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Rosas Blancas por Aiko_Huang

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Notas del fanfic:

Es una historia triste ;-;

Espero les guste :'3

                     

 

La fresca brisa de la noche danzaba inocentemente sobre mi rostro, las yemas de mis dedos cosquilleaban, mi garganta se quejaba seca y la colilla de un cigarro dormía plácida entre mis labios. Divagaba sin querer entre mis recuerdos y los tuyos, hacía ya tanto que quería matarlos pero simplemente no lo hacía ¿Por qué? No, hacía ya otro rato que había dejado de hacerme preguntas.  

 

Fugazmente aparece el recuerdo de tu sonrisa y la sostengo masoquistamente frente a mis ojos, prediciendo que tal vez está sea la última vez. Y ¿Sabes? Te vez hermoso, efímero, casi llegando a la perfección.  

 

Como siempre, como nunca.  

 

Una sonrisa dolorosa y sincera bota aquella colilla que cae seis pisos al suelo. Y me pregunto:  

 

“Cruel vida, ¿Podría mi final ser igual?”

 

Supongo que no, aquella caída podría no resultar de manera efectiva, más lo último que necesito es agregarle otro dolor a la vida.  

Con temblor en las manos, saco otro cigarrillo que acaricia mis resecos labios antes de acercar el mechero y prenderlo con apenas fuerza. Siento unas tibias gotas caer sobre mi pantalón y bajando mi vista hacia donde han decidido descansar me pierdo en las rosas blancas que duermen bajo mis pies.   Rosas blancas...  

 

Aquellas flores tan tuyas, tan iguales y distintas a ti. Ellas son pureza, aquella que te rodeaba pero que jamás te llego a tocar. Admirando su belleza me doy cuenta que de pronto su color empezó a cambiar, motas negras caían sobre ellas despertándolas y haciéndolas bailar, haciéndome recordar.   ¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez?   Estabas en medio de diversas Linnaea borealis*, me acerque a ti y dijiste que buscabas flores para la boda de tu amigo. Te ofrecí tulipanes y margarita, pero a ti te gustaron las rosas blancas. Tú amigo vino a encargarlas al día siguiente.  

 

Aspire una calada del cigarrillo, cerrando los ojos y sintiendo el tabaco impregnar y manchar mis pulmones. Aquel mareo maldito y delicioso azotó mi cabeza y cerré los ojos en gozo enfermo.   ¿Sabías que antes no solía fumar? Asumo que no. ¿Sabes por qué empecé a hacerlo?  

 

Te encontré dos semanas después. Estabas sentado en una banca del parque, una palito blanco y fino reposaba en tu mano. Lo llevaste a tus labios y fue entonces cuando me notaste. Sonreíste y lo botaste después de apagarlo en la suela de tu zapato. Caminaste hacia mí y te presentaste; Oh Se Hun. Pronunciaron tus labios rosa.  

 

Bote el humo viéndolo salir en un color gris muy tenue, casi transparente. Sonrió al verlo pues recuerdo cuando me regañabas por sacar el humo blanco. Cada que te enojabas fruncías los labios.  

 

Tus labios...  

 

La primera vez que los probé fue tres semanas después de encontrarte en aquel parque, nos veíamos casi a diario desde ese día, en ese mismo lugar. ¿Lo recuerdas?  

 

Tus labios estaban húmedos porque pasaste tu lengua por ellos momentos antes, eran cálidos y tenían un sabor a dulce y algo más. Tú lengua escurridiza rozó la mía dentro de tu boca, sabía a tabaco y fresa.  

 

En ese momento debí notar algo, pues al separarte sacaste tu cuarto cigarro en una hora. Pero en ese entonces estaba ciego.   Las puntas de mis dedos volvieron a cosquillear y apenas los sentía, afloje el nudo de la manga y di otra calada al cigarrillo. Mis párpados empezaban a pesar. No tardaría en quedarme dormido.  

 

Una suave melodía sonaba dentro del apartamento pero el cansancio me obligaba a mantenerme sentado en aquélla salida de emergencia. Era una bonita melodía. Creo que hoy me siento curioso, ¿Recuerdas cuando programaste esa melodía especialmente para tu contacto?  

 

Estábamos sobre mi cama, en la habitación que está justo tras de mí. Dijiste que la canción se llamaba "Claro de luna" y que siempre que la escuchará pensará en ti. Y eso hago. Lo raro es que hace mucho no la escuchaba sonar, no desde que dejaste de llamar.  

 

Una fuerte brisa fría abrazo mi cuerpo por un momento, botando mi tabaco y haciéndome estremecer... pensando en eso, desde mí ¿Alguien más te ha hecho estremecer?  

