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Época de celo. por Abyss

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Notas del capitulo:

Bien. Despues de mucho trabajo y muchas flojeras lo he terminado. Tal como dice el resumen es una version 2.0, un remake (pero con los personajes originales) o una version mejorado de lo que fue uno de mis primeros fics de pokemon. 

La razon por la que lo vuelvo a subir de esta forma es... Que no quiero borrar el otro porque me encantan mis cinco reviews de gente traumada por mi culpa ;__; ... Asi que ahora lo subo de esta forma, en que era el titulo original... Sip, se iba a llamar de esta forma... No cambia la gran cosa xDD

Me disculpo si esto molesta a alguien, y si... Se que podria haber sustituido el contenido de los capitulos por los nuevos pero... No se... Me da dolor tocarlo, es de valor sentimental (?)

Érase una vez, Pokémon que se casaban con Humanos.

Érase una vez, Humanos que se casaban con Pokémon.

Se trataba de algo igual.

Pues Humanos y Pokémon eran iguales.

0.o.0

Podía sentir él cansancio recorrer cada parte de su cuerpo con cada paso que daba, había momento en los que fácilmente era capaz de sentir sus propios pies siendo arrastrados mientras sus manos buscaban cualquier cosa para sostenerse y no caer debido al cansancio y al pesado viaje que su gastado cuerpo estaba siendo obligado a realizar. Su mente se encontraba dividida entre prestar atención al ruido a sus espaldas, así como a seguir observando él suelo por él cual caminaba, de vez en cuando recordando en alzar la cabeza para verificar que se encontraba en el camino correcto.

Un leve gruñido llamó su atención, no detuvo él paso a pesar de que giró levemente su cabeza para mirar sobre su hombro al pokémon que se encontraba acompañándolo y que era el único que traía en su equipo. Un Hydreigon.

Él pokémon tipo Dragón/Siniestro recientemente acababa de evolucionar a su etapa final, por lo que apenas se iba adaptando a su nueva forma. Frunció el ceño obviamente molesto antes de quitarle la vista de encima —aquella que él dragón parecía estar necesitado de recibir—, y mirar una vez más al frente. Si alguien le llegase a hacer la pregunta sobre si se encontraba molesto con él dragón a sus espaldas… Le iba a dar un puñetazo en la cara. Obviamente si se encontraba enojado con él dichoso pokémon, independientemente de que a causa de lo ocurrido hubiese logrado finalmente evolucionar.

0.o.0

Había sido llamado al laboratorio del profesor Carrasco Encina, aproximadamente dos meses atrás. Él amable profesor —con quien se llevaba bien—, había sido el encargado de entregarle su primer pokémon en su momento hace ya algún tiempo atrás —su Serperior provenía de aquel lugar—, se había puesto en contacto con su persona, y aunque le había intentado decir que no era nada urgente y se podía tardar en llegar todo el tiempo que creyese necesario, la forma tan exaltada y nerviosa con la cual le había hablado a través del teléfono le hizo ir inmediatamente con dirección al laboratorio.

Cuando llegó, apenas y puso un pie en él lugar fue capaz de apreciar fácilmente cuál era la razón del porque él profesor se encontraba tan exaltado y feliz… Un huevo pokémon.

—Profesor Encina, buenas tardes. —se anunció Ghetsis con una sonrisa mientras entraba al lugar donde se encontraba él recién mencionado. Quien no hacía otra cosa que ir de un lado a otro en aquella habitación.

— ¡Ghetsis! ¡Qué bueno que hayas llegado! —Respondió el profesor con las emociones a flor de piel y una sonrisa que era casi imposible de quitar de su rostro— ¡Mira esto! —señaló emocionado mientras se al huevo, el cual se encontraba siendo incubado artificialmente en una sábana y con una lamparita para asegurar un ambiente cálido—. Hace poco vino un inexperto entrenador, al parecer recibió este ejemplar de huevo de la guardería mientras comenzaba su viaje, él amable señor le advirtió que probablemente fuera él huevo de un dragón, y debido a que era nuevo en todo esto, decidió traer y dejármelo a mí.

Ghetsis Harmonía escuchó atentamente todo lo que Carrasco Encina tenía por decirle, observando también cada uno de sus movimientos pues ahora él profesor tenía él huevo entre sus brazos.

—Después de una pequeña investigación para determinar la especie del huevo, llegamos a la conclusión de que la posibilidad más alta es que sea un huevo de Hydreigon.

