlos por causa de los celos. Ahora mismo estaba más preocupado por otra cosa. ¿Cómo le diría a Yuuri que sería papá? A este paso supuso que nunca.

Apenas si lo veía de lejos o en las noches y en las noches no se dedicaban a hablar con exactitud… Se puso rojo… debía dejar de hacerlo, pronto se notaría y no deseaba presionar a Yuuri. Si el azabache le pedía matrimonio debía hacerlo de en su libre voluntad… aunque ahora estaba más que seguro: odiaba el béisbol por quitarle la atención de su prometido.

-A este paso nacerás siendo un bastado… - renegaba, para luego entrar al palacio. Todos metidos en ese tonto campeonato ni si quera notaron que Wolfram ya no entrenaba con s guardia real, tampoco usaba la ropa militar, de hecho cambiaba a ropa más suelta pero aun así elegante. Todos idiotizados en el campeonato de béisbol que daría inicio ese fin de mes. Justamente cuando el rubio entraría en el tercer mes de gestación.

Entro a su cuarto, no a la habitación del rey, a su cuarto, el primero que ocupo al llegar a Shin Makoku, el que ocupaba antes de comprometerse con Yuuri, donde guardaba los trajes que en complicidad con su madre mandaron costurar. Miro el suyo con nostalgia y tristeza, pues aunque Yuuri se lo propusiera no podría usarlo, su condición ya no diaria para eso.

-Quizás si lo mando a ensanchar…- negó. Quedaría feo. Lo mejor sería hacer coser uno nuevo.

Sus manos bajaron a su vientre. Al fin podía notarlo, era pequeño pero estaba allí. El abultamiento que delataba la vida que comenzaba a crecer dentro suyo. La evidencia de su felicidad.

-Todo saldrá bien…- le dijo a su pequeño mientras salía de esa habitación y retornaba a la habitación de Yuuri. Si todo saldría bien. Ese torneo se llevaría acabo dentro de dos semanas, aun había tiempo.  Si Yuuri se lo pedía tenía casi todo listo, de seguro no sería la gran boda que esperaba, pero sería digna de un rey.

De mala gana marcho por insistencia de su madre al palco real. Al parecer Yuuri también participaría en el torneo de béisbol. Wolfram miro con desdén a todos a su alrededor. Ese día no fue el mejor, desde hace dos semanas que Yuuri no dormía a su lado, todo por el maldito entrenamiento y su necesidad de dormir ocho horas y decía que con Wolfram a su lado no podría dormir bien.

A eso se le sumaba sus constantes cambios de humor por culpa del embarazo. Desde la rabia, la pena, la culpa, el odio, la felicidad… etc. Lo asaltaban provocando su inestabilidad. Sin mencionar su apetito y su preocupación por engordar más de la cuenta. Solo la médico trataba de aliviar sus males, pero  a quien necesitaba era a Yuuri y este brillaba por su ausencia.

Soltó el tonto pañuelo rojo que daba inicio el campeonato. Vestido con ropas elegantes pero anchas el rubio miraba desde cierta altura y lejanía el juego. A su lado pero a un asiento de distancia su madre. Debajo de su palco su guarda real. Entre los jugadores representado a Shin Makoku sus hermanos, Yuuri, Yozak... y otros soldados.

Como supuso obvio Sin Makoku ganaba. Y a este paso se llevaría el campeonato.

Cuando al mirada de Yuuri se cruzaba con al de Wolfram solo descubría el enfado del rubio, pero en repuesta le dedicaba una sutil sonrisa. Estaba seguro que antes de acabar el día Wolfram le sonreiría con tanto entusiasmo que olvidaría su mal genio de las ultimas emanas. Pero no fue así.

Wolfram solo se paró para no dormirse del aburrimiento cuando de la nada su madre le hablaba y no noto esa pelota que salía a gran velocidad contra suya.

Yuuri al igual que los hermanos del rubio miraron impotentes el impacto y como el rubio caía de cabeza al suelo pedregoso de lo que era el estadio improvisado. Tres metros de caída.

-¡Wolfram!!-Gritaron todos los que lo conocían olvidando el partido y acudiendo a lado del rubio. Mirando como la médico lo primero que revisaba no era la sangrante cabeza del rubio ni sus signos vitales, se enfocaba en su vientre.

