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Entre Letras por Marieene

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Notas del fanfic:

Hola a todos. Por lo pronto es apto para todo publico, pero dudo que se mantenga así por mucho tiempo. En las advertencias ya esta establecido que habrá lemon. Será un fic completamente NaruxSasu. Y pues nada, espero que lo disfruten y me lo hagan saber con sus comentarios. Prometo...prometo que actaulizare los demas fic, si es que alguien de aquí los esta leyendo. Estare subiendo cada semana. Saludos. 

 

           Marieene.

Capítulo I

 

 

 

El gran edificio blanco, con sus grandes salones y espaciosas habitaciones estaba repleto de gente. Personas que iban y venían sin cesar. Gente de la organización y personal de seguridad, todos pululaban apurados, por diferentes caminos, chocando y amontonándose en filas por aquí y por allá. El bullicio de la aglomeración era incesante, como un zumbido sin fin resonando en los altos techos del lugar. Hileras de boxes con libros, revistas y publicidad formaban pasillos dentro de los grandes salones, montones de locales y puestos, todos estratégicamente organizados en filas, algunos más grandes y otros más repletos, pero abundante en literatura por doquier. Era una feria grande y concurrida y lo mejor de todo para los fanáticos de la lectura como él, era que todo se reducía a los libros. Miles y miles de libros agrupados en un solo y único lugar, divididos por editoriales, categorías, géneros o autor. Eran tantos que no podía recorrer el lugar en un solo día, y sus bolsillos se vaciaban con cada compra que realizaba pero su biblioteca personal aumentaba con cada compra. Ése era el segundo día de la feria de libro y en esa ocasión, había ido exclusivamente para que uno de sus autores favoritos autografiara su libro. Gracias a ese autor su pasión por la lectura se despertó, antes no tenía interés alguno en los libros, pero ahora y luego de ese primer e increíble libro, había entrado en el mundo de la lectura, y ahí estaba, en su primera excursión por una feria esperando en una larga fila de gente a que el autor de aquella obra que traía entre manos le firmara una de sus páginas. Quería conocerlo en persona, ver como lucia, como era. Desde que había leído la primera página ya había comenzado a admirarlo, esa forma tan particular de ver el mundo, de narrar los acontecimientos, de trasmitir las emociones. Conseguía trasportarlo a ese mundo y a ese momento, junto con los protagonistas de la historia.

 

No había fotos ni información, y eso le había llamado aún más la atención. Ninguna de las paginas daba aunque sea un pequeño dato sobre la persona que había escrito aquellas palabras, nada. Poco a poco la fila avanzaba, y sus dedos acariciaban la cubierta dura del libro. Se sorprendió así mismo el estar tan interesado y ansioso por conocer a alguien, a un desconocido. Alguien con quien solo compartía un montón de páginas de ficción. Pero las sensaciones que aquel libro le había provocado no tenían explicación y deseaba conocer cara a cara al autor de semejante sensación.

 

Se movió hacia un lado y pudo ver en la distancia la mesa, con algunos libros apilados y apenas la silueta del sujeto por el que estaba allí. Solo pudo notar una abundante cabellera oscura, pero las personas que se interponían y que estaban antes que él no le permitían verlo con claridad. Pacientemente esperó y fue dando paso por paso en la medida que la fila avanzaba. Ansioso, a unos pocos metros de distancia, algo fastidiado de tanto esperar, se preparó para ser el siguiente en la fila y cuando la persona adelante se movió a un lado, quitándose del camino con el autógrafo y dándole total acceso visual al susodicho autor, su mente, su cuerpo y su entorno desapareció. Estaba a un metro de distancia de la mesa que ahora separaba sus espacios, sus pies inmóviles en el lugar, sus manos aferrando el libro y sus ojos azules calvados en aquel cuerpo, en aquellos ojos oscuros y profundos que lo observaban con desgano y cansancio. Su mente grabó su rostro como si hubiera tomado una fotografía, tan nítida y tan bella como el origen. Se encontró aturdido y apabullado ante lo hermoso que aquel hombre le resultó. Jamás había sentido tal sacudida en su interior como la que estaba experimentando en ese momento. Vio como el, que resultaba ser tan solo un joven de no más de veinticinco años, movía sus labios y lo miraba con insistencia, estirando una de sus manos, mientras que con la otra sostenía una elegante lapicera. Nuevamente el joven de cabellos negros movió sus labios y entonces un empujón lo hizo volver a la realidad del tiempo que se había congelado. Un sujeto detrás de él le había dado un empujón para que avanzara hacia la mesa, lo cual hizo con torpeza sin quitar sus ojos del rostro perfecto y bello del hombre delante de él. Con lentitud le cedió su libro, el cual fue aceptado y abierto en la segunda página, la cual estaba en blanco, y luego otra vez notó como esos labios se movían y esos ojos negros lo miraban, esta vez con algo de impaciencia.