Él de cabellos verdes parpadeo confuso cuando finalmente noto la cercanía que tenía con él profesor, quien se encontraba frente a su persona y con él huevo en brazos. Sin poder reaccionar —y obviamente sorprendido—, no tuvo tiempo a hacer ningún movimiento cuando Carrasco fácilmente le puso el huevo en los brazos y se alejó rápidamente.

Ghetsis no pudo evitar mostrarse obviamente sorprendido ante él cálido huevo que ahora mantenía entre sus brazos, su expresión al ser más que obvia no hizo otra cosa más que hacer que él profesor soltara una carcajada, para posteriormente hablar una vez más.

—Sino es mucha molestia, Ghetsis… —llamó el profesor Encina al adolescente sin dejar de sonreír—. Pero en verdad me gustaría que tú lo criaras.

—… ¿Que?

0.o.0

Un nuevo rugido de Hydreigon —aunque más fuerte que los anteriores—, finalmente le hizo detenerse en él camino y girarse para pasar a observarlo con él ceño ligeramente fruncido. Él dragón de aproximadamente 1,8 m de altura —la cual jamás iba a aparentar debido a que siempre se encontraba volando—, se encontraba mirándolo fijamente con sus ojos rojos, de tal forma que le hizo sentir incómodo y su ceño se frunció aún más.

—Ya casi hemos llegado.

Fue lo único que dijo antes de volver a darle la espalda y retomar una vez más él camino que se encontraban siguiendo. Una vez más escuchó con atención cómo las nuevas cabezas de Hydreigon hacían ruidos extraños, señal de que aquel pokémon apenas y se encontraba acostumbrándose a todos los cambios que la evolución había traído consigo.

0.o.0

En un principio, la idea de criar a un tipo Dragón le había sonado tan llamativa y genial de la misma forma que al Profesor, independientemente de la especia a la que podía pertenecer él huevo, era bien conocida por su violencia y falta de control en la mayor parte de sus acciones. Sin embargo, entre más minutos pasó con aquel hermoso huevo de color crema y manchas verdes entre sus brazos, menos fue capaz de negarse en soltarlo y regresarlo a manos del profesor.

Por lo que horas más tardes se subió a su bicicleta —aquella que usaba de vez en cuando para tareas similares—, con él huevo sentado cómodamente en la canastilla y comenzó a recorrer parte de la región a la espera de su eclosión. Algo que ocurrió unas cuantas horas después, y aunque tenía el cansancio presente por todo el camino que tuvo que recorrer —así como él sudor bajando por su frente y su respiración agitada—, su sonrisa de orgullo y felicidad no hizo otra cosa más que ensancharse cuando finalmente comenzó a presenciar como poco a poco se iba rompiendo la cáscara del huevo.

Y cuando finalmente él huevo terminó de abrirse y él cuerpo azul junto a su singular cabellera negruzca hizo acto de presencia, su primera reacción fue tomarlo entre sus brazos y sacarlo de la canastilla para apreciarlo de una mejor manera. Tal cual como le había dicho el profesor sobre las probabilidades, lo que había nacido de aquel huevo fue un lindo Deino.

Él momento emotivo y feliz duró poco tiempo, pues el Deino aunque recién nacido no dejaba de ser un Dragón con instintos. Y así como su primera acción había sido tomarlo entre sus brazos, la primera acción del Reino fue, ni más ni menos, que abrir la boca y engullir parte de su rostro.

0.o.0

Intento abrir la puerta con cuidado, algo que obviamente no funcionó por lo que no tuvo otra opción más que usar gran parte de su cuerpo para empujar la puerta y finalmente poder ingresar, ocasionando que los descuidados tornillos hicieran un desagradable chirrido cuando finalmente la puerta cedió. Una vez finalmente se encontraron los dos adentro —tanto pokémon como entrenador—, no se abstuvo de soltar un suspiro al encontrarse finalmente dentro de las cuatro paredes de aquel lugar. La sencilla casa de dos pisos había sido su hogar durante una temporada, se encontraba algo oculta en él pequeño pueblo Chamota, alejada del resto de casa daba una privacidad que siempre había sentido como necesaria.

A pesar de que la casa se encontraba su nombre y estaba totalmente consciente de su existencia, no es como si realmente le gustara pasar tiempo en aquel lugar. Él polvo en algunos muebles y la falta de mantenimiento en cosas que saltaban a la vista, como los tornillos oxidados de las puertas, demostraban fácilmente que no, a él no le gustaba pasar tiempo en aquella casa.

