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Preview: No te conozco pero te amo por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío, es de Masashi Kishimoto

Notas del capitulo:

Es un pequeño adelanto de uno de proximos escritos...

“No sé por qué tendría que meterse en mi vida, mamá” Hashirama colgó de mala gana el teléfono a su madre, gruñendo porque su madre intentaba convencerlo de que aceptara algo que él no quería… prácticamente la historia de su vida. Entró a esa aburrida carrera que de ninguna manera deseaba aprender porque su papá lo había presionado, también había hecho esa pasantía porque él lo dijo, ¡pero se negaba a hacer siempre lo que él ordenaba! “Maldito viejo y su maldita manía de…” alguien chocó con él. “Mira por donde…”

“Por favor” alguien con un acento extranjero le dijo. Bajó la mirada se encontró con un chico aproximadamente de su edad, con el cabello largo y negro, aferrándose a su camiseta. “Por favor no deje que me encuentren, no deje que me encuentren” lloraba mientras hablaba. “Me hacen daño… por favor, ayúdeme…”

“Está bien, cálmate” no supo por qué, pero inmediatamente sintió un instinto protector hacia esa persona que ni siquiera conocía. Vio a unos hombres dando la vuelta por la esquina, usando ropa oscura, e inmediatamente sospechó. “Ven conmigo, te llevaré a alguna parte”

“Gra… Gracias” lo llevó prácticamente arrastrándolo a un café naturista que conocía cerca de ahí. Entraron y las luces iluminaron a los dos a pesar de la noche oscura que hacía. En ese momento tuvo ocasión de verlo mejor. Claramente no era de ahí, su piel era muy blanca. Usaba ropa sumamente ajustada e incluso femenina, ceñida al cuerpo y corta para mostrar todos sus encantos, que eran bastantes. Los tacones apenas y le dejarían caminar. Aparte tenía marcas de pinchazos en los brazos, justo en las zonas de las. “Se lo agradezco mucho”

“No hay de qué” le sonrió él. No iba a juzgarlo, a pesar de que sabía a las claras por sus pintas a qué se dedicaba exactamente. Pidió unos panqueques de arándano para él y su invitado, sentándose en una de las muchas mesas. “¿Qué te ha sucedido? ¿Por qué te persiguen? Acaso alguno de ellos…”

“Son malos” se frotó los brazos, claramente nervioso. El Senju se preguntó por unos minutos si estaría sufriendo de síndrome de abstinencia, sería muy común en… “Me trajeron desde Craiova hace unos…”

“¿Craiova?”

“Rumania” le pusieron un té verde en frente y se lo tomó en minutos, como si no hubiera tomado nada en horas. “Ven… vengo de Rumania… de la ciudad de Craiova…”

“Claro” Tenía que ser. Había escuchado por ahí que muchos de ellos venían de esos países escandinavos. Lo miró de arriba abajo, ¿Cómo una cosita tan linda había caído tan bajo? Le daba pena el joven "¿Qué te pasó?"

“U… uno de mis familiares me… me vendió a ellos… para pagar una… una deuda” se apretó los brazos aún más. Hashirama abrió los ojos bastante. ¿Realmente alguien podía ser tan insensible como para vender a su familia? ¿Así fue como este chico tan hermoso terminó en las calles vendiéndose a sí mismo a cerdos lascivos? Además eso quería decir que habían traficado con él.

“¿Traficaron contigo?” él levantó la cabeza confundido. “Quiere decir que te trajeron al país para hacerte… bueno, creo que lo sabes” se sintió un poco mal por haberle hecho recordar lo horrible de su situación. “¿Lo hicieron?” él asintió. “¿Y los pinchazos?”

“Yo… yo no quería… esos hombres… me…” sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo. “No podían controlarme. Peleé mucho, incluso le clavé un lapicero en la cara al jefe cuando me…” se voz se ahogó, temblando. “él me…”

“Shhhhh, está bien, shhhhhh” le acarició la espalda hasta que se calmó. El pelinegro andaba tan falto de cariño sincero que instintivamente se inclinó hacia él. “No es tu culpa” y seguramente tampoco lo de las drogas. Había oído también que las redes de prostitución usaban drogas para obligar a sus secuestrados a quedarse con ellos. “No es tu culpa”

“Es que… ¡¿Cómo pudo hacerme esto?! ¡Yo lo crié! ¡¿por qué diablos me hizo esto?!” se echó a llorar, completamente destruido. “No lo entiendo, éramos tan unidos… o eso creía yo. Me maté tantos años por él y ese idiota me vende a unos malditos traficantes que…”

“Lo sé, es horrible” siguió siendo comprensivo. En ese momento llegaron con sus órdenes. Les pusieron delante unos platos llenos de panqueques de arándano que su nuevo amigo comenzó a devorar a una velocidad tan alta que uno pensaría que se ahogaría. Hashirama sonrió y lo dejó comer, de seguro no había comido en un par de días. “Yo… me llamo Hashirama Senju” dijo cuando finalmente se detuvo a respirar, cediéndole su propio plato. “¿Cuál es tu nombre?”

