Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SEDUCEME por Daydream duet

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

No hay mucho que decir, la historia surgió en un momento de inspiracion y no pude resistirme a darle continuacion aunque se bien que tengo otras historias que atender, estaba planeada para ser excluva de la pag. de facebook (Daydream duet) pero por exceso de comentarios (notese el sarcasmo) desidi arrastrarl aquí, espero que les guste.

estaba aburrido y profundamente disgustado observando las atestadas y ruidosas calles de la ciudad desde un balcón en el 5to piso de un edificio demasiado pomposo para mi gusto, en el departamento de un perfecto desconocido odiándome a mi mismo por haber aceptado asistir a una reunión a la que desde un primer instante no había querido ir.
Coloque la botella de cerveza vacía en la mesa más cercana que encontré para volver a mi lugar, el aire fresco de la noche golpeaba contra mi cuerpo refrescando mi pensamiento y estremeciendo mis músculos, sabía que debía ir por mi chaqueta pero no quería atravesar a la multitud reunida en la sala ni tener que forzar sonrisas que no sentía en realidad, así que me quedé donde estaba, sintiendo cada poro de mi cuerpo erizarse con la brisa, apoye los brazos contra el balcón admirando la gruesa pulsera de cuero en mi muñeca, un andrajo y baratija para cualquiera pero que guardaba uno de los mas grandes valores emocionales para mi, las orillas estaban profundamente desgastadas y los diferentes tonos de marón estaban pálidos y rallados, pase los siguientes 15 minutos jugando con ella, era un habito que adquirí con el tiempo, me trasladaba a otro sitio, uno en que me gustaba ser masoquista y recordar el mejor y a la vez peor recuerdo de mi vida, la hacia girar en torno a mi muñeca hasta que uno de los cordones que la ataban súbitamente se desato y la pulsera callo al vacío, observe su caída mientras la banda se transformaba en una línea borrosa hasta desaparecer por la oscuridad y la distancia.
Tardé algunos segundos en reaccionar pero en un acto reflejo termine atravesando la habitación y bajando las escaleras de aquel edificio hasta llegar a la calle.
Era tal vez muy estúpido pero no estaba dispuesto a perder aquel objeto, aquel recuerdo, había pasado tanto tiempo a mi lado, años de no quitármela incluso cuando me encontraba en la ducha que no tenerla pegada a la piel de mi brazo me hacía sentir desnudo. recorrí la calle buscando entre los pies de los pocos transeúntes y en las orillas de la banqueta, no estaba por ningún lado, estaba por maldecir al universo y gritar cualquier improperio que cruzara por mi cabeza cuando un par de voces a pocos metros llamaron mi atención..
-Seb, tu si que tienes mala suerte, qué es esta? la quinta vez de la semana? –El dueño de la voz se destronchaba de risa aun entre cada palabra.
-Ni me lo digas, ya se me hacía raro que mi día transcurriera sin ninguna anormalidad, Mi mala suerte no lo permitiría. – Suspiró el segundo sujeto permaneciendo en cuclillas y con las manos en la cabeza ocultas entre las mechas de cabello.
-Pero es que esto es más que mala suerte wey, que probabilidad hay de que una pulsera caiga del cielo golpeándote directamente en la cara, eh? – El primer sujeto seguía riendo mientras remarcaba sus palabras con movimientos de sus manos y brazos.
-Cállate de una buena vez, me esta ardiendo el ojo a morir idiota, mañana seguro tendré ojos de cotorro.- Reprochó el segundo al tiempo que se ponía de pie.

 

En cuanto escuche aquello supe que no podían referirse a otra pulsera que no fuera la mía, con vacilación me acerque a los 2 chicos interrumpiendo su conversación.
-Oye, disculpa.- toque el hombro del chico que me daba la espalda y a quien fuera que golpeara la pulsera para llamar su atención. - Lo siento pero sabes donde esta esa pulsera?
-qué?-
Cuando volteó a encararme tenia una de sus manos cubriendo uno de sus ojos.
-Yo, estaba en el balcón y se reventó, es importante para mí. –Dije esperando que esa explicación fuera suficiente.
-Oh! hablas de esto? – Por un momento temí que se encontrara encabronado y me saliera con alguna señal obscena pero metió su mano libre en la bolsa del pantalón y extrajo la banda de cuero, tendiéndomela. -deberías tener mas cuidado, no descalabra a nadie pero si se tiene mi surte alguien puede perder un ojo.
el chico terminó de restregarse el ojo que había golpeado y me regalo una sonrisa al tiempo que yo tomaba mi pertenencia, cuando rocé su mano para tomarla una corriente eléctrica nos hizo tomar distancia de inmediato.