Pero sin otro lugar al cual ir, y con un Pokémon conocido por su violencia —y recién evolucionado—, realmente no se le ocurría ningún otro lugar seguro al cual ir. Un lugar donde no hiciera daño a nadie y mucho menos causara problemas. Dentro de la casa no había nada con valor, así que si al Dragón le daba por destruir todos los muebles, no habría ningún problema.

—Nos vamos a quedar aquí—anuncio Ghetsis en un tono fuerte y autoritario mientras con los dedos índices de ambas manos señalaba al suelo, justamente donde se encontraba de pie. Hydreigon por su parte, no dejaba de observarlo atentamente—. Hasta que me encuentre seguro que puedo confiar en ti, y que estas totalmente listo para la vida allá afuera… Nos iremos.

Espero un momento, muy pacientemente donde se encontraba de pie, a la espera de que él Dragón hiciese algún gruñido en un tono que demostrara su conformidad o su desacuerdo ante tal idea. Pero lo único que obtuvo fue un curioso silencio mientras Hydreigon observaba la sala con curiosidad. En vista de una falta de respuesta, volvió a hablar.

—Iré a darme un baño—anuncio con seguridad mientras sus ojos rojos hacían contacto con los rojo sangre de Hydreigon, quien una vez más, tenía toda su atención puesta en su entrenador—. Tú te vas a quedar aquí abajo. Puedes morder y romper todo lo que quieras, pero no salgas de este cuarto. Y tampoco te golpees contra las paredes.

Ghetsis dudaba enormemente que la arquitectura de la casa pudiera venirse abajo si un Dragón de 160 Kilogramos se restregaba continuamente contra ella pues con la clase de clima que solía haber en él lugar, si la casa fuera débil hace mucho que se hubiese venido abajo… Pero más valía prevenir que lamentar.

Finalmente obtuvo un gruñido por parte su Hydreigon a especie de respuesta de lo que le acababa de decir, por lo que no hizo otra cosa más que asentir esperando que él Dragón y él se hubiesen entendido. Una vez realizada esta acción nuevamente le dio la espalda al Dragón y discretamente se rasco su brazo diestro. Lamentablemente no fue capaz de subir más de cinco escalones cuando escucho él batir de las alas en su dirección —lo que le hizo cuestionarse si no se estaba volviendo ya paranoico.

—No vengas conmigo—regaño Ghetsis tras girarse rápidamente y ver como Hydreigon se encaminaba en su dirección, algo que le hizo sentirse molesto—. Tú te quedas aquí abajo. No voy a tardar mucho, en un momento te daré mas comida.

Fueron las últimas palabras que le dirigió al Dragón antes de finalmente reanudar su camino hacia él baño que se encontraba en él segundo piso, cargando con cierta dificultad las dos mochilas que había estado cargando todo él viaje, la normal donde cargaba pociones, bayas, objetos y ropa —entre otras cosas—, y la segunda mochila donde cargaba la comida antes mencionada. Termino de subir las escaleras con tranquilidad y antes de adentrarse al pasillo para finalmente ir al cuarto de baño, miro de reojo la sala donde él dragón siniestro ya se encontraba haciendo su desastre, rompiendo los sillones y moviendo todo sin control alguno. Tal actitud le hizo sentirse más relajado y finalmente caminó un poco más rápido, en verdad le urgía una ducha.

0.o.0

El cuarto de baño en la parte superior no era la gran cosa, la única diferencia que mantenía con el de abajo era que este tenía ducha incluida, mientras que el otro únicamente tenía taza y lavabo, pero fuera de eso ambas habitaciones eran prácticamente iguales, poco les faltaba para parecerse en el tamaño, aunque incluso esta diferencia era mínima. Debido a las altas temperaturas que se sufren durante la mayor parte del año, tener agua para beber era una prioridad superior a tener que usarla para ducharse, la necesidad de bañarse no nacía porque se sintiera sucio o similar, el verdadero problema se debía al molesto sudor que le ocasionaba picazón en los vendajes que cubrían su brazo y parte de su pecho. Los mismos que le hicieron soltar un suspiro de alivio cuando finalmente logro quitárselos y dejar a la vista ambas heridas que rápidamente se habían cubierto de costra.

