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El niño que moría en vida por TitaniaFru

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Prólogo

Un niño pequeño dormía acurrucado en una esquina del coche, estaba agotado, llevaban casi una semana en el coche y no habían parado, no entendía lo que sucedía, pero el presentimiento de que no era nada bueno lo que le esperaba no paraba de atormentarlo.

Poco después de llegar a una pequeña ciudad salieron del coche, caminaron hasta un pequeño parque plagado de arboles y césped, cuando el pequeño se dio la vuelta para mirar a sus tíos comprendió que se habían marchado.

Aún así les busco durante semanas, llamando la atención de muchas personas.

El infierno no había echo más que empezar.

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El comienzo de una pesadilla 

La tarde era fría, invitaba a las personas ha quedarse en sus casas para así resguardarse del gélido viento, pero un joven caminaba a pesar de ello por las calles, peligroso y audaz, eran las palabras con las que definían al chico todos aquellos que le conocían, y realmente todos en la ciudad le conocían, era imposible que alguien no lo conociera, diariamente recorría todas las calles de la ciudad, sin dejar ninguna.

Realmente era conocido pero nadie sabia donde vivía, si tenía familia, ni de donde había salido.

Verdaderamente era un misterio.

El cielo gris daba un aspecto ligeramente lúgubre a la ciudad, el joven azabache caminaba con una tranquilidad inquietante por las oscuras calles, imperturbable.

Comenzó a rememorar las veces que había corrido por aquellas calles, huyendo o simplemente paseando, se detuvo frente a un muro y tras mirar que nadie lo viese camino hacía el traspasándolo.

Caminó con tranquilidad, sin inmutarse por el cambio, y se dirigió hasta un banco, donde pidió la asistencia y habitual discreción de el goblin que se hacía cargo del lugar, poco después fue llevado hasta un despacho que aunque era lujoso no era ostentoso.

Dentro de poco cumpliría la mayoría de edad y debía arreglar las cosas para poder heredar todo lo que le habían dejado sus padres, realmente era un poco molesto pero dado que no tenía nada mejor que hacer era un buen pasatiempo.

Generalmente pasaba su tiempo leyendo y comprando libros de todo tipo, aprendiendo todos los hechizos y opciones que podía, obteniendo información de todas la especies existentes y conocimientos de todo tipo.

Era poderoso tanto en la magia como en las riquezas.

Por ello y por la molesta fama que al parecer le perseguía, había decidido tras hablar con los goblin's que llevaría todo ello con la mayor discreción posible, y sin hablarle a nadie nada sobre él.

A los once años se enteró de que era mago y de que el mundo de la magia existía, fue una grata sorpresa hasta que intentaron llevárselo a una escuela y a un orfanato, la escuela no le parecía mala idea pero se sentía a gusto con ir a ella, tenía un mal presentimiento. Verdaderamente escapó cerca de sesentaicuatro veces de los aurores, ciertamente no se cansaban de buscarlo, claro que después descubrió que al ser tan famoso e importante, el simple echo de que haya vivido toda su infancia en la calle era inaceptable y un escándalo, además de que le daría muchos problemas al ministerio si aquello llegaba a saberse.

Bueno a pesar de todo el ya sabía hacer magia desde antes, la utilizaba para hacer pequeños trucos y ganar un poco de dinero para poder comer, pero jamás imagino que un mundo entero le esperaba, un mundo en el que podía mostrar lo que sabía sin temer, aprender más sobre su magia y sus raíces, donde tenía un sustento para poder vivir y una casa que le dejaron sus difuntos padres.

Aquello era más de lo que nunca espero conseguir.

Viró suavemente el rostro y observó como un goblin entraba al despacho.

-Es un placer volver a verle joven Potter.

-El placer es mío Sederk.

El goblin suspiro, aquel muchacho era muy poderoso, pero aunque la magia que lo envolvía era muy fuerte no resultaba agobiante ni atemorizante, más bien era todo lo contrario, su magia y su presencia hacían un conjunto muy dulce que además de ser adictivo te hacía sentir como si estuvieses en el mismísimo cielo, te brindaba una calidad y una tranquilidad francamente impensables.

Una magia simplemente hermosa y cálida.