Estúpida estática, me hubiera gustado salir con alguna broma como decirle corriente pero el tipo se había portad bastante amable y era un completo extraño así que me lo reservé.
-Lo siento.- dijimos al unísono y el termino de entregarme la pulsera, por unos segundos la corriente eléctrica pareció permanecer en mi cuerpo y no pude dejar de observar los extraños ojos rojizos que parecían tener vida propia.
-Bueno, ten más cuidado para la próxima. y deberías andar con suéter, enfermeras con este clima.- lo escuche decirme y lo observe alejarse sin poder reaccionar, en mi mente se había quedado estampada su mirada... una muy poco común, unos iris de un color canela rojizo, me recordó por un momento a los vampiros con pupilentes rojos que salen en la televisión

***

Tarde en salir de mi estupor algunos minutos, el aire ciertamente calaba frio y me vi obligado a volver al ruidoso apartamento con la pulsera firmemente aferrada en mi mano y la imagen de esos extraños ojos casi rojos en mis pensamientos.

No era un lugar al que realmente quisiera regresar y examinando mi pulsera mientras notaba que el cordón no se había desamarrado sino mas bien tronado mi humor había empeorado si es que aquello era posible, opte por tomar las escaleras  mientras me resolvía por dejar de hacerme pendejo en aquella fiesta que no era mi estilo.
-Paco, dónde estabas wey?- me preguntó Alan a penas unos pasos después de haber atravesado la entrada.

Alan era mi compañero de casa, lo conocía desde la preparatoria pero no se podía decir que fuéramos del todo amigos
-Salí un momento. – conteste con sequedad buscando no desquitar mi mal genio con él.
-El balcón no fue suficiente?
-No.- Conteste con sequedad. -Sabes qué? te veré luego, yo ya estoy arto.- recogí mi chamarra del armario y deje a Alan atrás con una expresión sorprendida y contrariada, lo conocía a la perfección podía notar como se debatía entre seguirme a casa y permanecer en ese que definitivamente era su ambiente.
Al final no me siguió, cosa que en el fondo agradecí, no quería compañis, no quería escuchar su voz ni sus estúpidos comentarios mientras presumía de sus múltiples e insípidos ligues de la noche, solo quería estar solo. recorrí las calles que me separaban de mi vivienda y al llegan a mi casa suspire de alivio, subí a mi habitación y me quede un buen rato sentado en el escritorio observando la pulsera y tratando de remendarla.
Aquella pulsera representaba una parte importante de mi pasado, no puedo llamarlo del todo un grato recuerdo pero de igual manera permanecía como parte importante de mi.

Era inútil, los recuerdos enrasaban mi vista y así no podía remendar nada.
Tenia cerca de 16 años cuando me enamore por primera vez, cuando tenia 13 descubrí que las chicas no eran lo mío, resulte mas interesado y admirado por unos brazos fuertes y espalda ancha que por las cinturas esbeltas y pechos grandes de las chicas en mi secundaría, supe entonces que era gay.

Mi familia nunca fue estricta, tradicionalista o religiosa en extremo por lo que no tuve que pasar por un medio trauma de rechazo o crisis de identidad, en ese aspecto fui realmente afortunado, cuando mi madre preguntaba por alguna novia o hacia insinuaciones fui directo al grano y aunque no hizo una fiesta con mi confesión tampoco me rechazo o reprendió, tardó menos de una semana en digerir la noticia y entonces dejó de cuestionarme por una ella y en lugar preguntaba por un él, alguien que no llegó hasta tres años después.
Lo conocí debido a una amiga en común, estaba por cumplir sus 15 años y como es costumbre en mi tierra esos se celebran en grande, con banda, vestido ancho, isa y fiesta, por no mencionar el tradicional vals en compañía de 15 chambelanes, yo uno de ellos. Al inicio no me llamo demasiado la atención, o más bien no la prestaba debido a que no conocía a ningún otro de los chicos me limitaba a aprender los pasos e irme a casa,  pero con la convivencia casi forzada de alguna forma cambiaron las cosas y terminé por llevarme bien con todos ellos teniendo la oportunidad de notar rasgos en él que me cautivaron, su blanca sonrisa, las líneas que se dibujaban en sus ojos casi cerrados cuando reía, las manos grandes y fuertes, y su voz.

él era mayor que yo por 4 años, trabajaba porque a el no se le daba eso de estar entre libros, en sus propias palabras, además era hétero, tenía una novia desde hacía a saber cuanto, todas esas cosas me hacían saber que mis ilusiones eran vanas y que simplemente no habría oportunidad, pero tu no eliges a quien querer, terminamos siendo buenos amigos y de alguna forma una cosa llevo a otra, a veces con sus miradas, los contactos de más o algunas de sus palabras me hacían alimentar alguna esperanza, un día en medio de una borrachera termine enterándome que se casaba, me altere, tenia 15, era todo hormonas y bueno era un adolescente así que termine reclamándome por no decirme.

Una discusión estúpida y sin sentido teniendo en cuanta que éramos amigos y además ambos hombres, para las personas a nuestro alrededor resultaba sospechoso y tal vez obvio que esa situación no era normal y encerraba algo pero no me importo y al parecer a el tampoco, ambos habíamos bebido lo suficiente para perder conciencia de ello y de parte de nosotros mismos, la parte que nos hacia reservarnos y ser prudentes.