Una vez se despojó de toda su ropa, se dirigió tranquilamente hacia la pequeña esquina donde se encontraba la regadera, asegurándose unos minutos antes que en realidad si hubiera agua en las tuberías, antes de meterse a duchar, teniendo un especial cuidado en las áreas heridas e intentando seguir las instrucciones que le dieron cuando llegara el momento de limpiarlas. En la parte de abajo se continuaba escuchando todo lo que Hydreigon se encontraba haciendo, aunque algunos parecían normales —como los muebles siendo golpeados—, unos cuantos parecían accidentales —el de libros cayendo pero no las estanterías—. Con tal conocimiento sobre lo que hacía su pokémon, se encargó de dirigir toda su atención hacia las zonas dañadas de su cuerpo, alejando cualquier otra preocupación de su mente.

Él no era una persona descuidada. Ni siquiera en su más tierna infancia viviendo en aquel peligroso lugar —porque no, vivir cerca de la montaña reversia no era tan fácil como parecía—, había sufrido alguna herida grave. Y no es como si él fuera de esos niños que se iban por lo seguro, ¡por supuesto que no! Él adoraba caminar lo más cerca posible de la lava, e incluso solía acercarse a los pokémon aunque no tuviera alguno para defenderse. Y aun así, tuvo que llegar a la edad de dieciocho años para ser dañado de una forma que —ahora que lo pensaba—, era ridículamente fácil de evitar. Con Deino en realidad nunca había tenido muchos problemas, las mordidas a su rostro eran muy de vez en cuando, y sólo en muy raras ocasiones recibía cabezazos directos a su espalda, no es como si fuera muy difícil cuidarse de ellos, solamente tenía que prestar atención al pequeño patrón que seguía para dar el golpe. No, en esa primera etapa no hubo ningún problema.

El problema fue cuando finalmente evolucionó a Zweilous.

Cuando vio cómo su cuerpo se iluminaba y poco a poco cambiaba de forma, Ghetsis no pudo hacer otra cosa más que sentirse enormemente orgulloso por haber logrado hacer que evolucionara, no era tarea fácil, conseguir un Hydreigon era una de las cosas más difíciles debido al tiempo que tarda en evolucionar. Sin embargo, cuando su anterior inquieto Deino cambio, para convertirse en un violento dragón de dos cabezas que no oía de razones… Fue cuando todo se empezó a complicar. La primera dificultad que tuvo que atravesar fue su constante negación a ingresar a la poké ball, por lo que al final terminó rindiéndose, tomando el camino difícil.

Intentar entrenar y tratar con Zweilous, manteniéndolo fuera de su poké ball. Lo cual, un mes después, no le termino dando muy buenos resultados.

Cómo era totalmente normal en su especie, ambas cabezas se encontraban peleando día y noche —excepto cuando se ponían de acuerdo para dormir—. Uno de los problemas más grandes había sido darles de comer, debido a que había decidido darles en platos distintos —asegurándose siempre que fuer la misma porción—, siempre terminaba en medio de alguna de las peleas, lo que se volvía cada vez más incómodo, debido a que había momentos donde parecía que cualquiera de las dos lo iba a morder, esas ocasiones en la que los colmillos le pasaban tan cerca, que no dudaba que el pokémon decidiera desmembrarlo en algún momento por meterse a la mitad —al inicio o al final, mejor dicho—, de una de sus tantas disputas. Y justamente por eso, habían estado a minutos de caer por un desfiladero, del cual les iba a ser casi imposible salir, y sin la opción de regresarlas a su poké ball, llevar a cabo la tarea de volver a subir al pokémon con alguna otra ayuda, sería demasiado arriesgado. Y a pesar de tener otras opciones, como lanzarle alguna piedra —para llamar su atención—, lanzarle comida o bayas, para que peleen en su lugar o se muevan a otro —como ya había hecho varias veces en ese mes—, o sacar a algún otro de sus pokémon para establecer algún combate y así, obligarlo a cambiar de camino.

Pero no, que lo más inteligente que se le ocurrió hacer —probablemente debido a lo cerca que los vio de caer—, fue apresurarse a meterse en medio de la discusión de ambas cabezas y así detener su avance. No podía decir que no le había funcionado, en realidad lo hizo, cumplió su objetivo, logro atraer la atención de las dos cabezas e impedir que cayeran… Lamentablemente, tal atención llegó a su cuerpo como dos mordidas. La cabeza más tranquila abrió la boca de tal forma que logró rodear la mayor parte de su brazo diestro, cerrando la mandíbula de tal forma que parecía que en cualquier momento —como tiempo antes ya había pensado—, le iba a amputar el brazo, algo que no paso, pero en su desesperación por intentar zafarse, la cabeza terminó retrocediendo, llevándose una buena parte de su piel, de forma que la sangre no tardó mucho en empezar a brotar. La segunda —la más violenta—, fue la menos feliz con la interrupción, por lo que esta se dirigió rápidamente a morder uno de sus costados, a diferencia de la otra cabeza, esta se había encargado de clavar profundamente los colmillos por encima de la ropa —probablemente con la necesidad de arrancarle el costado—, pero tras obvias dificultades desistió de tal idea, liberando esa parte de su cuerpo y todavía atacando una parte de su pecho con los mismo colmillos, con la ira brotando de cada uno de sus poros.