Además de el echo de que el joven heredero de los Potter era muy poderoso, también podía presumir de tener un encanto natural nato y talento para todo lo que se propusiera, también poseía una educación exquisita, no se dejaba llevar por sus impulsos y su inteligencia era impresionante, no podía encontrar ningún defecto en el chico, salvo quizás el echo de que tiene el impresionante don de meterse en problemas con facilidad.

-Le traigo buenas noticias señorito Potter.

El azabache miro con interés al goblin: - ¿ Y cuales serían esas buenas noticias señor Sederk?

-Sabiendo de su condición he conseguido que se le conceda antes de sus diecisiete una de las casas que ha heredado de sus padres.

La emoción embriago el rostro del azabache que miró con emoción al goblin: - ¿Y cuando me concederán la casa?

- Dentro de un par de meses habré arreglado todos los papeles para que se le entregue la casa.

El goblin miró como su joven amigo se levantaba de la silla con emoción, y para su horror se dio cuenta tarde de que el muchacho lo estaba abrazando, antes de que pudiera quejarse le soltó.

-Gracias, en verdad te lo agradezco Sederk, esto es increíble - pasó con nerviosa felicidad las manos por su cabello, despeinandolo ligeramente.

-El único inconveniente es que en poco tiempo todo el mundo mágico sabrá que usted a regresado.

-Da igual lo que digan, no pienso luchar contra el señor oscuro - le resto importancia.

-Si no estas contra él, estas de su lado.

El joven suspiro y volvió a sentarse con ligera pesadez: -Se que si no peleó contra él la sociedad mágica considerará que estoy de su lado y soy un traidor, pero aún así no voy ha sacrificarme ni ha involucrarme.

-Te va a resultar duro ignorar lo que sucede.

-¿Crees que no lo sé? No me gusta la guerra ni el dolor, sentiré inevitablemente ganas de ayudar a todo el que pueda.

-Bueno, esperemos que no te metas en problemas - el goblin suspiro sabiendo que sería imposible - necesito que firmes estos papeles y ya podrás marcharte.

Poco después el ojiverde ya estaba saliendo del banco, ahora debía ir a arreglar unos asuntos que tenía con sus " amigos ".

En media hora había conseguido llegar a la otra punta de la ciudad,a los suburbios, haciendo uso de su magia obviamente. Sonrió con pereza al pequeño grupo que vigilaba la entrada mientras fumaba, el pequeño grupo se tenso visiblemente y asintió con reticencia en su dirección, sabían a que venía.Entró a paso lento en el desolador almacén, miró con aburrimiento como todos comenzaban a seguirlo, sabiendo lo que podía ocurrir.

-Harry, amigo mío ¿cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos hemos visto? - un moreno se acercó con una sonrisa de alegría al azabache.

Pero una sonrisa sarcástica le fue devuelta: -Déjate de tonterías, sabes a lo que vengo ¿Cierto Lobo?

-No hace falta ser tan frío, y claro que se a que vienes mi querido príncipe - le devolvió una sonrisa irónica - eres demasiado serio.

-El echo de que no sea agradable contigo es sólo tú culpa y la de tu banda de matones.

-Te he dicho que te relajes, no seas tan agresivo - río y deslizó uno de sus brazos por los hombros del azabache - ya está todo arreglado, los jodidos críos serán tuyos en poco tiempo.

El ojiverde apartó con molestia el brazo del más alto: - ¿Cuando me los traerás?

El más alto suspiro con resignación: -Siempre tan arisco, están terminando de ponerlo todo en orden, la confirmación ha llegado, sólo falta que pasen los tres meses...

-Dos meses - le interrumpió.

-¿Cómo? - cuestionó confundido.

-Las cosas se han adelantado, dentro de dos meses tendré las cosas listas, los quiero para entonces - explicó.

-Oh, bueno, supongo que podremos adelantarlo todo un mes, pero necesitaríamos un incentivo para poder hacerlo, ya sabes - ronroneo con diversión.

El azabache encaró una ceja en su dirección: -Supongo que si seguís sin abusar de nadie podría intentar... Perdonar vuestro desliz - espetó con sarcasmo.

-Eso sería bueno - extendió una mano - ¿entonces, trató echo?

-Trató echo - agarró la mano del contrario cerrando el trato.

Notas finales:

El fanfic me pertenece y no volvera a ser subida en wattpad. 


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