Esa noche terminamos en un rincón semioscuro de la habitación conversando seriamente y demasiado cerca para ser normal, me confesó que le gustaba, que estaba confundido y termine dando mi confesión también.
Unas semanas más tarde volvimos a reunirnos, una fiesta familiar a la que quise invitarlo y a la que increíblemente acepto asistir, desde la fiesta pasada no nos habíamos vuelto a ver en persona pero no perdimos el contacto, seguimos hablando como si aquella conversación nunca hubiera existido, en un punto antes de cena nos escapamos a platicar al jardín fue inevitable retomar la ultima conversación.
-Entonces? estas seguro?
-Eh?
-La boda.
-Oh, emm no estoy seguro.-
su semblante había sido tan atormentado que me sentí profundamente culpable.
-Si no quieres, olvida lo que pregunté, no necesitas decirme esas cosas.
-Quiero hablar contigo.
-De acuerdo.-
Espere que el continuara pero como no lo hizo yo continué.- entonces, por qué no estas seguro, no la quieres?- había que no debía preguntar aquello, seria masoquista pero yo solo quería verlo bien, no me importaba quedarme solo como un amigo.
-No lo sé, la quiero pero es tan problemática y celosa, quería casarme pero ahora ya no más.
-Por qué?
-En verdad no lo sabes?
-Pues te estoy preguntando, no?
-Por ti.-
después de aquello quedamos unos segundos congelados, viéndonos a los ojos y supe que era sincero justo un momento antes de que sus labios se posaran sobre los míos.
después de eso, la cena con mi familia fue tranquila, nos sentamos uno al lado del otro en la mesa y por debajo del mantel el mantuvo mi mano sujetada toda la noche.
a Partir de ese día comenzamos a vernos y salir como una pareja, solo que no lo éramos
lo veía cada 3 noches y permanecíamos largas horas platicando de todo y de nada, entrelazando nuestros dedos, pero no volvimos a besarnos, de alguna manera no se sentía del todo correcto, aunque por momentos lo olvidáramos el seguía siendo un hombre comprometido.
un día pidió verme fuera de nuestra rutina, me sorprendí pero accedí a encontrarlo en un pequeño local, al entrar pude verlo sentado junto a una ventana, con expresión soñadora y una sonrisa feliz que no se borro en ningún momento, al finalizar la comida supe el porque.
-Rompí mi compromiso.- fueron sus palabras al tiempo que sacaba una pequeña caja y me la tendía, en ella venia la pulsera que ahora estaba rota en mis manos.
ese fue el día más feliz de mi vida hasta entonces, tarde en procesar sus palabras pero al comprender lo que decía la euforia me llego de golpe, las semanas siguientes se sintieron como un sueño, la había dejado por mi, pero la felicidad duró poco, de un momento a otro sus mensajes se volvieron secos y esporádicos, y mientras el se alejaba constantes mensajes de una supuesta prima invadían mi bandeja de entrada preguntando y cuestionando nuestra relación, una que en ningún momento tomo nombre oficial, comprendí la situación entonces pero aún tenia la esperanza de estar equivocado, fui a buscarlo a su trabajo y al verme ahí plantado se quedó con la expresión de quien vio un fantasma, sentí una parte de mi corazón fraccionarse, pero seguía siendo masoquista y no podía quedarme a media, necesitaba ser completamente destruido para estar satisfecho, pregunte por sus mensajes y la supuesta prima...
-Lo siento, mi teléfono lo tiene mi novia.
su novia, sentí agrietarse por completo todo mi corazón, mi pecho se sentía pesado, las manos me temblaban y tuve unas enormes ganas de llorar pero el orgullo me permitió permanecer de pie frente a él con una sonrisa fingida. -Lo siento, pero... que le dijiste?
-No te preocupes, nada que te comprometa.- no podía permanecer mas tiempo ahí sin desquebrajarme por lo que di media vuelta para marcharme.
-Necesito explicarte todo, pero no aquí, podemos vernos en otro lugar más tarde?- preguntó al tiempo que yo detenía mi andar y me giraba solo lo suficiente para contestarle.
-No habrá otra vez, fue casi un placer conocerte, espero seas feliz.

no volví a verlo después de eso, dos meses después escuche la noticia de su matrimonio y no pude mas que comerme mis sentimientos, nunca volví a enamorarme, la pulsera jamás abandonó mi muñeca era un claro y tortuoso recuerdo de lo que aun sentía y de que entregarlo todo no era garantía para ser correspondido.
masoquista ya lo he dicho.


termine arrojando la pulsera en el cajón del escritorio desesperado por no poder arreglarla y frustrado conmigo mismo por las punzadas de dolor que aun sentía al recordar aquella historia, más de 5 años habían pasado y yo seguía sin superarlo, era patético.
me desvestí y entre en la cama y cuando un ataque de estornudos me invadió volví a recordar los ojos rojizos y las palabras amables de aquel extraño.
-deberías andar con suéter, enfermaras con este clima.
efectivamente enferme.

Notas finales:

espero sus comentarios...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).