Apenas y tuvo la oportunidad de alejarse, fue lo primero que hizo. Tropezando con sus propios pies hasta caer en el suelo de rodillas. La sangre brotaba sin piedad alguna de ambas partes de su cuerpo, y el dolor poco a poco se iba volviendo más insoportable, eso sin contar que su visión se veía nublada tanto por el dolor como por las lágrimas. Con una más que obvia dificultad —pero sin la idea de morir ahí—, intentando no mirar su brazo y sujetándose cómo podía el costado, comenzó a regresar sobre sus pasos —ignorando por completo al dragón que debía estar a sus espaldas—, intentando recordar el camino que le llevaría de regreso al centro pokémon de donde habían salido algunas horas antes.

Herido, y con la excesiva pérdida de sangre —o que al menos el veía y sentía como tal—, que estaba sufriendo, no llegó muy lejos cuando finalmente se desmayó y perdió la consciencia.

0.o.0

Despertó tiempo después —no sabía si habían sido horas o días—, en una cama del centro pokémon, con sus heridas curadas y anestesiado para evitar lo peor del dolor. Recordando vagamente que ese día no había nadie más a su alrededor, no le fue difícil llegar a la conclusión de que su propio Zweilous había sido quien —de alguna forma—, lo había arrastrado desde aquel lugar en el bosque, hasta llegar al centro pokémon. Curioso por tal descubrimiento, intento buscar a su pokémon en la misma habitación donde se encontraba descansando, solamente para encontrarse con unos ojos rojos, más rojos que él mismo poseía.

— ¿Un Hydreigon?

Había preguntado sin esperar respuesta alguna, llamando la atención del dragón —que se encontraba en una esquina, como si estuviera regañado—, éste le observó por unos instantes, antes de bajar nuevamente su mirada hacia el piso de la habitación, y finalmente terminar observando sus nuevas cabezas —aunque ahora estas no tenían cerebro alguno—.

— ¿Ya se siente mejor? —Cuestionó la enfermera Joy en un tono amable y ligeramente preocupado, acercándose rápidamente para tratar al paciente—. Asombroso, ¿verdad? Eh oído que es difícil criar a un Hydreigon, pero este debe quererte en demasiada. Fue él quien te trajo hasta aquí.

En ese momento dejó que la enfermera hiciera su trabajo, mientras pensaba en lo curioso que se había vuelto la situación. Antes que nada, le sorprendía que su Zweilous hubiera evolucionado en tan poco tiempo, aunque probablemente fue algo que ocurrió cuando ambas cabezas —finalmente—, fueron capaces de ponerse de acuerdo en algo. En segunda, un cálido sentimiento brotó en su pecho, cuando descubrió que —de hecho—, había sido él, el catalizador para que él pokémon llegará a su última etapa. Y lo tercero —pero no mucho menos importante—, es que a cada minuto que pasaba le daba más ansiedad ver al pokémon dentro de su habitación.

0.o.0

Respiro profundo, y exhaló varias veces mientras intentaba regularizar su respiración. Las bien tratadas heridas aún le causaban un poco de dolor, aunque lo peor ya había pasado, saber que su propio dragón se encontraba en la parte de abajo también le hacía sentirse incómodo. No podía decir que lo odiaba, admitir que tenía parte de la culpa por la estúpida idea que tuvo de entrometerse de aquella forma en la pelea, e incluso el mismo Hydreigon —aparte de intentar acercarse—, no había hecho nada para molestarlo, probablemente se sentía culpable por lo que lo ocurrido y quería disculparse… Una lástima que él no estaba en su mejor momento para permitir que se le acercara. Lo bueno de la situación es que al menos Hydreigon parecía percatarse del poco interés que su entrenador tenía en que se le acercara… Lo malo, es que al parecer no lo entendía por completo.

— ¡¿Cómo llegaste hasta aquí?!