 

-A nombre de quien quieres la dedicatoria. –Parpadeó unos segundos. -¿Cómo te llamas? –Insistió, dando pequeños golpes con la lapicera a la blanca página.

 

-Lo siento mucho, mi nombre es Naruto. –Respondió sintiéndose un estúpido por actuar de esa forma que hasta a él mismo desconcertaba. No recordaba cuando había sido la última vez que se había comportado tan tontamente ante alguien y eso lo hizo avergonzarse. El joven autor inclinó la cabeza y con destreza y velocidad escribió sobre el papel, devolviéndole el libro en cuestión de segundos. Segundos que no fueron lo suficientemente largos para Naruto, quien al escuchar la palabra siguiente, se sintió descolocado, como si hubiera ido para algo más y había perdido el tiempo en realizarlo. Otro empujón lo hizo moverse de lugar, esta vez hacia un lado. Y se quedó ahí, admirando la caligrafía y una delicada y elegante firma que ahora adornaban con belleza la página de su libro.

 

Alguien lo chocó con el hombro y noto que se encontraba en el medio del camino, donde la gente transitaba, mirándolo con recelo y dándole pequeños golpes al pasar con los hombros. Comenzó a caminar hacia la salida esta vez asociando aquel nombre al rostro que acababa de conocer. Se detuvo y giró sobre sus pies. No había tenido la oportunidad de preguntarle sobre el siguiente libro, ni tampoco de decirle lo mucho que lo admiraba. Solo se había quedado pasmado como un completo tonto. Volvió a la fila y nuevamente tuvo que esperar un buen rato pues la fila era larga y ahora se encontraba en el final.

 

Y cuando estuvo nuevamente frente al joven escritor, las palabras se le atropellaron en la garganta de tal manera que ninguna salía.

 

-¿hm?...Naruto ¿no? Ya firmé tu libro. –Le habló el joven con frialdad y mirada inexpresiva. Contaba los minutos para poder salir de aquel ruidoso y molesto lugar, pero estaba atrapado y condenado a firmarle los libros a sus admiradores. Como si eso le importara. Solo quería largarse y estar tranquilo sin tanta gente a su alrededor. -¿Qué quieres? –preguntó viendo que el tipo rubio delante de él no hacia ni decía nada, quitándole la poca paciencia que le quedaba. ¿Acaso no notaba que atrasaba tosa la fila y eso significaba estar más tiempo en ese lugar? ¡Que estresante! Apoyó su cabeza en su palma y esperó con la mejor cara que podía a que aquel sujeto se esfumara de su vista, detrás su asesora de imagen le susurraba que sonriera, que fuera agradable. Pero como podía ser agradable con todo el escándalo que las mujeres hacían, con los elogios sin sentido que le daban, con las firmas y las fotos… y ahora ese sujeto que lo miraba de forma extraña y él de forma aburrida se la devolvía.

 

-Sasuke… -Soltó el rubio habiendo resuelto algo en su mente. Sonrió y se inclinó sobre la mesa para acercarse más al joven autor, éste no se movió ni su rostro cambió su expresión de impaciencia y aburrimiento, solo elevó un poco las cejas como reacción a su nombre. -¿Te puedo invitar a salir? –Preguntó Naruto sintiéndose raro al pedirle algo así a un extraño, pero completamente seguro de querer hacerlo y en el fondo deseaba una afirmación positiva a su petición, pues quería conocer a ese joven que no solo lo había cautivado con su escritura sino también con su belleza. Tal vez era algo atrevido al pedirle aquello, pero no estaba seguro de cuando seria la próxima vez que lo vería, y dudaba mucho en encontrarlo por causalidad en algún bar o lugar público, esa era su única posibilidad de poder conocer a Sasuke Uchiha, autor contemporáneo de best seller.

 

El escritor, si bien no mutó su gesto, por dentro se encontraba sorprendido ante tal petición descarada y desvergonzada. Había recibido más de una declaración de amor, pero nunca lo habían invitado de forma tan directa. Le dio gracia, pues además era un hombre, pero eso salía completamente de lo rutinario y lo habitual. Y esas cosas le gustaban. Sonrió de costado y se irguió en su asiento. El rubio lo observaba con atención directamente a los ojos. No lo inquietaba, pero se sentía demasiado observado.