“Madara… Uchiha” respondió él, cogiendo el otro y también comiéndoselo. Oh, sabía tan bien. Incluso con las ganas de vomitar por esa cosa a que era adicto (porque esos tipos lo inyectaban a la fuerza cada vez que podían) no le harías perder esto. De repente sintió un escalofrío y supo que estaban ahí. Sus perseguidores lo habían encontrado. “Hummmm… gracias por la cena, señor… Nadie ha sido tan amable conmigo desde…”

“Puedo entenderlo, no muchos son amables con los chicos como tú” El pelinegro volvió a sentir esa mala sensación. No quería involucrar de ninguna manera a alguien tan amable en su problema cuando hizo por él más que muchas personas en este país. “Oye… conozco un lugar donde puedes pasar la…”

“No” dejó el cubierto sobre los platos terminados. “Yo… tengo que irme” se levantó “fui un estúpido al creer que…”

“Te puedo ayudar…”

“No… pero gracias por el ofrecimiento. Espero… espero que…” trató de voltearse, más el otro lo agarró del brazo. “Déjame”

“Toma esto” sacó el dinero que le había dado su padre para pagar una cosa y se lo entregó completo. Eran unos cuantos miles de dólares, pero su familia no tendría problemas en  reponerlos. Para algo eran ricos. “Te ayudará”

“Pero tú…”

“No los necesito, mi familia está forrada en dinero” lo empujó en sus manos otra vez. “Tú lo necesitas más. Úsalo como te acomode más”

“Gracias” salió corriendo. El Senju lo siguió con la mirada hasta que dos hombres en la calle lo atajaron y lo metieron en un coche. En ese momento algo dentro de él se desató. Tardó un poco en identificarlo como ira. Cogió sus cosas y pagó la cuenta con tarjeta, era hora de regresar a casa. En todo el camino siguió pensando en ese chico.

“Madara…”

-En otra parte-

“Ay, ay, Madara” un hombre estaba sentada en un edificio, frente a un pelinegro joven que temblaba como gelatina. “Sabes lo que pasa cuando tratas de huir. Mis chicos me han dicho que te has escapado por unos minutos y que intentaste evadirlos” movió un dedo “Eso está mal. Mis caramelitos deben ser obedientes”

“No… no me escapé”

“No me mientas”

“¡Es verdad!” le enseñó el dinero, poniéndoselo en las manos. “Me fui con un cliente, me prometió más de lo que ganaba en una semana, incluso me invitó la cena” trató de explicarse. “Yo… quiero ahorrar para… para cancelar la…”

“No es tan fácil, la deuda tiene intereses bien altos” contó el dinero rápidamente. Por esa cantidad no le importaba si una de sus mercancías tenía que irse hasta la otra punta del país, se lo permitiría. “Y agradece que soy un jefe bastante comprensivo” se lo guardó. “Te perdono tu… pequeña aventura” lo empujó “ahora vete a trabajar y no vuelvas sin más dinero”

“Pero ya pagué mi cuota…”

“Aquí soy yo quien decide si has pagado tu cuota o no, ¿entendiste?” asintió con la cabeza y corrió al callejón donde sus compañeros trabajaban. Ahí se encontró con uno de sus compatriotas, mucho más joven que él, pero atractivo. “¡Vamos! ¡Atraigan clientes!”

“Ese cerdo” maldijo en voz baja Hikaku, acomodándose la ropa aún torcida de su último trabajo. Madara lo compadeció, al pobre le iba a resultar muy duro pagar su cuota con las manchas de semen que tenía en su ropa. “No puedo creer que…”

“Nunca… nunca me dijiste cómo fue que…” comenzó a hablar en su idioma nativo, captando la atención del otro. Entendía a qué se refería, pero no estaba muy dispuesto a hablar. No quería recordar aquella noche en la que le habían quitado todo, aquella noche en que Danzo Shimura había aparecido en su vida.