Pregunto asustado, pegándose lo más posible contra la sencilla pared de azulejo, cuando finalmente notó la presencia del pokémon. Hydreigon se encontraba con menos de la mitad de su cuerpo dentro de la habitación, era demasiado grande como para pasar por aquel marco, por lo que las dos cabezas sin cerebro se habían quedado afuera, y la única que pensaba —o que se supone que lo hacía—, yacía recostada en el suelo mientras lo observaba fijamente. Una vez más respiró hondo, intentando normalizar su respiración lo más posible mientras tomaba una toalla y se apresuraba a cubrirse ante la incómoda observación.

Hydreigon pareció reaccionar ante aquellos movimientos, haciendo diversos gruñidos —sonidos inentendibles al oído humano—, y minutos después escuchó como su cola golpeaba continuamente contra el suelo. Ghetsis alzó una ceja, antes de comenzar acercarse al dragón para ver si se encontraba o no atorado con la puerta, algo que no tardó mucho en comprobar pues, en menos de un instante y al ver como se le acercaba, Hydreigon se levantó rápidamente de su lugar e intentó acercarse a su entrenador —con una fuerza que hizo retumbar el marco de la puerta—.

Y su reacción —como no podía ser de otra forma—, obviamente fue retroceder.

¿Ahora cómo se supone que saldría del baño?

0.o.0

Suspiró entre sueños mientras a la vez que giraba su cabeza hacia el otro lado, sentía un peso incómodo en su espalda, le impedía mover gran parte de su cuerpo y de vez en cuando no le dejaba respirar —probablemente porque sentía su pecho aplastado—, eso sin contar los ligeros piquetes que comenzaba a sentir en distintas partes de su cuerpo, en un principio no le causaban molestias, hasta que sintió un leve dolor en su costado lastimado que casi le hace despertar. Y mientras ese dolor se disipaba rápidamente, su cerebro —medio dormido como estaba—, poco a poco se ponía a trabajar, notando lo extraña e incómoda que era la situación. No fue hasta que sintió como algo le respiraba cerca de la cabeza, que algo hizo “clic” en lo más profundo de su subconsciente obligándolo a despertar y confirmar que sus sospechas fueran ciertas.

—Por los legendarios, ¿que hice para merecer esto? —murmuró entre dientes, negándose por completo a abrir los ojos.

Fue una mordida, en su costado lastimado, lo que finalmente le hizo alzar la cabeza y girarse a mirar desafiantemente al dragón que se encontraba aplastándolo con todo su peso. Los ojos sangre le observaron atentamente —ya acostumbrados a la oscuridad—, antes de abrir rápidamente la boca y, en un rápido movimiento, engullir parte de su rostro, mientras las cabezas sin cerebro se encargaban de mantener inmovilizadas sus manos.

Debido a que recientemente había abierto los ojos, aún no era capaz de adaptar su mirada debido a la falta de luz, y justamente ahora que la boca de Hydreigon había decidido tapar su rostro con sus fauces —tal cual como si aún fuera un Deino—, peor la tenía para intentar adaptarse a la oscuridad. Trago saliva intentando no ponerse aún más nervioso de lo que ya se encontraba, aquella obscuridad no era una desconocida para él, cuando era un Deino —la mayor parte de las veces—, siempre le mordía él rostro, y aunque como Zweilous no era muy común que lo hiciera, de vez en cuando lo hacía. En realidad ni siquiera tiene porque sentir miedo, era verdad que en un instante podría destrozarle el rostro, pero si quisiera hacer eso ya lo hubiera hecho desde el centro pokémon. Por lo que en realidad, no había nada que temer, Hydreigon no estaba intentando hacerle daño alguno.

Pero fue cuando sintió algo pegajoso pasar por encima de su boca, que la sorpresa y el asco lo invadieron por completo. No tenía necesidad de tener un doctorado o algo similar, para ser capaz de reconocer la lengua —rasposa y babosa—, del dragón que se negaba a soltar su rostro y manos. Sintió que en cualquier momento iba a vomitar cuando aquella sustancia comenzó a resbalar desde sus labios con dirección a su cuello, pero no fue hasta que una de las pequeñas cabezas, mordió con más fuerza de la necesaria su mano —infringiendo un dolor que tuvo que expresar—, que finalmente abrió su boca. Algo que Hydreigon rápidamente aprovechó para meterse la lengua más allá de la campanilla, obligándolo a beber la asquerosa sustancia que reconocía como saliva. Una vez cumplida aquella tarea, las cabezas sin cerebro le soltaron rápidamente, así como la cabeza principal finalmente soltó su rostro, dejándole ir.