 

-No. –Fue la simple respuesta teñida de malvada diversión. Esperaba que con eso fuera suficiente, pero el rubio aún no se iba. –Estoy trabajando.

 

-¿Te puedo esperar?      

 

-No. –Sentenció, pero aun así Naruto no daba brazo a torcer.

 

-¿Puedo tener tu número de teléfono?

 

-No.

 

Naruto sonrió, definitivamente estaba siendo rechazado completamente y de forma despiadada ante todos los espectadores curiosos, avergonzados, molestos y divertidos, como nunca lo había sido, y es que no era un tipo al que se le dijera no tan fácilmente, atractivo y con una sonrisa cautivadora, solía llamar mucho la atención de las mujeres y algunos cuantos hombres. También era entendible que las circunstancias no eran las indicadas. Tantos ojos sobre su nuca, sobre ambos y tantos oídos atentos a sus palabras. Alguien detrás bufó con pesar e impaciencia y una jovencita reía pícaramente ante la invitación de Naruto y el emparejamiento mental que hacía de ellos. Naruto sonrió con más amplitud al notar que el joven no quitaba los ojos de su persona.

 

-¿Algún correo electrónico al cual pueda escribirte? –Notó con algo de gracia como las cejas negras del autor se fruncían, aunque eso también le provocó una pequeña punzada de dolor y decepción que no demostró.

 

-No. –Frio y cortante. –Ahora apártate y déjame terminar de una buena vez. –Y quitó su oscura mirada para ladearse y ver a la persona detrás de Naruto, instándola a avanzar hacia él. Ésta tuvo que empujar al rubio para que se moviera y quedara a un lado pero sin moverse mucho más. Pasaron unos cuantos fanáticos y adoradoras y se acercó por el costado de la mesa, no pudiendo continuar pues una mano lo detuvo. Un hombre alto y robusto, fuerte, de cabellos cobrizos.

 

-Lo siento pero no puede pasar. –Dijo informándole sin quitar el brazo que usaba como barrera. Naruto cedió a su intento, viendo que no podría con ese hombre y menos si se involucraba otro sujeto que parecía cumplir la misma función de custodia y guardia, era un tipo más delgado y pequeño que el que tenía delante, pero miraba con atención cada movimiento atento y alerta. Suspiró sin saber realmente que hacer. No quería irse y perder la oportunidad de estar con aquel joven y conocerlo o solo de tener una forma de escribirle con detalle lo que su escritura le hacia sentir. Además el que lo rechazara solo reforzó sus ganas por conseguir salir con él.  

 

Se apartó bajo la estrecha mirada del tipo de seguridad y se quedó allí, esperando y pensando. ¿Cómo hacían las fans de un cantante para llegar a ellos?...lo más probable fuera que usaran sus artes de seducción femenina, cosa que no tenía. Rio ante sus divagaciones y siguió pensando.  

 

-Jūgo. –Escuchó la voz del autor y eso lo hizo elevar la mirada. –Déjalo. Prepara las cosas que en 15 me largo de aquí. Necesito un receso. –El aludido asintió y se separó del lugar para preparar la salida sin dejar de atender a la seguridad del joven. El otro de seguridad ocupó el lugar donde había estado parado el tal Jūgo.  

 

-Ey Sasuke, ¿Ya nos vamos? –Cuestionó el de seguridad pasando una de sus manos por su blanco cabello. –Tengo hambre. –El joven lo miró y lo ignoró.

 

Pasado unos minutos Naruto se preparó para salir al paso de Sasuke, quien ya parado y listo para irse, saludaba por mera cordialidad a las últimas personas que quedaban en su stand. Hablaba con el hombre de cabellos blancos y una mujer pelirroja con lentes. Y luego, echándole una mirada curiosa pero breve al rubio, salió caminando a paso firme por los demás stands y boxes, deslizándose entre la multitud que parecía fastidiarlo.

 

Automáticamente sus piernas se movieron hacia la dirección que había tomado Sasuke. Sin saber muy bien que hacer a continuación, le dio cruce en la salida, cuando los de seguridad se habían apartado para buscar y preparar el auto.

 

-Lárgate. –Dijo el menor recibiendo al rubio cuando éste se paró a su lado luego de seguirlo a paso apresurado para no perderlo entre tanta gente. Pero solo consiguió que éste le sonriera, haciéndolo fruncir el entrecejo sin comprender esa actitud extraña, por lo general la gente se iba con desilusión ante tu mal genio.