 

Recuerdo cuando yo lo hacía. Aún puedo sentir tu piel erizarse bajo mi tacto, puedo escuchar tus suspiros, las mordidas que dejabas en mis hombros y el calor que emanaba tu cuerpo al estar bajo el mio. Juraría que aun puedo sentirte y sentirme dentro de ti, escuchando tus lloriqueos de placer.  

 

¿Tú también lo recuerdas? O solo soy yo queriéndome engañar una vez más.  

 

Un cigarro más baila de nuevo sobre mis labios, me ha costado encenderlo un poco más. ¿Por qué fue que me volví adicto a estos palitos de nicotina?  

 

Oh, sí, ya recuerdo.  

 

Fue por ti; decías que te ayudaban a relajarte. Aunque no comprendía porque siempre estabas tan tenso. Así que empecé a prestarte más atención. Iban casi dos años y medio de que estaba contigo. Y hasta ahora aun me pregunto cómo no me di cuenta; nunca soltabas tu celular, desaparecías los fin de semana y usabas un collar con una inicial que no era la tuya “C”. ¿De tu mamá decías? Lo triste es que nunca supe cómo se llamaba...   ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que te vi? ¿Tres meses? ¿Cinco? ¿Siete? Deje de contar los días cuando encontré a tu amigo, el que se casó.  

 

¿Sabes que es lo irónico? Apuesto a que eso si lo sabes. A que él te lo contó.  

 

Me dio las gracias, dijo que las rosas estaban hermosas y me invito a la fiesta que haría para la reanudación de sus votos, dijo que quería hacer aquello para que su esposo viera que si lo amaba, pues habían tenido algunos problemas. Me dio una invitación... ¿Y sabes? tu nombre estaba al lado del de él.

 

  Exhale la última calada del cigarrillo, tire la colilla y tome el último que quedaba en la caja. A duras penas logre prenderlo y llevarlo a mis labios, ya no sentía las manos y apenas el cuerpo, tenía demasiado sueño ya y aquella melodía dulce volvía a sonar.   Dime algo, ¿Sabías que no soy coreano? En realidad soy de China, Qingdao en específico. Creo que no lo sabías, nunca preguntaste, ¿Acaso sabias algo de mí? ¿Mi color favorito? ¿Mi cumpleaños? ¿Te aprendiste si quiera mi nombre?  

 

Yo sé que no sabía más de ti que tu nombre y que tenías una supuesta madre cuyo nombre empezaba con “C”. Y no es porque no me importaras, siempre que preguntaba por tu vida o familia lo evadías besándome desesperadamente y termináramos sudados y envueltos en las sábanas.  

 

¿Acaso es que fui tan poco para ti?  

 

La última calada al cigarro dejo caer la colilla, sostuve el humo al menos 30 segundos. Al soltarlo las delicadas ondas grises bailaron alejándose de mí. Y por más redundante que parezca me recordaron a ti; tú fuiste mi tabaco.  

 

Ligero al conocerte, como al dar la primera calada, me mareaste al entrar a mi vida, como al retener el humo para que llegue a tu cerebro, y luego te desapareciste en el aire como si no hubieras existido nunca; dejándome mareado, débil y con aquel cáncer corroyendo mis pulmones. Aunque eso último es lo que menos me importa en este momento.  

 

Graciosamente acabo de recordar lo último que me dijiste el día que te fuiste tan normal como siempre, y no es que haya sido especial pues era algo que decías cada que te ibas, y que nunca comprendí por qué...  

 

“– Ya me voy, si no vuelvo, recuerda que nos vemos en el hades–.”  

 

Conveniente para una despedida, ¿No crees?   

 

Suspiré una última vez y con la poca voz que me quedaba:  

– Te esperare, SeHun...– susurré al viento.   

 

Escuchando las notas del claro de luna perdiéndose en algún lugar de la infinidad, cerré los ojos viéndote brillar con tu sonrisa perfecta, tomado de mi mano mientras caminábamos sin rumbo a cualquier lugar al que quisiéramos llegar...                                              

 

 

 

 

 

 

Está madrugada se reportó el hallazgo del cuerpo de un joven, de 21 años de edad, sentado en las escaleras de emergencia del edificio donde vivía.  

 

Fue encontrado por una mujer del piso inferior cuando salió por la mañana a regar sus platas y las hallo salpicadas por un líquido rojizo viscoso.  

 

En una de sus manos fue encontrada una cajetilla de cigarros junto a una nota que decía:  

 

 

“Con tu llegada encontré el placer y con tu partida el delirio. Nos vemos en el hades. OSH”  

 

El joven respondía al nombre de, Huang ZiTao.                          

 

 

 

Algunos se matan con alcohol, otros con drogas y yo…    

 

 

 

 

Notas finales:

No olvides que puedes dejar un review, por si te gustó! *-*


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