Inmediatamente después de haber sido soltado, se encontró una vez más boca abajo, aunque ahora respirando agitadamente y tosiendo, con el asco acumulándose en la boca del estómago, como si en cualquier momento fuera a regresar aquello que Hydreigon le había obligado a tragar. Y como si lo hubiera invocado, Ghetsis noto como de un momento a otro el dragón había comenzado a restregársele en la espalda, algo que le hizo sentir incomodidad y dolor, pues la herida en el pecho —que ahora se restregaba en contra el suelo—, poco a poco le iba ocasionando dolor. En su lugar intentó girarse para observar al gran dragón, quien de un momento a otro se había dejado de restregar y le había otorgado un poco de libertad, una que utilizo para mantenerse quieto en su lugar, la situación era demasiado extraña como para intentar moverse.

En su lugar observó a su alrededor, notando que ya no se encontraba en la habitación donde había decidido dormir, sino que ahora se hallaba en lo que parecía ser el “nido” que Hydreigon había creado a lo largo del día con todos los objetos de la habitación.

Sin embargo, no tuvo tiempo de seguir observando cuando su atención fue requerida —una vez más—, por Hydreigon, quien poco a poco parecía mas desesperado, usando sus cabezas sin cerebro, se encargó de mover a Ghetsis en una posición de cuatro, algo a lo que no protesto, sentía la cabeza pesada, a la vez que sus propios pensamientos se iban difuminando y su mente prácticamente se quedaba en blanco. No fue consciente de lo que ocurría, hasta que sintió como Hydreigon regresaba a su tarea de restregarse contra su cuerpo, hasta que finalmente sintió como algo duro y húmedo comenzaba a toparse de vez en cuando con sus piernas. Trago saliva mientras intentaba moverse de una forma que no fuera el vergonzoso movimiento que su cuerpo hacía debido a la fuerza con la que Hydreigon se restregaba.

En lugar de reaccionar violento, Hydreigon repentinamente dejó caer la mayor parte de su peso encima de su cuerpo —algo que le saco el aire y un quejido de dolor—, y de una forma coordinada y rápida, junto a las cabezas sin cerebro se encargó de rasgar todas las prendas que traía encima. Lo cual en realidad no fue una tarea demasiado difícil, pues la ropa que usaba para dormir era tan sencilla, que ni siquiera había necesidad de romperla. Solamente cuando su cuerpo quedó cubierto por las vendas —por si, tenía que dormir con ellas—, la cabeza principal se separó una vez más de su cuerpo, mientras las otras dos comenzaron a morder a lo diestro y siniestro, intentando no tocar las partes donde se encontraban las vendas.

Ghetsis no supo en qué momento, pero cuando menos se lo espero se encontraba lo suficientemente excitado y desorientado, que por un momento pensó que de alguna forma se encontraba drogado. Sus pensamientos no fueron capaces de llegar a ninguna conclusión cuando Hydreigon intentó dar con algún lugar para meter su ya tieso miembro. Sin embargo, al ser guiado únicamente por el instinto e ignorando por completo que su entrenador no era una hembra, poco a poco la desesperación le fue envolviendo al no ser capaz de cumplir con aquello que su instinto le exige. Fue en un ataque de desesperación y cansancio, debido al constante dolor que las cabezas le estaban ocasionando, Ghetsis movió —de alguna forma que ni él sabía cómo lo hizo—, sus dos manos con dirección a su ano, separando sus propios muslos y esperando que el dragón captará finalmente, donde se supone que podía meterla —porque podía, pero Ghetsis no estaba realmente seguro de que debía hacerlo.

No pasó mucho tiempo cuando finalmente él dragón fue capaz de encajarse en su interior, de forma cruda y sin preparación alguna —aunque a estas alturas, no es como si ese dolor fuera la gran cosa—, había sido necesaria una única embestida para que Hydreigon entrara lo más profundo posible, ocasionándole un orgasmo instantáneo debido al dolor y la sorpresa. Pero como obviamente él no estaba importando mucho al momento, el dragón no tardó mucho en comenzar con fuertes y descoordinadas penetraciones. Sus manos rápidamente abandonaron sus propios muslos y rápidamente las uso como soporte, en un vano intento de no seguir siendo azotado duramente contra el suelo. Conforme el dolor iba aumentando, poco a poco sentía su propia consciencia desvanecerse, sintiendo que en cualquier momento iba a quedar inconsciente debido a las inhumanas embestidas que se encontraba recibiendo.

Gracias a los legendarios, Hydreigon no tardó mucho tiempo en clavarse una vez más, lo más profundamente posible, para finalmente correrse en su interior.