 

-¿Puedo invitarte a cenar? Conozco un muy buen lugar…- No pudo terminar de hablar pues enseguida recibió una cortante negativa. –Entonces… -Se estaba quedando sin ideas, ¿Qué más podía hacer? Y antes de que se le ocurriera algo o de que Sasuke se largara, una joven se acercó con determinación, disculpándose con las personas a las cuales empujaba sin intención verdadera, aunque no parecía molestarle del todo.

 

Naruto pudo escuchar como el autor de cabellos negros murmuraba algo entre dientes, que pudo interpretar como un demonios, y miraba hacia el estacionamiento, donde aún no había señales de su auto y suspiraba con pesar apartando la vista de la dirección por donde aquella chica se acercaba. Luego escuchó como suspiraba una vez más pero con más fuerza y resignación antes de acercarse y chocar sus hombros. Naruto lo observó y lo interrogó con la mirada, no entendía nada de lo que estaba pasando.

 

-Solo abrásame. –Pidió casi como una orden directa y se arrimó un poco más al cuerpo más alto del rubio. Éste sintiéndose extrañamente incomodo, pronto esfumó esa sensación al entrar en contacto con el menor, por más leve que fuera, sentir el rose de brazos le dio un escalofrió y sonriendo de oreja a oreja acató la orden gustosamente. No podía creerlo, no hizo falta nada más, después de tantos rechazos ahora lo tenía entre su brazo, rodeando su cuello y la otra mano inquieta en el bolsillo, sintiendo como Sasuke recostaba el peso de su cuerpo contra el suyo. Era una agradable calidez, después de todo en otoño, el viento fresco que auguraba un invierno muy frio se hacía sentir con cada soplo de brisa. Entonces ladeó la cabeza para ver al menor y éste miraba hacia la joven que poco a poca se acercaba a ellos, ya con menos prisa que antes, atónita ante la escena falsa que estaba pasando entre ellos. –Háblame y solo mírame a mí. –Dijo el menor y desvió la mirada de la joven para mirarlo a los ojos directamente. Su rostro pálido que parecía perlado por la luz blanca de los faros que lo iluminaba le daba un aire angelical, precioso, perfecto. No tenía ninguna marca, cicatriz, lunar o siquiera arruga que pudiera notarle. Alucinante. Y sus ojos negros lo habían transformado en prácticamente un zombi deseoso de él. Con hambre. Con sed. Su admiración fue levemente interrumpida cuando comenzó a sentir una voz femenina, pero el contacto visual entre ellos no se cortaba y antes de que pudiera siquiera analizar lo que pasaba se inclinó sobre el oído del menor.

 

-Eres realmente hermoso Sasuke. –Confesó en un susurró para que ese secreto quedara entre ellos. Y lo que menos esperó fue que el elogiado se tensara con nerviosismo, mirándolo sin comprender lo que acababa de escuchar y levemente ruborizado, tan solo un toque de color en esas blancas mejillas. ¿Había sido él? ¡Había sido el causante de ello? No estaba seguro, no podía asegurar que su comentario le había gustado a Sasuke, pero sonrió con autentica alegría.

 

-¿Sa...suke? –Fue entonces que recordó a la joven de cabellos rosados que se acercaba, ahora parada delante de ellos, mirándolos con incredulidad. Pestañó e intercaló la mirada de uno a otro, quedando fija en la de Sasuke.

 

-Estoy ocupado, Sakura. –Dio fríamente ignorando a la chica luego para agarrar el brazo de Naruto y elevar su rostro para mirarlo. -¿Vamos? –Más casualidad no habían podido tener, pues en ese mismísimo momento, luego de dar un solo paso, un auto negro se detuvo delante de ellos y uno de los guardias abrió la puerta delantera para bajarse y abrirles la puerta trasera a ellos. Naruto miró a la joven que aún estaba desconcertada con todo aquello y la saludó con la mano articulando con sus labios un lo siento, antes de ser arrastrado por Sasuke hacia el interior del auto. La puerta se cerró y el auto se puso en marcha. 

Notas finales:

Espero les guste, cualquier cosa me comentan.

Contacto: https://www.facebook.com/profile.php?id=100016885628305 

Pagina: https://www.facebook.com/Marieene-218409055318013/

Face nuevo porque el anterior no se que le pasó. 

Bye!


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