“Tú tampoco, pero ¿importa? Todos estamos aquí, en el mismo barco, en el mismo infierno. Cómo llegamos está en el pasado” se acercó a un auto con aire de resignación. “Hola, bombón, ¿quieres divertirte un rato?” el hombre lo examinó, discutieron un poco el precio y al terminar Hikaku se metió a su auto. “Vamos al motel de la vuelta”

“No le hagas caso” Setsuna, otro chico rumano, se le acercó. “Lo conozco, terminará diciéndotelo esta misma noche” él suspiró, siguiendo en su idioma nativo. “Yo vine a este país por mi cuenta. Ahorré mucho tiempo para unas vacaciones… y todo me salió mal. Alguien me atajó en el aeropuerto, un policía. Él me dijo que había irregularidades con mi pasaporte” las lágrimas acudieron a sus ojos. “Lo seguí, pensando que me llevaría a una oficina… me llevó a la puerta trasera del aeropuerto y me entregó a un hombre… un completo extraño me vendió” lloró un poco. “A punta de pistola me obligaron a vestirme con un traje de estos y tacones… me llevaron inmediatamente donde un cliente y me violó… un cerdo grasiento en un motel de mala muerte fue mi primera vez…”

“Lo siento”

“Yo también” respiró hondo para calmarse, quitándose el maquillaje corrido. “Pero mejor no sigamos hablando. Tenemos que trabajar” se acercó a uno de los coches que se aproximaba. “¿Cómo estás, primor?”

“Sí…” Madara hizo lo mismo, sabiendo que tenía que llegar a la cuota o sería la próxima carne de cañón sacrificada en uno de los videos porno sádicos que Danzo vendía. Más tarde en la noche le entregó al Halcón el dinero que había logrado reunir. Hikaku, por desgracia, no llegó a cubrir la cuota y fue enviado a uno de los estudios. Volvió llorando y cubierto de heridas y cardenales. “¿Estás bien?”

“Esto… ¡se supone que esto no tenía que pasar!” finalmente se rompió el joven, echándose a llorar en sus brazos. “¡Yo era estudiante en la universidad de Praga! ¡Trabajé muy duro para ganarme esa beca! ¡Tendría que haber terminado la carrera y estar trabajando! ¡Debería tener un futuro mejor!” siguió llorando. “¡Pero no! ¡Ese hijo de puta me secuestró y me convirtió en esto! ¡Me ha robado mi vida!”

“A todos, a todos… shhhhhhh”

“Yo no hice nada” Madara lo puso en la cama y con la ayuda de los demás limpió y vendó sus heridas. “Los actores fueron especialmente sádicos con él, mira cómo lo han dejado. Sigue sangrando por ahí abajo”

“Así lo pide el cerdo, cada vez peor” lo cubrieron con una sábana delgada para que durmiera bien. “¿Cómo llegaste tú aquí? Me dijeron que contrajiste una deuda”

“Yo no, un familiar”

“¿Y te vendió?”

“Era lo único ligeramente valioso que tenía para vender” el Uchiha se echó en el colchón. “A veces extraño Rumania, incluso a la persona que me hizo esto” sus compañeros siguieron escuchando. “Era mi único pariente, ¿saben? Mi hermano menor…”

“Te vendió. Si te consideraba tan poco, entonces no era tu familia”

-En un apartamento-

“No, mamá, estoy bien, pero mañana voy a necesitar esa cantidad para pagar eso que papá me dijo… sí, estoy seguro… claro que sí… no me hicieron nada… fue al salir de uno de mis cafés favoritos, me encanta el panqueque de arándanos… no, mami, estoy bien… claro, iré a chequearme con un médico mañana también si eso te hace sentir mejor… adiós” colgó y dejó el teléfono en su mesa. “Sobreprotectora”

“¿Hashirama?” alguien tocó la puerta. Abrió y se encontró a su novia, Mito Uzumaki. Ella estaba muy nerviosa, revolviéndose. “Tenemos que hablar”

“Claro, entra”

“No, tiene que ser aquí” ella  se revolvió aún más. “Supongo que no queda más… quiero terminar contigo” no le sorprendió, ella no era precisamente su tipo de todas formas. Sólo salía con ella porque era una buena chica y como amigos tenían buena química. “Sé que… es abrupto, pero… ambos nos merecemos algo mejor.”

“Está bien, yo entiendo” se quedaron un rato en silencio. “Éramos un mala pareja, ¿verdad?”