0.o.0

Sintió su cuerpo convulsionar una vez más, el peso sobre su espalda continuaba ahí —incomodándolo y no dejándole respirar bien—, sintió su cuerpo temblar una vez más mientras su frente hacia contacto contra los cojines casi destruidos, de lo que alguna vez fue la sala de su casa. Hace menos de cinco minutos —o eso quería pensar, realmente no tenía una gran noción del tiempo—, Hydreigon había cesado todo movimiento, le había lamido la espalda unas cuantas veces y las cabezas extras también le habían dejado en libertad… Y luego se habían puesto a dormir, ahí, como si no pesaran y como si la situación fuera lo más normal del mundo. No solo eso, sino que además, aparte de haberse quedado dormido, el miembro del dragón continuaba corriéndose en su interior, como si este tuviera voluntad propia.

Contuvo un gemido, cuando finalmente sintió como el semen había dejado de ser depositado en el interior de su ano, sintiendo como algo comenzaba a pegajoso comenzaba a escurrir por sus muslos —incluso podía sentirlo gotear desde su ano—. Sujeto fuertemente lo que más cerca tenia de sus manos, ante la desagradable sensación.

—Asco…

Fue lo primero que dijo, sobre todo cuando sintió las primeras lágrimas abandonar sus ojos, era incapaz de sentir sus caderas, el estómago lo sentía extraño —al igual que el interior de su cuerpo—, casi todo su cuerpo le ardía como nunca en su vida se había imaginado que podía hacerlo, acababa de tener sexo anal con su propio pokémon, y aun se encontraba en cuatro, en la sala de aquella casa y ni siquiera era capaz de imaginar cómo fue que Hydreigon había sido capaz de llevarlo hasta allí, si no era capaz de pasar por la puerta de la habitación donde él iba a dormir. Peor aún, ¿cómo lo hizo sin despertarlo?

Respiro profundo, intentando tranquilizarse, de nada le iba a servir martirizarse, y mucho menos llorar sobre lo que acababa de ocurrir.

— ¿Esto será el celo?

Se cuestionaba mentalmente —intentando distraerse de alguna forma—, en su vida se había puesto a investigar cómo es que los pokémon se reproducen —mucho menos los dragones—, pero estaba casi seguro de que su propio Hydreigon se encontraba pasando por su primer celo… Aunque ni él sabía que los dragones pasaban por eso.

— ¿La saliva tendrá algo que ver?

Recordó lo ocurrido momentos — ¿o ya eran horas?—, atrás. Lo extraño que había sido sentir todo su cuerpo adormilado y repentinamente excitado por la situación, él no era ningún fetichista, y nunca en su vida se había sentido atraído hacia la idea de dejar de ser virgen gracias a un pokémon, eso sin contar que se sintió drogado después de consumir la saliva. Y pensando un poco más sobre lo extraño que era, vino a su memoria la insistencia de Hydreigon por obligarlo a beberla.

— ¡Tu puta madre! —grito nuevamente, asustado obviamente, mientras su campo de visión era una vez más recortado. Con toda la intención de no seguir de esa forma, rápidamente abrió la boca y recibió sin mucho problema la rasposa lengua bañada en saliva. Aunque eso no evitó que el asco por sentirla en su garganta se desvaneciera, aquello si ayudo en ser soltado más rápidamente.

Una vez liberado, noto como el dragón siniestro se encontraba despierto una vez más, y a diferencia de la primera vez, en esta ocasión no espero un minuto más cuando inició las embestidas nuevamente, mientras las cabezas restantes se encargaban de morderlo una vez más, asegurándose de marcar la mayor parte de su cuerpo posible.

Solo entonces, Ghetsis llegó a la conclusión, de que aquello apenas acababa de comenzar.

Notas finales:

Por ultimo, quiero decir que cambie mucho mi forma de escribir y pueden compararlo con la version vieja (tambien por eso no quise borrarlo...) quedo mas largo que el otro, pero a la vez le falto unas cuantas cosas del final que decidi retirar. No me arrepiento, siento que quedo mejor :) ... No era necesario tanto leemon.

Me tardare con el siguiente cap, ya que finalmente agregare cosas que se habian quedado fuera de la idea inicial (y que hoy al fin tengo claras), eso sin contar que se viene el egglaying.... Ghetsis poniendo un huevo :V! 

Estan advertidos ^-^

Pd: Y si, le pongo no menores de 16, porque se que nadie hace caso a la mera hora -_-


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