El afamado torneo se fue al diablo cuando Yuuri se enteró del estado del rubio. Felicidad preocupación, angustia… su mente se revolvía por tantos pensamientos mientras la médico aun trataba al rubio en la recamara real.

-¿Por qué no me dijo nada?-Se preguntaba mientras veía a la médico concluir su magia de sanación sobre el rubio

-Él quería darle una sorpresa de forma adecuada- excuso la médico- seguramente se lo contaría después de terminado el campeonato.

-Soy un idiota…- se insultó el azabache sentándose sobre el piso- no debí esperara  que él me lo dijera, de vi notarlo. Tenía nauseas, mas apetito… no se me paso por la cabeza que esta era la razón… ¿De verdad están bien?-preguntaba afligido, mientras los hermanos del rubio no se animaban a decir nada más, todos notaron los cambio de humor del rubio, pero nadie sabía que la relación de ambos jóvenes era sexualmente activa.

-Calma majestad- dijo la médico sonriéndole- su excelencia es fuerte, solo fue un golpe en la cabeza, vera que despierta pronto y todo regresa a la normalidad.

Pasaron la noche en vela. Yuuri al igual que todos solo miraban al rubio dormido, esperaban que amaneciera y con el sol el rubio se dignara a abrir los ojos lanzarles algunas quejas y que todo siguiera su curso. Ya no habría una gran declaración de amor y una pedida de mano, pero de que ese día le pedía que se casara con él lo haría. Ahora con más razones. Un hijo… realmente tendrían un hijo.   

Wolfram sentía como si el mundo aplastara su cabeza, de verdad le dolía. Abrió los ojos, la intensa luz le fastidiaba las iris. 

-¡Wolfram!-exclamaron un grupo de voces que se acercaban a él con desesperación mirándolo con preocupación.

-¿Qué paso?- Pregunto el rubio descubriendo sobre su nuca las vendas y entre el público a sus hermanos, su madre, la médico y un extraño hombre de cabellera negra y ojos ¿Negros?. Se sintió extrañamente curioso, debía de ser un demonio poderoso.

-Te golpeaste la cabeza cuando la bola te golpeo el hombro y perdiste equilibrio cayendo al suelo.

-Mmm- repuso, pues si, si le dolía la cabeza, debía ser cierta la información. –Lo siento- se disculpó y todos quedaron asombrados- madre lamento interrumpir con tonterías tus labores como Maou.

-Wolf-chan-llamo la ex reina preocupada, mientras Gisela se le acercaba nuevamente- yo ya no soy el Maou…

-¿EH? ¿Pero si no eres tú quien dirigirá los diez reinos y acabara con las guerras? ¡Tú eres el Maou madre!

-Wolf-chan-llamo al rubia antes de cogerlo entre sus brazos y abrazarlo llorosa- mi pequeño bebe desmemoriado

-Lo que me temía- dijo Gisela- una secuela de la caída

-Imposible- parpadeaba Yuuri comprendiendo la situación- Wolfram… es una broma ¿cierto?… ¿Tu sabes quién soy yo?

El rubio miro al extraño mazoku de cabellera negra y ojos negros. Todos guardaron silencio. Tenían esperanzas que el rubio reconociera a su prometido. Que recuperase la memoria.

-De hecho… eso mismo me preguntaba… Tienes el cabello negro y los ojos oscuros… debes un demonio poderoso- repuso desconfiado y envidiosos- o quizás solo te teñiste el pelo- especulo cruzando los brazos para ignorarlo y mirar nuevamente a su madre y hacerla retractar de su locura de no ser el Maou. De verdad poco le importaba ese chico extraño- Mama no puedes abandonar tu cargo solo porque se te dé la gana. Estamos en guerra…- giro a ver a sus hermanos. Porque todos estaban aquí mirándolo cuando debían estar metidos en otras cosas de mayor importancia. ¿Por qué ese chico de cabellera negra se veía tan afligido? ¿Por qué de la nada solo se ponía de pie frente de él y… lo abrazaba? ¿Qué demonios se creía?


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