“Pésima” ella se rio con ganas. “Pero como amigos no estábamos tan mal”

“Eso mismo pienso yo” ella se retiró un poco. “Oye… he escuchado que trabajarás en el buffete de tu padre, bien por ti. Yo hubiera dado todo por…”

“No, no pienso trabajar ahí. Está lleno de codiciosos idiotas que sólo buscan dinero y no quiero convertirme en uno de ellos.”

“Entonces ¿Qué harás?”

“Todavía no lo sé, pero… ya te llamaré cuando sepa” se despidieron y cerró la puerta. Se puso la pijama, dispuesto a dormir mientras podía. Cerró los ojos… estaba en medio de un campo. De repente muchos senderos aparecieron a sus pies, llevándolo a puertas que se abrían y se cerraban continuamente. Todas ellas tenían imágenes dentro. “¡Ya basta!” gritó, cubriéndose los oídos. “¡Déjenme tranquilo!”

“Decide” las voces dijeron. “Decide”

“¡No sé! ¡No sé cual es mi camino! ¡No puedo decirlo!” siguió mirando a su alrededor. El perturbador sueño continuaba. “¡déjame en paz!”

“Ayúdame” una simple voz fue capaz de apaciguarlo todo, cerrando todas las puertas menos una y calmándolo todo de golpe. Hashirama levantó la cabeza, ahí estaba el chico que conoció antes, con una mano levantada hacia él, con ojos implorantes. Inmediatamente alzó las manos hacia él, con un sentimiento ardiendo dentro. “Ayúdame”

“¿Cómo?” la imagen desapareció y en esa puerta apareció un edificio. Lo reconocía… despertó cubierto en sudor, tapándose la cara. Al serenarse sus manos se dirigieron al pecho. ¿Cómo podía sentir tanta devoción hacia una persona que apenas había conocido? ¿Y pasión también? ¿Acaso era Madara su destino? ¿Aquel punto de inflexión que cambiaría el curso de su vida y le daría sentido? Sin darse cuenta tomó el teléfono y marcó un número. “Hola, sí… Soy Hashirama Senju, yo… quería preguntar si aún tienen una vacante.”

-La semana siguiente-

“Te he dado muchas oportunidades, muchacho” Butsuma habló mientras comía en la cena familiar de la semana, dirigiéndose a su primogénito. “¡Pero sigues igual de mal! ¡Así que el lunes mismo empiezas a trabajar conmigo en la oficina!”

“Sí, el lunes empiezo a trabajar” contestó el menor sereno. Todos parecían felices de que al fin hubiera entendido. “Pero no contigo en el buffete” sus sonrisas cayeron “Conseguí trabajo en la oficina del fiscal”

“¿En… en la…? ¡Eso no te va a dar mucho dinero!”

“¿Y? Es lo que quiero hacer” El patriarca estaba a punto de gritar, pero Tobirama le susurró algo al oído y se tranquilizó. Sí, tenía razón, les convenía tener a alguien dentro de la otra parte.

“Si es lo que quieres… espero que te vaya bien”

“Gracias” siguieron comiendo en paz. No pasó ni una semana para que en su oficina se presentara su padre, sonriente, con un favor que pedir. Uno de sus muy ricos clientes estaba en problemas por haber matado a alguien conduciendo borracho y necesitaba a alguien de dentro de la oficina del fiscal que arreglara la evidencia a su favor. “¿Esperas que yo…?”

“Claro, para eso entraste aquí, ¿no?” Butsuma se cruzó de brazos. “No te preocupes, no va a ser gratis. Recibirás la misma paga que cualquiera de mis empleados por los casos que arregles. No es una mala oferta, ¿verdad?”

“Tentadora para cualquiera” se hijo se levantó. “No”

“¿Qué?”

“No, no voy a arreglar tu caso. Es más, voy a asegurarme de que ese idiota se funda en la cárcel por lo que ha hecho” el mayor estaba sin habla. “¿Qué? ¿pensabas que me metí aquí para ser tu lacayo? No, quiero hacer una diferencia. Quiero mostrarle a todos esos malditos que creen que pueden jugar con las vidas de los demás porque tienen dinero que están muy equivocados y mandarlos al hoyo al que pertenecen.”

“Tú…”

“Este es sólo mi primer paso, pero créeme que pronto vas a estar escuchando más de mí” sintió mucho placer dejando a su padre atrás. Estaba seguro de que acababa de darle un duro golpe a sus finanzas, pero no importaba. Se sentía feliz. “Te encontraré, Madara” prometió “Te encontraré y tendrás la vida que mereces.”

 

Notas finales:

Espero que les guste


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